Cuando se habla de clásicos de la literatura, muchísima gente está de acuerdo en que todos (o muchos de ellos) son obras fascinantes. Se dice de ellas que son "auténtica literatura", pero pocas veces se leen con ojo crítico. Y, si bien no debemos leerlas desde un punto de vista presentista, sí debemos analizarlas en profundidad para poder entender un poco mejor lo que hemos leído. The Picture of Dorian Gray es una obra que se presta a ese tipo de análisis, y en esta reseña voy a intentar comunicar lo que he sentido mientras leía, aunque sea de manera resumida. Oscar Wilde fue una persona... complicada, cuanto menos. Vivió en una época de represiones, de ideales muy conservadores que le llevaron, en última instancia, a ser encarcelado por indecendia grave, y más tarde a morir en la indigencia. En The Picture of Dorian Gray, su única novela, Wilde nos habla de temas como la supremacía del arte, la duplicidad, la decadencia y la belleza, y lo hace con maestría, a través de Lord Henry Wotton, Basil Hallward y el propio Dorian Gray. ¿Qué decir de estos personajes? Cada uno de ellos representa, de alguna manera, una versión de Wilde. La novela nos muestra, en ocasiones, conversaciones sobre el hedonismo y el esteticismo (del que Wilde era portavoz), que dan forma cada vez más al carácter de Dorian, el personaje protagonista. Lo que más me ha gustado de la novela es la evolución de Dorian. Empieza siendo un muchacho tímido, bueno, casi apocado, que no ha roto un plato en su vida. Pero todo eso comienza a cambiar cuando conoce a Lord Henry, que empieza a corromper su mente inocente. Wilde es mordaz y súper certero a la hora de retratar la caída a los infiernos de Dorian, y eso es el punto fuerte del libro. Sin embargo, hay algo de lo que peca la novela, y es de exceso de información. Hay capítulos enteros que, más que narración, son exposición. En esas ocasiones, resulta complicado seguir el hilo de la historia porque (y esto es mi opinión), Wilde sabía mucho de muchas cosas y te las quiere mostrar con todo lujo de detalles, y queda pedante por su parte, la verdad. Si quisiera leer sobre arte, perfumes, bordados y música, leeré libros sobre esos temas o un ensayo, no una novela de ficción. Además de eso, a veces hay conversaciones muy absurdas en la historia que creo que sirven más para dramatizar que para comunicar algo concerniente a la trama o los personajes. En conclusión, The Picture of Dorian Gray ha sido un clásico más para mí. Tenía que leerlo para poder hablar de él con conocimiento de causa, y eso he hecho. + Leer más |