Charlie y la fábrica de chocolate

Este libro, como todos los del autor, llevan mucho tiempo en mi lista de libros por leer. Pero como me ocurre muchas veces, pues tardo en ponerme con ellos. Este libro entro en mi radar porque una de las salas de un club que suelo regentar XD.

Empezaré hablando un poco de lo que me ha producido la historia. Y es que aunque no es una trama muy enrevesada ya que simplemente es un chico pobre, que quiere comprar sus chocolatinas favoritas y solo puede hacerlo en fechas concretas como su cumpleaños. Es cierto que durante toda la historia el autor nos va dejando pequeños detallitos para que los lectores más juveniles vayan forjando su personalidad y aprenda sobre la vida. Lo que pasa es que algunas cosas me parecen un tanto crueles y violentas

Una de las cosas que más me gusta del libro es la gran imaginación que demuestra el autor. Y es que nos cuenta que Willy Wonka ha creado mil y una cosa, como por ejemplo chicles con sabores que no se gasta, o casas de chocolate que nunca se derriten. Pero no solo se centra en las comidas sin que también en personajes que nunca han existidos como los Oompa loompa, en situaciones como tragarse a un niño por un tubo y aparecer en el otro lado perfectamente, o crear máquinas que no existen tampoco en la realidad. Pero no voy a contar más cosas porque quiero que lo leáis.

Informándome un poco para la reseña he leído que por la creación de los Oompa loompa y sobre todo por el color de piel que le puso el autor, aparecieron pensamientos por medio de la sociedad de racismo. Por eso conforme ha pasado el tiempo se han hecho arreglos y se han quitado la nacionalidad de los Oompas y les han hecho nacer en Oompalandia
Me he quedado un poco loca cuando investigando para esta reseña y me he enterado de que tiene una segunda parte llamada Charlie y el gran elevador de cristal!. A lo mejor por ese sentido note el final tan cortante y sin mucha explicación y es que puede que estos dos libros fueran en un principio solo uno, pero se separaran por recomendación de editores.
Unas de las temáticas que tratan en el libro que me gusto mucho es la del tema de la industria de empresas y su espionaje a la hora de copiar productos que las empresas usan. Aunque me parece que se toca tan superficialmente que me dejo con ganas de saber más.

Si quieres leer la reseña completa puedes hacerlo el año que viene en mi blog que es:
Https://perdidaenmismundos.wordpress.com

¿Releerlo? tal vez con el tiempo, a mis nietos, o algún niño que tenga en mi vida.
¿Recomendar? es divertido, ¿por qué no?.
Enlace: https://perdidaenmismundos.w..

Leído en la sala Libro de Cine del Club Literario Atreyu donde en la LC rebañamos el chocolate hasta chuparnos los dedos. Aunque no había leído la novela, sí conocía la historia gracias a Tim Burton por lo que en el libro no he encontrado grandes sorpresas.

Agradezco que se lee muy fácil (y muy rápido) y que tiene ese punto especial de magia/originalidad/cuento/enseñanza 🪄❤.

Solo puede quedar uno... ¡Vamos Charlie!

Puede que, como decía el gran JB, "la vie ne fait pas des cadeaux", que la desigualdad social galopa rampante y la justicia está desaparecida en combate, con tanta nutrición inadecuada y tanta infravivienda, tantas lágrimas de ira rodeando la opulencia así que... ¿A quién le amarga un dulce?

Después de aleccionarnos en Gremlins acerca del irresponsable quebranto de las normas Mr. Dahl nos fabrica un cuento de hadas en el que el bosque es una factoría de maravillas, el hada buena un inventor borde y los enanitos... unos enanitos cantando y brincando mientras elaboran, a salvo del espionaje industrial y el robo de la propiedad intelectual, alimento para nuestra alma sedienta, para nuestro yo en crecimiento perpetuo.

Siempre he visto este cuento como una incursión de guerrilla contra la globalización (por lo del chocolate: aún recuerdo el poco cacao que había en las tabletas de mi infancia, y lo costoso que es encontrarlo en África, y Neuchâtel y Vevey, Suiza), contra el orden mundial, contra la sangrante desigualdad entre Augustus y Charlie: un envoltorio de risas y fantasía contra el cielo gris y la nieve sucia.

