Nada

La novela Nada de Carmen Laforet es muchas cosas. Se la incluye en el género literario conocido como tremendismo (una técnica literaria de la posguerra española, producto de escritores que vivieron en carne propia esta guerra, lo que da una gran crudeza en la narración y en la trama, sin que ello tenga que ver con lo bélico).

Nada es también una novela de formación que comienza con la llegada a Barcelona de una Andrea de 18 años, llena de ilusiones, de inocencia y que al cabo de un año en la calle Aribau, domicilio de la abuela, se marchará hacia su destino siendo otra persona, la chica maduró y puede enfrentar la vida en mejores condiciones.

Nada cuadra también como una novela existencialista donde Andrea es libre y sus sensaciones son claves para la comprensión de la realidad. La novela pone la existencia de Andrea como un punto central con la inquietud propia de cada ser humano. El ensimismamiento de Andrea nos da su percepción de la realidad al mismo tiempo que la chica se hace preguntas sobre su vida o la vida en general. Y nos muestra la pobreza y el subdesarrollo de la España de la posguerra así como los primeros años del franquismo.

Nada es también una novela social que narra muchas cosas, entre otras, la desaparición de la pequeña burguesía tras 4 años de guerra. Es una novela que conlleva muchos y acertados simbolismos como por ejemplo la llegada de Andrea a Barcelona tarde donde todo es tan oscuro que eso presagia todo lo malo que le va a suceder; al final del libro, y al cabo de un año, saldrá de madrugada en un ámbito de luz profusa, la promesa no formulada de un futuro mejor. Su pobre maleta rota, amarrada con cuerdas es otro símbolo de la pobreza del país en ese momento así como el ambiente tétrico de la casa.

LA NOVELA

Nada es la historia de Andrea, una chica independiente y solitaria que llega a Barcelona a casa de su abuela para cursar estudios de letras, una Barcelona presentada como una cicatriz de una guerra reciente y el hambre de cada día como una realidad. Es huérfana y sabremos poco de ella y de su vida anterior. Sólo que llega de un pueblo donde vivía con una prima que no entendía su afán por estudiar.

Llega a Barcelona con 18 años y unas ilusiones tremendas de vivir, de tener una vida diferente. Pero llega a la casa de parientes venidos a menos, empobrecidos y casi todos trastornados y mal adaptados en la posguerra. En ese marco Andrea es casi un estorbo más, pero ella se adapta al mismo tiempo que sufre y comienza a madurar. Carmen Laforet habla poco de la guerra, lo hace de manera sutil y mesurada para no caer en manos de la censura franquista.

Los personajes de su familia son casi todos monstruosos, anormales, aquejados de frustraciones diversas y la familia es muy anómala. Comenzando por la abuelita, muy cariñosa, pero hoy en día un espectro demente que siempre favoreció a sus hijos hombres antes que a las mujeres, tópico que le echa en cara la hija solterona que vive con ella, la tía Angustias .
Viven también dos tíos que han quedado trastornados después de la guerra, Juan y Román, que pueden ser de una rara violencia física y verbal; Juan está casado con Gloria y la pareja tiene un hijo pequeño, Juan es un pintor fracasado, un desecho humano que da palizas a su mujer con arrebatos casi de locura; Gloria es el arquetipo del deseo sexual en la novela porque la mayoría ve en ella solo su apariencia, sin asimilar el esfuerzo que ella pone para darle de comer a la familia. En cuanto a Román, tiene aires de normalidad, pero es el más perverso, mentiroso, capaz de tráficos turbios y compromisos sucios. Y la criada Antonia, horrible mujer que los espía a todos y tiene relaciones extrañas con todos. Hasta los animales de la casa son monstruosos desde el perro, hasta el gato tiñoso y el loro malhablado.

Un infierno esta casa. Una pesadilla. Lo que queda de la vivienda, puesto que han vendido la mitad para sobrevivir, es horrible, sucia, atiborrada de muebles inútiles, oscura, maloliente, llena de telarañas, especialmente el baño que casi no se ocupa. Todo esto confiere un toque gótico importante a la narración. Este retrato sombrío de la casa y de los habitantes de la calle Aribau, refleja el horror de la España desfigurada por los 4 años de una guerra fratricida.

