Cuento surgido en la cuarentena que trata sobre las relaciones en pareja. No me ha aportado nada, ni entretenimiento ni un buen rato de lectura. Un relato francamente malo.
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Cuento surgido en la cuarentena que trata sobre las relaciones en pareja. No me ha aportado nada, ni entretenimiento ni un buen rato de lectura. Un relato francamente malo.
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Novela apta para hipocondriacos. Se lee bien y rápido. Resulta interesante cómo la autora desarrolla el texto. Está muy bien escrito, aunque no ha llegado a engancharme del todo. Es el primer texto que leo de esta escritora. Lo recomendaria como lectura ligera entre libros más pesados.
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Un ensayo sobre feminismo en el que se hablan de muchos temas con una narrativa brillante. Doloroso porque volvemos a recordar el tremendo caso de la manada, aquel 8m de 2018 donde todas salimos a la calle a gritar "hermana, aquí está tu manada" y "yo sí te creo". Habla del "me too" y lo delicado del tema. Un libro muy cortito pero muy necesario y brillante.
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Con pequeñas mujeres rojas, la escritora española Marta Sanz finaliza la trilogía del detective Arturo Zarco y en este caso lo hace rastreando jirones de memoria sobre los crímenes cometidos durante la dictadura franquista, la más larga de la época actual.
Enlace: https://www.clarin.com/cultu.. |
Es de las pocas obras que tengo grabada a fuego, tanto por los hechos que describe, como por lo sensoriales que son las palabras. Es de lo más fuerte, gráfico y poderoso que he leído nunca. La autora cuenta de forma perfecta cómo es el silencio colectivo que se instala en una comunidad, y la atmósfera de miedo que lo rodea.
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"Una novela distópica. Un radical juego literario. Ciencia ficción para retratar críticamente el presente." Esto es lo que promete la nueva novela de Marta Sanz, "Persianas metálicas bajan de golpe". Esta novela nos sitúa en el mundo futuro de Land in Blue (Rapsodia). Allí una mujer madura vive con Flor Azul, un dron a través del que mantiene conversaciones con su amiga Bibi, que en realidad es la voz de una actriz. La mujer, solitaria y desmemoriada, vive separada de sus hijas, Selva y Tina, protegidas y vigiladas cada una por otro dron: el desencantado Obsolescencia y el adolescente Cucú. La mujer habita un mundo regido por lo virtual, las empresas de paquetería y los programas del corazón. Un mundo gobernado por la explotación, la represión policial y el miedo a la enfermedad y la muerte, en el que los tanatopractores preservan los cadáveres de la podredumbre. La banda sonora de esta ciudad-país-mundo es la de las persianas metálicas que bajan de golpe, uno de los leitmotivs que se van recogiendo sobre sí mismos, formando bucles y ondas, en esta ópera bufa y distópica. Pero distópica como las esperanzadoras distopías a lo Vonnegut: con sus pajaritos que advierten de los escapes de grisú... En este "Her" personal, Sanz traza una afilada y original crítica al devenir de la sociedad actual, sumida en su caótica espiral de medios, ruido y distorsiones, que nos aleja de nuestra realidad más tangible. Armada con ciencia ficción y ecos de la cultura pop, la autora de Clavícula, Pequeñas mujeres rojas y Amor Fou nos ofrece una mirada, desde su habitual perspectiva crítica con el capitalismo rampante, de un posible futuro. O quizás un presente. Innovadora, original y rompedora. Y, sobre todo, impecable, como siempre + Leer más |
