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Críticas sobre Fahrenheit 451 (142)
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anais_i
 12 August 2022
Releer un libro luego de 35 años es leer otro libro porque no somos las mismas personas,.

Releer F451 me dejó muchísimas sensaciones que no sé cómo denominar, muchísimas preguntas y una única certeza: nunca entenderemos, por lo que no quiero ser más esta humanidad

Bradbury escribió estás tres historias (F451, El patio de juegos, Y la roca gritó) en 1953, y en estos 69 años el único cambio que hubo fue para mal, ya que lo que él describe como un futuro, ahora ya es pasado, pero constituye nuestro presente: la educación no es más que una fábrica de seres no pensantes, a quienes los medios de comunicación masivos les programan la mente para que las cosas funcionen bien y el orden no se altere por alguna disconformidad

Y, ¿cómo lo hace? Con un nivel de figuras literarias minuciosas y unas descripciones que nos llevan a cada locación en la que están ocurriendo las acciones

Si tienen un Bradbury a mano, no lo duden y léanlo!
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Ainhoyeta
 29 June 2022
Os quiero hablar de un libro al que le tenía muchísimas ganas, una distopía cargada de impotencia.

&#xNaN Fahrenheit 451 &#xNaN de Ray Bradbury

🧐 al principio me ha abrumado un poco, había información que pensaba que había pasado por alto y tenía que releer algunas páginas. Luego me di cuenta que lo explicaba más adelante y yo no tengo paciencia 🤣

👉 Si me preguntasen de qué va, diría que es una distopía futurista en la algunos cuerpos del estado dan un vuelco enorme y en lugar de hacer las cosas correctamente, hacen de verdugos. Es increíble la descripción de los escenarios y personajes, teniendo en cuenta que se publicó por primera vez en octubre de 1953. Es totalmente contemporánea, y seguirán pasando los años y la veremos cómo escrita justo ayer 😱

😥 La peor parte, y podría decir en mi opinión personal que se acerca a la actual, es que el estado quiere la ignorancia de los ciudadanos para poder mandar sobre ellos, y en caso de no funcionar, reencaminar con el miedo.

❤📖 He estado buscando un poco más sobre la novela y el autor, y como dato curioso, hay, supuestamente, una edición en la que si no acercas una llama o calor, no puedes leer lo que contienen sus páginas.
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Meduss142
 23 March 2024
En el club de lectura de @leyendobajoelarcoiris hemos leído un ardiente clásico en este mes de marzo. Hablamos de Fahrenheit 451, de Ray Bradbury.

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¿Imaginas ser un bombero en un mundo distópico donde en vez de apagar fuegos te dedicas a quemar libros? Esa es la premisa de esta novela en la que Guy Montag es un mero mandado de un gobierno controlador que ha decidido que los libros son peligrosos e innecesarios. ¿Pero que ocurrirá cuando Montag descubra lo que hay en el interior de estas poderosas armas?
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En mi opinión, la historia no pierde con el paso del tiempo pero no la he visto tan “wow” como me la pintaban. Sí, guarda un mensaje crítico con la sociedad donde la censura es el padre nuestro de cada día, pero no me acabó de gustar con todo su relleno y tengo la sensación de que deja a personajes en el aire y no se les da una conclusión. A mayores, los cuentos relacionados y publicados posteriormente no me gustaron a pesar de estar en el mismo universo.

Con quien más he empatizado es con el protagonista y me gusta también la figura del sabueso mecánico. Es realista y te deja un sabor agridulce.

