La vuelta al mundo en ochenta días

Entiendo completamente por qué esta es una de las novelas más populares de Jules Verne. La acción vertiginosa, los personajes extravagantes y un espíritu optimista constante a pesar de todos los obstáculos salvajes que enfrentaron hicieron de esta una historia de aventuras realmente divertida.

Dicho esto, Phileas Fogg es un terrible compañero de viaje. ¡Nunca quiere disfrutar de ninguno de los lugares por los que viaja! de hecho, el carácter del protagonista hace que no me convenza del todo el tema central. Fogg parece ser un hombre tan sin sentido del humor que me cuesta creer que de repente acepta embarcarse en este viaje en lo que parece ser un capricho.

También quiero destacar una cosa que me ha dejado completamente desconcertada. Siempre pensé que en algún tramo del viaje se haría en un globo aerostático. Esperé toda la novela para que apareciera uno, y aparte de una mención, estaba completamente ausente de esta historia. Así que no entréis en esta novela esperando globos aerostáticos cuando en su lugar obtendrás trenes, barcos de vapor, elefantes y otros modos creativos de transporte.

En definitiva, "La vuelta al mundo en 80 días" se trata de otro increíble viaje de Jules Verne, lleno de aventura, emoción e imaginación. La prosa de Verne es fuerte, interesante y solo hay pequeños momentos de torpeza o poco convincentes. Sin embargo, son pocos y distantes entre sí, y en su mayor parte el libro es una forma excepcionalmente ligera y divertida de viajar por el mundo.

La vuelta al mundo en 80 días, 1872-73
Jules Verne

Le Tour du monde en quatre-vingts jours es la novela más famosa del escritor francés Jules Verne.
Se publicó por entregas en le Temps desde el 7 noviembre hasta el 22 de diciembre de 1872, el mismo año en que se sitúa la acción. Posteriormente, se publicó de forma integra en enero de 1873.

Las aventuras del imperturbable caballero británico Phileas Fogg y su recién estrenado ayudante francés Passepartout, forman parte del imaginario colectivo de varias generaciones.

Fogg apuesta con sus colegas del Reform Club que es capaz de dar la vuelta al mundo en 80 días, ni uno más, ni uno menos.

Paralelamente a la salida de Fogg, se produce el robo de 55.000 libras del Banco Británico y el detective encargado del caso, sale en persecución de Fogg creyéndole culpable.

Se suceden mil y unas aventuras mientras Fogg, Passepartout y el detective Fix siguen con la ruta establecida, viviendo contratiempos y encuentros inesperados mientras van usando todos los tipos de transporte disponibles :tren, barco, elefante, trineo...

¿Llegarán a tiempo de ganar la apuesta?

"Ven , ven, con nosotros ven, lo pasaremos bien...."

Nos dijeron las capitanas del @clubclasicosjuveniles y nos lo pasamos genial!
Ha sido una LC fantástica recordando las aventuras vividas de pequeños en la tele y las lecturas apasionantes.

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Julio Verne era el eterno pendiente. Quería leerlo, pero nunca lo hacía en un bucle infinito de autoconvencimiento de que el año en cuestión sería el último sin conocer un libro suyo.
Hasta este año, por culpa del verano que me llevó a Vigo. En esta ciudad, Julio Verne pasó unos días y dedicó un capítulo de 20.000 leguas en viaje submarino a su bahía. La ciudad, a cambio, le dedicó una estatua en el puerto. Como 20.000 leguas no me llamaba y la biblioteca paterna tenía La vuelta al mundo, la decisión fue fácil.