"Los pájaros no existen, son drones" con este epígrafe arranca el libro de Marta Sanz. Una frase sacada de una noticia de prensa sobre un grupo de jovenes que, en Estados Unidos, comenzó un movimiento paródico para ridiculizar a los conspiranoicos, desatados sobre todo desde la pandemia, lo curioso es que hubo quienes se lo tomaron en serio, convirtiéndose en negacionistas de los pájaros. La noticia es del 2021 y ya nos introduce en lo que será de alguna manera la novela, un mundo en el que máquinas y drones no solo nos vigilan si no que conviven con nosotros. Persianas metálicas bajan de golpe es una distopía, transcurre en un futuro incierto, en Land in Blue (Rapsodia), la ciudad-país-mundo en la que viven tres mujeres, protegidas y vigilidadas, cada una por un dron. Una mujer adulta o madura a quien vigila el dron Flor Azul y quien habla con una amiga que no es más que la voz de una actriz; sus hijas Selva y Tina, que lejos de ella, también tienen sus propios drones, el viejo Obsolescencia y Cucú, un dron adolescente. Cada uno con una personalidad diferente y eso es lo que hace que este libro (tan cercano al presente) sea una distopía (todavía no llegamos a ello), las máquinas aparecen humanizadas, o animalizadas algunas veces: el dron prostático, el dron lesbiana, el dron rutinario, el dron subalterno, el dron chucho, el dron golondrina...Drones que sienten tristeza, a quienes les pitan los oídos, que dudan, sueñan y son capaces incluso de enamorarse de quienes cuidan. En cierta medida hay también una deshumanización de las personas, aunque no total ni evidente, pero que se refleja en el estado pasivo en el que viven al estar regidas por la tecnología, control y repesión policiales, enganchadas a programas absurdos de televisión, candycrush, tiktok, morbo en HD, un flashfoward y en zoom de cómo vivimos ahora, atados a un teléfono, viendo basura en las redes sociales, con un chatgpt al que le podemos pedir cualquier cosa si nos entra la pereza de pensar, regalando datos a un algoritmo que los traduce en publicidad, capitalismo y tecnología, control y adormecimiento. Y como en muchas de las distopías, aparece un personaje, el ingeniero jefe, representación del poder, un autócrata omnipotente y casi omnipresente, la figura del control absoluto de quien no se llega a saber mucho pero está ahí, sutilemente como una sombra, moviendo todos los hilos del orden. La novela está escrita en un aparente desorden narrativo que es más bien el estilo idóneo para contar una historia como esta, es una novela un poco fragmentaria que va y vuelve a la historia de cada personaje, es, también un catálogo de referencias culturales-históricas-pop-intelectuales al que llegamos a través de las búsquedas que realizan las máquinas, a su trabajo de recabar datos. También es una escritura cargada de humor e ironía, sutil o en su justa medida, lo mismo podemos decir de la poesía, desde el inicio de la novela "Limpia es la palabra con la que no puede empezar ningún poema". + Leer más |
Persianas metálicas bajan de golpe es un juego literario radical que pretende retratar de forma crítica el presente. Persianas metálicas que bajan de golpe también es la banda sonora que nos acompaña tanto a nosotras como a esa sociedad futurista y distópica. Land in Blue (Rapsodia) es un mundo futuro en el que las personas viven desconectadas, aunque conectadas a drones vigilantes que no les quitan ojo. Una mujer madura comparte sus días con Flor Azul, un dron que se hace pasar por su única compañía, Bibi, la voz de una actriz con la que se comunica por teléfono y a quien le cuenta todos sus sueños angustiantes. En otros lugares viven sus hijas Selva y Tina, a quienes teme olvidar y cuya muerte le preocupa. Estas también son vigiladas por drones, Obsolescencia y Cucú. Este futuro impreciso nos sirve para ver la cara oculta de la realidad en la que vivimos, pues es incuestionable que nos dirigimos hacia el mismo imperio de la tecnología cibernética. Es precisamente la verosimilitud de la historia lo que le aporta rasgos de terror, lo que os hará identificaros con sus personajes y empatizar inmediatamente con una sociedad deshumanizadora. Las tres mujeres y sus drones están rodeadas de incomunicación, soledad y violencia, y sobre ellas planea la terrible sombra del ingeniero jefe, el encargado de controlar a los acompañantes metálicos y de programar