No siento nada

El amor llega por sorpresa. No elegimos ni controlamos de quién nos enamoramos. ¿O sí? Yo creo que no, aunque quizás sí estemos predispuestos a enamorarnos más de unas personas que de otras. No siento nada (Reservoir Books, 2021, con traducción al castellano de Alba Pagán) es una novela gráfica que habla sobre el amor y otros temas en relación a él como la sexualidad o la masculinidad.
Liv Strömquist (Lund, 1978) habla en este cómic sobre cómo se manifiesta y desarrolla el amor en la actualidad, así como del fin del amor y sus posibles explicaciones. Para eso se sirve de las citas de muchos filósofos como Platón, Byung-Chul Han o Eva Illouz y pone ejemplos divertidos con personajes de la realidad y la ficción.
La época actual, marcada por el tardocapitalismo, según Han, y el individualismo plantea un duro desafío al amor. ¿El amor a primera vista existe? Yo creo que no. Puede haber atracción física, pero no amor en sí tan solo porque tu mirada coincida con la de la otra persona, o con su cuerpo, durante unas milésimas de segundo. Lo que sí es seguro que no existe es una concepción del amor como lo entendían nuestros antepasados. Ni siquiera se asemeja el amor de la actualidad al de finales del siglo XX, que está a la vuelta de la esquina. La autora también habla el amor desde una perspectiva feminista, a través de historias reales y con un humor y una ironía cargados de crítica.
¿Cuántos tipos de sentimientos hay en la actualidad? Podemos decir que alguien nos “gusta”, que tenemos un “rollo”, que “estamos saliendo”, y otras denominaciones que voy a omitir. Nuestra época es la de Tinder y First Dates. Sí, es una generalización fea y barata, pero son dos canales que sirven para encontrar pareja en nuestra sociedad actual, nos guste o no. A mediados del siglo XX ya hubo una revolución de los sentimientos, y una revolución sexual, como canta La Casa Azul.
Hay quienes entienden el amor desde el punto de vista más cientificista (o científico), que entiende el amor como canal para la reproducción de la especie, sin más romanticismo ni misticismo, aunque queramos dárselo. Strömquist narra en este libro la evolución del amor desde el siglo XIX, cuando se valoraba como virilidad que el hombre fuera capaz de desnudar sus sentimientos y comprometerse con una mujer, hasta la actualidad. Ahora parece que la masculinidad se potencia cuando más frío se muestra el hombre, para no parecer débil (!) al hablar de sus sentimientos.
En la actualidad, no es tan guay comprometerse, querer casarse y tener hijos como hace varias décadas. Hay quien considera estas ideas como propias de gente mema. Los hombres obtienen poder, se dice en el cómic, cuando tienen relaciones sexuales en serie y no se comprometen con una sola persona. ¿Esa actitud da poder al hombre? Desgraciadamente, parece que sí. El problema está en la sociedad y en quien cree eso. No decir lo que sentimos ni demostrarlo permite conservar la masculinidad, en el caso de los hombres, para no demostrar fragilidad.
Muchas veces, se cambia de pareja porque se deja de sentir algo por esa persona con la que estabas (com)prometido. Byung-Chul Han dice que el extremo narcisismo de nuestra época ha cambiado muchas cosas, entre ellas el amor. Cuando nos preocupamos más por nosotros mismos, y la sociedad de la igualdad y el autorreconocimiento lo ha logrado un poco, el otro va quedando de lado. Hay que saber dar alteridad al otro para que sea incomparable a los demás, porque así se crea un vínculo.
Antes, y ahora también, se entendía el amor como la forma de llenarnos, de completarnos con la convivencia con otra persona. ¿Ha cambiado? No necesariamente, aunque parece que nos valemos por nosotros mismos para llenarnos. El amor determina nuestras emociones, y nuestro existencialismo se acentúa por esa persona que amamos, sobre todo si nos rechaza. Quedamos atormentados por el amor que no es correspondido, se haya tenido antes o no se haya tenido nunca, de ambas maneras duele. Y de los celos, mejor ni hablamos.
Los griegos hablaban del «átopos», esa persona que no se puede comparar con nadie. Enamorarse, en efecto, es que no exista nadie más. Que no vengan otros, cuando estés sufriendo un mal de amores, a decirte que hay mas peces en el mar, porque no sirve. Es como decir «todo está bien» o «no estés triste» a una persona con depresión.
Strömquist explica los cambios de otras épocas a esta. Ahora puedes elegir pareja y no te la imponen, por ejemplo. Y no tienes que estar con ella para toda la vida. Además, hay múltiples formas de encontrarlas (aplicaciones, páginas web, programas de televisión...). de amor ya no se muere, como cantaba Gianni Bella. Según nos explica el cómic, podemos encontrar pareja de dos formas: por intuición o de forma racional (esta última sería con las webs y apps de contactos). Sobre esta última opción, Strömquist explica muy bien el proceso de algunas personas que van a buscar pareja a programas de televisión y salen descontentas porque no han encontrado lo esperado.
Si vemos al otro como un producto y no nos gusta algo de él (sería un producto con una tara, descambiable en la tienda), lo rechazamos. Sin embargo, ¿por qué no entendemos que todos, nosotros incluidos, estamos llenos de defectos? Erich Fromm, que también aparece en el cómic, decía que amamos mal porque queremos ser amados antes que amar, y debería ser al revés. Fromm sigue la línea de pensamiento que pregonaba Lola Flores. «De tené que elegí, es preferible siempre queré, ¡siempre queré!, que dejarse queré», decía La Faraona. di que sí, Lola, a ti sí te tenían que haber añadido en el cómic.
La persona con mala experiencia en el amor o aquella a la que nunca le tiran los tejos suele sentirse culpable por no gustar a nadie. Sin embargo, no debería, porque el amor depende de muchos factores, y no controlamos casi ninguno (no me gustan las afirmaciones absolutas, por eso digo “casi”).
Debido a la cantidad de veces que la autora cita a los filósofos, podría ser este un ensayo sobre el amor en nuestro tiempo, solo que se hace algo más ligero porque se trata de un cómic. Trata demasiados aspectos filosóficos, y muchas cosas de las que habla el libro están sacadas de otros libros. La autora mezcla su pensamiento con el de los filósofos que cita, exponiéndolo, afirmándolo o rechazándolo, para hablar de qué significa el amor hoy.
Critica la cosificación de la mujer y el poco o nulo amor que algunos hombres demuestran a las mujeres. Sentimientos que también se dan en ellas hacia ellos y que no son más que la prolongación del ego del que dice amar para verse, en realidad, reflejado en la otra persona. Aunque tiene momentos divertidos, a veces también se hace pesado porque no se entiende el rumbo que toma la autora ni por qué lo hace. En definitiva, un ensayo gráfico, podría decir, sobre el amor, aunque con demasiadas citas filosóficas.

