Mendel el de los libros

Este es el segundo libro de Zweig. Siempre me llamó la atención su título porque la aposición me parecía hermosa. Mendel seguramente era una persona especial porque es nada más ni nada menos que “el de los libros”. No es poco. Luego me encontré con que Mendel es protagonista pero está reconstruido gracias al personaje que nos cuenta la historia desde Viena. Efectivamente, Jakob Mendel es una máquina que guarda información sobre libros.

No puedo explayarme mucho porque la extensión del relato es corta. Sin embargo, me gustaría transmitir que la belleza de la narración y la dureza de los hechos forman una historia agridulce, donde predominan la nostalgia, el recuerdo y el amor por los libros. Lo malo es que nada de lo anterior logra desaparecer el horror que, por ser demasiado inocente, Mendel debe atravesar en los años de la Primera Guerra Mundial ¿Y qué queda del ser humano después de eso? Casi nada. Mendel se transforma en una sombra de sí mismo.

Creo que Zweig tenía alguna fórmula mágica para usar las palabras. Si no, no se comprende como algo que una ha leído muchas veces (con sus variantes, por supuesto) puede llegar a ser tan descorazonador. No voy a poder olvidar este libro. Y, a diferencia del narrador, yo no voy a olvidar a Jakob Mendel.


Muchas gracias a la editorial por el ejemplar.

Un relato sobre la capacidad de los totalitarismos para destruir vidas. A partir de la vida de un librero judío, a veces entrañable, a veces insoportable, capaz de abstraerse de la realidad por el amor que sentía por los libros, Zweig hace un retrato de la sociedad vienesa tolerante y cosmopolita, que desaparece para dar cabida a la intolerancia y al mal que no soporta las diferencias

Mendel me ha robado el corazón. No sé como es posible escribir una historia de tanta profundidad en tan pocas páginas. No sé como es posible que Zweig pueda transmitir tanto con sus palabras. Y tampoco sé porque he tardado tanto en leer a este maravilloso hombre.

Estamos ante un libro que rezuma humanidad. Un tributo generoso que Zweig quiso brindar a una persona que tuvo una influencia muy relevante en sus inicios académicos y literarios.
La historia arranca con el escritor entrando a un café vienés que, inicialmente no reconoce, pero que al fijarse más en su distribución interior, acaba cayendo en la cuenta ("Allí perduraba, oculto en lo invisible como el clavo en la madera, una parte de mi propio yo hace tiempo soterrada) de que es aquél lugar, en cuyo rincón de su sala de billar, despachaba un librero de lo viejo: Mendel el de los libros.
Al deslizarse dentro de la sala de billar, Stefan comprueba que el librero ya no está allí y, retrotrayéndose a sus años universitarios, recrea con su prosa elegante, perfecta y precisa la personalidad y las cualidades de Mendel, un hombre que vivía por y para los libros antiguos, que no había dato que se le escapara (título, temática, ediciones, precios de cada edición nuevos y viejos, etc), pero que vivía totalmente ajeno a los asuntos del mundo que le rodeaba. al preguntar por él en el establecimiento, el autor comprobará que, precisamente, fue esa desvinculación de la realidad la que fue
responsable de su fatal destino, ya que, iniciada la primera guerra mundial sin que él se hubiera percatado de ese "nimio" detalle, sería acusado de ser un espía ruso operando en territorio austriaco.
Este delicioso relato sirve de homenaje a Mendel, como he comentado al inicio de la reseña, pero también es un aviso a navegantes, una suerte de recordatorio de lo que Zweig denomina "el reverso de la existencia", que no es otra cosa más que "la fugacidad y el olvido". En el fondo, la única persona que se preocupó por preservar la memoria del pobre Mendel fue la mujer de la limpieza del café, que decidió guardar uno de los libros del viejo librero, por el mero hecho de conservar algo suyo.
Sin embargo, el autor, que tanto le debía al librero, se había olvidado completamente de él, arrastrado por la vorágine de la vida.
"Sentí un regusto amargo en los labios. El regusto de la fugacidad. ¿Para qué vivimos, si el viento tras nuestros zapatos ya se está llevando nuestras últimas huellas?"
Una joya.

Una de las virtudes de este autor es lo que logra transmitir en tan pocas páginas. Tiene la facilidad de conmoverte, incomodarte y hasta despecharte en tan pocas lineas que es digno de admiración. En esta oportunidad nos presenta a un ser especial, con una mente brillante, que vive en su propio mundo ajeno al horror y a la realidad de su momento en una Europa convulsa de los primero años del siglo XX.

