Ana de Tejas Verdes

No tengo mucho que decir, la verdad. Creo que es una novela más que conocida y que con la serie se hizo mucho más famosa (la serie reconozco que empecé a verla pero, aparte de que está cancelada, hacía algunos spoilers de la segunda parte y decidí no seguirla). El personaje de Ana es MUY cargante, aunque según va madurando su personalidad va cambiando. Es un libro en el que siempre pasan cosas y en el que el tiempo pasa muy rápido, ya que a veces de capítulo a capítulo ha pasado una estación entera, pero supongo que en eso está un poco la magia de esta historia. Reconozco que con ese ritmo me cuesta imaginar que haya nueve novelas de Ana, pero bueno, ahora sí que tengo curiosidad por saber cómo continúa y ya he metido la segunda parte en la wishlist para ver si cae dentro de poco.
Todos los personajes son entrañables a su manera, mi favorito, sin duda alguna, es Matthew, ya que aunque callado, quiere a Ana con todo su corazón. Marilla también es maravillosa, muy estricta y poco dada a demostrar afectos y cariños, pero orgullosa de todo lo que su Ana dice y hace. Diana es la mejor amiga, una niña adorable.
Y creo que hasta aquí todo lo que tengo que decir. Es un libro tierno, recomendable ya que Ana va creciendo y el lector va viendo todos los cambios que en ella se operan, lleno de descripciones cortas y precisas, pero muy buenas (algo que me encanta) y, lo que más me ha gustado, mucha historia cotidiana de la época.
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Me resulta chocante que haya empezado el año leyendo Papaíto piernas largas y que esta sea de las últimas; no voy a compararlas. Sí debo decir que este clásico de la literatura juvenil, que nos dispusimos alegremente a leer en mi grupo de Clásicos (prestos a dar una oportunidad a un ligerito, y a disfrutar de la preciosa edición con las ilustraciones del gran Lorente: gracias a mi sobrina por el préstamo) se me hizo interminable. Una vez presentada la situación de la huerfanita Anne Shirley, con su magnífica y muy encomiable actitud, me repugnó ad nauseam tanta insistencia y tan machacona aseveración de lo ya dicho, que torna la experiencia más que previsible, tediosa y empalagosa.

Peor aún me parece su discurso: no estoy en contra de la moralina, que no debemos olvidar que es un libro juvenil, pero éste es en extremo ejemplificante, y a mí me horrorizó su carácter tan reaccionario, aún siendo un libro de hace cien años.

No hay lectura inocente, al menos a mis resabiados ojitos, y como siempre me apresuro a insistir en que no hago reseñas: no pretendo ser objetivo; tan sólo es mi personal impresión.
¿Qué me queda? Ese viaje en carro con Matthew Cuthbert en el que Anne va descubriendo una nueva mirada, una imaginación creadora. Muy poco más (¡y espero poder olvidar esa parodia de The lady of Shalott, cielo santo!)

Ana es de esos personajes con los que resulta casi imposible no encariñarse gracias a la simpatía y ternura que despiertan. La conocí cuando tenía unos siete años gracias a una serie de dibujos que me encantaba. Sin embargo, no fue hasta hace unos años que descubrí las novelas y me conquistó del todo, al menos en esta primera parte, que es la que por el momento he leído (afortunadamente la editorial ha confirmado que publicará las siguientes). Y a los que no conozcáis aún esta historia y a su protagonista, deciros que vais a encontrar ante todo una buenísima novela, capaz de emocionaros en cada uno de sus veintiocho capítulos y dejaros con una sonrisa. 

