InicioMis librosAñadir libros
Descubrir
LibrosAutoresLectoresCríticasCitasListasTest
Críticas sobre La edad de la inocencia (53)
Ordenar por :   Fecha   Los más apreciados  



Añadir crítica
belaira
 05 July 2021
No había leído nada de Edith Warton y debo decir que me ha gustado su narrativa, su forma de contar las cosas.
Con esta novela, nos introduce en la sociedad de Nueva York del siglo XIX, con tres claros protagonistas; Newland Archer, el caballero neoyorquino por excelencia. Ellen Olenska, la dama extranjera que rompe todas las reglas innatas de la burguesía y May Welland, fiel reflejo de la joven casadera y correcta aprobada por todos.
Este triángulo nos hace evidencia de los convencionalismos, los prejuicios y las rigideces de una sociedad hipócrita que se autodenomina vanguardista pero que no admite que alguien salga del papel.
Me ha parecido un buen libro, pero me ha faltado acción, emoción, sobresaltos... Ha quedado todo muy lineal y correcto.
Sin embargo, aunque la historia ha sido muy lenta e insulsa, el final me ha parecido redondo (bajo mi humilde opinión, no había ninguna otra posibilidad).
En general, me ha gustado conocer a Edith Warton y no descarto leer algo más de ella.




+ Leer más
Comentar  Me gusta         10
Kan
 05 April 2021
Nos situamos en Nueva York, año 1870 y sus costumbres vistos desde el punto de vista de las altas clases sociales de la época. Con una historia que parece simple, la autora consigue que se convierta en adictiva a la par que nos muestra las diferencias entre la aristocracia estadounidense con la europea, y dónde hay un transfondo más: la hipocresía y la importancia de la apariencia por encima del valor.
El libro además, explica muy bien de donde procede cada familia, aunque he de reconocer que hubo algún momento que me perdí y no sabía exactamente bien de quién estaban hablando, pero solo al principio. Pero es importante conocer a cada una para entender bien toda la trama.

Newland Archer está comprometido con May Welland y todo es bonito y maravilloso, hasta que irrumpe en sus vidas, Condesa Olenska, prima de May y separada su marido, el Conde Olenski. Todo un manjar para la sociedad cotilla de la época...

Escrito de una manera impecable, hace una crítica desmedida a los convencionalismos de su país natal.

+ Leer más
Comentar  Me gusta         10
encarnipm
 28 October 2018
Me ha gustado mucho la forma de escribir de Wharton, su precisión en los detalles sin recargar, tanto en los escenarios como en las personas. La historia también es muy buena y, como la película no la he visto aún, he ido un poco “a ciegas “ que es lo que me gusta, me he dejado llevar por la historia. Los personajes están muy bien trazados y su comportamiento está muy condicionado por la época en la que se desarrolla la historia, te hace ver cómo vivían con sus fiestas, protocolos y formalismos. Me ha sorprendido el final, tanto por algunas cosas que se dicen como por el comportamiento del protagonista. Muy recomoendable.
Comentar  Me gusta         10
Yani
 27 February 2018
Edith Wharton debería dar clases (si pudiera) de cómo se debe transformar una historia sencilla en una que adquiere tanta vida propia por la forma en que está contada, que la simpleza deja de importar. La edad de la inocencia no tendrá el argumento, no es una red intrincada de personajes, intereses y giros, pero compensa todo con una trama que se enreda y va fluyendo sola, casi sin que Wharton la empuje, hacia el final.

La historia está ambientada en la New York de 1870. Allí están los miembros de la aristocracia, esos que se quieren parecer a los europeos pero que no cesan de diferenciarse de ellos, armando sus costumbres y sancionando con el olvido a aquellos que no las respeten. Newland Archer es un joven abogado que está comprometido con May Welland, quien a la vez tiene una prima, Ellen Olenska, que vuelve a New York después de un turbulento matrimonio en Europa. Mientras la familia trata de convencerla de que no se divorcie de su marido y vuelva con él, Newland deberá convivir con algunos sentimientos que pensó que ya había enterrado con su pasado. Las mentiras, lo dicho y lo no dicho, la presión de la sociedad y de las familias serán determinantes.

