Cuenta a las abejas que me fui de Diana Gabaldon
Pero la guerra es la guerra, Sassenach. El honor sólo te hace un poco más fácil soportarte a ti mismo después.
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Cuenta a las abejas que me fui de Diana Gabaldon
Pero la guerra es la guerra, Sassenach. El honor sólo te hace un poco más fácil soportarte a ti mismo después.
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Forastera de Diana Gabaldon
Puedo soportar mi propio dolor pero no podría aguantar el tuyo. No tengo fuerzas suficientes.
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Siete piedras para resistir o caer de Diana Gabaldon
Había visto luciérnagas en una o dos ocasiones en Alemania, pero nunca tantas. Eran mágicas, puras como la luz de la luna.
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Cuenta a las abejas que me fui de Diana Gabaldon
A William lo habían educado para mostrarse cortés incluso en las circunstancias más desfavorables, y por eso se limitó a pinchar con el tenedor un poco de carne de conejo en lugar de utilizarlo para clavarselo a Fungo en la garganta...
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La cruz ardiente de Diana Gabaldon
—. ¿No es extraño que los cherokees tengan las mismas ideas que los escoceses de las montañas? —¡Oh!, no tanto. —Jamie señaló con un gesto el bosque oscuro, más allá del pequeño círculo de luz que irradiaba la fogata—. Ellos llevan el mismo tipo de vida que nosotros, ¿no? Son cazadores y habitantes de la montaña. Pueden haber visto las mismas cosas que nosotros. |
La cruz ardiente de Diana Gabaldon
Así había sido y volvería a ser. Pues los hombres siempre combatían por lo mismo: el hogar y la familia.
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Forastera de Diana Gabaldon
Un hombre que jamás me había hablado de amor, que nunca había necesitado hacerlo, porque yo sabía que me amaba, tanto como sabía que estaba viva. Pues cuando el amor es absoluto, las palabras son innecesarias. Es todo. Es eterno. Y con eso basta.
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Forastera de Diana Gabaldon
No era creyente y había utilizado la confesión para forzarlo a tomarme en serio. Por lo tanto, me sorprendí al experimentar una cierta mejoría en mi estado de ánimo. Quizá, simplemente fuera alivio por haber contado la verdad a alguien.
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Forastera de Diana Gabaldon
Pero en ese lapso, durante esa fracción de tiempo, parece que todo es posible. Cualquiera puede mirar más allá de las limitaciones de su propia vida y ver que de hecho no son nada. En el momento en que el tiempo se detiene, nos sentimos capaces de emprender cualquier aventura, completarla y regresar a nosotros mismos para encontrarnos con que el mundo no ha cambiado y todo está tal como lo dejamos un momento antes. Y es como… —Vaciló unos segundos para escoger las palabras con cuidado—. Es como si de pronto, al saber que todo es posible, nada fuera necesario.
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Forastera de Diana Gabaldon
Creo que todos poseemos un rincón dentro de nosotros, un sitio privado que guardamos para nosotros. Es como un pequeño fuerte donde habita la parte más íntima de cada uno…, quizá sea el alma, o lo que sea, que hace que seas tú y no otra persona. La lengua tanteó de manera inconsciente el labio hinchado mientras pensaba. —Por lo general, nadie enseña ese rincón a nadie, salvo a veces a alguien al que se ama mucho. —La mano se relajó y se acomodó en mi rodilla. Tenía los ojos cerrados otra vez, las pestañas selladas contra la luz. »Y ahora siento… como si mi propio fuerte hubiera sido volado con pólvora. No queda nada de él excepto cenizas y una cumbrera humeante. Y la cosa pequeña y desnuda que vivía allí está al descubierto. |
Los nombres de personajes en un libro aparecen: