¿Hay algo que no se puede contar de una de las historias más icónicas sobre la venganza?
Esta maravillosa historia comienza con Edmundo Dantes, un marinero del Faraón, que en su último viaje falleció el capital, como última voluntad le pidió que dejara un mensaje en la isla de Elba, que presuntamente era para Napoleón, a su vuelta es ascendido a capitán, y lleno de felicidad por su futuro matrimonio con Mercedes no es consciente de las envidias de las personas que lo rodean.
El día de su boda es arrestado y encarcelado en la isla de If, debido a los celos generados entre Danglars, un compañero celoso de sus logros, y de Fernando Mondego, un primo de Mercedes enamorado de ella, ambos jóvenes en una borrachera escriben una carta denunciando a Edmundo como bonapartista ante el fiscal de Villefort, quien al inicio pensaba soltarlo rápidamente, pero al ver que la carta era dirigida a su padre y sin ganas de verse implicado, le da una condena de por vida.
Sin comprender razones del porqué de su encierro y cansado de su soledad tiene la suerte de coincidir con otro prisionero, el abate Faria, quien le hace ver el complot del que ha sido víctima, lo instruye en diversos temas y él informa de una forma de escapar y de un tesoro, razón por la cual ha sido prisionero, es que esta historia da su inicio.
Muchos años después la llegada de un Conde cambiara las vidas de todos los personajes.
“El conde, fuese prestigio ficticio, fuese prestigio natural, llamaba la atención en todas partes donde se hallaba; no era su frac negro, sencillo y sin condecoraciones; no era su chaleco blanco sin ningún bordado; no era su pantalón, de cuyo botín salía un pie de la forma más delicada, lo que llamaba la atención; eran, si, su blanca tez, sus cabellos negros y rizados ligeramente, su rostro sereno y puro, sus ojos profundos y melancólicos, en fin, su boca dibujada con una delicadeza maravillosa, y que sabía tomar tan fácilmente la expresión del mayor desdén, lo que hacía fijar en el todas las miradas.
Podía haber hombre más apuesto; pero seguramente no los habría más significativos (permítasenos esta expresión); todo en el conde quería decir algo y tenía su valor; porque la costumbre del pensamiento útil había dado a sus facciones, a la expresión de su rostro, y a sus gestos insignificantes, una flexibilidad y una firmeza incomparables”
Es con la llegada de este misterioso personaje que la historia de venganza comienza.
Este es un libro que habla por sí solo, el rencor de un hombre por arruinarle la vida y las consecuencias de estas, más el amor y gratitud con quienes siempre lo apoyaron y cuidaron hacen un choque que lo harán replantearse todo lo que ha realizado.
El único pero que puedo ponerle a esta historia es que la última parte perdió mucha de la fuerza con la que inicio el libro, un final un tanto decepcionante para este personaje al que acompañamos a lo largo de muchas páginas, y realmente fueron muchas.
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