La sala de los espejos

En una exposición que hubo en Centro Centro el año pasado sobre artistas suecas dedicadas al mundo del cómic supe de la existencia de esta autora, que es una de las más importantes de su país. Desde entonces quería leer algo suyo, así que aproveché que esta obra estaba en eBiblio y la cogí prestada.

Aunque se trata de una novela gráfica, esta obra bien podría ser un ensayo por su trabajo de documentación y exposición del argumento que trata, que no es otro que la belleza de la mujer y todo lo que la rodea a lo largo de la historia, es decir, la dictadura de la imagen. La autora elige como punto de partida el caso de Kylie Jenner y su exposición a los medios, cómo es ella misma la que publica sus selfies y gestiona en cierto modo su belleza de forma pública (más adelante comparará este hecho con la famosa sesión de fotos que le hicieron a Marilyn Monroe, en la que el fotógrafo fue quién tomó esa decisión).

A partir de este hecho ahonda en la historia de la sociedad occidental y el papel que han cumplido en ella las mujeres, cómo han ido cambiando el canon de belleza y el deseo masculino para posteriormente tratar los aspectos psicológicos de esta obsesión por el aspecto físico. Esta parte es especialmente interesante a la par que compleja, porque Liv trata de hacer entender a los lectores cómo funciona el efecto espejo y esa ruptura que provoca la disyunción de nuestra imagen privada con la imagen pública, compuesta por todo ese conjunto de convenciones sociales asociadas a ser mujer, cómo debemos mostrarnos ante los demás (ya sea física o anímicamente) y lo que podemos o no podemos hacer.

La autora utiliza en todo momento el humor y los ejemplos prácticos para ilustrar la cantidad de información que demuestra haber reunido para escribir este, llamémosle, “ensayo ilustrado”. Y es cierto que aligera un poco el contenido, pero aún así la lectura me ha resultado densa y algo más complicada al leerlo en formato digital porque los textos en ocasiones son muy pequeños y hay que hacer zoom para poder leerlos en su totalidad. He de decir que el dibujo no merece mucho la pena, pero a nivel contenido hay mucho material de interés y es un volumen que realmente te hace reflexionar sobre el culto al cuerpo que predomina en nuestra sociedad, hoy día más aún por el tema de la exposición permanente a través de redes sociales.

Hacía bastante tiempo que no leía uno y reconozco que ha sido una buena apuesta elegir este título.
A través de diferentes ilustraciones muy trabajadas por la autora y que abordan temas de gran interés y muy actuales. Tales como la apariencia física, envidias y consecuencias en cada tipo de individuo.
Un paseo por la historia donde se muestran anécdotas de diferentes protagonistas como Marilyn Monroe, Irene de Atenas, Sisi Emperatriz... Más actuales como Kim Kardashian, Kylie Jenner... Y más ficticios como la madrastra de Blancanieves que ha sido mi parte favorita.
La influencia de las redes sociales, operaciones estéticas o las envidias que destapan complejos que quizás anteriormente una persona desconocía tener.
Contiene muchas anécdotas de grandes personajes que me han sacado alguna que otra sonrisa y por ello creo que es una buena opción para desconectar o para alternar entre largas lecturas.
Pero ante todo para recordar al lector que la belleza, la que de verdad importa, está en el interior y que aunque no se refleje en el espejo es la única que hay que valorar.

No había leído nada de Strömquist pero lo cogí con muchas expectativas y no me ha defraudado.

Un cómic de actualidad que nos va desgranando cómo funciona la dictadura de la belleza. Cómo empezó todo....desde los textos clásicos, hasta el sistema capitalista donde el desarrollo de la sociedad de consumo unido a la revolución sexual, implantó la semilla de la necesidad de la mujer de 'estar guapa para ser amada'.

El libro se divide en cinco bloques:
1. La chica en el espejo.
2. Los feos ojos de Lea.
3. Vestigios de la magia.
4. La madre de Blancanieves.
5. El cuadro tiránico.

Liv nos va contando apoyándose en una bibliografía muy interesante temas como:
*La configuración de las relaciones amorosas de un tiempo a esta parte.
*La importancia de la belleza como atributo clave que cultivar siempre.
* Cómo hemos construido una relación voyeurista crónica con nosotros mismos a través de las pantallas.
*De qué forma los cuentos han establecido una diferencia entre madre y madrastra, por no atribuir un lado oscuro a la maternidad.

En definitiva, se abordan un sinfín de temas sociales, con visión de género, acompañados por un dibujo realista.

Es genial.

A la archiconocida emperatriz Sissi se la recuerda, sobre todo, por su espectacular belleza. Detrás de ese cuidado aspecto había una mujer que se peinaba y peinaba durante horas al día, seguía una estricta dieta para mantener su cintura de avispa y se sometía a largas caminatas y sesiones de gimnasia. Cuando la emperatriz cumplió 32 años, se negó a ser retratada o fotografiada nunca más. El mito de su belleza debía preservarse; nadie debía ver las huellas de su envejecimiento. Más de siglo y medio después, son las fotografías de Kylie Jenner las que generan esta atracción por la belleza femenina en más de 270 millones de seguidores.

Liv Strömquist tiene claro que las apariencias son más importantes que nunca y que en la sociedad de los selfies es crucial tener presencia. En su nueva novela gráfica, “La Sala de los Espejos” (editada por @reservoirbooks_) analiza cómo la humanidad se ha enfrentado a la belleza desde sus inicios –allá en el Antiguo Testamento-, mucho antes de que Simone Weil y Eva Illouz sentenciaran que “ser sexy” determina nuestro “valor de mercado”. Liv Strömquist, con su particular estilo que ya conoceréis si leísteis sus novelas anteriores, nos lanza todas estas cuestiones y analiza sus causas partiendo, quizá, de teorías algo aleatorias para su justificación, pero no así las posibles soluciones de por qué la apariencia está tan ligada a la sociedad de consumo.

Hoy ya no es concebible un mundo sin fotos. Todo se comunica a través de imágenes, y plataformas como Instagram funcionan como “El gran salón de espejos” -como el que tenía Sissi en su palacio de Viena- en el que la autorreflexión nos acosa las 24 horas. Y sí, ya lo vaticinó Susan Sontag: “No está mal ser bella; lo que está mal es la obligación de serlo” porque, nos guste o no, la belleza está sujeta al azar, no está disponible gratuitamente y no podemos poseerla ni atesorarla.
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