En un internado de la campiña de Norfolk, aparece un estudiante muerto, al principio parece un trágico accidente. Pero la detective Jazz empezará a sospechar y descubrirá secretos oscuros enterrados hace tiempo. Además, irán apareciendo otras muertes que necesitarán respuesta.
Se trata de la única novela policíaca que escribió la autora y que sus hijos quisieron rescatar tras su muerte. El prefacio está escrito por uno de sus hijos y tiene alguna curiosidad relacionada con la escritura de la novela. Es fácil reconocer la pluma de la autora, ya que sus descripciones son muy exhaustivas y la presentación de los personajes impecable. Es una historia bastante entretenida y aunque me ha gustado, no me ha tenido con ganas de leer en todo momento. Eso sí, el final no me lo esperaba.
Tiene bastantes personajes, al principio cuesta un poco situarse, pero en cuanto los empezas a relacionar, descubres el papel de cada uno. Esto me ha recordado a las novelas de
Agatha Christie, donde también encontramos multitud de personajes. Tiene alguna otra referencia a las novelas de la reina del crimen, que me ha encantado encontrar.
La protagonista principal es la detective Jazz, que se había apartado del cuerpo por razones personales, pero es una mujer muy buena en su trabajo y muy apreciada también. Se entrega al caso y no parará hasta descubrir al culpable, pero en el camino aparecen muchos sospechosos y es fácil dudar de varios. Es uno de los personajes que más me ha gustado.
Una novela con un internado, estudiantes y sus familias, enfermedades, secretos del pasado, una investigación exhaustiva,... La novela está muy bien escrita, se cierra perfectamente y no da lugar a dudas. Aunque quería conocer el desenlace, no me ha tenido pegada a sus páginas en todo momento, creo que ha sido por mí o los calores. Pero si os gustan las novelas policíacas bien llevadas, os la recomiendo.