Pero insisto. En esta obra falta algo. 😔

A pesar de ello, he de darle otra oportunidad al famoso Bradbury.
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leiremauleon
 20 February 2024
Un clásico por una razón, un canto a la lectura y al pensamiento crítico. al igual que sucede con obras como “1984” o “Un mundo feliz”, este mundo ficticio y distópico nos empuja a meditar sobre el mundo real en el que vivimos. A día de hoy, además, con las noticias que llegan sobre la prohibición de lecturas, representaciones teatrales y demás, una historia como esta está de plena actualidad.
Me ha gustado en especial el pasaje en el que el jefe de bomberos explica, con citas y argumentos, por qué ese mundo funciona y es perfecto. Es un ejemplo maravilloso de tergiversación y demagogia. Bradbury lo hace tan bien que en algún punto del discurso te encuentras pensando que tiene razón. Dura poco, pero lo consigue.
No se lleva las cinco estrellas porque el final me ha resultado un poco precipitado. Está bien hilado y no es sorpresivo, aunque hubiera agradecido que le hubiera dedicado un poco más de desarrollo. Es el único pero que encuentro al libro, por lo demás bien desarrollado, con personajes creíbles y fácil de leer a pesar de su complejidad.
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jumalo16
 05 December 2022
Sabemos que la novela Fahrenheit 451 es uno de los tres clásicos de la narrativa distópica. Sus compañeros: 1984 y Un mundo feliz. Pero, ¿qué hace especial esta obra? Si bien, la línea temática de la ciencia ficción ha padecido vastos reproches de la crítica literaria, llegando a considerársele como una forma narrativa de escasa calidad, con este escrito pretendo demostrar los cimientos conseguidos por Fahrenheit 451, su calidad estética y, por qué no, la función social que cumple hoy en tiempos de pantallas luminosas y cerebros sedados. Fahrenheit es una hoguera esperando leña para el inmenso incendio de lo distópico literario.

Considero que una obra literaria es de alta calidad si en ella hay originalidad en el uso del lenguaje, si éste construye un contenido que, más allá de entretener, genera un ejercicio intelectual como también un movimiento de las emociones gracias a su belleza y extrañeza. En mi opinión, Fahrenheit lo logra. Bradbury no sólo esboza el personaje de la narrativa distópica, también lo sitúa en un mundo armado de contrastes, de oscuridad perpetua y las ansias por un resquicio de luz. Este mundo nos lo presenta un narrador por fuera de la historia, no sin tener ciertas particularidades. Así, siendo el narrador convencional del siglo XIX, Bradbury lo dota de otras características y le da un uso especial que a continuación expondré.

Lo principal que quiero resaltar del narrador de Fahrenheit es su carácter interrogativo. Y es que más allá de describir los hechos, las acciones, de mirar y seguir con lupa al personaje Montag, lo interroga, se cuestiona por él. Es un mundo donde la pregunta está en vida de extinción. La duda no es sinónimo de felicidad, por lo tanto, hay que desecharla. Y veo en el narrador un pequeño fragmento de conciencia para Montag. Es como si se desligara de su papel primordial para entrar en la cabeza del personaje e incomodarlo. Son cuestiones que deberían pasar por la mente del protagonista, pero que es el narrador el que las presenta. Como un vínculo entre ambos. Y esto se confirma con el hecho de que es Montag el único personaje del que conocemos lo que sucede en su interior: lo que piensa, lo que siente. No pasa esto con los demás, donde llegamos a conocer únicamente lo que expresan.

Son muchos los ejemplos para demostrar este carácter interrogativo del narrador. Voy a ir a los que para mí son más destacables. Miremos este: Montag acaba de llegar de su primer encuentro con Clarisse y en su oscura habitación el narrador nos dice, “Volvió a mirar la pared. El rostro de ella también se parecía mucho a un espejo. Imposible, ¿cuánta gente había que refractarse hacia su propia luz? Por lo general, la gente era — Montag buscó un símil, lo encontró en su trabajo — como antorchas, que ardían hasta consumirse.” Hay una clara y bella confluencia entre estos dos; ambos se mezclan en la búsqueda de un pensamiento que le pertenece tanto al uno como al otro. Veamos este último: al final de la historia, Montag se dirige hacia la ciudad con sus nuevos amigos. El narrador nos dice que está tratando de evocar el Eclesiastés, “Y cuando llegara el turno, ¿qué podría decir, qué podría ofrecer en un día como aquél, para hacer el viaje algo más sencillo?” Más abajo, en el último fragmento de la novela, Montag se responde a sí mismo ¿O le responde al narrador? Uno piensa y cuestiona, el otro afirma, responde. Se unen y se separan en un juego de voces.