"Mendel el de los libros", de Stefan Zweig, es una novela breve que captura el encanto de la literatura con una trama centrada en el amor por los libros. Aunque la historia ofrece profundidad en pensamientos, su brevedad y la limitada interacción entre personajes dejan la sensación de querer más, llevándome a calificarla con un 3/5.

Siempre es un placer leer a Stefan Zweig, su prosa tan clarividente, capaz de abordar en apenas medio centenar de páginas temas tan profundos e inseparables de la condición humana.
El amor por los libros, el sufrimiento y la miseria moral de los hombres quedan representados de maravilla en el personaje de Jakob Mendel.
No es de las mejores obras de Zweig, pero puede que sea una obra rápida y sencilla para el que quiera iniciarse en este fantástico escritor.

Me ha llegado al corazón esta historia tan emotiva con un personaje difícil de olvidar. Un hombre fuera de contexto con una memoria privilegiada caído en desgracia por la mas absoluta absurdez y pasto del olvido.

Pensaba que en tan poca extensión no iba a ser capaz de cogerle el "gusto" a Stefan Zweig pero jolín, me ha cautivado por completo. En estas pocas páginas ha conseguido removerme por completo y emocionarme. Algo que considero difícil.

Me quedo con esta frase:
"Precisamente yo, que debía saber que los
libros sólo se escriben para, por encima del propio aliento, unir a los seres humanos, y así defendernos frente al inexorable reverso de toda existencia: la fugacidad y el olvido."

Sencillamente, sublime. No será lo único que lea de Zweig.

&#xNaN al entrar en aquel viejo café vienés algo se activó en lo más profundo de su memoria. Y es que hace unos años ya estuvo allí, pero un peculiar hombre ocupaba una de las mesas, llena de libros. Era Mendel. 😊

🤔 Hoy ya no lo encuentra donde cada día, desde que abría hasta que cerraba el café, Mendel compraba, vendía, recomendaba y encontraba los libros que solo su privilegiada memoria es capaz de retener. 🧠

🤦 ¿Cómo puede ser que una figura tan reconocida y admirada en la ciudad se haya esfumado sin la mayor repercusión? Solo la más antigua empleada del café será capaz de desvelarle el paradero de Mendel, el de los libros. 💪

📙 Con esta novela corta me he acercado por vez primera a la obra del famoso escritor austríaco, que sí, efectivamente, es tan bueno como lo pintan. Resulta admirable cómo da valor a cada palabra, a cada frase, para que no falte ni sobre nada. Cómo sin florituras estilísticas consigue transmitir tanto y hacer sentir tanto al lector. 💫

🍃 Porque en este relato se nos narra maravillosamente la historia de un hombre introvertido, con unas capacidades cognitivas envidiables y un inconcebible mundo interior que lo aísla de lo que sucede fuera del mismo, pero Zweig también nos está hablando del aislamiento y la incomunicación entre países que en esos tiempos tan revueltos se estaba produciendo en Europa con tan nefastos resultados. 🇪

🙅 Y como resultado de este egoísmo y de éste bloqueo; el olvido, el paso fugaz de la vida, del tiempo, la muerte, la nada. "¿Para qué vivimos, si el viento tras nuestros zapatos ya se está llevando nuestras últimas huellas?". No es casual que nada sepamos del mismo narrador del relato, un hombre que olvida, que recuerda, y que es olvidado.

👉 Una lectura muy corta que me obliga a seguir querer descubriendo la obra de este escritor con tan trágico final. ¿habéis leído Mendel y otras obras del escritor? 🤷


Ante la duda, lean. 📕

En este libro conocemos a un hombre que vive por y para los libros, fuente de catalogación y sabiduría, ya que si querías adquirir conocimientos sobre un tema y no sabías que bibliografía consultar… Mendel siempre tenía, no solo una, sino una lista de sugerencias e incluso podía encontrar la fuente documental, por lo que a pesar de solo dedicarse en cuerpo y alma a los libros, tenía una amplia red de contactos. Este personaje vive en durante la II Guerra Mundial y es judío, y si le añadimos esto a la historia, teniendo en cuenta que Mendel está tan centrado en adquirir conocimientos de los libros, que no se percata ni de la Guerra ni de la persecución de los judíos. Algo que me pareció bastante surrealista, aunque no creo que sea la intención del autor que te creas que eso es posible, sino que imagines hasta el punto que puedes dedicarte en algo para alcanzar tu propio nirvana.