Ana Shirley, una niña de once años, es adoptada por los hermanos Cuthbert, a quienes acaba robando el corazón pese a que estos esperaban un niño. Ana es alegre, inteligente, parlanchina, muy imaginativa y está llena de vida. Sus ingeniosos monólogos y contestaciones a los adultos no tienen desperdicio, y despierta ternura allá dónde va. Ana es muy intensa, tanto en su lado más optimista como pesimista, y a menudo manifiesta que no le gusta su físico, especialmente por ser pelirroja. Me gusta de ella todo el cariño que ofrece, al tiempo que la vemos necesitarlo. Resulta muy bonita su amistad con Diana, y consigue sacarnos más de una sonrisa con su "odio" a su compañero de clase Gilbert. 

Y aunque Ana es la gran protagonista, sin Matthew y Marilla (los hermanos que la adoptan), nada sería lo mismo. Sus diferentes personalidades y relación con Ana dan como resultado una historia en la que es imposible no emocionarse. 

Mención especial merece esta edición de la editorial Alma gracias a las preciosas ilustraciones a cargo de Giselfust. 

En esta historia nos encontraremos con los hermanos Cuthbert que decirán adoptar a un niño para que le ayuden en Tejas verdes, pero por equivocación acabarán adoptando a la pequeña Ana, una niña de 11 años, con un alma vivaz y con una gran capacidad de imaginación, lo que supondrá un enorme cambio en sus vidas.

Iremos conociendo a la pequeña Ana, sus pensamientos, aspiraciones, cómo va relacionándose con el el resto de personajes, como se trata en el caso de Diana con la que entabla una gran amistad y la cual se convierte en la compañera de aventuras de Ana, las venturas y desventuras que vive que son de lo más divertidas, aunque unas más que otras, porque muchas de ellas desembocan en catástrofe, ya que nuestra querida Ana la suele liar bastante creando situaciones que la hacen meterse en un apuro. Sin duda de mis partes favoritas eran cuando Ana asistía al colegio, su ambición respecto a sus estudios, creando cierta competitividad con nuestro querido Gilbert.

En esta historia prima la amistad, el amor, como al principio Marilla se muestra reacia a adoptar a Ana, pero luego no puede vivir sin esa muchachita de ojos vivaces, vemos cómo va evolucionando la relación entre ellas, las lecciones que Marilla le da a la misma cuando algo no lo ha hecho bien, y sin duda Matthew es uno de esos personajes que necesitas para que la historia tenga ese toque tierno que la caracteriza, como mima a Ana, como a pesar de ser un personaje que se caracteriza por no hablar mucho, pero que sin duda por sus actos y por ciertas frases que dice, ya te tiene ganado el corazón.

Se trata de una historia que te deja el corazón blandito, de esas que pasas un mal día y leyéndola te sacan alguna que otra sonrisa, sin duda una buena recomendación para este otoño, ya que por otra parte la ambientación es algo que me ha fascinado, la descripción de cada una de las estaciones, de Tejas verdes, transportando te a la época y a cada uno de los lugares allí presentes, sintiéndote así como uno más de la historia.

Existen libros capaces de romperte el corazón al mismo tiempo que te lo recomponen y te llena de calidez. Uno de ellos es Ana de Tejas Verdes ante el que no puedes quedar indiferente. de una manera u otra, cala en ti y se acaba convirtiendo en un bonito recuerdo que sabes que no vas a olvidar.

La historia nos narra la vida de Ana, una huérfana, que es adoptada por error por los hermanos Mathew y Marilla de Tejas Verdes. Sin embargo, una vez que conocen a la excéntrica niña, les resulta imposible no querer quedarse con ella.

Es un libro sobre el amor incondicional de la familia, aunque no sea de tu sangre, y de la amistad, pero también nos muestra cómo era la sociedad de la época. Los prejuicios de los habitantes, la forma de ver la religión, la organización de la escuela y la actitud que tienen hacia los huérfanos son algunas de las cosas que nos hacen comprender mejor el contexto de su creación. Además, la autora muestra una visión bastante novedosa, separándose un poco de la tradición al crear el personaje de Ana que cambia la mentalidad de mucho de los personajes.