el algoritmo. Porque, tal y como dice Marta Sanz, el algoritmo es un varón blanco que trabaja en un garaje y vive en Estados Unidos. No os podéis perder este ingenioso ejercicio literario en el que conviven drones sáficos con otros prostáticos. Una gran novela repleta de referencias de la cultura pop, literarias y artísticas, de acontecimientos sociales de actualidad. Una realidad amenazadora en la que el terraplanismo se ha rescatado nos amenaza desde las páginas de Persianas metálicas bajan de golpe, pues, tal y como sentencia la autora: "es el futuro". Solo nos queda prepararnos para el fin de la civilización tal y como la conocemos. + Leer más |
Voy a ser muy clara, no me ha gustado este libro. La historia comienza con la propia autora en un viaje de avión, cuando empieza a notar un dolor muy extraño. Un dolor que no le deja dormir y cada día que pasa le preocupa más. Después de ir a médicos, especialistas, tener a todo el mundo pendiente de ella, hay un pronóstico y se acaba la novela. Y ya está, eso es este libro. La autora se sincera completamente con el lector y le cuenta sus miedos, dudas, otras experiencias con la medicina o de otras personas con problemas médicos. No me ha gustado porque es muy negativo y angustioso, puede que en otro momento le hubiera encontrado lo "cómico" pero no me ha quedado claro si es lo que buscaba la autora . No sé si es que la autora es una hipocondríaca o intenta reírse de sí misma al pensar en las barbaridades que llega a pensar sobre ese dolor. Pero en general no he disfrutado esta lectura. Ha llegado momentos que me ha aburrido y eso que es corto. Es mi primer libro que leo de la autora. No había leído nada de ella y creo que ha sido un error leer este en primer lugar, y no una novela. Me da un poco de rabia porque tenía muchas ganas de leer a la autora. Seguramente lea algo más de ella en el futuro, pero por ahora me voy a dar un tiempo. + Leer más |
La farándula es, como dice la vieja actriz Ana Urrutia, una protagonista de la novela,”la síntesis de faralaes y tarántula”. Con esta terrible definición nos vamos a asomar al mundo del espectáculo, que tiene una parte de glamour y de brillos, es decir las faralaes, pero también vamos a ver la parte más oscura , donde se oculta la tarántula y su veneno. Y este es el mundo al que Marta Sanz nos acerca de forma incisiva y no se lo pone fácil al lector. Por todo ello, parece que lo que pretende es presentarnos una dura y fuerte crítica del mundo de la farándula, enseñándonos sus miserias, sus conflictos y sus contradicciones, aunque sin perder de vista el glamour y la atracción. Una novela donde se pone de manifiesto ese miedo a perder nuestro lugar, nuestro sitio, también es evidente la gran resistencia a los cambios que llegan, así como a los cambios del lenguaje que, en realidad, son el reflejo de los cambios en el mundo . Y sí, tenemos miedo a eso y a muchas otras cosas como el envejecimiento y el relevo que nos aguarda y la precariedad. La novela nos presenta, entre otras cosas, la preparación y el estreno de una adaptación teatral de la película, Eva al desnudo, (All about Eve, 1950) de Mankiewicz, con una mirada demoledora y corrosiva sobre el mundo del espectáculo y sus actores. Encontramos, por tanto, una gran cantidad de actores de cine y teatro en diversos estadios de su carrera, una colección de retratos y biografías de gran crudeza. El relevo generacional, el artista contestatario, el artista acomodado, las relaciones de poder, el olvido y la muerte de antiguas glorias, los públicos, las contradicciones. Y, todo ello con un estilo de largas enumeraciones, saltos temporales y constantes cambios de narradores. Máscara sobre máscara, Valeria Falcón, Ana Urrutia, Natalia de Miguel, Lorenzo Lucas, Daniel Valls, actores y actrices de diferente condición, unos en la cima del éxito, otros, en el declive de su carrera o en situación de abandono e indigencia como Ana Urrutia. Una novela ácida, que destaca, sobre todo, las bajezas morales. A