Enero de Sara Gallardo
Corre atropellando todo, sale a la lluvia, cruza la mañana y los charcos, entra por el monte y las ramas y al llegar al fondo se abraza al tronco de un árbol, se deja caer y se muerde los puños, y gime, la cara contra la corteza de terciopelo húmedo, gime como si ladrara, como si el gemir le despellejara los huesos, como si el alma saliera tal vez por sus gemidos y echara afuera la desgracia. Con los dedos ara el tronco y desprende pedazos de musgo olorosos a lluvia.
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