Quentin P. está en libertad condicional a causa de una agresión racial, pero lo que se esconde detrás de este hombre, en apariencia tierno y ojito derecho de su atenta abuela, va mucho más allá. Quetin es un depravado sexual, un asesino en serie que se excita violando y asesinado a hombres. Por si fuera poco, Quentin P, tiene un sueño, quiere convertir a una de sus víctimas en un
zombi sin voluntad propia, que lo obedezca en todo. Como una especie de Dr. Frankenstein, pero incluso más perverso.
No os voy a engañar, es una de las historias más desagradables que he leído nunca. Terrorífico sería decir poco. Y no solo por el hecho de que constantemente aparezcan escenas violentas y crueles que te revuelven el estómago, que también, sino que el hecho de meterse en la piel de un psicópata a estos niveles, que narra su historia en primera persona, resulta una experiencia totalmente incómoda y angustiante. Y eso, pese a todo lo mal que me lo ha hecho pasar, es un mérito.
La atmósfera tensa durante toda la novela, y es curiosa la sensación de detestar al protagonista narrador, mientras deseas salvar a sus víctimas. Sufres porque sabes lo que se viene, y no quieres. Creo que hay un trabajo importante detrás a la hora de plasmar la mente de un asesino de tal calibre y que resulte creíble y realista, pese a sus perversos actos. Esa diferencia entre lo que decía y lo que pensaba, ese punto de manipulación, está muy bien conseguido.
La única cosa que me ha fallado es que, dentro de la historia cruel que cuenta, es algo monótona en cuanto a trama, y no hay grandes giros o situaciones que den para mucho cambio y esto, sumado a lo desagradable de la historia, puede conseguir que se te haga algo cansina. ¿Lo recomiendo? Solo si disfrutas de las historias sórdidas como lo hago yo, porque en ese caso te va a compensar el mal trago. No será lo último que lea de
Joyce Carol Oates, aunque espero que el próximo sea algo más digerible. Se aceptan recomendaciones de por donde seguir.