El señor Fogg es un hombre lógico, organizado y flemático hasta el extremo. Ha hecho una apuesta afirmando que puede dar la vuelta al mundo sin superar los 80 días, comienza el viaje al instante, y pese a todas las dificultades nunca deja ver ni una migaja de nerviosismo o emoción en general, porque todo forma parte de su plan perfecto que contempla todo tipo de eventualidades.
Desde siempre, he oído decir que Julio Verne fue un visionario que se adelantó a los inventos reales, y lo cierto es que se nota que tenía una capacidad imaginativa y una inteligencia considerables.
Lo he leído y me ha gustado, he viajado y me ha parecido bien escrito, pero no he acabado de meterme al 100%, como si la flema antiséptica del señor Fogg invadiera la prosa, enfriándola. Las partes más técnicas se me han hecho pesadas. En cambio, la relación con Passepartout me parece muy conseguida y él es un personaje muy chulo. También, me ha encantado la tranquilidad del señor Fogg para hacer pasar las cosas más inverosímiles por las más normales.
O sea, que por lo general, bastante bien.
Ahora, no quiero ni imaginar la vida que le espera a Aouda.

Verne como de costumbre nos trae un libro lleno de detalladas descripciones capaz de transportarte al lugar que describe, y en este caso son muchos ya que damos la vuelta al mundo (aunque solo en el hemisferio norte entre territorios pertenecientes a la corona inglesa de entonces, a excepción de los Estados Unidos).
Y esto es, sin duda, y junto con las peripecias de Passepartout lo más disfrutable del libro.

¿Por qué no las aventuras de Fogg, siendo el caballero protagonista? Porque es, en todos los sentidos, el prototipo de caballero inglés inalterable pese a las dificultades que se le presentan, muy capaz de resolverlo todo a golpe de talonario (o de bank notes en este caso) y sus emociones no llegan a reflejarse hasta el último momento.

Pero no es una pega, ya que muchas veces son los personajes secundarios quienes nos hacen la historia más entrañable y así es también en este caso.

He disfrutado muchísimo de la historia que se nos cuenta, a pesar de saber el final (y de que este quede anticipado cuando intentan explicar por qué debería poner el reloj en hora). Recordando en todo momento tanto la serie de dibujos como las diferentes adaptaciones, siendo la de Tennant la última que he podido disfrutar (si bien es muy diferente del clásico).

Lo único que me ha "decepcionado", y entrecomillo porque no es un gran problema, ha sido que en ningún momento ha aparecido un globo (solo se menciona de pasada la posibilidad), cuando es la imagen que todos tenemos representada en la cabeza cuando pensamos en este clásico. Solo una prueba de lo expuestos que estamos a las ideas preconcebidas.
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Después de ver la fantástica película de 1956 con David Niven y Cantinflas interpretando a Phileas Fogg y Jean Passepartout, quise hacer un pequeño recordatorio de la novela que define el término «aventuras» y como Julio Verne nos lleva alrededor del mundo en una época en que los viajes eran una odisea, por mucho que ahora en este mundo globalizado nos pueda resultar cómico el contenido de esta novela, sigue siendo, para mí, un clásico eterno al que me encanta volver de vez en cuando, sin duda en mi opinión una de las mejores novelas de aventuras de la historia de la literatura.

Al principio, la novela se me hizo agil y entretenida de leer, gracias en parte a la presencia de Picaporte en la vida del protagonista Phileas Fogg y la forma en que Fogg lo atrajo a una aventura inusual. Además, la forma en que el autor presenta a todos los personajes, Fogg, Fix y Picaporte, me parece muy singular e interesante. Sin embargo, en algunos casos, la historia comienza a sentirse pesada para mí, probablemente porque las partes no tienen mucha acción y muchos viajes "aburridos y largos", aunque gracias a la aventura de los personajes en diferentes lugares, la pesadez desaparece lo suficientemente pronto para dejar espacio para la acción y la diversión. Debo decir que me gustó el final de la novela, tanto el cambio brusco como el cambio de actitud de algunos de los personajes y el final de la historia. En cuanto a los personajes, tengo que decir que me gustan todos porque creo que están muy bien construidos. Phileas Fogg es probablemente la persona con la que estoy menos conectada al comienzo de la historia debido a su actitud superior y perfeccionista. Sin embargo, también noté este aspecto dominante en Picaporte, pero por alguna razón traté de empatizar más con él desde el principio. Me asombra que la relación entre estos dos personajes sea sencillamente maravillosa, aunque a veces no termino de entenderlo, en parte por las mañas del frances. Por último, tengo que decir que mi personaje favorito es Fix, que me pega como un gran villano (y no es un villano).