Más allá de los temas que podemos encontrar, la reflexión que nos plantea y servirnos para conocer un poco más las costumbres de la época, es una maravilla formal. Cada parte está conectada con la siguiente, los cambios de punto de vista no son bruscos y es capaz de calar en ti con unas pocas palabras. Los sentimientos de nostalgia, melancolía, felicidad y ternura que te genera hace que sea una montaña rusa, pasando de llorar a mares por lo que están sufriendo y sonriendo al minuto siguiente por algo que ha dicho Ana.

En cuanto a los personajes, vemos una evolución en la mayoría que se da solo y exclusivamente por la presencia de Ana en Avonlea. Otros, en cambio, se quedan estáticos. Esta mezcla la he concebido como una forma de contrastar aquellos que avanzaban con su tiempo, adaptándose a las nuevas corrientes y cambios, con quienes seguían atrapados en un pensamiento mucho más conservador y anticuado. También vemos en Ana cierto crecimiento, una madurez que pasa de la irritación más profunda al conocimiento sin dejar de ser ella misma. Debo, además, añadir que nunca había conocido un personaje al que he adorado tanto, pero al mismo tiempo he odiado por ser insufrible. Ha sido la personificación exacta de esos niños que te hacen reír y te parecen adorables, pero al mismo tiempo irritan.

En conclusión, ha sido una delicida. No solo por lo bien escrito que está y los sentimientos que me ha generado, sino también por lo que he sido capaz de extraer de este mundo, de la realidad de la época y de los problemas que le ocupan. Como pequeño inciso sobre la edición de Alma, hay que destacar las ilustraciones tan maravillosas. He amado el contraste de blancos y negros con el rojo intenso, tal y como Ana destacaba por su atrevimiento en una sociedad anticuada que acaba creciendo con ella.
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El libro del que os hablo hoy fue una lectura conjunta organizada por @elrincondemarlau (cuenta en Instagram) el pasado mes de Enero.

Comenzaré diciendo que la lectura fue una experiencia maravillosa. A pesar de no ser tampoco el género que suelo leer habitualmente y no solo disfruté como un enano si no que me emocioné en algunas partes de la historia.

Todo comienza con la llegada de Ana, una niña huérfana, a Avonlea en Tejas Verdes. Una llegada inesperada pues los Cuthbert, dos hermanos que viven juntos y que ya son algo mayores, esperaban a un chico para que les ayude en las labores del campo. Tras la sorpresa inicial y un intento de devolución por parte de los Cuthbert. Ana se irá ganando el corazón de todos, incluido el lector, sin remedio.

Ana es una niña pelirroja, delgada, llena de pecas, su aspecto le valdrá algún que otro disgusto con algún personaje, que terminará revolucionando Tejas Verdes con su desparpajo, su imaginación desbordante y una verborrea no apta para personas poco pacientes. Obsesionada con que todo sea “romántico” Durante la novela vamos a acompañar a Ana en todo su proceso de adaptación y desarrollo en Avonlea. Cómo se adapta a su nuevo hogar, a la escuela, el resto de niños de su edad del pueblo… No vamos a poder evitar reírnos en algunas situaciones y sufrir en otras.

Otro de los personajes principales son Marilla y Matthew que adoptarán finalmente a Ana. de Matthew me quedo con su infinito amor por Ana y la ternura que desprende en cada una de sus acciones. En Marilla, que intenta ser inflexible y muy recta, descubriremos una mujer maravillosa que ha tenido que aprender a ser dura y no estar acostumbrada a muestras de afecto. Un personaje que te va enamorando progresivamente durante la novela.

La edición que he leído de esta historia ha sido una maravillosa edición de Edelvives ilustrada por Antonio Lorente. Un libro precioso en sí mismo. Leer esta historia en esta edición con unas ilustraciones tan bellas acompañando al texto es una experiencia que recomiendo sin duda.