Es predecible, lo sé. Casi todo el libro se debatirá en las idas y venidas de un hombre que está a punto de casarse y que ve una sombra cada vez que piensa en la palabra “matrimonio”. Y esto es, en parte, un pilar fundamental de la historia, ya que la voz narradora se encargará de desgranar muchas ideas sobre el matrimonio, las obligaciones de las personas que lo conforman y los conflictos. También critica a la sociedad neoyorquina con una ironía cruel que hasta me sonó vengativa. El círculo de gente respetable (hasta cierto punto…) y con poder es tan diminuto, que siempre se queda en el centro del blanco de las conversaciones que se dan en las reuniones. Eso le sucede a Ellen Olenska, que con sus intenciones de divorciarse, su manera de vestir y su pasado dudoso es un tema ineludible. No se lo merece: a lo largo de la historia este personaje demuestra tener un carácter admirable, además de pronunciar la mayoría de las frases geniales que se dicen en La edad de la inocencia.

Sin embargo, el protagonista es Newland. Me encantó como personaje masculino, sin importar que algunas actitudes hacia el final del libro sean un tanto reprochables. Newland aporta una perspectiva ceñida de la sociedad neoyorquina (a la cual él pertenece y debe padecer), en donde la familia de su novia es una de las voces más censuradoras de la misma. Él se debate entre lo establecido y lo que podría ser. Se nota la tensión que vive cuando trata de defender lo indefendible mientras los demás señalan con el dedo y lo meten en compromisos como convencer a Ellen de que no se divorcie porque está mal visto. No es lo único que va a complicar a Newland en el libro, pero en esos lugares surge la riqueza del personaje y me gustó mucho cómo lo manejó Wharton. Hay muchos otros personajes que se destacan por estar de un lado o del otro, como Mrs. Welland y Beaufort, por evocar a dos que serían el agua y el aceite. Y luego está May, la novia en cuestión, que provoca frialdad con su “no opinión” de los asuntos, las descripciones desfavorables de la narración y los pensamientos de Newland. Ella tampoco puede eludir los comentarios malintencionados de algunas personas, pero no despierta simpatía como para defenderla. Y al final, tienen un poco de razón. Lo único que pude admirar de ella fue su entereza.

Está bien narrado, con una voz cargada de flechas contra los “intachables” de New York y sus reglas ridículas que afectan la vestimenta, las visitas a las casas, la Ópera y hasta las bodas. Tanto en esta novela como en algunos cuentos que leí, Wharton apunta a temas de los cuales todavía no se hablaba demasiado o causaban cierta incomodidad, a pesar de situarse ya en el siglo XX. Aunque este libro no presenta ninguna resistencia en el estilo, particularmente me sentí perdida en los primeros capítulos que establecen las relaciones de parentesco de unos cuantos personajes. Como usan doble apellido, algunas parejas me hicieron una maraña en la cabeza, pero fue temporal (por suerte). Más allá de eso, La edad de la inocencia se deja leer y sorprende con escenas muy bonitas y memorables entre los protagonistas. El final es agridulce y esperaba que fuera así por el curso de los acontecimientos.

Disfruté mucho este libro y lo recomendaría a personas que estén enemistadas con el género romántico, como yo. Cuenta una historia de amor pero no la exprime y no la arruina con melodramas innecesarios y agregados de azúcar en proporciones temibles. Trasciende el género. Hay amor y pasión, pero no como uno se lo imagina al leer las contratapas de ciertos libros. Esto es más del estilo de Jane Austen, en donde una relación o un matrimonio que está por concertarse termina sacando a la luz otras cosas, como la hipocresía de ciertos personajes y los convencionalismos endebles. Wharton tiene un estilo propio, muy sencillo pero sin fisuras, y se vuelve una autora muy interesante para ver. No me había convencido con los cuentos, pero esta novela sacó a relucir lo mejor de ella, evidentemente.

Enlace: http://desarmandoclasicos.bl..
+ Leer más
Comentar  Me gusta         10
Paginas_adulteradas
 13 February 2024
En La edad de la inocencia, Wharton teje una historia cautivadora ambientada en la alta sociedad de la Nueva York de finales del siglo XIX. Entre sus páginas conocemos a Newland Archer, un joven abogado de familia bien que recientemente se ha comprometido con May Welland, el ángel del hogar según las normas sociales de la época. Pero no es oro todo lo que reluce. La autora utiliza su aparente relación idílica para explorar la dicotomía entre la estabilidad y la aventura, pues pronto conformarán un triángulo amoroso junto a la condesa Ellen Olenska, prima de May. Un matrimonio desastroso en Europa persigue a esta joven que espera ser recibida con los brazos abiertos por los suyos. ¿Pero aceptará la alta sociedad bajo su ala a una mujer que ha abandonado a su marido? Por ello, la condesa representa la libertad, la rebeldía y el pensamiento crítico, mientras que May encarna la esposa ideal pero predecible, sin ideas propias. ¿Cuál será la elección de Archer?

