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ISBN : 9871138148
495 páginas
Editorial: SUDAMERICANA (30/11/-1)

Calificación promedio : 4.43/5 (sobre 1414 calificaciones)
Resumen:
En el quincuagésimo aniversario de su publicación original, la Real Academia Española y la Asociación de Academias de la Lengua Española rescatan su edición conmemorativa de esta obra maestra de la literatura del siglo XX. En 2007, coincidiendo con el octogésimo cumpleaños de Gabriel García Márquez, la Real Academia Española y la Asociación de Academias de la Lengua Española prepararon esta edición conmemorativa de Cien años de soledad publicada por Alfaguara. ... >Voir plus
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Críticas, Reseñas y Opiniones (141) Ver más Añadir una crítica
Popeye
 28 February 2018
Me he llevado una gran desilusión con este libro. Dada la fama y la importancia que tiene, esperaba que iba a ser uno de mis libros favoritos, pero, no ha sido así.

Esta muy bien escrito y se relatan los sucesos de un modo ágil, muy buenos ingredientes para la narración de una historia. Sin embargo, no me ha gustado lo que relata. Cuenta sucesos fantasiosos que rayan la exageración y que no me han suscitado el menor interés.

Coincido con la opinión de otro lector, en que si no gustan las 50-100 primeras páginas, es mejor dejarlo, ya que, la historia no mejora con el paso de las páginas.

Le he dado un 6 de nota por lo bien escrito que esta y, porque el final es original y me ha gustado.
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Antoprocel26
 06 October 2017
Este libro es complejo de entenderlo a la primera lectura, se requieren dos o tres veces para lograr captar el hilo de esta literatura.
Sus personajes hacen de este libro más interesante y lo similar de sus nombres lo hacen confuso al mismo tiempo, es sin duda un libro que te desafía a pensar, expandir tu mente y reta a tu memoria.
Es muy recomendable para quienes desean transladarse a otro mundo.
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Paloma
 14 March 2019
"Por tal magnificencia, nuestra única reacción posible es la gratitud. Él fue el más grande de todos nosotros" - Salman Rushdie sobre Gabo.

”… que el pasado era mentira, que la memoria no tenía caminos de regreso, que toda primavera antigua era irrecuperable, y que el amor más desatinado y tenaz era de todos modos una verdad efímera”.

¿Qué puedo decir sobre mi libro favorito y qué puede aportar una reseña más sobre una de las mejores obras en el idioma español? Quizá muy poco; y algo solo para la memoria virtual en Babelio, tratando de dejar algún rastro de mis lecturas –de mis alegrías y decepciones- durante los últimos años.

Para mis amigos en la vida real no es ningún secreto que Gabriel García Márquez es y seguirá siendo mi escritor favorito y Cien Años de Soledad, mi libro de cabecera: único, mágico, una obra maestra de la literatura mundial, insuperable para mí no sólo por sus méritos literarios sino por la relación tan personal que establecí con él.

Desde aquella remota tarde del verano de 1995 en que comencé la primera de muchas lecturas de este libro, y hasta hoy, la historia de Macondo y de la familia Buendía han sido una parte fundamental de mi vida y de alguna manera considero que tuvieron algo que ver con mi deseo de escribir, de viajar, de descubrir distintos mundos a través de la literatura. Desde ese momento, cuando cursaba la secundaria, pasando por mis años universitarios y hasta mis últimos años en talleres de escritura– siempre he dedicado un espacio a Cien Años.

De esta manera, esta reseña es un escrito más en una serie de ensayos que he dedicado a esta obra, explorando temas como el significado de la soledad, la nostalgia, la historia de nuestro continente y la contundencia del escritor colombiano para construir imágenes literarias con un lenguaje tan concreto y a la vez tan mágico que perduran en la mente del lector años después, así como el recuerdo hereditario de Melquíades que José Arcadio le transmitió a su descendencia.

Creo que esas primeras exploraciones sin duda tuvieron un enfoque más académico pero, dejándome llevar por la generosidad del ensayo literario, me di muchas licencias para expresar mi admiración y todos los sentimientos que esta novela despertó en mí, a cada año, con cada relectura y sin disimular que ésta era para mí una de las mejores obras, insuperable en muchos sentidos.

Por otra parte, creo que vale la pena otra confesión en esta reseña ya de por sí más una memoria personal que crítica literaria: el inicio de mi relación con la saga macondiana no fue fácil. Pero creo que esto es algo natural, que nos pasa a todos durante el primer encuentro y que se ha dicho tanto: la repetición de nombres entre generaciones, la historia de cien años de una única familia, hace que el acercamiento inicial sea complejo. Las ediciones actuales contienen un árbol genealógico en las primeras páginas del libro pero mi ejemplar–que pedí a mis padres me compraran a los 12 años, si la memoria no me falla– de la Editorial Diana, tenía una portada en amarillo, con una imagen que ya no recuerdo bien, pero bastante simple, y la dedicatoria inicial de Gabo. Nada más para prepararnos a lo que este libro traería.

Había leído ya algo de García Márquez, en un libro de texto de la secundaria, para mi clase de español. El cuento era Espantos de Agosto y recuerdo que me impactó bastante porque tenía elementos fantásticos y de terror, género al que siempre había sido aficionada. A la esquina de la hoja, venía una pequeña semblanza del autor y se mencionaba que Cien Años de Soledad era su obra cumbre y que había recibido el Nobel. Apenas leí el título de la novela, supe que tenía que leerla –es evidente que desde siempre me ha dado un poco por la soledad y escenas y obras nostálgicas, y bastó el nombre solamente para afanarme en conseguir una copia.

Después de terminar esa primera lectura, me sentí muy confundida porque no había entendido gran cosa: no podía identificar a ningún personaje con claridad, salvo quizá a Úrsula y Melquiades, y el significado de la saga de los Buendía se me escapaba. Ciertamente, quizá en pleno inicio de la adolescencia me faltaba la madurez o el conocimiento para comprender una obra de esta magnitud. Lo bueno fue que no claudiqué. En aquella época en que no tenía tantos libros por leer y que no tenía prisa por gran cosa, dediqué mi tiempo a varias relecturas en los siguientes años, aprovechando las vacaciones o algún fin de semana para sumergirme de nuevo en Macondo, en sus inicios y desarrollo y hasta su final, y en donde el pasado se aferraba por sobrevivir. Me aferré y me dije a mi misma “el sentido de este libro no se me va a escapar”.

Me alegro de haber perseverado. Como se dice de las grandes obras –cada nueva lectura revela elementos, aristas, detalles, que antes no habíamos visto y de esta forma, descubrimos una y otra vez la novela, sin aburrirnos y al contrario, maravillándonos de la genialidad del autor. Esto hace un clásico y esto apunta hacia el extraordinario poder de la relectura. Hubo una tarde en que, simplemente, todo tuvo sentido: cada personaje, cada pasión silenciosa y obsesión, todo encajó perfectamente tanto en el libro como en mi mente y espíritu y supe que estaba ante una historia que me acompañaría siempre.

Asimismo, con el paso del tiempo, cada acción y actitud de los personajes ha ido teniendo más sentido para mí, como por ejemplo, la rivalidad entre Amaranta y Rebeca; la costumbre y la naturalidad de las manías en el amor conyugal; las obsesiones de la infancia que nos persiguen y no nos dejan jamás, como en el caso de Fernanda del Carpio. Todo es tan humano, tan cotidiano, pero a la vez tan espectacular, tan único, lo cual se debe únicamente al genio de García Márquez y a su maestría con el lenguaje. Porque no hay más.