mí, me ha parecido tristísima, a pesar de reconocer la novela, como una propuesta literaria singular, compleja y con un lenguaje vivo, agudo y lleno de matices. Es una obra llena de sugerencias, que es lo que más me ha motivado, ya que la critica mordaz y la visibilidad de las miserias hacia todo y hacia todos, la porquería y la devastación, que, estamos de acuerdo, también forman parte de la vida, es bastante difícil de digerir. Otro aspecto a tener en cuenta es la potente crítica social, y desde mi punto de vista, presenta hechos y alusiones del aquí y ahora, del año 2015, que no nos dejan indiferentes y donde la ironía, la tristeza e incluso las emociones nos arrastran. En definitiva, una visión satírica de la farándula de nuestro tiempo, en una novela corrosiva de principio a fin. Pero una genial representación de vida. Una lectura bastante triste, a veces también divertida , tiene un ritmo vertiginoso, y es muy crítica e incluso mordaz y borde. Marta Sanz escribe muy bien y tiene una gran habilidad para reflejar a la perfección, cualquier situación así como la psicología de los personajes. Posee ingenio y un gran estilo. A los grandes escritores hay que leerlos y ella lo es. Y por último, sería muy interesante que, después de la lectura del libro, finalizáramos viendo la película a la que se alude en la novela “Eva al desnudo” protagonizada por la excelente y maravillosa actriz Bette Davis. + Leer más |
“Escribo de lo que me duele” Marta Sanz es una mujer blanca, española, feminista y de izquierdas, heterosexual, urbana, de clase media y extracción proletaria que escribió esta novela no hace mucho tiempo y desde los casi 50 años de edad. Marta Sanz ha escrito un libro que, de haber tenido la suerte de poseer su capacidad, yo hubiese deseado escribir, quizás hasta necesitado escribir confiando, como ella, en el poder catártico de la escritura. Obviamente, no sería el mismo libro, no soy Marta Sanz, ni siquiera soy mujer (todo lo demás lo comparto), pero hubiese sido bastante parecido. 'C'est dans l'air du temps'… et avec moi. “No es mi vida la que me hace infeliz. Es la oscuridad de mi cuerpo.” Comparto con ella, o con la Marta Sanz de la novela, “el gen de la infelicidad aunque lo tengamos todo para ser felices”; comparto con ella la incapacidad para afrontar los problemas; comparto con ella el odio hacia “la naturaleza y lo inexorable” y el no saber vivir; comparto con ella un dolor físico sin causa conocida; comparto su duda sobre si el problema es genético o ambiental (“Materia o historia. Las dos grandes palabras en triste conjunción”). “Soy una mujer de éxito llena de tristeza… He tenido mucha suerte. Me han querido tanto. No sé ganar. Ni perder.” Lo comparto, género aparte, y también comparto su miedo a que este dolor me cambie o intensifique mis defectos, constatar en los otros el agriamiento de mi carácter; comparto su presentimiento de que la causa pudiera ser “el presagio de una pérdida”, aunque a esa pérdida no le pueda, como ella hace, ponerle nombres tales como padres, marido, trabajo, sino que es una amenaza inconcreta pero que bien pudiera deberse a la velocidad con la que se aleja mi mundo, el mundo en el que nací y crecí (“Elvira me pone un wasap elegíaco: «¡Ha cerrado el Comercial!”) y el miedo al mundo que está apareciendo; comparto su grito: “Yo quiero que me quiten un dolor. Que me ayuden a localizarlo. Que me extirpen del corazón el ansia poniéndole un nombre y un remedio.” No comparto su hipocondría ni, quizás por ello, su miedo a la muerte, el mío es más un miedo a la vejez, tanto en lo que implica de deterioro y posible invalidez como de alejamiento de la juventud con todo lo que ello conlleva. Por eso no puedo compartir ese encanto que le va encontrando a las venas que le empiezan a aparecer y que antes estaban a cubierto de la carne, ni tampoco comparto su deseo de poder olvidarse del cuerpo “Para lo bueno y para lo malo”, yo solo quiero olvidarlo para lo malo, aborrezco tener que olvidarlo para lo