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Sin palabras y con una sonrisa en la boca, así me dejó el redondo final de esta lectura. Nuestros protagonistas: Basil Hallward un reconocido pintor, Dorian Gray, un joven de extraordinaria belleza retratado por Basil y Henry Wotton, amigo de Basil, son caballeros elegantes, educados, cultos y respetables aparentemente, típicos caballeros de la época victoriana. Henry cautivará a Dorian con un discurso sobre la belleza, la juventud y la moral alimentando su ego y vanidad que traerá sus consecuencias. Me ha gustado muchísimo, he disfrutado de cada palabra, y es que Wilde no podía ser más ácido y sarcástico en sus muchas perlas de crítica social hacia una sociedad victoriana, caracterizada por el puritanismo, pero con una marcada doble moral de la que se hicieron eco la literatura y el arte de la época. No es de extrañar que su publicación supusiera una conmoción en la sociedad de la época, que Wilde intentó arreglar después reescribiendo la historia. Cautivada por la narración poética y por las interesantes reflexiones filosóficas que nos deja a través de sus personajes, algunas tremendamente actuales y otras más cuestionables. |
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