Como vemos, hay un uso particular de algo convencional como lo es el típico narrador que todo lo ve y lo cuenta. Una gran obra literaria es la que trasgrede lo establecido; aquello que ya está y que, aparentemente, no se le puede dar otra apertura. Si no puede haber inquietudes dentro de la historia, si los personajes albergan una parálisis mental, pues que las exprese el que todo lo ve, y vinculémoslo al héroe para que lleve a cabo su transformación.

El narrador, cumpliendo la función acabada de exponer, no deja a un lado la principal: contarnos lo que pasa en la historia. Y en este punto voy a adentrarme un poco porque es formidable el uso del material verbal en las descripciones. La literatura es metáfora, son símiles puestos en lugares precisos que permitan finura a la imagen, al espacio. En Fahrenheit estamos en un mundo de felicidad y armonía, pero que, casualmente, la mayor parte de la historia transcurre de noche, y de las pocas tardes que nos enteramos resulta que la lluvia cae fuertemente. La travesía del protagonista es nocturna, como quizá lo es también su mente. Eso hasta que conoce a la blanca Clarisse, que tira una cerilla en la oscuridad mental de Montag.

Y entonces nos damos cuenta, junto con el protagonista, que el mundo no es tan feliz como parece ser. Que algo no cuadra, que hay máquinas, aparatos obrando por una felicidad no tan feliz; simulada. Es en ese punto donde el narrador contrapone con elementos naturales, y de gran belleza, los artificios del mundo y los tormentos del protagonista. Esto lo hace con el fin de poner en clara evidencia lo espantosa que es la realidad ficcional. Encontramos versos como: “Montag contempló la sala de estar, totalmente apagada y gris como las aguas de un océano que podían estar llenas de vida si se conectaba el sol electrónico”, “ después, se tumbó bajo el claro de luna, que formaba una cascada de plata en cada uno de sus ojos”, “el tiempo se ha dormido a la luz del sol del atardecer”, “Montag vio en su imaginación a miles y miles de rostros escrutando los patios, las calles, el cielo, rostros ocultos por cortinas, rostros descoloridos, atemorizados por la oscuridad, como animales grisáceos que miran desde cavernas eléctricas, rostros con ojos grises e incoloros, lenguas grises y pensamientos grises”, “las hojas otoñales se arrastraban sobre el pavimento iluminado por el claro de luna”. Estamos viendo un narrador que, aparte de que cuestiona, maneja asombrosamente el pincel y nos ofrece imágenes poéticas.

No quiero desorientarme ni dirigirme por la interpretación que yo le doy a la obra, pero estos desvíos los hago con la intención de que se entienda que una gran obra literaria posee diversas interpretaciones. La mía, una e insignificante Cada uno puede acercarse a la novela y hallar algo inusual, algo que hasta el propio autor pudo pasar por alto. Para mí Fahrenheit 451 es una tríada; una tríada compuesta por los colores negro, blanco, gris; los personajes Montag, Beatty, Faber; la luz, la oscuridad, el claro de luna donde convergen estas dos; el fuego, el agua, la nieve: “Sólo había la muchacha andando a su lado, con su rostro que brillaba como la nieve al claro de luna”. Me gusta pensar que el personaje del capitán Beatty le costó a Bradbury, porque este es un Montag resignado; un gran lector, conocedor de la farsa en la que habita, pero adecuado tranquilamente a ella. Bradbury es claro en su prólogo: “Pero el bombero jefe en la mitad de la novela lo explica todo, y predice los anuncios televisivos de un minuto, con tres imágenes por segundo, un bombardeo sin tregua. Escúchenlo, comprendan lo que quiere decir, y entonces vayan a sentarse con su hijo, abran un libro y vuelvan la página”.