bueno. “Me voy a morir y no voy a poder disfrutar de todas las cosas buenas que me están pasando. Me voy a morir y os voy a hacer sufrir a todos. Me voy a morir sin poder disfrutar de mi felicidad. Me voy a morir sin ganas de morirme.” Y por eso tampoco comparto sus visitas a tanto médico, ni las terapias, ni las pastillas, ni adquiero hábitos saludables que me siento culpable de quebrantar. No comparto su necesidad de arrastrar a su dolor a aquellos que la rodean, de dolerse con ellos (no cuestiono si tiene o no derecho a quejarse. Yo me quejo, pero no soy yo el que saca la conversación, en este caso la ha sacado Marta Sanz, y me avergüenza la falta de motivos, la posible enfermedad del burgués que no tiene problemas y los busca —buena la aparición de Nietzsche—, la somatización de una felicidad no disfrutada, pero no siento miedo de incomprensión, de ser considerado frívolo, de admitir que las raíces de este dolor sea anímicas, aunque entiendo esos miedos), pero comparto su, para los dos culpable, gusto por ver como su pareja “se entristece y se desmorona conmigo” y comparto su molestia al ser preguntado y su sentimiento de que no ser preguntado sería aún peor. “He ido a tres o cuatro médicos de cabecera. A una aniñada neumóloga que me sugiere un tratamiento basal contra la ansiedad y a una cardióloga con pendientes de perlas que me dice: «La ansiedad no existe. Vaya a un reumatólogo». La farmacéutica me recomienda tratamientos osteopáticos, bolitas de azúcar, vitaminas y placebos. He ido al fisioterapeuta. Tengo el volante para un especialista en aparato digestivo. Guardo los teléfonos de un par de psiquiatras. He estado en mi ginecóloga. Me duele. Mi última esperanza es solicitar los servicios de un exorcista.” Me gustó la combinación de formas (leí en una entrevista que como metáfora de un cuerpo roto), me gustó su tono directo, desnudo, confesional, intimista, veraz, impúdico (me recordó a Ernaux) con el que me ha permitido conocerla un poquito y así gustarme aún más que hablara de mí. + Leer más |
¿Cómo se puede aprender a escribir desde la incertidumbre o la vindicación? Marta Sanz dice “escribo de lo que me duele”, pero ¿cómo pueden las escritoras generar sus propias narraciones si deben expresarse desde el lenguaje del opresor? En este año complejo y nada fácil tenía la tarea de comenzar a leer sobre FEMINISMO en mayúsculas, y este ensayo de Marta Sanz estaba entre mis pendientes. Uno de los puntos de partida de este breve ensayo, “Monstruas y centauras” -todo un acierto de título- es el #MeToo como estrategia de “visibilización” de la violencia sexual en el mundo, pero también las reacciones que suscita entre quienes temen una posible “caída de la civilización occidental” por culpa de “unas locas que reclaman su lugar en el mundo”. En apenas 132 páginas hay cabida también para tratar el tema de las relaciones de poder, de la imagen y la representación de las mujeres, de la posición de víctima, del lenguaje, de la cultura de la violación… temas clave del feminismo y de la actualidad informativa. Me ha encantado encontrar en este librito una gran lucidez y sentido crítico. También me ha sorprendido el sentido del humor de la autora, no sólo para reírse de sí misma, también para imponerse una cura ante este tipo de comportamientos a erradicar. Creo que es un libro muy necesario para comprender la sociedad y manejarnos con nuestras contradicciones -que no son pocas-. Enlace: https://www.instagram.com/p/.. + Leer más |
Con Marta Sanz no puedo ser imparcial, sintiéndolo mucho tengo una debilidad con su forma de narrar, de describir las escenas, su lenguaje cuidadosamente escogido. Esta novela contiene todo eso, aunque si es cierto que la historia que narra en la misma no ha sido capaz de atraparme. Los hechos explicados en Un detective no se casa jamás me quedaron un poco desustanciados en comparación con el resto de obras, incluyendo la primera parte Black, black, black. No sé si se debe a mi forma de afrontarla, pero esta vez Zarco no ha conjurado los elementos de modo que me mantengan con la nariz pegada a sus páginas. |