Por todo esto le doy gustosamente 5⭐️
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📚 Trama: Este libro trata de una pareja de hermanos que administran una granja. Como se están haciendo mayores, deciden adoptar un niño que les ayude con las tareas físicas, pero por un malentendido les mandan una niña desde el orfanato. Ana no dejará de meterse en líos por su personalidad soñadora.
Es una trama sencilla, pero se agradece que sea así; es fácil de seguir.
Además, trata temas mucho más profundos de lo que parece: la dura infancia de Ana, la amistad, la ambición, el sentimiento de familia y hogar...

👨‍👩‍👧‍👦 Personajes: Admito que al principio no soportaba a Ana; es demasiado habladora, y yo soy bastante tranquila, así que si tuviera alguien como ella en mi vida no la aguantaría. Sin embargo, con el tiempo me he ido enamorando perdidamente de ella.
Matthew y Marilla, los hermanos que la adoptan, son puro amor, me encantan ❤

🖋 Estilo: La novela está escrita con un estilo sencillo, fácil y rápido de leer. Aun así, creo que debe disfrutarse despacio; es de esas historias que, por cómo están escritas, te generan un sentimiento como de estar en casa. Me ha gustado mucho.

💻 Conclusión: Me esperaba que Ana la de Tejas Verdes fuera un libro infantil, que no me diera más; sin embargo, es un libro muy bien escrito, con unos personajes que me han acabado gustando y una trama que es mucho más de lo que aparenta.

Se podría decir que poco o nada conocía sobre "Ana, la de Tejas Verdes", así que ha sido todo un descubrimiento.

"Ana, la de Tejas Verdes" es una lectura catalogada como infantil-juvenil, aunque es apta para todas las edades. Yo he disfrutado mucho de su lectura, ha sido como volver a la infancia, a esos libros que leía antes de dormir y a esos dibujos animados o series tipo "Pippi Långstrump", más conocida como "Calzaslargas", que veía de pequeña con tanta ansia. Por la personalidad de Ana, su diálogos y su alegría, me ha sido imposible no recordar a Pippi, ya que en muchos aspectos de la personalidad de Ana he encontrado ciertos parecidos.

"Ana, la de Tejas Verdes", escrito en 1908 por Lucy Maud Montgomery, es de esas lecturas que perduran en el tiempo.

Su autora, nos traslada a Isla Príncipe Eduardo, en Canadá. Una época con coches de caballos, granjas dispersas, con una vida tranquila y rutinaria. Avonlea es el pueblo o aldea que la autora inventó para situar Tejas Verdes. No existe como tal, aunque se podría decir que es el alter ego de la aldea de Cavendish. Lo que sí existe, es Tejas Verdes, ya que además la autora pasó parte de la infancia en dicha casa de campo. Allí se inspiró para el escenario de su famosa serie, "Ana, la de Tejas Verdes". Buscando fotos por internet, no cuesta imaginar a Ana corriendo por los campos, en busca de su amiga Diana.

La lectura de "Ana, la de Tejas Verdes" me ha resultado muy amena, sencilla, pero también con un amplio vocabulario, y sobre todo, muy descriptiva.

Ana Shirley es una niña muy pizpireta, alegre, con mucha energía y una facilidad para imaginar desbordante. Esa imaginación y su manera de hablar, sus diálogos o en ocasiones, podríamos decir que monólogos, hacen que se gane el cariño de los ancianos Cuthbert y del resto de habitantes de Avonlea.

Con "Ana, la de Tejas Verdes" me he reído como hacía tiempo que no me reía, con esa risa infantil e inocente, al leer las locuras que se le ocurrían a Ana, o los problemas en los que, sin querer, se metía. Aunque reconozco que, con sus diálogos eternos y sus despistes, en ocasiones me ponía nerviosa. Pero la actitud que destila Ana durante toda la novela, sana, alegre y positiva, gana a cualquiera.

En "Ana, la de Tejas Verdes" el lector acompañará a Ana desde su infancia, con apenas 11 años, hasta sus 16 años, ya toda una señorita.