Haciendo un balance con este ambiente, la escritora presenta el mundo de la única amiga que Andrea se hará en la universidad, Ena, una chica adinerada que vive en un barrio señorial, en una casa magnífica. Aquí no ha pasado la guerra, son dos mundos antitéticos. La familia de Andrea representa el pasado y la familia de Ena, el futuro. Porque algunos no sufrieron con la guerra, hasta se enriquecieron con la guerra. La novela trata también de la importancia de la amistad, casi más que de la familia porque será gracias a la amistad entre Andrea y Ena que nuestra protagonista podrá abordar un futuro con cierta serenidad.

La narradora Andrea da sus impresiones y describe, nunca juzga, aunque ella es una chica rebelde, sola, y defiende la idea de su libertad, de su libre albedrío también. En el discurso de Andrea hay cierta desaprensión para juzgar ciertos hechos y algunos personajes. Ella quiere ser solo espectadora, un testigo no implicado. de esta manera Andrea se protege porque esta chica sola y sin medios, no tiene ninguna otra opción en su vida que de sacar el mejor provecho de la situación.


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En Nada seguimos la historia de Andrea, recién llegada a la ciudad de Barcelona y con las ilusiones de crecer en la ciudad. Se encontrará en un piso donde viven dos de sus tíos, su abuela y la mujer de su tío, además de la presencia inquietante de la criada Antonia. Andrea, tras perder a sus padres y vivir en un pueblo con su prima, busca crecer al estudiar Letras en la Universidad y encontrar su lugar en el mundo, pero el piso en el que vive le impedirá todo lo que ella espera.

Como siempre las expectativas previas me han jugado una mala pasada, para nada me esperaba un libro así, creía que iba ser un relato intimista de lo duro que era para una mujer estudiar en la Universidad después de la guerra, pero me encontré un relato de dificultades familiares y personajes, que aunque están bien encajados dentro de la historia, desconcierta un poco su estado mental.

No se puede decir que Nada sea un mal libro, para nada, tanto la narración como la inclusión de diálogos no se hace pesada y se nota una prosa más que correcta. El problema personal que me encontré es que pese a que pude identificarme con su protagonista en algunas ocasiones, en realidad, no se llega a conocer a la protagonista, sólo se nos muestran sus miedos pero es que no conocemos mucho de ella, quizás sea porque ni ella misma se conoce pero queda la incógnita. al igual que su tío Román, el personaje más misterioso y diría que el más importante junto a Gloria, nunca dejan claro a qué se dedica, se mencionan varias opciones pero nunca se resuelve el misterio.

El libro no tiene un mal final, diría que es como un círculo que se cierra como se empezó pero, personalmente, me esperaba un típico "unos años después" y conocer qué estaba haciendo Andrea después de terminar sus estudios Universitarios y si seguía en el piso familiar. Me he quedado con un sabor agridulce.

No es que no merezca la pena leerlo, para nada, es una buena obra, quizás yo necesitaría otro final pero eso ya es opinión personal.
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Es una obra desesperanzada. Todo lo trastocado por la guerra y sus consecuencias. La guerra sigue mientras vivan quienes la sufrieron.
Laforet cuenta en esta novela un año en la vida de una joven, Andrea, para la que Barcelona debería haber sido un lugar de apertura y se convierte en un lugar de opresión y desasosiego. Una obra donde las mujeres tienen un gran peso en la trama, en esos días donde "nada" pasa y dónde "todo" se oculta por miedo, vergüenza, ...
Una novela de aprendizaje, que sigue sorprendiendo por la modernidad de su lenguaje, de su punto de vista, para el momento en que se escribió.

Cuando leí este libro a los 16 años yo era un existencialista precoz (bueno, ya sabes...) y no sabía **nada** de lo que es llegar solo con una maletita a la gran ciudad. Ahora sigo sin saber lo que es vivir en la posguerra, lo que es pasar hambre ni ese "idioma de sangre, dolor y creación que empieza con la misma sustancia física cuando se es mujer.".

