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Críticas sobre Casas vacías (43)
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NereaGaru
 11 May 2023
Brutal, duro, retrata la violencia patriarcal, cómo funciona, cómo afecta a las personas, cómo se extiende... Las protagonistas dos madres que no pueden ser más dispares, pero al mismo tienen tanto en común. Nos meteremos directamente en sus mentes. Porque lo que importa es su voz, sin filtro, las cosas que se dicen a ellas mismas, cómo entienden el mundo y sufren todo lo que les pasa.
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Inessh
 01 November 2022
En los últimos meses mis últimas lecturas han sido, en su mayoría, de autoras hispanoamericanas que no conocía: Jazmina Barrera, Fernanda Trías y ahora le ha tocado el turno a Brenda Navarro. Ninguna de ellas me ha decepcionado, todas han sido, quizás, lo que necesitaba leer en estos momentos. Todas, de alguna manera, se aproximan a la maternidad en sus textos y al ser ese el momento vital en el que me encuentro yo, ha hecho que me calen más hondo sus letras. No obstante, no pretendo decir con esto que sea una lectura exclusiva para las personas que se encuentran en este momento de sus vidas, para nada. de hecho, si estas especialmente sensible con el tema quizás no es el momento de leer "Casas vacías".

Porque "Casas vacías" va sobre maternidades, sí, pero también sobre culpabilidad, deseo, pérdida, violencia y soledad, mucha soledad. Una historia cruda narrada en dos primeras personas que se van intercalando a las que por momentos cuesta comprender, dos discursos narrativos que contradicen el, cada vez menos habitual, de la maternidad edulcorada, súper deseada y feliz.

Una historia con una primera lectura rápida (no tiene demasiadas páginas) pero que es necesario reposar, digerir y, si es necesario, darle una segunda lectura. Valdrá la pena.
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Airesthereel
 16 February 2022
Otro libro duro este mes.
Otro libro de violencia.

También es otra novela sobre maternidad o maternidades, de estas que no son ligeras ni plenas ni alegres. Madres que quisieron y no pudieron, que no quisieron y que son, que nunca lo podrán ser y que lo serán algún día. Pero también madres obligadas, resentidas, apaleadas, ignoradas, abandonadas, menospreciadas, rotas, perdidas, muertas...; y que a la vez obligan, resienten, apalean, ignoran, abandonan, menosprecian, rompen, pierden, matan.

Son muchas las madres que hay en este libro y ninguna de ellas deja el corazón y el cerebro en su sitio. En realidad, los revuelven, los desordenan, los intercambian entre sí, porque la razón a veces no tiene sentido y el sentimiento a veces carece de emoción. al menos así es con estas madres que hacen lo que pueden (bien o mal) pues son víctimas y culpables todas ellas, según a quién se le pregunte —o cuándo o cómo se pregunte—.

Porque qué difícil es «ser» cuando eres juzgada al milímetro, sin permitir errores, dudas o espacio, por esa nueva etiqueta que adquieres al tener que cuidar de una criatura. Y todo ello únicamente si eres mujer. Solo si eres madre.

Yo no lo soy ni mucho menos, y me hormiguea el cuerpo por la angustia de solo pensar en la responsabilidad, la inseguridad, los replanteamientos; en las expectativas, las críticas, los consejos del mundo y más allá; en el cambio, la identidad que se pierde de algún modo, en esa otra que la sustituye y transforma; en la compañía perenne y la soledad que va irremediablemente con ella, en la felicidad que solo un tipo de amor —dicen— genera...

De todo esto trata: de esa madre de nuestra sociedad en la que se la adora y hunde desde cada uno de sus ángulos, de esa madre sufriente, llena y vacía.

Casas vacías nos muestra principalmente las voces de dos de esas figuras maternas a lo largo de tres partes en las que está la historia dividida, pero no puedo contar más sin desvelar demasiado, así que la recomiendo (mucho mucho), si buscáis una obra que os arañe completamente. Tremendas ganas de leer más de esta autora mexicana.
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Monbuk
 04 February 2022
Una novela que a raíz de la desaparición de un niño va indagando en la vida de dos mujeres, de dos madres —la biológica y la que lo ha secuestrado—, ambas unidas por una historia familiar traumática y la sensación de no poder encontrar raíces, una base sólida.