El desarrollo de los personajes es excepcional. Newland Archer experimenta una transformación interna a lo largo de la narrativa, cuestionando las convenciones sociales y de género y luchando con sus propios deseos y obligaciones. Wharton incluso pone en su boca alguna que otra proclama feminista. May Welland, por otro lado, se revela como una mujer más astuta de lo que aparenta, manejando la situación con una destreza sorprendente. La autora mezcla la dosis perfecta de ironía y agudeza para mostrar los absurdos de una sociedad y es a través de esta historia de amor de a tres que explora temas más amplios, como la emancipación femenina o los cambios sociales en una sociedad en transición.

La narrativa elegante de Wharton se ve enriquecida con descripciones de una Nueva York decimonónica y con detalles de los hábitos de la alta sociedad. Con un ingenio agudo muy propio de ella, la autora hace una profunda crítica de las normas hipócritas y las expectativas sociales, que generalmente recaían sobre las mujeres con mayor peso. Por último, el epílogo. Ai, ¿qué deciros sobre él más allá de que es imprescindible para añadirle una capa adicional a la historia? La complejidad emocional de los protagonistas se disparan en un final que se os quedará clavado en el corazón.
+ Leer más
Comentar  Me gusta         00
Una_vida_de_lecturas
 11 February 2024
🪭 La edad de la Inocencia 🪭

Esta obra de Edith Wharton es un clásico de la literatura. Los protagonistas de esta historia, que hoy llenaría la parrilla de los programas del corazón, son: la condesa Ellen Olenska, el jóven Newland Archer y su prometida May Welland.

Con ellos nos adentramos en la alta sociedad neoyorkina de finales del siglo XIX. Una historia de alor y desamor, convencionalismos sociales, discriminación y arraigadas costumbres en lo que al papel de la mujer se refiere.

Ellen es la mujer valiente que decide abandonar a su marido en Europa y volver a América. A la que le dan igual los comentarios y el rechazo que su presencia supone en la alta sociedad y en su propia familia.

May es lo contrario. Prima de Ellen, pero que cumple a la perfección el papel de la muy correcta dama de la alta sociedad. Lista para casarse sin salirse del camino trazado.

Y Newland pone el punto de vista de intentar entender a Ellen. Lo que provoca un acercamiento con ella más estrecho de lo que debería ser en su condición de hombre comprometido. Aún así, “lo correcto” pesa en todas las decisiones que toma (y es algo que se percibe en toda la historia).

Reconozco que en algunos momentos, la narración se me hizo algo cuesta arriba (especialmente por los pensamientos de Newland y su manera de atormentarse). Pero he disfrutado de ver lo bien plasmada que está la alta sociedad.

Y si algo me gusta de las ediciones de @almaeditorial son las ilustraciones que tienen y, en esta ocasión, las de @anajarenillustration son impecables.

En esta historia vais a encontrar:
🪭 un triángulo amoroso
🪭 convencionalismos sociales
🪭 una mujer independiente
🪭 el peso de lo políticamente correcto
🪭 una historia que avanza con los años
Enlace: https://www.instagram.com/p/..
+ Leer más
Comentar  Me gusta         00
lolamarslibros
 02 February 2024
Lo que más me ha favorecido de este libro es haberlo leído sin haber leído la sinopsis previamente. Cuando lo abrí no tenía ni idea de qué iba, y ha sido una experiencia preciosa. Y me ha encantado.

