Mujeres que no perdonan de Camilla Läckberg
Todo estaba preparado. Ella ya había hecho su parte y lo que pasara a partir de ese momento estaba fuera de su control. No podía hacer nada.
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Mujeres que no perdonan de Camilla Läckberg
Todo estaba preparado. Ella ya había hecho su parte y lo que pasara a partir de ese momento estaba fuera de su control. No podía hacer nada.
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La bruja de Camilla Läckberg
Uno no tenía verdadero poder hasta que no dejaba de tener miedo a perder algo.
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La bruja de Camilla Läckberg
La inmensa mayoría de las personas que llegaban de fuera solo querían salvar su vida y la de sus familias, y labrarse un porvenir mejor en otro país. Nadie dejaba su patria y a todos sus amigos y parientes, quizá para nunca más volver, a menos que estuviera desesperado.
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La bruja de Camilla Läckberg
Todo seguía exactamente igual que antes. Y aún así, todo había cambiado.
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La bruja de Camilla Läckberg
La realidad tenía cierta tendencia a resultar más compleja de lo que casi todo el mundo deseaba.
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La bruja de Camilla Läckberg
La gente necesitaba los cuentos para soportar las privaciones de la vida.
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Las huellas imborrables de Camilla Läckberg
–Será que la idea es que no lo sepamos –dijo Frans contemplando la inmensidad del mar–. Si tuviéramos una bola de cristal que mostrara todo lo que iba a pasarnos en la vida, no seríamos capaces de movernos. La idea es esa, seguramente, que la vida se nos dé en porciones. Que nos sobrevengan las penas y los problemas en dosis tan pequeñas que podamos masticarlas.
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Las huellas imborrables de Camilla Läckberg
–¿De qué habría de arrepentirme? Lo hecho, hecho está. Todos elegimos un camino. Tú has elegido el tuyo. Y yo el mío. ¿Que si me arrepiento de algo? No, ¿de qué serviría? Axel se encogió de hombros. –El arrepentimiento es expresión de humanidad. Sin arrepentimiento… ¿qué somos? |
Las huellas imborrables de Camilla Läckberg
- Sí, yo siempre he pensado que la gente que observa un orden tan estricto tiene algún problema. Seguro que tiene que ver con la falta de entrenamiento en el uso del orinal en la infancia, o algo por el estilo...
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Una jaula de oro de Camilla Läckberg
Los fascinaba. Pero me evitaban. A la gente le gustaba estar cerca del dolor y la tragedia hasta cierto límite.
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Una jaula de oro de Camilla Läckberg
En este puto país la culpa siempre es de otro, alguien tiene que venir detrás a retirar la mierda, alguien que pague por todo.
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Una jaula de oro de Camilla Läckberg
Dicen que nada ciega más a las personas que el amor, pero Faye sabía que nada nos ciega más que el sueño del amor. La esperanza es una droga poderosa. |
Una jaula de oro de Camilla Läckberg
Me dolía, pero yo quería que me doliera. El dolor me resultaba familiar. Era como un bálsamo para mis cicatrices. Me hacía sentir segura. El mundo ardía y el dolor era mi ancla.
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Una jaula de oro de Camilla Läckberg
Yo sabía que la vida no era un cuento con final feliz. Pero en aquellos instantes la vida era un cuento. Lo que resultaba más que suficiente para alguien como yo.
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Una jaula de oro de Camilla Läckberg
El principal problema de la gente, me dije, es que transfieren sus penas a los demás. Quieren compartirlas. Creen que sólo porque tenemos un parecido vamos a sentir dolor ante las mismas situaciones. El dolor no resulta más fácil de sobrellevar sólo porque sea compartido, al contrario, se vuelve más pesado.
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Una jaula de oro de Camilla Läckberg
Las películas porno son el contexto en el que con más claridad se aprecia la alta consideración que los hombres tienen de su esperma. Siempre lo reparten entre mujeres anhelantes y devotas que lo reciben con la boca entreabierta, siempre con la boca entreabierta, como si se tratara de un regalo.
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La princesa de hielo de Camilla Läckberg
Pero hay cosas que deben seguir siendo privadas. Y eso fue lo que le dije. No se si me hizo caso, espero que si. De lo contrario, lo único que conseguí, fue, la infección de vejiga que me lleve de su casa helada
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Gregorio Samsa es un ...