Bonsái

Un libro que leí hace ya tiempo, me gustó, tenía la intención de reseñarlo, pero se me pasó y ahora que he leído La vida privada de los árboles, he pensado en el primero y lo he vuelto a releer, al ser tan cortito e interesante, me ha gustado mucho esta vuelta a los orígenes de la prosa de Alejando Zambra.

Es un gran relato, es brillante, un relato que te mueve por dentro, un relato desgarrador, un relato de exquisita literatura.

El título es muy significativo y cuando su lectura te ha impregnado, sabes que estás ante una novela que como un bonsái se mantiene cortándolo y así es, como el resumen que aconsejaba Borges y leemos en la síntesis.

No explica, tampoco hace falta, esta es su manera de crear una obra que te absorbe, todo queda absolutamente claro, en ese resumen- bonsái donde Julio, el protagonista ha preferido quedarse en un final muy peculiar, también atractivo y singular a la vez que asfixiante, pero absolutamente genial.

Una lectura en la que asistimos a una historia de amor, a una relación entre Julio y Emilia, así la llama, aunque los nombres no tienen importancia, ella es una compañera de estudios cuando cursaban ambos literatura en la universidad de Chile.

Grandes lectores, comparten libros y sus experiencias lectoras sobre Rubén Darío, Flaubert, Onetti, Perec, Cioran, Borges, … siempre antes de sus relaciones sexuales, hasta que se encuentran con el cuento Tantalia de Macedonio Fernández y también con Proust donde saben que su final ya está escrito y el libro permanece abierto. ¿Qué significa? Que su amor está condenado al fracaso.

Y así es. porque desde las primeras líneas del libro, nada más empezar, leemos en el primer párrafo que “ ella muere y él se queda solo” aunque sin conocer los detalles, pero así será.

A partir de ahí, comienza la historia de Julio y Emilia, y aunque nos ha anunciado algo tremendamente importante, el autor sabe y lo hace muy bien, conseguir con su gran estilo personal, incitarnos a que permanezcamos atentos.
Y lo hacemos y seguimos leyendo y nos deleita y nos convertimos en acompañantes entregados a todo cuanto desea contar.

Y si volvemos al relato de Tantalia, es donde queda muy bien explicado el tema del bonsái, ya que se convertirá en la inspiración de Julio cuando Emilia ya no esté y además será la novela que se inventa y escribirá además de aprender a cuidar y hacer crecer un bonsái. Y esto lo descubriremos hacia el final. Y no digo más.

Y sí, es importante comentar el estilo de Zambra porque es un narrador con una voz muy personal, tanto que sabe alejarse de sus personajes además de eliminar cualquier detalle innecesario. Podemos hablar de un relato con elipsis y además que se desliza rápidamente por una pendiente sin limitaciones.

Te sumerge sin más y directamente en la historia, y en las primeras líneas, estamos dentro, aunque eso sí, su lenguaje es absolutamente merecedor de mis aplausos, increíble su buen hacer.

Por todo ello, consigue que una aparente y sencilla historia de amor se convierta en una narración mucho más que interesante, en apasionante y genial.

Además, también existen reflexiones importantes, sobre la literatura, sobre el poder de evocación y por supuesto y con mucha intensidad sobre el amor y sobre la muerte.

Absolutamente recomendable.

“la vida solo tenía sentido si encontrabas a alguien que te la cambiara, que destruyera tu vida.”

La contraportada del libro lo clava: “del mismo modo que un bonsái no es un árbol, más que una novela corta o un relato largo, [Bonsái] es una novela-resumen o, justamente, una novela bonsái”.

Tal cual.

Uno siente durante las no más de dos horas que lleva leerla que todo es un prólogo, una introducción, y que en cualquier momento empezará la verdadera novela. Es como si alguien te viniera a contar la última película que ha ido a ver, aunque no alguien cualquiera, claro, pues no cualquiera es capaz de explicarte la película como lo hace Zambra, y no cualquiera conseguiría, con una historia tan trivial -chico conoce chica y al final “todo se va a la mierda”- que te apeteciera tanto ver la película (una película que en verdad existe, que fue a Cannes y que yo no he visto).

“Fue, en especial, un tiempo de mucho yogur, y esto, para Emilia, resultó importante, porque venía de un periodo de mucho pisco”

Por lo que Bonsái es más “una forma de contar” que lo contado, y hasta lo contado tiene una relación íntima con lo contado por otros a través de las muchas lecturas compartidas por los dos personajes, la mentira sobre una lectura que se hacen ambos, y, sobre todo, una lectura-metáfora de la propia relación que viven ambos y que va a ser crucial en sus vidas: Tantalia, de Macedonio Fernández.