Fue inevitable comenzar este libro sin acordarme de la serie de dibujos que veía de niña. Recuerdo perfectamente el aspecto del león Willy Fog y su mayordomo, el gato Rigodón, pero las abundantes y detalladas descripciones del libro ayudaron a desterrar rápidamente los dibujos de la vuelta al mundo de Willy Fog.

Phileas Fogg es un caballero inglés de la cabeza a los pies. Tan educado y elegante como obsesionado por controlar el tiempo. Es evidente que tiene un trastorno obsesivo compulsivo con los números y el tiempo. Por el contrario, Passepartour es un joven agradable y extrovertido que se deja dominar por sus emociones muy fácilmente, metiéndose en toda clase de embrollos.

La mayor parte del libro es muy entretenido y ameno. Me gustó mucho el rescate en elefante en la India y el asalto al tren en Estados Unidos, ¡es una escena digna de una película de acción! Durante todo el libro estuve pendiente del famoso viaje en globo, pero lo cierto es que jamás tiene lugar. En cierto momento de apuro, sí que le pasa por la cabeza al señor Fogg viajar en globo, pero rápidamente descarta esa idea por ser ridícula.
Por supuesto el final es harto conocido, pero no por ello menos disfrutable. Las últimas páginas apuntaban a un final agridulce, pero el autor le da una vuelta de tuerca para mostrar el desenlace feliz que todos deseamos.

Es evidente que el autor se ha documentado bien sobre cada parada en el viaje del señor Fogg. Las descripciones de las ciudades, sus habitantes y las costumbres son muy detalladas. Sin duda aprendes mucho de geografía. Como siempre, en esta edición hay algunas faltas de ortografía y confusión con las fechas y horas del viaje, pero nada que entorpezca la lectura.

Empecé La vuelta al mundo en 80 días sin ninguna expectativa, ¡y he disfrutado mucho del libro!

Saludos ;)

Aventura pura y dura que se disfruta de principio a fin. Múltiples aventuras e historias dentro de la narración que aporta en muchas ocasiones pequeños detalles de humor. Uno casi apura la lectura como si con ello lográsemos que los protagonistas lleguen antes a su meta. Un clásico que hay que leer sí o sí.

La niña rara que un día fui estaba deseando que mi abuelo diera por finalizado el tiempo destinado al café. Podía escuchar sus pasos desde el saloncito donde mi abuela recogía la vajilla y el salón, donde yo lo estaba esperando, con la lectura de esa tarde ya elegida. Emocionada por saber qué les sucedería a lo largo de esa tarde, que yo intentaba estirar todo lo posible, aunque supiera el el tiempo lo marcaba la vida de la luz natural. Muchas, muchísimas tardes las pasamos viajando con Julio Verne (1828-1905), discutiendo cómo el eje de la tierra condiciona el clima, si aquellos productos de su imaginación habrían tenido una realización posterior o si era posible escapar a una sociedad rígida, de pensamiento único, como la victoriana. Como yo sentía, en tantas ocasiones que lo era la actual.

La vuelta al mundo en ochenta días, o le Tour du monde en quatre-vingts jours, se publicó por entregas en le Temps desde el 7 de noviembre al 22 de diciembre francés 1872, el mismo año en el que acontece la acción. Más tarde, el 30 de enero de 1873, sería publicada de forma íntegra, tal y como la conocemos hoy. En ella se nos presentan las aventuras del británico Phileas Fogg y de su ayudante, Jean Passepartout.