La historia da un cambio conforme Ana va creciendo. Nada más llegar a Tejas Verdes, Ana Shirley es soñadora, locuaz, con pequeños aires de vanidad y, como ya dije, una desbordante imaginación. Ana tendrá que hacerse un hueco en Avonlea, en el colegio, y hacer amigas. El lector vivirá con ella de primera mano esos primeros años, que pasarán lentamente y con muchos detalles. Además, Ana nos hará partícipes de sus preocupaciones, banales para los adultos pero de gran importancia para las niñas, como sería tener un vestido con mangas abullonadas, como el resto de sus compañeras, el color de su pelo o conseguir la aceptación por parte de ciertos habitantes de Avonlea.

Según Ana crece, la historia adquiere velocidad, ya que los años de lo que podríamos decir la adolescencia hasta la edad de los 16, pasan más rápido. En ella se puede apreciar el cambio de Ana, ya no es tan parlanchina, su imaginación y despistes han quedado en un segundo plano, para centrarse en sus estudios, conseguir sus metas, el cambio en la sociedad y los problemas familiares que de golpe se le vienen encima. Una Ana más madura, pero que no ha perdido su esencia pizpireta, que sigue viendo el lado bueno de todas las cosas y agradeciendo por cada flor que ve desde su ventana.

"Ana, la de Tejas Verdes" es una historia llena de aventuras, emociones, llena de enseñanzas y que todo aquel que lea, recordará con cariño.
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Leí este libro hace 7 años, y muchas cosas las había pasado por alto. Es impresionante como un libro clasificado para chicos tiene un montón de cosas para que los adultos comprendan.
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Me encantó, lo único que me deja pensando es la personalidad de Anne, ahí hay algo que no me termina de convencer. Por un lado, todos somos diferentes y la mayoría de nosotros cuando éramos chicos éramos así. Pero creo que, o está muy exagerada su personalidad, o hay algo detrás del telón (como por ejemplo, una enfermedad mental). Quizás al final de la saga me entero, jaja.
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Se lee rapidísimo, me gusta que se saltean algunos días y no tiene ‘relleno'. Lo que sí, al ser un libro del 1900, hay muchos términos que ya no son usados, razón por la cual NO lo recomiendo a gente que no se lleve bien con los clásicos.
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Lo leí en Inglés, y les recomiendo que lo lean en dicho idioma si se sienten cómodos solamente. Tiene mucho vocabulario.
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“Puede uno no conseguir las cosas en sí mismas, pero nada puede impedirle el placer de haberlas disfrutado anticipadamente”
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Ana es una niña huérfana de once años que llega a Tejas Verdes, una granja ubicada en Avonlea (Isla de Príncipe Eduardo, Canadá). En un pueblo tan pequeño, en donde los chismes y el critiqueo está a la orden del día, la procedencia de la pequeña parece ser inicialmente un obstáculo. Pero Ana, con su desparpajo, su vivacidad y su buen carácter, además de una torpeza enormemente tierna, logra ganarse a los oriundos.

En un contexto muy rural, Ana no hace más que meterse en líos, todos sin querer y persiguiendo la mejor de las intenciones. Pero es una niña con tanta inocencia y buen fondo, que logra ablandar los corazones más hoscos y solitarios de Avonlea, y hasta sacarles alguna sonrisa.

Es un libro que, aunque se sale mucho de mi estilo, y a veces me ha parecido un poco ñoño de más (perdón, es que no he encontrado otra palabra mejor), todo eso se disculpa porque al final la lectura aporta una lección de vida maravillosa; y es que la vida puede ser tan bonita como tú la quieras ver, con independencia de lo que suceda a tu alrededor.

Ana percibe las cosas con mucha intensidad, tanto lo bueno como lo malo, y eso hace que a veces te rías, pero que otras quieras arrancarte los pelos para decirle que ya está bien. Creo que no me llevaría bien con ella en la vida real.