Olga es abandona por su marido con dos hijos pequeños, dejándole toda la responsabilidad. De forma abrupta debe enfrentarse a sus fantasmas, a la pérdida de su propia identidad y a la posibilidad de que la vida nunca vuelva a la normalidad. Asistimos a un drama psicológico al estilo Ferrante, descarnado, brutal, durísimo. Sin hipocresías, presenta los demonios de la maternidad, del abandono, de la búsqueda y reconocimiento de una identidad propia en una mujer que no tenía ninguna forjada. Conmovedor, horrorizante a veces, crudo todo el tiempo. Jamás indiferente ante su lectura, sientes cosas todo el tiempo, algunas no muy agradables. Lo vuelve a lograr la autora, es increíble su estilo y la manera en que nos hace vivir sus historias. |