Fogg se involucra de manera activa y segura en un debate en el Reform Club, cuando descubren que un ladrón ha robado una importante suma del Banco de Inglaterra. Es tal su seguridad de que el individuo ha podido escapar muy lejos, que propone una arriesgada apuesta en la que compromete su fortuna, ya que está convencido de que es posible dar la vuelta al mundo en ochenta días, utilizando los medios de transporte disponibles a mitad del siglo XIX y con el Morning Chronicle, siguiendo los avances del proyecto.

De esta forma, este escrupuloso y disciplinado caballero, dejará de lado lo que ha sido su vida hasta el momento para embarcarse en una enorme aventura. Junto a él, Jean Passepartout, su recién contratado mayordomo francés. Juntos se enfrentarán no sólo a las dificultades propias de unos medios de transporte limitados, también sufrirán la persecución del detective Fix, quien ignora la identidad del aventurero y, lo cree un ladrón, y lo aguarda con una orden de arresto de la Corona. En realidad, la obra no recorre todo el globo, sino que se limita a países donde exista, o haya existido, el Imperio británico. Con alguna excepción, como pueda ser su paso por Japón.

De esta obra de fama internacional se han realizado múltiples adaptaciones cinematográficas y televisivas, entre la que destacamos aquella que nos acompañó en la infancia La vuelta al mundo de Willy Fog (1981), una serie de dibujos animados de 26 episodios que, para muchos, resultó el primer acercamiento a la obra del autor francés. La vuelta al mundo en ochenta días es un clásico, una obra inmortal, que continúa llamando la atención y conquistando a lectores de todas las edades y así lo demuestra la magnífica edición de Gribaudo (2021), que combina ilustraciones, con diferentes tipografías para los distintos tipos de textos, en tapa dura y con una sobre cubierta desplegable a través de la que podemos seguir las aventuras de Fogg sin perdernos en ningún momento. Una edición que no os podéis perder y que seguro que, como la obra de Verne, hará las delicias de vuestros hijos, sobrinos, alumnos...
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Fue inevitable comenzar este libro sin acordarme de la serie de dibujos que veía de niña. Recuerdo perfectamente el aspecto del león Willy Fog y su mayordomo, el gato Rigodón, pero las abundantes y detalladas descripciones del libro ayudaron a desterrar rápidamente los dibujos de la vuelta al mundo de Willy Fog.

Phileas Fogg es un caballero inglés de la cabeza a los pies. Tan educado y elegante como obsesionado por controlar el tiempo. Es evidente que tiene un trastorno obsesivo compulsivo con los números y el tiempo. Por el contrario, Passepartour es un joven agradable y extrovertido que se deja dominar por sus emociones muy fácilmente, metiéndose en toda clase de embrollos.

La mayor parte del libro es muy entretenido y ameno. Me gustó mucho el rescate en elefante en la India y el asalto al tren en Estados Unidos, ¡es una escena digna de una película de acción! Durante todo el libro estuve pendiente del famoso viaje en globo, pero lo cierto es que jamás tiene lugar. En cierto momento de apuro, sí que le pasa por la cabeza al señor Fogg viajar en globo, pero rápidamente descarta esa idea por ser ridícula.
Por supuesto el final es harto conocido, pero no por ello menos disfrutable. Las últimas páginas apuntaban a un final agridulce, pero el autor le da una vuelta de tuerca para mostrar el desenlace feliz que todos deseamos.

Es evidente que el autor se ha documentado bien sobre cada parada en el viaje del señor Fogg. Las descripciones de las ciudades, sus habitantes y las costumbres son muy detalladas. Sin duda aprendes mucho de geografía. Como siempre, en esta edición hay algunas faltas de ortografía y confusión con las fechas y horas del viaje, pero nada que entorpezca la lectura.

Empecé La vuelta al mundo en 80 días sin ninguna expectativa, ¡y he disfrutado mucho del libro!

Saludos ;)