A través de las reflexiones de filósofos desde la antigüedad hasta la actualidad, la historietista sueca nos ayuda a responder algunas preguntas acerca del amor, analizándolo desde una perspectiva feminista a lo largo de la historia de la humanidad.

La masculinidad siempre ha ejercido mucho poder en nuestra opinión sobre el amor, así que al cambiar ésta y surgir la llamada nueva masculinidad, pareciera que los sentimientos cambiaran. Estos cambios no solo se producen en parejas heterosexuales ya que la masculinidad afecta a todos. No obstante, aunque la autora nos presenta gran cantidad de ejemplos, la mayoría de estos son de parejas heterosexuales.

Pero también la visión del amor por parte de la mujer ha cambiado a lo largo de los siglos. Según la autora las mujeres heterosexuales han adoptado ahora la función sociológica de querer tener hijos, la cual en siglos pasados era típica del hombre. Además, esta visión del amor que antes era inexplicable y que según filósofos como Kierkegaard no se podía entender ni se podía manejar de ninguna manera, hoy en día, según la autora, gracias al empoderamiento, se piensa todo lo contrario: que una tiene el control de sí misma y puede hacer y deshacer a su antojo sus sentimientos. Esto se debería, a modo de resumen, a que antes se debían hacer las cosas porque así lo querían la familia religión tradición cultura pero ahora ese ‘deber' se ha cambiado por ‘poder' y el lema ‘sí quiero puedo' se ha convertido en una pieza fundamental de que cómo pensamos. Pero advierte la autora que esto también implica el sentirse mal con el fracaso ya que se cree que depende todo de nosotras, del poder que ejercemos en nosotras mismas.

La narración tiene un punto bastante informal, lo cual no quita importancia a los asuntos en los que la autora reflexiona, pero a la vez resultado un discurso bastante cercano y familiar. al leer este libro más bien parece una conversación ligera con una amiga aunque los demás sean de una profundidad mayor a la de cualquier conversación normal. Aunque no esté de acuerdo con todo lo propuesto durante este ensayo gráfico, me ha resultado muy interesante el poder reflexionar sobre ciertos temas que no hago normalmente.

Además me ha parecido un trabajo excelente por parte de la autora la cual ha debido de documentarse mucho, no solo en filosofía sino en cultura y sociedad a lo largo de la historia. Aunque los dibujos son bastante sencillos y no llaman en exceso la atención, creo que la intención ha sido darle más importancia al texto en este caso.

En resumen, este libro no quiere adoctrinar a nadie sino simplemente poner sobre la mesa ciertos temas acerca del amor y el feminismo en los cuales, en mi opinión, todos podemos y debemos participar.

Este ensayo me ha encantado, ya no solo por el contenido, que me pareció muy interesante y divulgativo, dinámico y fácil de leer, si no también por su formato, ya que es un cómic.