Lo he leído ahora siendo adulta por primera vez en la vida, y aunque me parece fantástica la manera de Roald Dahl de contar historias, con esa fluidez y claridad, no es una historia que me guste especialmente. Es verdad que se lee rápido y que las descripciones de lugares y personajes te hacen verlo con claridad como en una película (no he visto ninguna de ellas), pero es ese punto (la descripción de los personajes) lo que no me acaba de gustar. Decir que uno es gordo a reventar, presentar a otro niño llevando un montón de armas encima, que los trabajadores de Willy Wonka sean personas negras que recogió de la selva a cambio de cacao representando la esclavitud... No me gustó nada de nada.

Todos deben conocer la trama, a sí qué no la contaré. Me gustan las novelas de Roald Dahl, siento que son fantasía combinada con la realidad. Podría parecer una historia sin sentido, y es qué tal vez lo es, pero, a veces las cosas deben ser representadas de una manera extraña para realmente ser comprendidas… o eso creo.
Lo leí hace tiempo, cuando era un poco pequeña, aunque no lo suficiente como para no entender la narración. Siento que los personajes fueron descritos de tal manera que desde el primer momento ya me caían todos mal, pero ese era el sentido, ¿no? Bueno, el caso es qué, siempre creí que todos ellos merecían todo lo que les pasaba durante la historia, (sobre todo a los que nunca hacían lo que debían). Pero, eso es mío.
Es una novela que contiene muchos detalles sobre el lugar y los acontecimientos, esto me pareció bien en este caso, ya que nos adentramos al mundo, a la historia. Por la cantidad de páginas que tiene, se puede considerar una novela extensa, sobre todo por el hecho de que sea para “niños”, aun así, por lo que quiere representar esta historia, me parece demasiado bueno.

Una historia fabulosa, en todos los sentidos: imaginativa, fantástica, emotiva, divertida, ingeniosa... Para mi gusto, una de las mejores obras infantiles de Roald Dahl. No la leí cuando era niño, pero como adulto creo que es extraordinaria, y muy apropiada para alguien que sea padre o educador. Hay grandes lecciones sobre cómo educar y no educar, muchas de ellas expresadas con agudeza en las canciones de los Oompa Loompa (que son mejores en el texto de Dahl que en las adaptaciones cinematográficas). Sus letras no tienen desperdicio. Y cada uno de los compañeros de Charlie en la visita a la fábrica representa una actitud errónea ante la educación (paternalismo, educar sin límites, sobreprotección, etc.). Vamos, que si para un niño este libro tiene mucho interés y es verdaderamente entretenido, divertido y pedagógico, mucho más para un adulto. ¡No dejéis de leerlo!

Esta es la historia de Charlie Bucket, un niño que vive con sus dos padres y sus cuatro abuelos en una pequeña casa a las afueras de la ciudad y que, debido a la pobreza en la que viven, pasan las verdes y las maduras para subsistir. En la misma ciudad donde Charlie vive está ubicada la Fábrica de Chocolate de Willy Wonka, uno de los chocolateros más importantes del mundo e inventor de las delicias más apetecidas por los niños y los competidores del mismo Wonka.

Si bien la realidad de Charlie parece destinarle una vida llena de sufrimientos y fracaso, el anuncio intempestivo de parte del señor Wonka de invitar a cinco niños a que visiten su fábrica, su amor por el chocolate y un par de sucesos hijos del azar; le dan otro rumbo a la vida de Charlie y de toda su familia.

De lo que he leído de Roald Dahl, para mí Charlie y la fábrica de chocolate es la historia en la que el autor derrocha todo su ingenio creativo. En esta pone a prueba la imaginación de los lectores y bota por la borda cualquier atisbo de verosimilitud para construir una historia con un contexto bastante cercano al lector, pero lleno de elementos maravillosos tan propios de Dahl.

Si bien la imaginación de Dahl para construir su fábrica es increíble —creo que a pocos autores se les hubiera ocurrido pasar a un segundo, casi tercer plano, las máquinas y la tecnología convencional en los procesos de manufactura—, esto no sucede con los personajes del libro. Todos ellos son bastante estereotipados y un poco predecibles en su actuar: acá nos encontramos con el niño pobre que no tiene nada más que sus ilusiones, la niña rica caprichosa, la niña a la que los papás le aplauden todo lo que hace, el adicto a la televisión y el glotón.

