Ana de Tejas Verdes

Existen libros capaces de romperte el corazón al mismo tiempo que te lo recomponen y te llena de calidez. Uno de ellos es Ana de Tejas Verdes ante el que no puedes quedar indiferente. de una manera u otra, cala en ti y se acaba convirtiendo en un bonito recuerdo que sabes que no vas a olvidar.

La historia nos narra la vida de Ana, una huérfana, que es adoptada por error por los hermanos Mathew y Marilla de Tejas Verdes. Sin embargo, una vez que conocen a la excéntrica niña, les resulta imposible no querer quedarse con ella.

Es un libro sobre el amor incondicional de la familia, aunque no sea de tu sangre, y de la amistad, pero también nos muestra cómo era la sociedad de la época. Los prejuicios de los habitantes, la forma de ver la religión, la organización de la escuela y la actitud que tienen hacia los huérfanos son algunas de las cosas que nos hacen comprender mejor el contexto de su creación. Además, la autora muestra una visión bastante novedosa, separándose un poco de la tradición al crear el personaje de Ana que cambia la mentalidad de mucho de los personajes.

Más allá de los temas que podemos encontrar, la reflexión que nos plantea y servirnos para conocer un poco más las costumbres de la época, es una maravilla formal. Cada parte está conectada con la siguiente, los cambios de punto de vista no son bruscos y es capaz de calar en ti con unas pocas palabras. Los sentimientos de nostalgia, melancolía, felicidad y ternura que te genera hace que sea una montaña rusa, pasando de llorar a mares por lo que están sufriendo y sonriendo al minuto siguiente por algo que ha dicho Ana.

En cuanto a los personajes, vemos una evolución en la mayoría que se da solo y exclusivamente por la presencia de Ana en Avonlea. Otros, en cambio, se quedan estáticos. Esta mezcla la he concebido como una forma de contrastar aquellos que avanzaban con su tiempo, adaptándose a las nuevas corrientes y cambios, con quienes seguían atrapados en un pensamiento mucho más conservador y anticuado. También vemos en Ana cierto crecimiento, una madurez que pasa de la irritación más profunda al conocimiento sin dejar de ser ella misma. Debo, además, añadir que nunca había conocido un personaje al que he adorado tanto, pero al mismo tiempo he odiado por ser insufrible. Ha sido la personificación exacta de esos niños que te hacen reír y te parecen adorables, pero al mismo tiempo irritan.

En conclusión, ha sido una delicida. No solo por lo bien escrito que está y los sentimientos que me ha generado, sino también por lo que he sido capaz de extraer de este mundo, de la realidad de la época y de los problemas que le ocupan. Como pequeño inciso sobre la edición de Alma, hay que destacar las ilustraciones tan maravillosas. He amado el contraste de blancos y negros con el rojo intenso, tal y como Ana destacaba por su atrevimiento en una sociedad anticuada que acaba creciendo con ella.
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