Hace un par de años, comencé a preguntarme si mi amor por Gabo y su obra no rayaba en el fanatismo. Haciendo memoria, recuerdo que después de Cien Años, me dediqué también a leer toda novela a mi alcance –fue casi un año en que no leí nada más, porque no creía que hubiera algo que valiera la pena. Pronto salí de ese hechizo y por suerte comencé a explorar otros autores latinoamericanos, pero siempre conservé un afecto único hacia el escritor – al nivel que cumplí mi sueño de visitar Colombia en 2014 solo para conocer la tierra que le inspiró.

Lo cierto también es que, después de esta fase, hace casi unos diez años no volvía a leer la historia de los Buendía. Cada año me lo prometía, pero entre tantos libros no me daba la oportunidad. Y sin embargo, si releí otras de sus obras: El Amor en los Tiempos del Cólera, del Amor y Otros Demonios y sus memorias, Vivir para Contarla, que me revelaban una y otra vez al autor. Pero su obra cumbre, la posponía. Creo que tenía miedo de que, al reencontrarme con una obra tan querida para mí, el hechizo terminara; que tanta admiración hubiera sido un engaño de mi juventud o simplemente, que después de tantos libros leídos, mi opinión hubiera cambiado. En el fondo sabía que era prácticamente imposible, pero quizá igual que los terrores nocturnos e irracionales de los Buendía, temía que algo pasara. Y si algo cambiaba, no podría manejarlo. Así lo fui posponiendo, hasta hace unas semanas.

Como es evidente, no hay sorpresa alguna. Sé que no hay ni habrá nada qué temer, por las mismas razones por las que durante veinte años este libro ha sido mi favorito, una inspiración. Cien Años de Soledad era todo lo que recordaba y más, y en esta ocasión, y probablemente conforme he ido creciendo y aprendiendo, he sentido más afinidad con los personajes y la obsesión de la familia por el fin, por la soledad me parece cada vez más comprensible, conforme yo también he madurado. Esta vez, me estremecí reviviendo los últimos días del Coronel Aureliano Buendía, encerrando en su taller fabricando pescaditos de oro, ante su desilusión de tantas cosas del mundo; de la vida de Úrsula, que sobrevivió a todos sus hijos y por ende, los perdió a todos; y de las parrandas desenfrenadas de Aureliano José, que fueron de alguna manera para olvidar el peso y el futuro de ser un Buendía.

Gracias Gabo por haber escrito una historia tan extraordinaria que me llena completamente al leerla y por crear esas imágenes que conservaré siempre en mi memoria y que son parte ya de mi entrañable acervo literario, de mis sueños y tesoros y que ejemplifican el maravilloso arte de contar historias, que él logró como pocos: el galeón español en medio de la selva; la armadura oxidada del siglo XV con un relicario con un riso de mujer; las tardes de lecciones para tocar la pianola de Pietro Crespi a Rebeca y Amaranta; la niñez de Fernanda del Carpio en una mansión colonial; y los últimos días de Meme en un tenebroso hospital de Cracovia, pensando por siempre en Mauricio Babilonia.
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soleblanco77
 23 February 2018
Esta novela narra la historia de la familia Buendía a lo largo de siete generaciones en el pueblo ficticio de Macondo, en Colombia, y abarca alrededor de cien años, desde mediados del siglo XIX hasta mediados del siglo XX. Este libro se encuadra dentro del movimiento literario conocido como realismo mágico, que se caracteriza por mostrar lo irreal o extraño como algo cotidiano y común. Es una saga familiar narrada en un solo tomo de 20 capítulos.

Mi primer acercamiento a la obra de García Márquez fue a través de Crónica de una muerte anunciada, novela que me hicieron leer en la secundaria. Hace varios años me compré Cien años de soledad, la comencé a leer pero la abandoné. No me enganché con la historia y me dije "el realismo mágico no es lo mío". Así estuve muchos años sin leer nada de García Márquez hasta que el año pasado decidí darle otra oportunidad y esta vez sí terminé la novela. Y no solo la terminé sino que además me gustó. Estoy convencida de que hay un momento en la vida para cada libro y que nuestros gustos literarios evolucionan con el tiempo. Tal vez hace quince años atrás yo no estaba preparada para apreciar este libro.

