Me sorprende lo desapercibida que se encuentra esta recopilación de relatos de John Connolly del radar de los amantes al terror. Quizás porque fue publicada en una época donde no existían las redes sociales o porque no solemos asociar a Connolly como autor referente del género, centrándonos más en su vertiente de autor de novela negra. O simplemente la razón es que he sido yo el que ha llegado tarde al descubrimiento de esta fascinante colección de historias que ha conseguido que pase por más de pasar un momento de sobrecogimiento y diversión. Soy consciente que este libro de relato no es perfecto. Aunque tampoco esperaba gran cosa, por cierto, pero tras terminar de leer la propuesta podría arriesgarme a recomendar estar colección como una de esas apuestas ideales para regalar a todos aquellos que quisieran iniciarse en todo eso que amamos los que leemos terror. Una colección de relatos contundente, variada, consciente de aquello que tiene entre manos y, sobre todo, honesta y sincera con el lector. De ahí que encontremos entre sus palabras todos y cada unos de los horrores que nos suelen acompañar en nuestras pesadillas hasta conformar esas veinte historias que componen esta recopilación. Desde pinceladas de vampiros a otras de demonios, fantasmas, brujas, criaturas lovecraftianas y otro tipo de entidades, maldiciones, payasos, folclore, hombres lobos, casas encantadas o lo que sea que nos pase por la cabeza, manteniendo un cierto nivel de entretenimiento que consigue que no te aburras en ningún momento entre sus páginas. Claro está que la antología adolece de capacidad de sorpresa y que, en cierto modo, peca de querer acercarse demasiado al fatalismo que impregnan este tipo de historias. De ahí que abuse de ese recurso tan manido de culminar los relatos con un leve giro final que nos recuerde que nunca podremos relajarnos ante el eterno enfrentamiento contra el mal, pero son detalles que no entorpecen la experiencia generada a lo largo de su lectura, manteniendo la satisfacción por las historias e invitando al lector a continuar con la siguiente. Entre las veinte propuestas destacaría el comienzo de la recopilación, en donde nos acercamos a la esencia de la maldad con ese Vaquero del cáncer cabalga que aprovecha su esencia para diseminar la muerte a su paso. Es el relato más extenso y con mayor desarrollo, lo que permite crear ese mal cuerpo que merece este tipo de historias, en cierto, modo filosóficas. También me entusiasmó esa fijación por atormentar a los niños que surge en narraciones como el Rey de los Elfos, Nocturno o también, en cierta medida, con ese acercamiento al vampirismo que nos ofrece La nueva hija, relatos que apelan al temor inherente a esa terrible sensación de perder aquello que más quieres. También destacaría ese cuento que, desde su título da lo que promete: La señorita Froom, vampiro, narración que no deja de presentar una alternativa sencilla y certera acerca de la criatura que tanto amamos. Pero es que cualquiera de las historias tiene momentos de inspiración. Colegios con rituales iniciáticos, demonios encerrados bajo tierra dispuestos a regresar, aguas estancadas que esconden maldiciones, brujas dispuestas a cumplir sus ancestras maldiciones, pequeñas ninfas dispuestas a ofrecerte inspiración a cambio de un poco de sangre, exploraciones hacia lo desconocido…un crisol de historias que entretiene consiguiendo lo que todos estamos buscando: pasar un buen rato leyendo historias de miedo. + Leer más |