Un dolor repentino en su clavícula, un dolor sin causa ni aparente remedio es el hilo conductor de esta novela de Marta Sanz que tiene mucho de diario autobiográfico. El dolor se instala en su cuerpo, en su día a día, y con la preocupación y la hipocondría -o quizá sea que al llegar a la menopausia las mujeres nos volvemos más cautas y temerosas-. Comienza entonces la visita a un sinfín de médicos -como si de una peregrinación se tratase- para intentar arrojar un poco de luz a lo que le está sucediendo y encontrar un nombre a su dolor. Diagnósticos dispares, pruebas y más pruebas médicas hasta la extenuación. En este punto es cuando la escritura se convierte en la manera de exorcizar los miedos -el miedo a la enfermedad y a la muerte- y la autora da salida a todo lo que guarda en su interior. Enfermedades imaginarias y veniales, tics nerviosos, etc. se dan lugar en este libro de compuesto por “microcapítulos” a modo de entradas de un diario personal que también tiene una cierta dosis de humor negro. La voz de Marta es la de todas las mujeres de "mediana edad" que descubren nuevos miedos, nuevos dolores y -por qué no- se quejan de ellos. “Hace años hubiese abofeteado a una mujer como yo”, escribe la autora. Nos han enseñado desde pequeñas a reprimir las quejas y el dolor como si fuera algo censurable, como si el hecho de hacerlo público fuera algo de lo que avergonzarse. Pues he aquí una mujer una mujer que rompe con ello: “la mujer templada que fui se descontrola y deja salir el borbotón de su rabia”. Una lectura sincera, escrita a partir de una punzada de dolor, que me atrapa y con la que empatizo, y que me demuestra -una vez más- la maravillosa escritora que es #MartaSanz. Enlace: https://www.instagram.com/p/.. + Leer más |
Paula Quiñones, inspectora de hacienda, llega al pueblo de Azafrán para participar en las excavaciones de los huesos y objetos personales de víctimas de la Guerra Civil. La llegada de Paula amenaza con destapar secretos que llevan décadas bajo tierra y hará peligrar “el orden establecido” desde entonces. Es durante las investigaciones paralelas con los descendientes y habitantes del pueblo cuando iremos conociendo la historia del pueblo, las familias involucradas y muchas voces que fueron silenciadas. Como comentaba, en “pequeñas mujeres rojas” se mezclan distintas voces narrativas: el tradicional narrador omnisciente que es testigo y observador, la fórmula epistolar entre Paula y su amiga Luz -donde conocemos más de su pasado- y las voces de los que ya nos están. Este juego entre unas y otras puede, a priori, resultar confuso, pero enriquece la historia de forma magistral gracias al dominio de la escritura de Marta Sanz. Es precisamente por esto último lo que me ha hecho seguir avanzando sin tregua en esta historia que, sinceramente, me ha dejado destrozada. Hacía tiempo que no sentía el impulso de abandonar una historia a la mitad por lo desgarradora que me resultaba. La tensión es continua y cuando crees alcanzar el culmen aún queda un desenlace que no podías imaginar en las primeras páginas. Muchas me preguntaréis -y he reflexionado sobre ello- si es posible leer este libro sin haber leído los dos anteriores de esta saga (“Black, black, black” y “Un buen detective no se casa jamás”). Puedo aseguraros que sí. La relación entre Paula, Arturo Zarco y Luz no afecta o influye en la trama de esta novela y, además, para las que aterricéis en esta tercera parte de nuevas -como fue mi caso-, son los propios personajes quienes nos cuentan y nos sitúan en qué punto están dichas relaciones y por qué. Dicho esto, debo añadir que el hecho de haber leído “pequeñas mujeres rojas” me motiva para leer -probablemente en un futuro próximo- las dos novelas anteriores de esta saga. Enlace: https://www.instagram.com/p/.. + Leer más |
"Enciclopedia secreta" reúne textos de Marta Sanz sobre libros escritos por mujeres que fueron silenciados.
