La princesa de hielo de Camilla Läckberg
Eilert parecia un pájaro extraviado entre tanta magnificencia de pacotilla
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La princesa de hielo de Camilla Läckberg
Eilert parecia un pájaro extraviado entre tanta magnificencia de pacotilla
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La princesa de hielo de Camilla Läckberg
Habían pasado tantos años, y se habían destruido tantas vidas, que nadie saldría ganando con destruir una más
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La bruja de Camilla Läckberg
El ser humano es extraño. Unos quieren destruir, otros están dispuestos a llegar todo lo lejos que haga falta para ayudar a unos extraños.
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La princesa de hielo de Camilla Läckberg
Ahora ya desaparecía de verdad. Gentes extrañas la tocarían y trastearían en su cuerpo. Ninguno de ellos sería capaz de ver su belleza como él lo hacía. Para ellos sólo sería un trozo de carne. Un número en un documento, sin vida, sin fuego.
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La princesa de hielo de Camilla Läckberg
Apoyó la mejilla contra el borde de la bañera y sintió cómo el frío le mordía la piel. Era tan hermosa. Allí, flotando en la superficie del hielo. Los lazos que los unían aún seguían vivos. Nada había cambiado. Nada era diferente. Dos de la misma naturaleza.
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La princesa de hielo de Camilla Läckberg
Llevaba ya mucho tiempo listo para partir; sólo tenía que subirme al tren.
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Los gritos del pasado de Camilla Läckberg
Cuando Patrick llegó al lugar, reinaba allí una actividad febril. La entrada del barranco Kungsklyftan había sido acordonado con cinta amarilla y contó hasta tres coches de policía y una ambulancia.
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La princesa de hielo de Camilla Läckberg
A Erica le llevó un instante tomar conciencia de lo que decía pero, cuando por fin registró sus palabras, abrió de un empellón la tozuda verja y se abrió paso a grandes zancadas hasta la puerta de la casa.
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La bruja de Camilla Läckberg
Él sabía bien que así era como los llamaban. Negros. O cabezas negras. Pero la desaparición de un niño era una responsabilidad de todos. Daba igual que fuera un niño sueco o sirio: en algún lugar había una madre que lloraba de desesperación.
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Crimen en directo de Camilla Läckberg
Ella sólo tenía estropeada el alma, y eso no podía arreglarse con un bisturí...
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La princesa de hielo de Camilla Läckberg
Era evidente que se sentían atraídos el uno por el otro, de eso no cabía duda, y el ser humano no ha sido creado para vivir solo.
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Las huellas imborrables de Camilla Läckberg
(...) Comprendió en un instante de lucidez que nada puede expiarse. Tarde o temprano, el tiempo y el pasado nos alcanzan. De nada servía esconderse. De nada servía correr.
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Los vigilantes del faro de Camilla Läckberg
¿Cuánto puede aguantar una persona antes de romperse del todo?.
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El domador de leones de Camilla Läckberg
Después de intercambiar tan solo una mirada, supieron que eran el uno para el otro. Cada uno se había visto a sí mismo en el otro, y aún se veían reflejados y así sería siempre.
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Gregorio Samsa es un ...