Fahrenheit 451 no es la continuación de un molde de novelas sobre ciencia ficción. Esta obra traza un camino en el que jóvenes escritores pueden transitar hasta cierto punto, porque también habrá que desviarse, traicionarlo, transgredirlo como lo hizo esta obra en su momento, por lo que hoy se le considera un clásico en su línea temática distópica. Fahrenheit nos habla, y lo hace con belleza y originalidad. Habla a la sociedad que conformamos, nos exige pensarnos en relación con los demás. Aquí hay una función social, y no por eso se deja a un lado la dimensión estética. Estamos en Fahrenheit. La quema de libros puede ser una metáfora de los altos impuestos que hoy padecemos para acceder a la cultura; del IVA, de los elevados precios a los libros. Y de las pantallas y la tecnología que adormece ni se diga. Basta con mirar alrededor para ver miles de Mildred por hay rondando, “sonrientes y dichosos”.

¿Y por qué leer Fahrenheit 451? ¿Y qué la hace buena? Hay que traer a Kafka para que nos diga los hachazos que sentía en la lectura de los libros destacables. O a Emily Dickinson volándose los sesos en cada lectura de buena poesía. Hay que correr como Montag, huir de ese oscurantismo mental, y detrás helicópteros y máquinas que buscan entretenernos e impidiéndonos llegar a la luz de la madrugada; allá en el resplandor de los pensamientos, las ideas, las preguntas. Y que mejor que los libros para ello. Una gran obra te rompe la cabeza en una búsqueda de asociaciones: este color con este personaje, esto con esto, esto podría significar esto, o tal vez esto… Fahrenheit lo hizo en mí.

Termino con Borges en un prólogo hecho a Bradbury y su libro de cuentos Crónicas marcianas: “¿Cómo pueden tocarme estas fantasías, y de una manera tan íntima? Toda literatura (me atrevo a contestar) es simbólica; hay unas pocas experiencias fundamentales y es indiferente que un escritor, para transmitirlas, recurra a lo “fantástico o a lo real”, a Macbeth o RaskóLnikov, a la invasión de Bélgica en agosto de 1914 o a una invasión en Marte”. En Bradbury hay símbolos; en Fahrenheit 451 hay literatura.
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Nurse85
 08 August 2022
Empecé a leer el libro teniendo muy presente libros como ^ Un mundo feliz^ o ^1984^. Y la verdad en un primer momento, bajo esa premisa, me decepcionó un oco... Pero al llegar a la mitad del libro la lectura se volvió atrapante y vertiginosa... El final es espectacular y las reflexiones plasmadas en el libro son muy valiosas para los amantes de los libros . Sin duda una distopía muy recomendable.
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Pianobikes
 09 January 2022
“Tiene que haber algo en los libros, cosas que no podemos imaginar, para que una mujer se deje quemar viva. Tiene que haber algo. Uno no muere por nada.” ~ Fahrenheit 451 de Ray Bradbury.

Supongo que a estas alturas todos hemos escuchado hablar de Fahrenheit 451. Para quien no sepa de qué va, dos pistas. La primera, el protagonista es un bombero en un mundo en el que los bomberos se dedican a quemar, no a apagar fuegos. La segunda, Fahrenheit 451 es la temperatura a la que arde el papel de los libros.

Más claro agua.

Y más.

Dato 1: Escrito en 1953 describe un mundo en el que la gente anda enganchada a un mundo audiovisual.

Dato 2: El autor recoge en su postfacio que no sería necesario quemar libros si acostumbramos a la gente a no leer.

Dato 3: Distopía… ¿distopía? Comienzo a dudar.