Enlace: https://www.lne.es/cultura/2.. |
Empezamos por su título, pues parece claro que se refiere a un famoso cuadro de Rembrandt donde un médico enseña a sus estudiantes un cuerpo humano a través de una autopsia. Es lo que se propone y consigue marta Sanz. Y si nos atenemos a las palabras que lo componen pues encontramos la lección, en relación a las etapas de formación y la anatomía como un autorretrato de su identidad. Autenticidad, desnudez, intimidad, indagación, violencia y ternura , todo ello es lo que respiramos al encontrarnos con esta lección de anatomía en la que la autora novela la cotidianidad a través de lo autobiográfico y las etapas de su formación. Ya conocía a la autora por otras obras suyas y en esta, he vuelto a encontrar a una escritora de gran habilidad para describir y retratar situaciones y personajes de forma intensa y admirable. En este caso, una representación de la vida, muy sincera, desnuda, y donde ella misma, es un personaje, que va construyendo poco a poco con sus propias vivencias, sus intimidades, una novedosa y personal visión del mundo. Es una autobiografía novelada, escrita en primera persona con gran maestría, ya que acorta y anula la distancia entre el yo y el nosotros, entre lo que es interno y externo, y en la que el pudor no tiene cabida. Es un cuerpo desnudo al que miramos y un análisis muy detallado de ella misma y de las personas que han sido de especial relevancia en su vida, su madre, a quién está dedicada la novela, su abuela Juanita, su tía Maribel. Recuerdos, impresiones, sentimientos e ideas, reflejados con un sensible sentido del humor y también con una cierta ironía, que enriquece y hace más grata su lectura. En la obra se rememora su infancia, la pequeña Marta que va al colegio, también sufre, la adolescencia, en la que los chicos ya entran a formar parte de su mundo, después la juventud como profesora de español para extranjeros, y la edad adulta donde la vemos ejercer de profesora universitaria , sus viajes de trabajo y el matrimonio. Nos ha mostrado su máscara, como ella misma dice al final del libro, pero en cualquier caso, se trata de un gran trabajo muy personal y literario. Llama extraordinariamente la atención su peculiar manera de desarrollar las ideas bajo la forma de excelentes y largas enumeraciones, que nos aportan tanta información y donde encontramos esa sensación de autenticidad y valentía, también de distancia, y a la vez, de intimidad. Con todo ello, nos ha presentado una indagación muy particular y enriquecedora sobre una vida que llega a la desnudez absoluta. Un libro en la que las mujeres son las protagonistas esenciales, se pretende descubrir lo que somos y cómo nos miran y nos ven, el universo femenino de una generación que vivió cambios sociales importantes. También es fundamental y característico de la autora, las geniales referencias literarias que aparecen, esparcidas a lo largo de toda la autobiografía. Un final llamativo que no nos deja indiferentes y un libro con el que puedes sentirte identificada. Una gran escritora y una interesante y recomendable lectura. + Leer más |
Esta es una de esas lecturas que despiertan diferentes sentimientos según vas avanzando en sus páginas. Por un lado, en un principio me pareció una narrativa difícil de seguir, con frases complejas llenas de sinónimos. Además, la voz del narrador cambia constantemente, y esto hace que se dificulte aún más su lectura. No obstante, una vez que comienzas a acostumbrarte a esto, la lectura incluso resulta fluida, ya que es tan cambiante que es amena. Por otro lado, la dureza del tema que trata también es un impedimento para continuar. Esto hace que durante el libro se necesiten varias paradas para descansar y relajar un poco las palpitaciones que puede llegar a tener