Casas vacías es, ante todo, un espacio para hablar de fantasmas; no solo del fantasma del hijo desaparecido, también de los fantasmas de la vida que se pudo haber tenido si una decisión diferente hubiera sido tomada en algún momento de nuestra vida; de los fantasmas de la duda, del remordimiento, siempre acechando y buscando a alguien a quien culpar. Y es que cuando la casa que es nuestra cabeza, nuestro cuerpo, se llena de estos fantasmas, cuando perdemos los vínculos con nosotras y nuestro entorno, entonces perdemos lo que llamamos hogar.

En este libro hay espacio para hablar de todo, pero especialmente del duelo y de la contradicción. La contradicción de querer y no querer ser madre; de querer seguir viva para encontrar a quien ha desaparecido y sentir, al mismo tiempo, que seguir con el día a día es una especie de traición para quien se ha ido. Pero quizá la máxima contradicción que viven estas dos mujeres es haber llegado a sentir que necesitan cuidar como forma de autocuidado.

Y, de nuevo, volvemos a la importancia de nombrar. Solo lo que se nombra existe. Y un dolor que no se reconoce, como el de ellas, duele por dos:

«No hay palabra que defina a una madre sin un hijo que ya parió, porque no soy amátrida, ya que Daniel sigue vivo y yo soy la madre, soy algo peor, algo innombrable, algo que no se ha conceptualizado, algo que solo el silencio hace llevadero.»

En esta novela, como decía, hay espacio para narrarlo todo: violencia de género, maltrato psicológico, crímenes que han pasado a la historia de México; a veces de una forma más velada, pero siempre dejando esa sensación de que la autora es capaz de abordar mil cosas a la vez y hacerlo sin que nada sobre, sin que nada falte.

Leyendo —porque la literatura de ser, es diálogo— recordé esta foto de un poema de Peri Rossi que subió Mar.

Podría seguir, pero no sé, de verdad que no, cómo se habla de un libro en el que cada página está subrayada.
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Elrincondelaslectoras
 28 November 2021
Para escribir sobre esta novela que leí a final de junio, empecé leyendo mis notas y subrayados y acabé leyéndola entera por segunda vez, me atrapó nuevamente y he de decir que me ha gustado más que la primera vez que la leí. Es un libro con muchas capas y eso me ha hecho sacar en esta segunda lectura nuevas reflexiones, que no saque en la primera, porque estaba más pendiente de la historia.

La novela cuenta las historias de dos mujeres unidas por un niño de 3 años, contadas a través de sus propias voces que son monólogos interiores. Dos madres totalmente diferentes, pero unidas por la culpa de la maternidad, que cada una vive de una manera, una culpa que las asfixia. Sus historias traspasan, porque están llenas de dolor, de culpa, de violencia y de pérdidas. Conecta con lo emocional directamente independientemente de que se pueda empatizar con las protagonistas o no, en mi caso no he empatizado, pero he sentido muchísima pena y dolor por todas las vidas rotas del relato, que no son solo las de las madres que hablan, pero si son todas de mujeres, mujeres muy reales, mujeres que hacen las cosas mal, que se equivocan, que viven con dolor continuo por toda la violencia que hay a su alrededor, una violencia estructural, interiorizada, que forma parte de la cultura y de sus vidas y a la que ellas mismas acuden para tratar a los demás y a sí mismas. Una violencia que nos rodea a todas.

Cada capítulo está precedido por un poema de Wislawa Szymborska, poeta que adoro, y me encanta la conexión que va estableciendo la autora entre el desarrollo de la historia y los poemas que ha escogido 🙌🏼.
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LorenaRC
 18 April 2021

Una historia tan cruda que incluso en algún momento he sentido rechazo, que estremece en alguna de sus páginas, pero también he sentido lástima, comprensión, tristeza.
Con unos personajes mayoritariamente femeninos, ya que los masculinos son secundarios, conocemos distintos aspectos de la maternidad, desde el momento en que esa maternidad es deseada o no, por motivos acertados o erróneos, hasta que esa maternidad se convierte en una realidad que no siempre cumple las expectativas o los objetivos.

Partiendo de la desparacion de un niño, el libro cuenta dos visiones opuestas  del mismo asunto: la madre del niño desaparecido y la mujer que decidió llevárselo.

Y de trasfondo, temas tan complejos como la culpa, el abuso, violencia en la pareja, miedo, dudas, amor, el aborto...