Os dejo algunas frases en citas y os animo, ¡cómo no!, a leer esta maravillosa obra. Así, sin más.
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Airunneko
 14 June 2021
Estamos ante la historia de una sociedad que tiene prohibido los libros y la lectura…Me resultó verdaderamente inquietante leerla.
Fue escrita en 1953 y parece muy actual, ya que la sociedad que se retrata en esta distopia (en la que los bomberos son los encargados de quemar los libros y las casas que los contienen) se parece preocupantemente a la nuestra.

Es impactante que Bradbury por aquel momento fuese capaz de prever y hacer un buen resumen de lo que es nuestra sociedad. Da miedo pensar que nos acercamos peligrosamente a un horror de sociedad.

Es un reflejo de la forma en que los medios de comunicación manipulan, mueven masas a su antojo y hacen que se reduzca el interés por la lectura o por temas culturales en general (así es más fácil manejar a una sociedad sumisa e ignorante).
Una sociedad que vive atontada, ausente en su mundo y ensimismada con pantallas de TV, auriculares, dedicando la mayoría de su tiempo a un entretenimiento que no aporta nada enriquecedor.

El personaje de Clarisse fue de los que más me gustó, los diálogos que mantenía con Montag me parecían sublimes. Y ver que ella fue el detonante para que Montag reaccionase y empezase a cuestionarse la realidad.
Cuando Beatty va a casa de Montag, la conversación que mantiene con él es perturbadora y sublime.
Los momentos en que hace aparición Mildred son alarmantes, no tiene ningún tipo de aspiración en la vida, su desapego emocional y humano me dejan pasmada, aparte de que su incapacidad para hablar, hace que parezca una autómata.

Es un libro lleno de simbolismos, ejemplo:
La salamandra de los uniformes de los bomberos representa a un animal que tiene fama de que puede sobrevivir a las llamas.

Es un libro que me engañó… lo vi tan cortito, que pensé que podría leerlo rápidamente. La primera parte me enganchó pero hacia el final me empezaba a desesperar.
Quizás el error fue que empecé la lectura con el libro en físico en gallego y luego continué leyéndolo en digital en castellano… no descarto leerlo de nuevo.
Me provocó una serie de conclusiones que han sido lo mejor.

Datos curiosos:
Ray Bradbury en una entrevista dijo estar preocupado por las amenazas de la era de McCarthy donde pensaban quemar los libros.
Se publicó por entregas en la revista Playboy. La idea le surgió una noche en la que salió a pasear porque tenía insomnio.
A Bradbury no le gustaba Internet y no quiso que se publicase la edición en ebook del libro.
Montag fue el nombre de la primera compañía de papel americano que ya existia en los años 50.
Clarisse significa: “claridad de mente” (esto me hace pensar 🤔 si el personaje se llama así, porque fue como un soplo de claridad y un despertar para Montag)
Beatty: beat, en ingles, significa golpear
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AydaN
 06 December 2022
Bradbury fue una de mis grandes pasiones literarias de adolescencia, pero hace años que lo tenía muy abandonado.

Pero cuando vi esta magnífica edición, no pude menos que hacerme con ella. Y ya es mi tercer libro ilustrado con el peculiar estilo de Ralph Steadman, que creo que le va fenomenal a la temática. Lo único que lamento es que no lo hayan sacado en tapa dura, como hicieron en su día con Rebelión en la Granja, que también tengo (una edición ya descatalogada, ahora lo han vuelto a sacar pero ya en tapa blanda).