Primero, me gustó como escribe García Márquez, su estilo, las descripciones, la forma en que narra el desarrollo y la decadencia de un pueblo y sus habitantes (hablo en presente porque los escritores nunca mueren, viven en sus obras). La primera oración de la novela es atrapante: Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo. Segundo, es admirable como no se pierde en esa maraña de personajes, que encima tienen nombres repetidos. Yo me conseguí un árbol genealógico para no confundirme. Entre los personajes recuerdo en especial a Úrsula Iguarán, la matriarca familiar, incansable y longeva. También me resultó interesante el gitano Melquíades, con sus extraños inventos y predicciones. Cien años de soledad es, sin dudas, una de las mejores novelas latinoamericanas que leí.
Enlace: http://soldeechesortu.blogsp..
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Anelena
 21 July 2022
Me parece una obra bastante interesante, narrada de una forma sencilla que facilita su lectura pese a no tener diálogos. Sin embargo en ocasiones puede resultar un poco lioso si no llevas bien el recuento de los nombres de los personajes, estos se suelen repetir y en ocasiones unos se mezclan con otros (6 generaciones de Arcadios y Aurelianos).
Ciertos hechos históricos como la Guerra de los Mil días y la presencia de la compañía bananera, son sucesos que ocurrieron en Colombia y que lo inspiraron ( he estado investigando 🧐)
Suceden muchísimas cosas, se une todo el tiempo la realidad con pequeños hechos sobrenaturales, pero también, con el correr de las páginas uno se acostumbra, y toma los hechos como normales, tal como les pasa a los personajes.
Me ha gustado un montón, creo que esta novela es para releerla porque me da la sensación de que hay rinconcitos en esa casa de locos de los Buendía a los que no he llegado. Recomendada la lectura de esta obra maestra
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Las críticas de la prensa (1)
Infolibre31 May 2023
“Cien años de soledad” es considerada una de las novelas esenciales del Siglo XX. Los críticos coinciden que la historia que transcurre en el pueblo ficticio de Macondo es una de las obras fundadoras del realismo mágico.
Leer la crítica en el sitio web: Infolibre
Citas y frases (106) Ver más Añadir cita
rafaperezrafaperez12 December 2021
Antes de empezar, testamento firmado, aclarar que mis impresiones no son la verdad absoluta ni lo pretenden, no aseguro, ni pido disculpas.

Demos a los cuerdos de su propia medicina, una parte de locura y tres de confusión ( 091, fragmento de la canción " huellas"