Hay tanto dentro para tratarse de un libro más bien breve, que posiblemente se me hayan escapado cosas entre sus líneas.



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crismonteoliva
 30 December 2020
A día de hoy entendemos que la maternidad, por tanto tiempo mitificada, no significa lo mismo para cada mujer que tiene descendencia. Así, existen tantos tipos de madres como mujeres con hijos en el mundo. Hoy nos fijaremos en dos de ellas: una que siempre añoró ser madre y otra que llegó a serlo casi de casualidad. Son las dos protagonistas de Casas vacías, la novela de Brenda Navarro de la que hablaremos a continuación.
La madre de Daniel ha perdido a su hijo en el parque. Estaba demasiado distraída con el desengaño amoroso que le acababa de propinar su amante y no prestó la suficiente atención. Alguien, mientras tanto, aprovechó para llevarse al chico. de vuelta a casa, nuestra madre se enfrenta a su pareja, Fran, a la sobrina de este que adoptaron cuando el padre de la niña mató a su madre, Nagore, y a todos sus recuerdos.
La mujer que se llevó al niño le rebautiza con el nombre de Leonel. Ella siempre ha querido tener un hijo con Rafael, su pareja. Él sin embargo, no parece querer a este niño que ella trae. Tampoco parece quererla a ella. Con el tiempo, el niño, que tiene autismo, acabará convirtiéndose en un problema. ¿Acabará nuestra segunda madre devolviendo el niño a la primera?
Esta es la historia de dos madres, narradoras y protagonistas: las dos caras de una curiosa moneda que nos viene a demostrar lo compleja que es la maternidad, sino también que a veces, aunque se quiera tener hijos, no se acaba siendo feliz.
La primera de nuestras madres es una mujer de clase media que, después de vivir en España, se ha trasladado a México con su familia. La maternidad le llegó casi por casualidad por partida doble: con un hijo biológico y una hija adoptada. Ninguno de los dos niños la hace sentirse del todo cómoda. Ya que en casa no puede ser feliz, busca lo que necesita en un amante que acaba también defraudándola. La pérdida del hijo será una penitencia demasiado grande por sus pecados. ¿Conseguirá recuperar al niño? Y si lo hace, ¿podrá dejar de torturarse a sí misma?
La segunda de las madres es una mujer de clase baja, escasa inteligencia y gran inocencia que añora tener un hijo. Como su pareja, Rafael, se niega a ello, nuestra mujer secuestra a uno en el parque. La nueva madre quiere al niño, a pesar de darle mucho más trabajo del que pensaba. Con el tiempo, sin embargo, la situación irá convirtiéndose en un problema, tanto para su familia como para ella misma.
Aunque dos son las madres protagonistas, nos encontramos con una tercera, de tipo fantasma, en esta historia: aquella que fue asesinada por su marido, dejando vacíos en sus familiares que son imposibles de llenar.
Casas vacías, en definitiva, es una novela que ahonda en los sentimientos de dos mujeres que no acaban de encontrar la felicidad en la maternidad por distintos motivos. Se trata esta de una historia compleja, profunda e hiperrealista que nos hace pensar que a veces nuestras expectativas son muy altas, por lo que cuando alcanzamos aquello que anhelábamos, podemos encontrarnos ante la decepción al comprobar que nada es tan idílico como en nuestros pensamientos. Y tú, ¿te atreverás a conocer los vacíos de las casas de estas mujeres?

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Lavidamurmura
 17 October 2020
Estamos ante una de esas novelas en las que la historia queda eclipsada por la fuerza del mensaje. La premisa de la que parte es aparentemente sencilla: un niño desaparece, una madre se ahoga en la culpabilidad por no haber podido evitarlo y otra mujer se convierte en madre al ser la causante de la desaparición del niño. Y entre medias, la cruda reflexión sobre la maternidad, la no pedida y la anhelada. El resto son fragmentos de una dureza aplastante.

Casas vacías no es solo un título, sino una metáfora de la feminidad. La casa es el cuerpo, el vacío es no saber si merece la pena construir una vida.