“Tantalia es la historia de una pareja que decide comprar una plantita como símbolo del amor que los une. Tardíamente se dan cuenta de que si la plantita se muere, con ella también morirá el amor que los une. Y que como el amor que los une es inmenso y por ningún motivo están dispuestos a sacrificarlo, deciden perder la plantita entre una multitud de plantitas idénticas. Luego viene el desconsuelo, la desgracia de saber que ya nunca podrán encontrarla.”

En el relato prima una sencillez casi infantil, donde es importante el juego realidad-ficción que el narrador establece con el lector y que contrasta con la tristeza que emerge de lo contado y que en gran parte solo se intuye.

‘Bonsai' fue la primera novela Alejandro Zambra, quien ha estado este año en boca de todos por su ‘Poeta chileno' (que no tardaré en leer). Esta cortísima obra de apenas 80 páginas ha sido para mí como un soplo de viento fresco, como encontrar nuevo plato favorito o las mariposas en el estómago ante un nuevo amor. Porque sí, lo presiento, Zambra llega a mi vida reservarse una balda propia en mi estantería. Quiero leer, subrayar, sentir y releer todo lo que ha salido y salga de su mano.
 
‘Bonsai' nos acerca al encuentro entre dos jóvenes, Emilia y Julio, y el tiempo que pasan juntos. También lo que pasa después, y algo de lo que pasa antes. Y no mucho más. Pero ay, cómo lo cuenta. Imposible quedar indiferente ante esta narrativa cuidadísima, que juega, que canta en tus oídos, que viene y que va. Que se repite y que avanza sin parar. Qué maravilla es encontrarse ante alguien que escribe lo que siempre has querido leer y no lo sabías.
 
Honestamente, la trama en otras manos, no valdría para nada o bien daba para 600 páginas. Lo notas rápido cuando te sumerges en ella y por eso, para mi ha tenido tanto valor lo que Zambra hace ‘con tan poco'. de verdad, me ha resultado un maestro creando personajes. Sin que los conozcas más allá de su presente, podrías hablar de ellos horas. (Plus: los protagonistas son lectores y eso siempre gusta). Con un narrador omnisciente pero olvidadizo que toda a todo de vida, de carisma y de verdad.
 
Una historia innegablemente auténtica, triste, melancólica, que te deja con la mirada perdida hacia una ventana mientras fuera llueve (o con ese estado de ánimo al menos). Un runrún en la cabeza, una piedrecita en el estómago y la sensación de seguridad absoluta de querer volver a leerla pronto, así me quedo tras ‘Bonsai'.
 
Tiene uno de esos comienzos donde se nos cuenta el final, porque da igual. Lo que vale es el camino. Ese viaje que te transforma, donde pasas de la total indiferencia al mayor de los sentimientos ante el mismo suceso (que conocías todo el rato). A propósito de las primeras líneas, de los mejores inicios de novela que recuerdo, imposible no querer seguir leyendo (desliza la imagen para verlo).
 
Si tenéis oportunidad, os recomendaría buscar una edición que venga con el epílogo de Leia Guerriero, ¡aporta mucho!
 
Un libro absolutamente inolvidable sobre la vida y la muerta. Sobre las personas. Sobre la literatura.

Si eligiéramos libros sólo por su cantidad de páginas, me pregunto, qué elegiría. A veces, es fácil pensar que aquellos de muchas páginas nos ofrecerán historias complejas, con un buen desarrollo de personajes y una dosis importante de reflexión acerca de una cuestión u otra. Que los que son más bien cortos tienen poco que decir y una trama sencilla. A veces, un libro prueba que nos equivocamos.

Bonsái de Alejandro Zambra es una historia breve, muy breve, pero con mucho para decir. Sus páginas nos cuentan la historia de Julio, un hombre común interesado en la literatura que busca encontrar su destino. A medida que pasan los años, conoceremos su relación con Emilia y cómo ese encuentro lo influencia profundamente, así como su búsqueda en el mundo de la literatura y la escritura.

Con notas de metaficción, el narrador nos acerca al protagonista y a los demás personajes con intimidades y sensibilidad. Entre pensamientos, ideas e interpretaciones de hechos, la lectura lleva un ritmo dinámico pero suave que logra atraparnos sin urgencia, pero con mucha curiosidad por continuar leyendo.
Mientras se desarrollan las historias, Julio reflexiona sobre el incómodo proceso de escritura en comparación con los cuidados que requiere un bonsái, una ilustración precisa, poética y sumamente interesante de lo que requiere la creación artística.

Si eligiéramos libros sólo por su cantidad de páginas, difícilmente elegiría un libro de menos de cien páginas. Y sin embargo, menos mal que elegimos libros por su autor/a, por su título, por su sinopsis, por tantas otras cuestiones. Porque Bonsái deja una reflexión tan enriquecedora que hubiese sido muy triste no elegirlo jamás.