La autora nos habla de cómo vivimos y cómo concebimos el amor y las relaciones los seres humanos en el siglo XXI. Pero no solo eso, sino que también hace una perspectiva de cómo el ser humano se ha relacionado con la idea del amor romántico a lo largo de la historia de la humanidad. Habla de Grecia, de la época victoriana, de los felices años 20 y de un montón de épocas distintas en las que el amor ha ido sufriendo cambios y variaciones hasta llegar al punto en el que se encuentra hoy.

Liv Stromsquist defiende que hoy en día el amor es líquido y más inestable que nunca. Ya no nos conformamos con el primero que pasa por ahí si no que analizamos al detalle a nuestras potenciales parejas para quedarnos con el mejor “ejemplar”. Esto lo hace recurriendo y apoyándose en filósofos y filósofas que a lo largo de la historia ya han reflexionado sobre este tema; los transforma en personajes de cómic y te cuenta un montón de historias y anécdotas interesantes.

A raíz de esto la autora desarrolla una teoría sobre por qué las personas en la actualidad somos más incapaces que nunca de enamorarnos y de comprometernos; tanto si somos hombres como mujeres.

Lo mejor para mi de este ensayo es que Stromsquist es capaz a través de las ilustraciones y del lenguaje que ella utiliza, de hacerte comprender conceptos bastante enrevesados y muy teóricos y filosóficos, de forma muy amena y divulgativa gracias al formato del libro y de relacionarlos con referentes de actualidad: con celebrities como Dicaprio y Beyoncé o con series como Sexo en Nueva York, entre otras.

En definitiva, si queréis pasar un buen rato y aprender cómo se ha entendido el amor a lo largo de la historia y sobretodo como lo entendemos hoy en día, tan influenciados por la inmediatez del momento y las nuevas tecnologías, os recomiendo que leáis “No siento nada” porque no os dejará indiferentes.

Hace ya días que terminé ‘No siento nada' de Liv Strömquist. Un cómic que prometía reflexionar sobre el amor en la era tardocapitalista y que ha resultado ser un batiburrillo de teorías de filósofos, historias mitológicas e hipótesis sin demasiado fundamento.
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Con el libro he tenido la sensación constante de que la autora quería abarcar mucho, para, al final, no decir nada. Tal vez el hecho de ser un cómic no ayudase con un tema tan complejo y abstracto. Así que, lo que podía haber sido una lectura divertida y amena, apoyada en la realidad observable (un buen ejemplo es con el que comienza el libro: Leonardo di Caprio y la edad de sus diferentes novias) o incluso con anécdotas en su propia experiencia, se ha convertido en un texto, en ocasiones, pesado de leer con multitud de referencias a señoros.
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Me cuesta mucho entender que este cómic haya sido recomendado por mujeres feministas porque, además de lo que acabo de comentar, tiene un aire bastante rancio en cuanto a la posición de la mujer en la pareja (por cierto, siempre cis y heterosexual). Aunque es cierto que la autora plantea puntos interesantes, como que hoy en día los cuerpos se han convertido en otro bien de consumo sustituible, también parece que da a entender que el amor de hace algunos siglos era mejor al que se vive hoy en día, obviando por completo que la situación de la mujer ha mejorado indudablemente.
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Me gusta mucho leer sobre el amor y el “mito del amor romántico”, sobre las relaciones de pareja y sobre otros tipos de modos de relacionarse. En el pasado he disfrutado de lecturas con esta temática y sé que en el futuro lo seguiré haciendo, pero este no ha sido mi libro.

No siento nada es una novela gráfica-ensayo de la sueca Liv Strömquist. El libro arranca con la figura de Leonardo DiCaprio, para hacer mención a la secuencia de relaciones sentimentales que el actor ha vivido en pocos años con diferentes modelos más jóvenes que él. Leo sigue sin enamorarse, incapaz de comprometerse, sirviendo este ejemplo para hablar de las relaciones afectivas actuales, donde prima el narcisismo, impidiendo esto conectarnos con un otro, por estar permanentemente conectados con el self.

Aborda también como la elección de la pareja era clásicamente dada por aspectos intuitivos y emocionales, estando ahora mediatizada por aspectos racionales. Es decir, en el mismo momento que en redes sociales eliges en una app ciertos marcadores que descartan o te acercan a una potencial pareja, ya estamos centrados en el modelo consumista, dejando de lado lo que el verdadero amor genera, una revolución emocional, que bien se aleja en ocasiones de aspectos racionales y selectivos.

En la cultura del rendimiento, de la competitividad, del énfasis al amor propio, el capitalismo, la necesidad de tenerlo todo bajo control, la autora trata de hacer un análisis de las relaciones afectivas muy interesante.

El estilo es divertido y la parte gráfica muy original. Hace mención a múltiples referencias interesantes: el filósofo Byung-Chul, Eva Illouz, Kierkegaard, Sócrates... Poniendo humor con figuras como Beyoncé, Leonardo DiCaprio, Cameron Díaz o El principito.

He leído el cómic gracias a Babelio y Masa crítica.