Al principio por poco me vuelvo loca con tanto nombre, todos de alta alcurnia encima, con nombres complejos, largos, todos parecidos pero ninguno igual… Pero una vez superados esos capítulos iniciales, la historia se centra en Archer, su prometida May, y Ellen, la prima de May que vuelve a Nueva York tras haber abandonado a su marido. Esto, para la sociedad neoyorkina de 1870 era un absoluto escándalo, así que de primeras es rechazada en el círculo social. Archer, que es de mentalidad más abierta, se acerca a ella para tratar de conocerla, y termina sintiéndose atraído por ella. A partir de este momento, el salseo en el libro estaba asegurado.
La historia se conoce desde la perspectiva de Archer, que vemos como se encuentra siempre a dos aguas, entre dejarse llevar por la mentalidad de la sociedad arcaica, o rebelarse, plantarles cara, y defender a Ellen.

La historia tiene un ritmo lento, con descripciones de lugares, de sentimientos y sensaciones, que invita a leerlo despacio, no “de una sentada”. A mí personalmente me ha gustado mucho, porque he sabio conectar perfectamente con el ritmo de la historia, pero sé que en otro momento me hubiese aburrido. Nos encontramos en la era de la inmediatez, y a veces parar y disfrutar de lo tranquilo nos desasosiega.
De los tres clásicos que Alma nos ha dado la oportunidad de leer, es el que más he disfrutado, y hasta el capítulo final no he sabido qué elección haría Archer. Eso me ha gustado mucho, me ha mantenido en vilo toda la segunda parte del libro.
Enlace: https://www.instagram.com/p/..
+ Leer más
Comentar  Me gusta         00
Janire
 31 December 2021
Edith Wharton es de esas autoras que me moría de ganas por leer y por fin este año me he estrenado con ella y he disfrutado mucho.

En esta obra nos encontramos en el Nueva York del siglo XIX dónde el clasismo y las normas sociales son el pan de cada día de una sociedad hipócrita que mira por encima del hombro al que se sale de la norma y actúa diferente.

Nuestro protagonista es Newland Archer un joven abogado que vive enamorado de su prometida May Welland, ambos pertenecen a la alta sociedad neoyorquina y viven acorde a lo que marcan las convenciones sociales. Veremos en primera línea, todos los prejuicios que poseen como sociedad elitista y clasista al entrar en escena la Condesa Olenska, prima de May Welland y una mujer adelantada a su época.

La Condesa Olenska es de los mejores personajes que me he encontrado nunca, pese a salir poco, sus apariciones desprenden modernidad, fortaleza y unas ganas de vivir a su manera que son digna de aplauso.

Seremos testigos de toda la hipocresía y de todo de lo que son capaces de hacer con tal de que sus vidas e imágenes no se vean perjudicadas.

La autora hace una crítica social inmensa a lo cánones de la época y al modo de vida de las familias adineradas, haciendo que el lector se sienta un tanto abrumado por la cantidad de normas sociales que tenían establecidas que hacían que no pudieras moverte libremente por temor a cometer errores imperdonables.

Ha sido una lectura en la que al principio me costó entrar pero que estaba contada de una manera tan delicada y tierna que seguía leyendo para saber a dónde me iba a llevar. Eso sí, a medida que iba a avanzando en la lectura, el comportamiento de los personajes me ha ido atrapando por completo hasta conseguir no ser capaz de soltar el libro hasta acabarlo.

El final me ha parecido una delicia y me ha resultado un cierre perfecto para esta historia y además una grata sorpresa ya que no me esperaba para nada que la autora decidiera terminar así la novela.

Mi estreno con la autora no ha podido ir mejor y ya estoy deseando leer algo más escrito por ella, creo que va a ser una autora muy importante en mi estantería.
+ Leer más
Comentar  Me gusta         00
casadarebolta
 10 September 2021
Algo similar a lo que me ocurrió con Las Horas, pero unos diez años antes, la única película de Martin Scorsese que me ha gustado realmente, La Edad de la Inocencia me llevó a leer la novela del mismo título, escrita por Edith Wharton (1862-1937).



Incisiva, de una narrativa fluida que nunca se hace pesada, la novela narra las vicisitudes de un hombre atrapado entre su apática adherencia a las convenciones sociales y sus deseos íntimos, y dos mujeres: una que lucha en vano por traspasar los límites de una libertad tan estrecha como el corsé que la moda le impone y la otra, cándida al menos en apariencia, que representa todo lo bueno y todo lo malo de la sociedad neoyorquina de finales del siglo XIX. Estos atípicos protagonistas viven un destino tejido en la ciudad de Nueva York, laberíntica, difícil, llena de estuarios y baches, impertérrita ante el dolor, los vicios o las virtudes de quienes la habitan.