Eso sin dejar de lado la clara referencia al racismo y el esclavismo que Dahl aborda para mostrar el origen de sus oompa-loompas: pigmeos negros africanos que fueron llevados a la fábrica en cajas.
Igual, creo que el libro viene de otros tiempos y otras latitudes donde estas cosas estaban más normalizadas dentro de la cultura popular y no tenían el impacto que tienen hoy en día menciones tan a la ligera de estos temas.

Este fue otro de los libros que hizo parte de mi formación como lector en aquella época de la primaria en que íbamos a la biblioteca del colegio para que la profesora Ruth nos leyera la historia. Luego, cuando salió la película de Tim Burton en el 2005 fue genial poder ver la historia que tanto recordaba —no tenía ni idea que había otra de 1971 y no recordaba todos los detalles que quedaron por fuera de la película—. Creo que haber vuelto a leer la historia tanto tiempo después no ha cambiado nada de lo que siento por ella, sin duda he cambiado como persona, como lector y demás; pero sigo recordando con mucho agrado esos tiempos y el asombro que me causaba cada uno de los sucesos —cada uno más extraño que el anterior— dentro de la fábrica de Willy Wonka.

Siempre he pensado, sea recordando otra historia u otras, en cuántos Charlies hay allá afuera esperando por su boleto dorado que les cambie su vida. Niños que vienen de la miseria absoluta y que palean el hambre de la forma menos adecuada posible según el alcance de sus “comodidades” y que, sin ese boleto, están condenados a morir en la misma miseria. Charlie no es el redentor de ellos, no es su salvador; en el fondo es el recuerdo de que la fortuna solo le sonríe a unos pocos, mientras los demás solo cargan con su destino.

Uno de mis libros favoritos de la adolescencia y la adultez. Charlie y la fábrica de chocolate es un libro ideal para niños, adolescentes y grandes porque las aventuras de Charlie en la fabrica de Willy Wonka son de los más entretenidas y la imaginación de Roald Dahl es sorprendente y maravillosa, sin dejar de lado su característico humor negro.

Si quieres leer un libro de aventuras y pasar un rato entretenido este es ideal.

Charlie Bucket, un niño muy pobre que vive en una humilde casita con sus padres y abuelos, sueña con poder visitar la Fábrica de chocolate de Willy Wonka, que lleva años cerrada al público. Su dueño organiza una visita especial para los cinco niños que encuentren los cinco billetes dorados que están escondidos en las tabletas de chocolate que ha distribuido por todo el mundo. .
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Los afortunados ganadores, además de poder entrar a la fábrica, se llevarán un cargamento de chocolates y chucherías de por vida y el ganador recibirá también un premio especial. Augustus Gloop, Veruca Salt, Violet Beauregarde, Mike Teavee y Charlie Bucket serán los elegidos para vivir tamaña aventura y adentrarse en el fascinante mundo de Willy Wonka y sus umpa lumpa.
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La obra ha sido adaptada al cine en dos ocasiones: Willy Wonka y la Fábrica de Chocolate (1971), escrita por Roald Dahl, dirigida por Mel Stuart y protagonizada por Gene Wilder, y Charlie y la fábrica de chocolate (2005), dirigida por Tim Burton y protagonizada por Johnny Depp.
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Vi la película.
Pero con Gene Wilder. Me gustó
Pero me dejo reacio por eones a leer el libro.
Ahora, tras “ Matilda “ y “ La cata “ me he decidido.
Este Galés si que me sorprende. Convierte un simple relato de crecimiento personal. En una tierna pero retorcida, y por momentos denigrante historia.
Pero me compensa con la “ movilidad” con la rapidez de desplazamiento de la misma. Con la deliciosa forma de proporcionar a cada personaje lo que le corresponde. Bueno o malo.
Su despliegue imaginativo, prácticamente convierte en guion su novela.
Llevada al cine ofrece un dulce viaje de sabor visual. Tanto por las escenas como por el producto.
Charlie es un niño marginal. Que obtiene el premio que su generosidad, solidaridad y amor a su familia le granjean.
Me ha dejado con un agradable regusto a Chocolate sustituto ( en este caso enaltecedor ) del amor. Y con un caramelo de sabor eterno en la boca.
Willy Wonka... el mejor es el ahora denostado Johny Depp. Y los Oopa Loopas están ,ahora, ente mis compositores y cantantes favoritos.
Charlie... lo que te espera...Pero nada comparado con tus cuatro compañeros.