“¿Os habéis preguntado alguna vez cuántas veces en la vida habéis dado realmente las gracias? Unas gracias sinceras. La expresión de vuestra gratitud, de vuestro agradecimiento, de vuestra deuda.” ~ Las gratitudes de Delphine de Vigan. Todas las reseñas que he leído de este libro apuntan a “hay que leerlo” y la verdad es que a mi, que cuanto más me venden un libro menos ganas tengo de leerlo, me llamaba la historia cada vez con más fuerza y allá me fui. Me reitero en el mensaje: “hay que leer este libro”. Me ha encantado. He reído y he llorado, –ojo, y he llorado con esa pena que acabas sorbiendo mocos–. Me han encantado los personajes, sobre todo el principal, Mitcha, cuya historia conocemos porque nos la cuentan Marie y Jérôme, que no voy a decir quienes son porque no os voy a contar mucho más del libro. El en trasfondo: la vida, así tal cual. La vida en retrospectiva, cuando estás ahí frente a la gran despedida y eres consciente de ello. La vida, cuando simplificas y todo es más sencillo de lo que lo hacemos. La vida, cuando nos damos cuenta de que somos nosotros y nada más. La vida, cuando damos pasos que ya no tienen retorno y dejamos atrás nuestro hogar, nuestros recuerdos y hasta nuestras palabras. Leedlo, en serio. Es cortito y se lee en una tarde de un tirón. Eso sí, coged los Kleenex y después llamad a aquellos a los que tengáis que llamar porque siempre hay alguien ahí, como Mitcha, esperando una llamada. + Leer más |