La maternidad anula el nombre de la madre a la que se le entrega. Conocemos el nombre del niño y de los hombres que acompañan a las dos mujeres en el libro, pero en ningún momento se nos dice cómo se llaman ellas. Esto podría ser una muestra del proceso de fagocitación que sufren las madres al ser absorbidas por la criatura a la que han dado vida. Mediante el sufrimiento de ambas mujeres, Brenda Navarro va tiñendo el espacio blanco de las páginas de introspecciones sobre la lactancia, la pérdida, el rechazo y los pensamientos que no pueden ser verbalizados.

En esencia es una novela que va directa a la yugular de los tópicos sobre la maternidad y a la soledad que resulta de un proceso que no siempre es compartido por la pareja. El dolor de la desaparición, por un lado, y el dolor de no poder ser madre, por otro, se entrelazan en un libro devastador, pero necesario para poder observar la problemática desde todas las perspectivas posibles.

¿Se puede seguir llamando una a sí misma madre, cuando pierdes al hijo al que ya has dado a luz? ¿Puedes considerarte madre si no has tenido la oportunidad de ver a tu hijo nacer?

Como dice una de las mujeres en un momento dado de la obra: incluso para cada gota es un calvario caer.


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Olaya
 27 September 2020

Hace un par de semanas que leí ‘Casas Vacías' de Brenda Navarro. Después de mucho reflexionar sobre el libro, me resulta muy difícil explicar lo que he sentido leyéndolo, ya que ha despertado en mi diferentes sensaciones.

El libro se divide en dos perspectivas diferentes ante la desaparición de un niño: la que ha perdido a su hijo y la que se lo ha llevado para criarlo. A partir de aquí, Brenda Navarro reflexiona sobre el papel de la mujer cuando se convierte en madre. ¿Quién eres? ¿Importa cómo te sientes?

A través de los monólogos de las protagonistas, se evidencia las violencias que sufren estas mujeres, ya sea en su ámbito intrafamiliar o en otros espacios. Tal como ha afirmado Brenda Navarro en alguna entrevista, la violencia estructural no solo sucede en México – o pasa con más frecuencia -, sino que se extiende por todo el mundo. Es por eso que quiso situarnos también entre la localidad de Utrera (Sevilla) y Barcelona, donde un hombre asesina a su pareja y deja a su hija huérfana.

A pesar de ser un relato duro, es imposible dejar de leerlo. Ambas protagonistas no encuentran su lugar, habitan en ellas esas casas vacías.
Enlace: https://arrecifelibros.wordp..
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Maral
 12 September 2020
Cuando leí "tormenta de huracanes"
, el lenguaje utilizado por Melchor me sacudió, no por ignorar esa forma de hablar sino porque verlo escrito suponía para mi casi un sacrilegio.
Navarro hace uso del lenguaje de un modo inteligente. Cada una de las dos protagonistas pertenece a una clase social diferente y el lenguaje utilizado en la narración evidencia esa diferencia, y ayuda a entrar en esos mundos a los que uno cierra los ojos, no por no saber, sino por preferir ignorar.
Ser madre por que toca, por casualidad, debatirse con una misma cuando no siente ese instinto, querer negarse a esa Situación que una no ha evitado a tiempo y una vez que lo eres no puedes sentir esa división entre el amor involuntario por ese ser y la necesidad de seguir siendo la persona que eras. Y, si en esa situación, tus oscuros deseos se hacen realidad seguir viviendo con la culpa, y con una conciencia que perfora las entrañas, se convierte en un acto tan automático que lo único que te permite es respirar.
Ser madre, como único objetivo en la vida, en un mundo salvaje, en un mundo donde el sexo y el abuso, es el pan de cada día, donde la lucha por ser persona con cierta dignidad desgasta, donde las relaciones se establecen a partir del nacimiento en forma de maltrato se mama desde la cuna, es misión imposible. Y cuando la naturaleza te lo niega, y una mujer en su locura roba un hijo de la vida de otra mujer, los engranajes se sueltan y todo se vuelve un caos.

La maldad, los sentimientos viscerales de la maternidad, ser hija de un asesino, ser hija de una psicópata, ser madre sin querer y querer ser madre sin poder. Historias que te revuelven, que te abofetean en una lectura intensa, dura, llena de emociones reales y prohibidas a la luz del día. Todo esto es este libro. Con una prosa que no me ha dejado indiferente, con sentencias, en las que te detienes y tienes que respirar para poder seguir. Posiblemente no sea un libro de premio literario a las letras pero es un libro de premio a la capacidad de transmitir emociones y vidas.
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