Había visto muy buenas críticas de este libro. Fue unas de las razones por la que me decidí a leerlo en digital. Poco después, cuando ya tenía la mitad de la historia leída me llegó en papel.
La verdad es que he tenido sentimientos encontrados con este libro. Tras comenzar a leerlo lo dejé para leer otras lecturas y cuando lo retomé ya hacía bastante tiempo. Me enfrié. Y comenzó a resultarme tedioso.
Pero volvamos al principio.
Tiffy y Leon comparten piso y cama. Pero no se conocen. Es decir, Leon trabaja por la noche y Tiffy de día. Esa es la razón por la que nunca han coincidido ni se conocen en persona.
Es una historia cargada de humor. A pesar que trata un tema muy importante y actual.
Se tratan de unas 494 páginas. En la solapa de la portada podemos encontrar la biografía de la autora y en la contraportada vemos unas citas de diferentes medios, como Cosmopolitan.
El libro está dividido por meses: comienza en febrero y acaba en septiembre. Está formado por 72 capítulos y unos agradecimientos.
No me costó retomarlo, es decir, recordaba a los personajes y la trama. Pero conforme pasaba el tiempo me enfriaba más y la historia dejó de atraerme. Me propuse acabarlo en cuatro días y lo cumplí. A día de hoy no sé si me costó acabarlo porque estaba entrando en parón lector o porque necesitaba un libro que me mantuviera enganchada.
Creo recordar que pronto se publicará El interruptor (título original: The Switch). Este nuevo libro saldrá a la venta en abril de 2020. Estoy segura que se traducirá al español.
La manera en la que Leon y Tiffy tienen que comunicarse es mediante notas. En dichas notas se cuentan su día a día y también se avisan de dónde hay comida o si a Tiffy le dio la vena repostera y le dejó una tarta a su compañero de piso.
La relación entre ambos es verdaderamente buena porque ambos tienen en común un problema. Quizás ella sea más consciente que él.
Como mencioné anteriormente, en la trama encontraremos dosis de humor y un tema bastante serio.
Además de estos dos protagonistas también encontraremos a los amigos de Tiffy: Gerty, una abogada bastante seria y Mo.
No podemos olvidar a Richie, el hermano de Leon, que se hace muy amigo de la compañera de piso de su hermano. Tampoco se conocen en persona sino que cuando este llama a casa para hablar con Leon, este casi nunca se encuentra, pero sí está Tiffy.
Unos de los momentos más divertidos de la trama es cuando nuestra protagonista tiene que mudarse a la casa del que será su futuro compañero de piso. Resulta muy gracioso la cantidad de cosas que debe llevarse y sin olvidarnos la cara que pondrá Leon cuando vea tantas cosas en su pequeña casa. ¿Cómo podemos tener tantas cosas en casa sin darnos cuenta? Solo seremos conscientes cuando tengamos que hacer una mudanza.
Enlace:
https://blogdeunalectoraa.bl..