Hay varias cosas importantes en “ Bonsai “
La primera es que el continente es tan importante como el contenido. Y dentro de ella el hecho de que el contenido solo sea posible en ese continente, La atípica forma de narrar una historia por lo demás común, ese darle forma a partir de una representación mental, y luchar contra las fuerzas naturales que se oponen a una estructura peculiar.
La segunda el amor , que puede consolidarse, romperse y agotarse de la mano de la literatura, y que acepta todas las mentiras, pero se niega a las omisiones y sufre por las verdades. La historia de dos que mienten, para poder crear su propia verdad, ajena, y alejada, que termina por volverlos ajenos y alejados. La historia de dos destinados a perderse por las razones que se encontraron
La tercera el inicio convertido en final, el final que solo es un inicio . Personajes que no lo son y si lo son no importan...es solo la historia de la historia. Que sin embargo hace converger a los personajes.
La cuarta. No hay una historia que contar, es solo literatura para disfrutar, o no, eso depende de la óptica
del observador.
Una más la historia ya existe,pero hay que colocarla dentro del relato, y es a base de la prosa, la narrativa, el muy particular estilo de Zambra, que forzará y forjará al mismo, aún combatiendo contra su propia esencia .
Si. Como un Bonsái

Llevaba un tiempo queriendo leer algo de Zambra (me llamaba especialmente Poeta chileno), aunque tenía mis dudas, así que me decanté por este brevísimo Bonsái para probar. Estaba pensando realmente si merecía la pena hacer reseña de este libro, ya que no tengo mucho que aportar y, como digo, es casi más un relato que una novela, pero vamos allá; seré breve, eso sí.

En menos de cien páginas se nos cuenta esa historia "típica" de chico conoce a chica y poco más, la verdad, pero lo hace con una narración especial que creo que no a todo el mundo le gustará pero que a mí me ha convencido. Me ha valido para eso, para descubrir que me gusta cómo escribe y plantea la historia, sin que esta tenga nada especial, y eso es mucho.

Y eso es todo, no quiero hablar de la trama porque ya digo que es muy breve, pero me ha dejado con ganas de más y eso es buena señal, leeré Poeta chileno sin tardar mucho.

Qué manera de empezar con Zambra es empezar por aquí. «Al final ella muere y él se queda solo [...]. al final Emilia muere y Julio no muere. El resto es literatura:» Cómo puede no gustar un libro con este inicio, un autor que crea literatura, o Literatura mejor dicho (¡y metaliteratura!) en un párrafo de seis líneas.

Da igual de lo que vaya Bonsái con un inicio así. Pero es que encima va de lo que a mí más me gusta: el amor llevado como drama. Una pareja que se quiere, como podrían haber querido a otros de no haber coincidido; pero una pareja que no se ve con futuro. Y la vida después de ellos. Ya está. Ochenta y dos páginas. Pero qué buenas.

Se me aceleró un poquito el corazón a la que estaba terminando el libro, un poquito como se me aceleró en Los galgos, los galgos, y ¿os acordáis de cuánto me gustó Los galgos, los galgos? Pues eso. de hecho, y esto es muy importante (para mí), he visto en la escritura de Zambra algo de lo que vi en la de Sara Gallardo. Y qué alegría. Por ello mi objetivo de aquí a medio plazo es irme leyendo todo Zambra hasta la meta final: Poeta chileno. Que intuyo será como entregarme. Como lo hice con Los galgos, los galgos. Como lo he hecho con Bonsái.

No perdáis más tiempo sin leer a este buen hombre.

Una novela breve, pero que encierra una novela sobre las novelas, sobre los personajes, sobre como unos y otras se encuentran gracias a los escritores. Interesante juego de espejos, de recuerdos, de similitudes... eso es lo que Zambra nos plantea. ¿Hasta dónde llega la ficción, hasta dónde la realidad?

Tan interesante como la novela -breve pero intensa- es el epílogo de Leila Guerreiro que pone foco en aspectos muy interesantes de la historia y del autor.

Empecé este breve libro con muchas ganas, pero fueron decayendo poco a poco y ,quizás, a causa de esta brevedad no he teminado de conectar con la historia. Puede que esperara otra cosa o que me despertara más sensaciones. Se queda en un libro cortito, bien escrito y que se lee de un tirón. Me gusta el estilo de Alejandro Zambra. Así que repetiré con él.

El libro se resume en el primer párrafo de éste que es una suerte de teoría de lo escrito y de la literatura. Ese párrafo es especialmente bueno, tanto que podría ser lo único que alguien quisiera leer del libro. El resto es el detalle, la literatura, como dice Zambra, y está muy bien escrito y relatado. Pero el final me pareció decepcionante. Quizás el autor simplemente relata lo que le pasa al personaje. Si fuera una historia real, quizás así fue como ocurrió. Pero creo que el beneficio del escritor es la capacidad de cambiar los relatos como si fueran parte de una memoria real. de no ser así, hubiera preferido que la novela terminara antes.