Cuando no queden más estrellas que contar

Solo tenemos una vida. Una sola, y dejamos que transcurra sin hacer nada salvo querer y desear, como si nuestro pensamiento fuese una varita mágica, capaz de solucionarlo todo mientras permanecemos de brazos cruzados.

A veces, las verdades más grandes se revelan en un instante, por un descuido, y ya nadie las detiene. Es imposible. Una vez quedan libres, ya no hay forma de atraparlas y volver a esconderlas.

El poder de las palabras es descomunal, pueden elevarte al cielo o hundirte en el vacío más absoluto.

La felicidad no depende de lo que nos pueda pasar, sino de cómo percibimos aquello que nos ocurre.

Nadie debería ser responsable de cumplir los sueños de otra persona.

Hay gente que cree que somos las circunstancias que nos encontramos en la vida. Otros piensan que somos las decisiones que tomamos cada día. Yo no sé lo que soy, si un cúmulo de circunstancias o un puñado de decisiones. Quizá un conjunto de ambas. O ninguna.

El amor no lo justifica todo y querer no siempre es suficiente. No basta para que dos personas puedan estar juntas. A veces, amar de verdad es dejar ir a la otra persona antes de hacerle más daño. Amar es poner distancia y elegirte a ti mismo por encima de todo lo demás.
Aunque duela. Aunque te parezca imposible soportar su ausencia.

Cuando llega ese momento clave que lo cambia todo, el paso que alterará tu rumbo, lo sabes.
Lo sientes. Puede que se te corte la respiración. Que solo sea un cosquilleo molesto. Un presentimiento que no te deja concentrarte o un nudo en el pecho que te hace mirar por encima del hombro.

Nadie debería ser responsable de cumplir los sueños de otra persona. Es imposible estar a la altura de unas expectativas que se alimentan de ilusiones y deseos nacidos del propio fracaso.

Desde muy pequeña Maya se ha dedicado en cuerpo y alma a la disciplina del ballet, sólo sabe hacer eso. Todo cambia en su vida por un accidente que la deja fuera del ballet. Ahora en su vida piensa que todo carece de sentido, es lo único que conoce y domina.
Su abuela, que siempre la ha criado para bailar y ser la mejor, ahora la da la espalda y la echa de su vida.
De un día para otro todo cambia y se ve mas sola que nunca.
Un hallazgo fortuito que hará que todo en su mundo se remueva y vuelva a doler.
Un viaje, la esperanza de una familia y encontrase a una misma. En la vida muchas veces solo hay que dejarse llevar.

“Todos nos merecemos alguien que nos mire a los ojos y nos diga que somos buenos. Que importamos”.

El libro está lleno de grandes frases y reflexiones que te harán pensar.

Me encanta Maya, empieza pequeñita, rota, completamente manipulada y acaba encontrándose y viviendo por y para ella misma. La evolución que tiene la protagonista es brutal y me ha encantado.
Lucas es un personaje que me enamoró desde el principio. Lo mejor de ellos es que me los creí de verdad, y me dejé llevar por todo lo que pasaban.

La pluma de la autora es perfecta, una prosa fantástica y, como ya dije en su día, escribe sentimientos o así me lo parece a mi.
La he descubierto con esta obra pero quiero leer todo lo que haya escrito.
No quiero olvidarme de la ambientación y lo mágico que es todo en ese lugar 💫💫

Por poner un pero, no me gusto nada el personaje de la abuela, pero era un mal necesario.