Un año en la vida de Andrea (de quien de modo muy extraño poco llegamos a saber de su pasado) en Barcelona, allá por 194ypocos, viviendo con su tronada familia en la espeluznante casa de la calle Aribau. Asistimos a su primer curso en la universidad, sus amigos, sus desconciertos y pesares. Con una sucesión de escenas repletas de congoja, contadas con un lenguaje sencillo y poderoso en el que el devenir de las estaciones, de la luz cambiante de las horas en la ciudad, reflejan el estremecimiento y aleteo feroz por ser libre de un alma que empieza a luchar por una vida propia.

Cuando se publicó este libro fue un bombazo; no es para menos: aprendemos los lectores de una manera muy nueva en aquel entonces lo que es la callada sensación de extravío en un mundo ajeno y hostil.

Algunos libros son mágicos, no por lo que cuentan, sino por lo que cuenta. Carmen Laforet podría haber estado hablando de cómo fabricar una caja de zapatos y habría estado leyendo con la boca abierta. Aún así, el hecho de haber narrado un historia con todos sus detalles y matices hasta el punto de sentirte parte de la vida de Andrea también ha logrado que dejase de leer con una agradable sensación, la misma que se queda cuando cierras un gran libro.

Nada se sitúa en Barcelona durante la posguerra. Andrea, nuestra protagonista, se ve obligada a dejarlo todo tras la muerte de sus padres en la Guerra Civil y marcharse con su abuela y tíos maternos. La vida en el campo, durante el poco tiempo que estuvo con la prima de su padre, no había sido para ella y el recuerdo que tenía del hogar en el que había disfrutado con sus abuelos, le hacía pensar que la experiencia en la ciudad y la Universidad sería diferente.

Leer a Carmen Laforet ha sido sumergirme en la España de la posguerra con la nostalgia de tiempos mejores, la melancolía que surgió tras tanto tiempo de lucha y la lucha constante por mantener la esperanza de aquellos que participaron. Logra hacer tal descripción de las costumbres, calles y personas de la época que no solo eres capaz de visualizarlo, sino también de sentirlo. Son pocos los autores capaces de lograr tanto con tan pocas palabras.

Ante el miedo que generan los llamados clásicos, Nada es una obra bastante ligera en cuanto a la narrativa. La escritura hace que la trama pase con rapidez, sin sentir que necesitas una pausa o que el libro debía tener menos páginas. A pesar de eso, es capaz de narrar todos los detalles necesarios para comprender lo que era aquella época y ser una mujer joven en una ciudad como Barcelona. Las historias propias de cada personaje quedan bien hiladas, aunque sea a través de un solo punto de vista, y no sientes que te ha faltado saber más de ellos. Además, es capaz de crear cierto suspenso al ir mostrando muy poco a poco los secretos que esconden los miembros de su familia y sus amigos.

En cuanto a los personajes, Carmen Laforet parece haber pensado en todos y cada uno de ellos. Sabemos cada detalle necesario de sus historias, incluso los más secundarios o aquellos que pasan más desapercibidos son capaces de captar tu atención. Sin embargo, lo que más me ha gustado de ellos, además de haber podido empatizar de cierta forma con Andrea, fue el deterioro que sufren a sus ojos. Es mucho más sencillo hacer una evolución positiva, pero degenerar a los personajes dándoles tanta profundidad es una tarea que no todo el mundo es capaz de lograr.

En conclusión, considero que es una lectura que debemos leer mínimo una vez en nuestra vida. No solo se acaba cautivado por la forma de narrar y mostrar los sentimientos de Carmen Laforet, sino que se aprende sobre la época de la posguerra, de las costumbres que aún se seguían arrastrando y de cómo logró que las personas cambiasen drásticamente.
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3,5

Esta novela es la primera obra de la autora, la historia esta narrada en primera persona, donde nuestra protagonista, Andrea, se trasladará a Barcelona para estudiar en la Universidad tras pasar la Guerra Civil, y que vivirá y será la gran ambientación de la historia en una casa familiar, donde estaran sus abuelos, sus tíos..

Cuando Andrea llega, nada será como ha imaginado, ya que el lugar donde vive estará lleno de odio, hambruna, pobreza, suciedad, violencia entre familiares, y ademas llegará a la Universidad donde al menos tendrá parte de libertad. Tendrá la "suerte" de conocer a uno de los personajes que será muy importante para la historia, Ena, una compañera de clase, esta la ayudara a vivir, a conocer el mundo tras la Universidad y a decidir como quiere vivir su vida realmente.