Alicia, excomulgada del pais de las maravillas es transportada por miles de hormigas caníbales y renace en una cienaga con su nuevo nombre. Macondo.
A diferencia de las fantasías de carrol las de Márquez pese a insolitas, son reales y teje una historia de soledad, de errores, obstinaciones y huidas que de forma cíclica se repetiran una y otra vez.
Cuando leí el primer capítulo, tuve que volver a empezar, no era consciente pero el maldito Márquez ya me habia clavado el puñal, después solo lo fue retorciendo más y más y yo, rendido, deleitarme en la locura de su prosa.
La narrativa de cien años de soledad es una obra arquitectónica con infinidad de detalles, de piruetas, música, poesia, perfecta en su composición y ejecución.
Si fuera poco esto, el inicio de los capitulos, el primero con el hielo, el del coronel, las 32 batallas, el de los 4 meses lloviendo, son aplastantes.
Me he sentido atropellado de principio a fin.
No, no soy ni seré capaz de entender la obra en su totalidad, dudo que haya ser humano capaz, en su inmensidad, hay ricones detras de otros rincones y en mi lectura, mariposas amarillas revoloteando alrededor.
Una obra escrita de manera magistral, de una Latinoamérica más profunda, que puedo imaginar, pero no oler ( se a que huelen mis pinos, tierra etc pero cada lugar tiene su olor) y estoy en clara desventaja.
El aislamiento, el olvido, la culpa y una novela que da a los cuerdos de su propia medicina.
Una maravilla.
Un ejército de mariposas amarillas que me acompañarán por siempre jamás!
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jessiel3jessiel312 October 2017
Sin embargo, antes de llegar al verso final ya había
comprendido que no saldría jamás de ese cuarto, pues estaba previsto que la ciudad de los espejos (o los espejismos) sería arrasada por el viento y desterrada de la memoria de los hombres en el instante en que Aureliano Babilonia acabara de descifrar los pergaminos, y que todo lo escrito en ellos era irrepetible desde siempre y para siempre porque las estirpes condenadas a cien años de soledad no tenían una segunda oportunidad sobre la tierra.
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MacabeaMacabea04 June 2020
Según él mismo le contó a José Arcadio Buendía mientras lo ayudaba a montar el laboratorio, la muerte lo seguía a todas partes, husmeándole los pantalones, pero sin decidirse a darle el zarpazo final. Era un fugitivo de cuantas plagas y catástrofes habían flagelado al género humano. Sobrevivió a la pelagra en Persia, al escorbuto en el archipiélago de Malasia, a la lepra en Alejandría, al beriberi en el Japón, a la peste bubónica en Madagascar, al terremoto de Sicilia y a un naufragio multitudinario en el estrecho de Magallanes. Aquel ser prodigioso que decía poseer las claves de Nostradamus, era un hombre lúgubre, envuelto en un aura triste, con una mirada asiática que parecía conocer el otro lado de las cosas. Usaba un sombrero grande y negro, como las alas extendidas de un cuervo, y un chaleco de terciopelo patinado por el verdín de los siglos. Pero a pesar de su inmensa sabiduría y de su ámbito misterioso tenía un peso humano, una condición terrestre que lo mantenía enredado en los minúsculos problemas de la vida cotidiana. Se quejaba de dolencias de viejo, sufría por los más insignificantes percances económicos y había dejado de reír desde hacía mucho tiempo, porque el escorbuto le había arrancado los dientes.
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JoseLuisOjarJoseLuisOjar18 May 2022
Se sintió olvidado, no con el olvido remediable del corazón, sino con otro olvido más cruel e irrevocable que él conocía muy bien, porque era el olvido de la muerte.
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TomSawyerTomSawyer22 August 2020
Al lado de José Arcadio Segundo estaba una mujer descalza, muy gorda, con dos niños de unos cuatro y siete años(...) José Arcadio se a caballo al niño en la nuca. Muchos años después, ese niño había de seguir contando, sin que nadie se lo creyera, que había visto al teniente leyendo con una bocina de gramo fono el decreto número 4 del jefe civil y militar de la provincia (...) y en tres artículos de ochenta palabras declaraba a los huelguistas cuadrilla de malhechores y facultada al ejército para matarlos a bala.
(...)
Señoras y señores-dijo el capitán, tienen cinco minutos para retirarse.
Han pasas cinco minutos, dijo el capitán. Un minuto más y se hará fuego.
(...)
Embriagado por la tensión, por la maravillosa profundidad del silencio y, además, convencido de que nada haría mover a esa muchedumbre pasmada por la fascinación de la muerte, José Arcadio Segundo se empino por encima de las cabezas que tenía enfrente, y por primera vez en su vida levantó la voz.
-¡Cabrones!-grito-Les regalamos el minuto que falta.
(...)
Muchos años después, el niño había de contar todavía, a pesar de que los vecinos seguían creyendolo un viejo chiflado, que José Arcadio Segundo lo levantó por encima de su cabeza, y se dejó arrastrar, casi en el aire, como flotando en el terror de la muchedumbre, hacia una calle adyacente mientras la masa desbocada empezaba a llegar a la esquina y la fila de ametralladoras abrió fuego.
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Lectura en voz de la nieta y directora de la Casa de la Literatura Gabriel García Márquez, fragmento de la novela inédita En Agosto nos vemos.
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