Mucho se ha dicho de esta historia: irónica, aristocrática, sensible pero no demasiado, astuta y dura. Y es cierto. Disfrazado entre las buenas maneras, el encanto más WASP, los encajes y sedas y armiños, los salones bellamente decorados y los platos más elaborados, La Edad de la Inocencia representa un drama interno lleno de quiebros, que no deja sitio para la ternura innecesaria ni respiro para Newland Archer o la condesa Olenska, que navegan inocentemente en un océano de intrigas a sotto voce, de destinos cruelmente marcados por las convenciones sociales y aceptadas por todos, Newland incluido; donde el nombre, la familia, el aspecto exterior significa mucho más, mucho más que la búsqueda de la felicidad, propia y ajena, y cuya continuidad sólo la garantiza la posesión de dinero, único requisito que finalmente se requiere para participar de ese juego de engaños que sofoca a sus protagonistas.



Es, y quizá sea el motivo por el que la historia me atrajo más, la representación de tres formas de ver la vida distintas pero complementarias, y el retrato de una vida que nosotros, los seres humanos, hacemos vil y dañina, sin ser plenamente conscientes de que todo pasa, todo, incluido nosotros mismos, o sobre todo nosotros mismos. Newland, que dentro de su modorra existencia encuentra una razón para sentir, soñar y vivir que rompe los cimientos de una existencia que debía seguir una línea determinada, una tranquila travesía por los años que pasan sin estridencias o sorpresas desagradables. May, la representante de la sociedad, la responsable de que el mundo siga siendo lo que es, encarna lo más sórdido de esas reglas del juego, calladas normas que se aceptan sin pensar, tal como en la actualidad la sociedad norteamericana (una inmensa parte de ella, de cualquier forma) se adhiere a las normas abyectas y caducas de religiones muertas para el siglo en el que vivimos. May, candorosa, esconde en esa serenidad, en esa constante reafirmación de su inferioridad, el verdadero poder, la fuerza que se sabe apoyada de antemano por todos los seres que, como ella, la anteceden o le sucederán en un futuro. En contra de lo que pudiera parecer, May no es un personaje sórdido: es el fruto de su sociedad, del mismo modo que Newland lo es de su tiempo. Pero lo que los diferenciará para siempre es que, en Newland, siempre ha latido esa ansia de apertura, ese tibio furor que le indica que, a pesar de todo, la vida es más brillante, más irresponsable, más diferente de lo que nunca hubo podido ver en los estrechos límites de la aristocracia nativa. Y en May esas dudas nunca se producen, porque su naturaleza inmovilista no se lo permite; su natural tendencia al no-cambio, al apoyo en el cómodo colchón social, no generan en ella el mínimo interrogante, no prende en ella ningún ánimo revolucionario. Sentiríamos más pena por May, viéndola con nuestros ojos dos siglos después, si no supiéramos que esa supuesta inocencia o esa falta de estímulo esconde el fervoroso inmovilismo, el alienante ahogo por lo distinto, por lo diferente, por lo que puede alterar un satus quo absurdo pero muy real, que la lleva a actuar, siempre en la sombra eso sí, de la manera más egoísta posible, y por eso mismo más cruel. Es el personaje más ciego de los tres protagonistas, y el más oscuro también, porque se encuentra ahogada en convencionalismos, en rígidas normas, en lo que debe ser y lo que otros han soñado para ella que debe ser, que lo acepta sin preguntas y, más aún, lo perpetúa simplemente porque así debe ser. Y lo defiende, con todas las armas posibles, frente a cualquier elemento desestabilizador que la perturbe. Y finalmente Ellen, la condesa Olenska, la distinta, de turbulenta vida marital, alejada de la sociedad nativa, que trae consigo los aires de cambio, las esperanzas y las nuevas locuras de, vaya paradoja, el viejo continente. Es el personaje realmente inocente de los tres protagonistas: cree que la sociedad la va a tratar como una más, aunque sus diferencias sean tan estridentes; confía en su corazón; confía en Newland (quizá el único ser que no la decepciona en realidad); y en su familia, sin saber que es la primera en darle la espalda y en tejer el juego de intrigas que la obligará a exiliarse nuevamente, esta vez para siempre.