En fin, que poco más puedo decir de un clasicazo como éste que no se haya dicho ya cientos de veces. Por supuesto, tocó relectura y, salvo alguna errata que otra que creo que habría sido fácilmente solventable, la traducción y la edición me han gustado mucho. Ni que decir tiene que la relectura también, que además sigue estando de rabiosa actualidad. 🙃
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gustavoadolfo
 18 October 2021

Es difícil reseñar una historia que, parece, ya está instalada en el imaginario colectivo. ¿Qué otra cosa podemos decir sobre esta novela que aún no se haya dicho? Ella es tan popular que, incluso, quienes no la han leído saben de qué va: una sociedad en la que están prohibidos los libros y la lectura porque los interrogantes y las ideas que ellas contienen no permiten que la gente sea feliz. En esta sociedad los bomberos no extinguen los incendios, ellos se encargan de propiciarlos y de quemar los libros y, si es del caso, también a los lectores. En esta sociedad la gente está alienada ante el uso de las pantallas y los auriculares, los realities, las drogas y los deportes.

De seguro que la popularidad de la novela ha sido cimentada gracias a las diferentes adaptaciones que ha coleccionado a lo largo del tiempo: en 1966 François Truffaut realizó la primera adaptación cinematográfica de la obra; en 1979 el propio Bradbury se encargó de su adaptación teatral; en la década de 1980 apareció el primer videojuego basado en la obra, así como una versión radial para la BBC; en 2009 se adaptó en formato de novela gráfica; y en 2018 se realizó una nueva versión cinematográfica, en este caso para la cadena de televisión HBO.

La obra de Bradbury también es reconocida por su calidad literaria. En ella son profusas las metáforas, las comparaciones y los símbolos. Véase, por ejemplo, la manera en que la obra sugiere las fuerzas desiguales entre los bomberos y quienes poseen libros; o la violencia representada entre la acción de los bomberos y aquellos objetos subversivos: los representantes de la ley van ennegrecidos por culpa del hollín, siempre huelen a combustible y las mangueras de sus lanzallamas son descritas como serpientes venenosas, en contraste con los libros descritos como “palomas” que intentan escapar del fuego…

A modo de resumen: la obra de Bradbury resulta ejemplar. Ella representa una de las cimas más altas de la ciencia ficción distópica, al lado de la obra de Zamiatín, Huxley y Orwell. No es sólo su contenido, ni la forma de su narración, es también su capacidad para cuestionar la realidad presente (una de las características más caras del arte y característica obligada de la ciencia ficción).

Los síntomas de una sociedad distópica
La obra de Bradbury expone las razones que llevaron a esa sociedad a convertirse en una distopía; lo que aquí llamo ‘síntomas' de una sociedad distópica. Es necesario advertir que cualquier parecido con nuestra realidad…

Para el jefe de los bomberos, y máximo antagonista de la historia, los cambios en la sociedad fueron imperceptibles, surgieron lentamente. Los libros no eran tan peligrosos; sin embargo, empezaron a ser resumidos, primero en algunas páginas, luego en pocas líneas. Otro tanto sucedió con la prensa: al final un titular era suficiente. Los años de las carreras universitarias también fueron acortados y algunas carreras desaparecieron: Historia, Filosofía, Lenguaje... En contraposición: los conocimientos técnicos fueron privilegiados. La vida se volvió inmediata y el placer empezó a dominarlo todo. Recordemos que la idea central de la sociedad está centrada en el hecho de que los ciudadanos lleguen a ser felices.

Pero: ¿por qué la necesidad de estos cambios? Porque los grupos minoritarios empezaron a diversificarse con mayor rapidez y esas minorías se sentían ofendidas con las manifestaciones artísticas existentes. Lo anterior provocó controversias y discusiones. Entonces el arte y los libros fueron prohibidos para evitar esas molestias.

La lógica de esta distopía es categórica: la felicidad radica en que todos debemos ser iguales y no se pueden establecer diferencias, ni comparaciones. Dado lo anterior, resultaba obvio que los libros debían ser prohibidos: sus múltiples voces e ideas ofenden a la gente y resultan molestos con sus interrogantes y ese afán provocador de hacernos pensar.

¿Qué otra cosa podemos decir sobre esta novela que aún no se haya dicho?

Enlace: https://guardopalabras.blogs..
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