la lectora. Además, la crudeza con la que se describen muchos de los hechos en esta novela no es apta para estómagos sensibles. ¿Por qué entonces me ha gustado tanto esta novela? Como bien explica la autora a través de una de las múltiples voces de la narración, se tenían que poner las cartas sobre la mesa. No se entiende tanta omisión de información, tanto borrado de memoria. No nos podemos quedar calladas ante toda la injusticia y violencia gratuita que hubo durante la Guerra Civil Española y el periodo del franquismo. Aunque escuezan los ojos y duela el corazón no podemos dejar de lado y olvidar a aquellas víctimas que ni siquiera descansan en un cementerio. Por este motivo pequeñas mujeres rojas me ha tocado y hundido, me ha removido por dentro tanto. Porque conviene no olvidar la historia para no volver a repetirla, me parece un libro altamente recomendable. + Leer más |
Este ha sido mi primer contacto con Marta Sanz. No sabría decir si me ha gustado muchísimo o si sólo me ha gustado, aunque estoy en absoluta sintonía con las ideas que he podido sacar en claro de esta lectura. Marta comienza la novela diciendo “Voy a contar lo que me ha pasado y lo que no me ha pasado. La posibilidad de que no me haya pasado nada es la que más me estremece”. Todo empieza por una pequeña punzada de dolor que ella experimenta mientras vuela en avión. Sin embargo, este dolor irá in crescendo hasta alcanzar dimensiones más anímicas que físicas. ¿Es este dolor real? ¿Un médico podría etiquetar su dolencia? Nunca lo sabremos. Pero Marta es muy valiente al centrar su narración en explicar cómo es esta afección, cómo cambia su día a día, como le duele y como la martiriza. Hoy en día parece que ni siquiera tenemos derecho a experimentar dolor, a estar cansadas, a sentir hastío, dolor o desazón. Pero Marta reivindica ese derecho a sufrir, a padecer. Entre otras cosas, habla de menstruación, y de su menopausia y llega a decir en una ocasión: “Somos tantas las locas. Tantas”. ¿A cuántas mujeres se nos ha tildado de locas, de histéricas (incluso en el ámbito de la medicina: véase histeria femenina) por manifestar algo a lo que no se da crédito? Sí, por ejemplo, con la endometriosis. Gracias Marta, por decirnos que las locas no estamos solas. + Leer más |
Como dice Marta en su ensayo sobre feminismo y muchas más cuestiones: es difícil localizar la arena movediza y comenzar a desarrollar el pensamiento autocrítico y a la vez la autodefensa. Es un libro pequeño pero no por ello fácil de leer. La autora habla desde una posición objetiva exponiendo temas candentes y analizando las opiniones de todo tipo al respecto. Trata desde los micromachismos, la violencia de género, el mundo (y la literatura) impregnada del heteropatriarcado, las víctimas, hasta otros temas de rabiosa actualidad como el Me Too. Nos cuenta hechos reales y nos plantea cuestiones controvertidas cómo esta: ¿Hasta qué punto negarse a ser victimizada es una forma de suavizar la opresión?. Como también pone sobre la mesa la contrapartida de los movimientos feministas que odian a los hombres, las decisiones masivas de dejar de leer a autores machistas, el cambio o no del lenguaje (siempre en género masculino) a uno neutro. Y aunque en ocasiones te pierdes con tanto tecnicismo y referencia literaria que igual no conoces tan bien como la autora; creo que transmite un mensaje poderoso a la par que polémico: no se trata tanto de censurar lo que ya está escrito, lo que ya está filmado o dicho, sino de educar en el pensamiento crítico a las nuevas generaciones, para que ellas puedan discernir lo que es ético y justo de lo que no. Lectura recomendada pero avisando de que es necesaria una atención plena para captar todos los matices del discurso. + Leer más |
Gregorio Samsa es un ...