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Violación. Una historia de amor de Joyce Carol Oates
Sólo una decisión, apenas un segundo de tu vida entera y tu vida ha cambiado para siempre.
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Calificación promedio: 5 (sobre 213 calificaciones)
/Encuentra este y otros artículos en http://revistalengua.com Mucho se habla en estos días de la adaptación al cine -vía Netflix- de «Blonde», la apabullante novela biográfica en la que Joyce Carol Oates se sumerge en la vida de Marilyn Monroe. Desde Norma Jeane Baker hasta el tótem de Hollywood en el que se convirtió, pasando por la niña que creció sin padre, la mujer dependiente de tranquilizantes y estimulantes y la actriz y amante malograda, la obra de Carol Oates refleja conflictos, temores y pasiones de un mito. Aprovechando el estreno del biopic protagonizado por Ana de Armas, recuperamos el texto de la novelista estadounidense (editado por Alfaguara) para acercarnos a la figura de Marilyn a través de dos momentos marcados a fuego en el imaginario de la cultura pop: la famosa secuencia sobre la rejilla del metro de Nueva York (La diosa norteamericana del amor en la reja del metro. Nueva York, 1954) y su primer (des)encuentro con el presidente Kennedy (El Macarra del Presidente). Narrado por Karin Zavala. Fragmento del audiolibro Blonde de Penguin Audio.Imagen ilustrativa: Getty Images.
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Violación. Una historia de amor de Joyce Carol Oates
Sólo una decisión, apenas un segundo de tu vida entera y tu vida ha cambiado para siempre.
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Blonde de Joyce Carol Oates
—Podía llegar en cualquier momento, como un mensaje. Tanto si lo entendía como si no. Esa era la esperanza que Norma Jean había depositado en los libros. Abría un libro al azar, lo hojeaba y comenzaba a leerlo buscando una señal, una verdad que cambiara su vida. |
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Blonde de Joyce Carol Oates
Más tarde consideraría ese libro como el primer regalo auténtico de su vida. Y ese cumpleaños, como el día más feliz desde su llegada al orfanato.
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Dame tu corazón de Joyce Carol Oates
En aquel momento deseaba escapar a toda prisa, pasar junto a su madre dándole un empujón y correr escaleras arriba hasta su habitación, cerrar la maldita puerta y refugiarse en sus pensamientos más secretos y prohibidos, pensamientos enfermizos, pensamientos culpables, a los que ni su madre ni su padre tenían acceso. Porque hay lugares en el mundo que son como grietas secretas y recovecos en los que podemos refugiarnos, y escondernos, a donde nadie puede seguirnos.
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Zombi de Joyce Carol Oates
Pero me llevo bien con la familia otra vez. Es un alivio para todos. He llevado a mamá y a la abuela a la iglesia en coche y he asistido a misa cuatro domingos seguidos. He llevado en coche a la abuela a hacer cosas de jubilados y a visitar amistades. Les he dicho lo mucho que lo sentía por haberles hecho daño. Y lo mucho que significa para mí que confíen en mí. A partir de ahora no volveré a defraudarlos, les dije
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Joyce Carol Oates
La literatura nos enseña que necesitamos a otras personas, a otras mujeres y niñas, necesitamos vivir con sororidad, no deberíamos vivir aisladas o solas. No hay que culpar a las víctimas, hay que intentar entenderlas y ayudarlas. La literatura feminista propicia eso.
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Hermana mía, mi amor de Joyce Carol Oates
Todas las familias disfuncionales se parecen. Es decir, son "supervivientes".
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Riesgos de los viajes en el tiempo de Joyce Carol Oates
Al principio, los libros me habían parecido muy extraños. Objetos hechos de papel y cartón, pensados para su lectura. Cuánto desperdicio y qué toscos me parecieron: un objeto que has de sostener con las manos (porque para leer hace falta pasar las páginas). Solo se podían llevar sin problemas cinco o seis libros a un tiempo, mientras que en cualquier soporte electrónico se tiene acceso a miles. Pero entonces me di cuenta de que, si se iba la luz podías seguir leyendo, dado que el libro que tenías entre las manos no iba a desaparecer. Lo curioso del libro es que, al sostenerlo y leerlo, alcanzas con él una conexión íntima, como con algo vivo, cosa que no se sentía con un libro electrónico; tan pronto como terminabas con el texto electrónico, lo almacenabas o lo borrabas; no tenías un sentimiento especial de propiedad. No lo podías ver en la estantería ni sobre la mesa, ni tampoco podías admirar su diseño. A todos los efectos, había sido ANIQUILADO. |
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Delatora de Joyce Carol Oates
Perdonar era infrecuente. Olvidar, más infrecuente aún. Y cuanto más cerca estuvieses de papá, más difícil le resultaba perdonar.
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Dame tu corazón de Joyce Carol Oates
La cotidianeidad del matrimonio es la enemiga de la inmortalidad.
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Lleva un nombre femenino que se ha convertido en símbolo de la adolescencia y la picardía