Diego León, un músico de éxito, vuelve a su pueblo natal Illumbe para asistir al funeral de un amigo, un antiguo componente de la banda de rock que formaron en el pueblo y de la que él se desgajó para triunfar en solitario. Han pasado veinte años desde la última vez que Diego fue al pueblo: una noche del año 1999 el grupo tocó por última vez y Lorea, una chica del pueblo, desapareció.
Mikel Santiago vuelve a Illumbe, un pueblo vizcaíno que no existe en la realidad pero que ya apareció en “
El mentiroso”. Parece increíble que no exista porque el autor describe tan bien los escenarios y a los habitantes del pueblo que parecen de lo más real. Lo que sí existe es la orografía, sitios cercanos, una forma de vida común a otros lugares de la zona y una climatología presidida por esas interminables lluvias. Los escenarios son uno de los puntos fuertes de la novela, como ya lo fueron en la anterior.
En esta novela Mikel cuenta una historia en dos tiempos protagonizada por los mismos personajes. Diego y sus amigos eran poco más que adolescentes cuando Lorea desapareció. Han pasado veinte años y todos están ya establecidos: algunos se han casado y tienen hijos, otros han vivido en el extranjero o, como Diego, en el sur del país, algunos han triunfado, otros no tanto… La vuelta de Diego a Illumbe hace que todo lo que sucedió hace veinte años vuelva a resurgir. Hace veinte años, al desaparecer Lorea, Diego y sus amigos fueron investigados, todos ellos como posibles sospechosos. Nunca se detuvo a nadie, nunca se encontró un cadáver, nunca se supo qué pasó. Y Diego no recuerda nada: algo traumático le ocurrió y perdió la memoria. No obstante, su psicólogo cree que el volver a los escenarios en los que todo pasó puede hacer que vaya recordando cosas. En todo caso, lo que va investigar es la muerte de su amigo recientemente fallecido pues la pareja de éste cree que ha podido ser asesinado. Esta pequeña investigación se mezclará continuamente con lo que ocurrió veinte años antes.
De esta manera, la historia se va contando en dos tiempos: la actualidad y el año 1999. La parte del pasado ocupa muchísimo menos espacio que la del presente pero nos sirve para ir conociendo de primera mano lo que pasó en aquel entonces y que Diego trata de descubrir. No son demasiadas hojas las dedicadas al pasado pero en ellas el autor consigue trasladarnos a otra época; una época en la que no había móviles, ni siquiera estaba el euro, en el que las cosas se hacían de otra manera…
El estilo es el típico de los thrillers. Con un estilo muy ágil en el que abunda el diálogo, el libro resulta de muy sencilla lectura. Las páginas –que son muchas, es la novela más extensa del autor-, pasan volando. Me la llevé de vacaciones pensando que sus casi setecientas páginas me durarían la semana que iba a estar fuera y nada de eso: dos días antes de volver ya me la había terminado. Y no es que le echase muchas horas porque, evidentemente, me dediqué a descansar, a estar con la familia y a hacer turismo; pero el poco tiempo que me ponía a leer se ve que me cundió mucho y, sin darme cuenta, terminé el libro. Quiero con esto decir que me enganchó muchísimo, que no se me hizo largo y que lo disfruté un montón.
Los personajes me han gustado mucho, sobre todo los miembros de la banda. También todo lo relacionado con la banda que a mí me pilla de muy lejos pero que me ha gustado conocer. Me parece la típica banda de los ochenta y los noventa y me ha gustado conocerla por dentro. Además, me da que hay mucho del autor en Diego, ¿no os parece a vosotros?
Conclusión final
Sabía lo que me esperaba “
En plena noche” y eso es justamente lo que me he encontrado: una novela muy adictiva que me ha resultado sumamente entretenida e interesante. Y que me ha sorprendido muchísimo porque si bien alguna cosilla la he ido pudiendo averiguar, el grueso de la historia me ha tenido completamente in albis hasta el final.
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