Es una historia de amor a tres bandas; de desesperanza; de batallas perdidas, y de un amor imposible; de querer lo que no tenemos, o de anhelarlo porque lo que nos rodea no nos es suficiente; de renuncias, de lo difícil que resulta aceptar las consecuencias de nuestras decisiones; y finalmente de una aceptación callada, que nos lleva a navegar por el río de la vida con la errónea impresión que todo lo que ha pasado le ha ocurrido a otra persona.



Pero lo maravilloso de esta historia, y de la magnífica película de Martin Scorsese (remarcada por la espléndida banda sonora de Elmer Bernstein), es el retrato de la crueldad humana, mucho mayor al provenir de una sociedad supuestamente educada, y de lo actual de su trama. Y no me refiero aquí a los convencionalismos sociales; a la represión de una educación errónea; a la renuncia a la felicidad; sino a la eterna dificultad de la sociedad humana por aceptar lo que es distinto de sí misma; a la crueldad con que no asume lo que difiere de sus principios, principios absurdos cimentados sobre el barro de la siempre breve existencia del hombre. Aún hoy, a pesar de la facilidad con la que podemos gritar nuestras frustraciones (algo impensable en ese tiempo), todas persisten, todas sufren la misma lucha, la misma humillación y las mismas derrotas. El día en que la sociedad arranque el fundamentalismo de raíz, la existencia de seres que buscan la aceptación y su libertad, como la condesa Olenska, tendrá sentido; y la tibieza de seres como Newland Archer llegará a la ebullición libre de temores infundados e impuestos desde dentro; y la existencia de personajes como May, anclados en su propia comodidad y deseosos de mantenerla pese a todo, ya no tendrá cabida en una sociedad de verdad liberada de normas absurdas, ya caducas, sin etiquetas ni marcas, y cuyos únicos límites vendrán ajustados por la sensatez y una sensación real de hacer el bien por los demás.

La Edad de la Inocencia es un libro fascinante en ese aspecto, y muy actual, cargado de una simbología que aún hoy, dos siglos después, resuena con un eco propio en nuestro día a día.
Enlace: https://juanramonvillanueva...
+ Leer más
Comentar  Me gusta         00
MaricelaBadillo
 08 September 2021
En "La edad de la inocencia" de Edith Wharton podemos conocer la vida, los intereses y prejuicios de la sociedad neoyorquina de finales del siglo XIX. Una sociedad que se dice moderna, pero que en realidad sigue siendo conservadora.

En el libro, nos presentan la relación de May Welland, una jóven apegada a las costumbres y tradiciones, y Newland Archer, un jóven que no sabe exactamente lo que quiere pero se ve arrastrando por estás tradiciones. Ambos vienen de familias ricas y están a punto de casarse. Sin embargo, la llegada de la prima de May, la condesa Ellen Olenska, vendrá a perturbar y poner en duda sus planes. Ellen es una mujer interesante y hasta cierto punto misteriosa, pues regresa de Europa separada de su marido y nadie entiende por qué ha dejado esa vida de "comodidades" para regresar al lugar en donde creció, aguantando las habladurías y malos tratos de los que se creen conservadores.

Mi opinión:
No sé por qué, pero esta historia me recordó mucho a Ana Karenina, y no es que tengan la misma trama o el mismo final, simplemente que ambas historias tratan de una mujer harta de su situación familiar, que busca un escape en otros placeres sin importarles que afecten la vida de otros a su alrededor.

Para mí fue un poco difícil el comienzo del libro, pues mezcla muchos nombres y chisme, que para mi gusto es innecesario. Después la narración toma un mejor ritmo.
Sin embargo, esta historia me causó un sentimiento desagradable y de indignación casi todo el tiempo, por ese triángulo amoroso que nos presentan. Además, el final fue un poco confuso para mí. Debo decir que me dejó pensando un buen rato.
+ Leer más
Comentar  Me gusta         00


Comprar este libro en papel, epub, pdf en

Amazon ESAgapeaCasa del libro





Test Ver más

Cuánto sabes sobre la literatura clásica

Es un poema épico griego compuesto por 24 cantos, atribuido al poeta griego Homero. Narra la vuelta a casa, tras la guerra de Troya, del héroe griego Ulises

La Divina Comedia
La Ilíada
La Odisea

10 preguntas
119 lectores participarón
Thèmes : Literatura clásicaCrear un test sobre este libro