Es una descripción de la España franquista, tras la Guerra Civil , por lo que Andrea tendrá que decidir si quiere vivir esa "norma" en la que viven las mujeres, de ser amas de casa y casadas o si realmente quiere ser ella misma.

Una novela que esta muy bien narrada, que no se explaya mucho en las descripciones y que se lee en un suspiro.

Vaya chasco me he llevado con este libro.

Lo empecé con una idea de lo que trataba la historia y de lo que me iba a encontrar, y no sé si ha sido el leer una historia con personajes tan oscuros o violentos o qué, pero en ningún momento he conseguido conectar con el libro.

Si soy objetiva sí, valoro mucho que la autora fuera tan joven y mujer cuando lo publicó, que tratara temas tan tabú en ese momento, el tratamiento que da a esa "locura" dejó la posguerra en España... Pero es que ha sido una historia que ha pasado con más pena que gloria...

Conocí el libro a través de una reseña de Rosa Montero.
No me ha defraudado; se trata de un relato en el que se expresan sentimientos de la protagonista, ante las situaciones que se le presentan.
Te engancha su lectura, aunque en mi caso no desde el principio.
El desenlace tal vez un poco rápido, aunque lo importante de la nocela es su desarrollo.
Recomendable.

Este es un clásico contemporáneo español que debí leer en bachillerato si no fuera porque ni siquiera llegué a iniciar el curso, prácticamente. Siempre me causó curiosidad pero nunca me decidía a leerlo. Ahora he tenido ese empujón que me hacía falta y debo decir que desde el inicio de la historia, me tuvo atrapada. Toda lectura, tiene su momento y el mío con Nada, era ahora. Esta edición está genial como estudio del libro. al inicio hay una extensa explicación sobre la autora y también sobre el libro. Nada tiene que ver con la historia en si, es como el de las películas. Si algo me gustaría destacar de la autora son sus descripciones que te envuelven en la emoción que corresponde. La narrativa de tiempos pasados ayuda a crear ese ambiente turbio, decadente, lúgubre y endemoniado que envuelve toda la historia. Nos encontramos frente a una familia que a cuál está peor psicológicamente hablando. Es una casa de locos que te mantiene en vilo siempre esperando lo peor. Pienso que es algo de la época que la autora ha querido destacar puesto que no solamente eran así sus familiares, también gentes conocidas en otros lugares que frecuenta la protagonista son del estilo. del estilo de mandarlos a todos al manicomio más cercano. Está muy bien desarrollada y aunque hay explicaciones algo densas de cosas que no tienen la menor relevancia, al final, da la sensación de que cualquier nimiedad era necesaria. Es un libro que recomendaría a todo aquel que disfrute de las novelas con un deje psicológico, de esas que te agrian el carácter mientras lees porque te metes entre sus páginas y formas parte, de una forma o de otra, de sus personajes y su historia.

En esta novela, Andrea nos transmite sus vivencias en Barcelona en primera persona. Es una novela muy realista que nos va a hacer vivir los días de la guerra civil en la época, la cual, aunque no se nombra mucho, está muy presente en la ambientación del libro y en los personajes en sí y sus relaciones.
Podemos observar como Carmen ha marcado la realidad de la posguerra en España de una forma increíble. Las clases sociales, la pobreza, e hambre, etc.
A excepción del final de la obra, esta se trataría de una obra bastante triste y amarga en general. Estas características también podrían definir a Andrea y a la ciudad de Barcelona que crea la autora de una forma tan magistral.
Llevaba mucho tiempo queriendo leer a esta autora y, en especial, esta novela, ya que es una novela que se estudia en varias ocasiones a lo largo de nuestra vida y que te suelen dejar con ganas de leer, pero no había encontrado nunca el momento. Ahora que por fin lo he hecho he podido ver que es una obra que merece muchísimo la pena dedicarle tiempo y que es casi imprescindible de leer por las reflexiones que hace y que abarcan tantos temas, por la complejidad y realismo de sus personajes, por la pluma tan cuidada de la autora, etc. Es una novela que te va a mantener en el borde del asiento y que te va a dejar un muy buen recuerdo. También tiene algún que otro giro inesperado que te va a dejar atónito. En resumen, es una novela que recomiendo mucho leer y que no te va a dejar indiferente.