Los gritos del pasado de Camilla Läckberg
Nada era peor que la incertidumbre, ni siquiera la muerte. La gente no podía empezar a procesar su dolor hasta que no sabia cual era el motivo.
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Los gritos del pasado de Camilla Läckberg
Nada era peor que la incertidumbre, ni siquiera la muerte. La gente no podía empezar a procesar su dolor hasta que no sabia cual era el motivo.
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El mentalista de Camilla Läckberg
A veces se sentía como si hubiera faltado a clase el día en que enseñaron en la escuela las habilidades sociales. Por eso interpretaba el papel del artista mundano siempre que podía. El artista entendía a las personas (...)
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Crimen en directo de Camilla Läckberg
Mis padres han sacrificado mucho por nosotros, por mí. Para que nosotros, sus hijos, tuviéramos una vida mejor, llena de posibilidades. Lo dejaron todo. Su hogar, sus familias, el respeto que gozaban entre sus iguales, sus trabajos, todo. Sólo para que nosotros tuviéramos una vida mejor. Para ellos, todo empeoró. Y yo lo veo. Veo la añoranza en sus miradas.
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Las hijas del frío de Camilla Läckberg
Qué había de malo en la gente? ¿Y cómo alguien podía considerar la muerte de una niña algo emocionante? ¿No quedaba ya nada de sentido común en las personas?
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Los vigilantes del faro de Camilla Läckberg
¿Cuánto puede aguantar una persona antes de romperse del todo?
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El mentalista de Camilla Läckberg
No merecía la pena cogerle cariño a nada ni a nadie, ya se tratara de animales o de personas.
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Mujeres que no perdonan de Camilla Läckberg
...antes de perder el conocimiento, se había preguntado cuántas mujeres a lo largo de la historia habrían acabado su vida con esa misma imagen delante: la cara del hombre con el que se habían casado, con los rasgos desfigurados por la ira, asesinándolas.
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Mujeres que no perdonan de Camilla Läckberg
Lo único que le pedía a la vida era el amor de las personas que más quería en el mundo.
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Camilla Läckberg
"Ahora que tengo con que comparar,prefiero a los perros antes que a los hombres a cualquier hora del día.
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La princesa de hielo de Camilla Läckberg
Lo peor no eran los golpes. Era tener que vivir siempre a la sombra de los azotes, vivir a la espera de la próxima vez, el próximo puñetazo. Su crueldad era terrible, pues él era bien consciente de su miedo y jugaba con él. Alzaba la mano para asestarle un golpe, pero luego la dejaba caer despacio convirtiendo el gesto en una caricia acompañada de una sonrisa. A veces le pegaba sin motivo aparente. Así, sin más. Aunque por lo general, no necesitaba ningún motivo, sino que, en medio de una discusión sobre lo que iban a comprar para la cena o sobre qué programa de televisión iban a ver, el puño de lucas salía disparado contra su estómago, su cabeza, su espalda, o cualquier otro lugar que se le antojase. Después, sin perder el hilo ni por un instante, seguía con la conversación como si nada hubiese sucedido, mientras ella yacía en el suelo hipando para recuperar la respiración. Era el poder lo que le causaba tanta satisfacción.
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La sombra de la sirena de Camilla Läckberg
Había mujeres tan fuertes que nada podía quebrarlas. Vencerlas sí, pero quebrarlas, nunca.
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Los gritos del pasado de Camilla Läckberg
La vida le engañaba a uno en cualquier caso, de un modo u otro: era, por así decirlo, el orden natural de las cosas.
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La princesa de hielo de Camilla Läckberg
Era mejor tenerla a su lado, aunque no fuese más que en el sentido puramente físico; pero no perdía la esperanza de que un día llegase a ser del todo suya. Estaba dispuesto a correr el riesgo de no tenerlo todo nunca, a cambio de estar seguro de poseer una parte. Un fragmento de Alex era suficiente. Hasta ese punto la amaba.
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El mentalista de Camilla Läckberg
No necesitaba ver la puerta cerrada para recordar los muros insalvables que se interponían entre las dos. La ausencia era un dolor físico.
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El mentalista de Camilla Läckberg
Siempre le había parecido injusto que el amor no fuera permanente y constante. Nada lo era. Solo el mal tiempo. Y ni siquiera eso, si era cierto lo que decía la maldita Greta Thunberg.
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Las huellas imborrables de Camilla Läckberg
Y la paz… Si no has alcanzado la paz después de sesenta años, no la alcanzarás nunca. Es responsabilidad de cada uno procurarse esa paz, no puedes vivir esperando una especie de compensación y creer que, luego, vendrá la paz.
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Verdad o reto de Camilla Läckberg
Nunca ha sentido el impulso de enseñarle a nadie su refugio. Bueno, sí, le gustaría invitar a una persona, pero sabe que eso no ocurrirá nunca.
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El mentalista de Camilla Läckberg
Cuando hay varias explicaciones posibles para un mismo fenómeno, hay que decantarse siempre por la más simple.
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Tormenta de nieve y aroma de almendras de Camilla Läckberg
El amor se convierte en odio con mucha facilidad.
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El nido del cuco de Camilla Läckberg
Temía las preguntas, las respuestas y todo lo demás. Las decisiones que había tomado llegaron a conformar la clase de persona que era. Y lo que ahora veía en el espejo no le resultaba muy honorable. Optar por vivir la vida con una venda delante de los ojos rara vez era honorable. Al final, se obligó a quitársela y a actuar en función de lo que veía.
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Gregorio Samsa es un ...