Una jaula de sol y flores
Feyre no deja de tener pesadillas con lo sucedido Bajo la montaña, no puede olvidar a los Fae que mató para poder rescatar a Tamlin y no puede olvidar la marca que tiene en su mano y que la liga al peor de todos los Altos Fae de Prythian. Durante el día, vive junto a Tamlin, su amor, al que rescató de la oscuridad y por el que peleó; el cual, ahora, la mantiene encerrada en los terrenos del castillo de la Corte de Primavera para protegerla, como si no hubiera recorrido medio mundo para salvarlo a él. Feyre se ahoga.
Comenzamos y de manera muy directa, ya que la novela no pierde el tiempo para recordarnos la situación en la que termina la primera parte. Directamente, nos encontramos a una Feyre que no puede sorportar la vida en la Corte de Primavera porque Tamlin la quiere guardar como su más preciado tesoro. Además, el lazo que la une con Rhysand, Lord de la Corte de Noche, sigue ahí esperando a cobrarse su pacto de Bajo la Montaña. Así, la narración en un principio es estática por la propia privación de libertad de Feyre, pero algo sucederá que hará que la historia se precipite y, por fin, conozcamos más cortes del mundo de Prythian.
En este sentido, esta segunda parte nos amplia el horizonte conocido y nos hace replantearnos lo que conocíamos de la historia de los Lores y Altos Faes al otro lado del muro. Una entrega con menos presencia humana, ya que Feyre es Fae, pero que cuando aparece es altamente determinante, equilibrando la ausencia de ese lado del muro. de igual modo, la trama no solo se enfocará en la pelea por el amor, como vimos en la primera parte, sino que tratará temáticas como la libertad, el valor y costo de la misma, la familia y el sacrificio. Una segunda parte completa que, además, tiene una propuesta inteligentísima... ¿qué pasa si la historia no es como pensábamos?
Relectura de la propia obra
Y es que Sarah J. Mass ha decidido releer su propia primera parte. al principio de la lectura, que ha sido conjunta con las chicas del grupo Locura Conjunta, todas estábamos muy incómodas con la historia. O todo lo veíamos metido con calzador o pensábamos que se estaba cargando su propia historia... y no era que la novela nos dijera lo contrario. Gracias a una Feyre completamente desastrada, rota en mil pedazos, con la conciencia descolocada y luchando por entenderse era muy difícil comprender lo que estaba pasando, incluso su perspectiva de la situación, más allá de los hechos objetivos que se nos narraban: Tamlin la estaba encerrando y de alguna manera Rhys ¿la liberaba?
Sin embargo, casi a mitad del libro, para mí se hizo la luz. Realmente, la autora no estaba metiendo las cosas con calzador, estaba haciendo de la amiga que te hace que pienses y te des cuenta sola. Así, y me parece un descubrimiento reconocerlo, Sarah J. Mass nos enseña que la historia de Tamlin y Feyre fue tóxica desde el principio, pero no podíamos llegar a esa conclusión sin todo lo bueno y malo que hay en medio.
Y no sé qué pensará otra persona que se haya leído el libro, pero de verdad es que no puedo entenderlo de otra manera. Poco a poco, lo que iba sucediendo nos iba convenciendo, porque, además, la autora en esta entrega cocina todo a fuego lento, pero sin demorarse ni ralentizarse. Consigue que todo empiece a encajar sutilmente, hasta que en un momento determinado ves el puzle entero con todas sus piezas.
Evolución brutal
Siguiendo con esta idea, me he leído la reseña que hice de
Una corte de rosas y espinas, y me ha gustado ver cómo ha cambiado mi perspectiva de Tamlin y Feyre, una evolución que es muy dura en su análisis, pero muy satisfactoria en su conclusión.
Si en la primera parte veíamos a Feyre como una muchacha luchadora, que se valía por sí misma, algo que gustaba a Lucienn y a Tamlin, en el principio de la segunda parte encontramos a una protagonista casi desvalida, completamente sometida y resignada a los deseos de quien teme por ella. Para mí, este inicio ha sido muy duro, ya que ese convencimiento por no preocupar a la persona que amamos me recordaba demasiado a la sinergia con los maltratadores. Te encierro porque así te protejo, porque tú no puedes sola sin mí.
Esto, en principio, no cuadraba con el personaje que habíamos visto en la primera, ni con Tamlin ni con Feyre, sin embargo si recordamos, en la primera obra Feyre sí muestra sus debilidades, su miedos, su necesidad de encontrar un lugar en el mundo y sentirse amada, y es ahí donde Tamlin la tiene atrapada.
Así, pues, vayamos con la Bestia que no lo era. Con Tamlin nos encontrábamos con un personaje algo vulnerable, pero que no llegaba a estar anulado y cuyo poder e imposición se dejaba notar muy levemente. Liberado, en esta segunda parte, el Lord de la Corte de Primavera maximizará ese poder e imposición ocultos sobre Feyre. La excusa como os he dicho es la protección de su amada, pero, ¡ay, se descubrió!, también la idea de posesión sobre su hembra, a la cual tiene que aislar para que ningún macho la capture. En concreto Rhysand, del que no os contaré absolutamente nada para que la gocéis, porque su papel en la historia es espectacular y genial
Recapitulando
Que así en conjunto os he contado muy poco es cierto. Para hacer un pequeño resumen diremos que en esta segunda parte Tamlin intenta retener a Feyre en su caja de oro, ella sufre como una condenada y, de repente, algo pasa que nos traslada a otras cortes. A partir de ese momento la historia se lanza, y no será solo una trama romántica (que la hay, la hay) sino una trama política donde el futuro de ambos lados del muro están en peligro. Hay un enemigo a batir, sí, pero quizá lo más interesante sea el proceso que sigue Feyre para desintoxicarse de Tamlin y volver a ser ella misma.
Un canto a que nos cuestionemos lo que damos por sentado y consideramos bonito, y una invitación a replantearnos que nada es lo que parece. Espero que os animéis con ella.
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