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Crítica de pasiondelalectura


pasiondelalectura
15 December 2021
La novela Nada de Carmen Laforet es muchas cosas. Se la incluye en el género literario conocido como tremendismo (una técnica literaria de la posguerra española, producto de escritores que vivieron en carne propia esta guerra, lo que da una gran crudeza en la narración y en la trama, sin que ello tenga que ver con lo bélico).

Nada es también una novela de formación que comienza con la llegada a Barcelona de una Andrea de 18 años, llena de ilusiones, de inocencia y que al cabo de un año en la calle Aribau, domicilio de la abuela, se marchará hacia su destino siendo otra persona, la chica maduró y puede enfrentar la vida en mejores condiciones.

Nada cuadra también como una novela existencialista donde Andrea es libre y sus sensaciones son claves para la comprensión de la realidad. La novela pone la existencia de Andrea como un punto central con la inquietud propia de cada ser humano. El ensimismamiento de Andrea nos da su percepción de la realidad al mismo tiempo que la chica se hace preguntas sobre su vida o la vida en general. Y nos muestra la pobreza y el subdesarrollo de la España de la posguerra así como los primeros años del franquismo.

Nada es también una novela social que narra muchas cosas, entre otras, la desaparición de la pequeña burguesía tras 4 años de guerra. Es una novela que conlleva muchos y acertados simbolismos como por ejemplo la llegada de Andrea a Barcelona tarde donde todo es tan oscuro que eso presagia todo lo malo que le va a suceder; al final del libro, y al cabo de un año, saldrá de madrugada en un ámbito de luz profusa, la promesa no formulada de un futuro mejor. Su pobre maleta rota, amarrada con cuerdas es otro símbolo de la pobreza del país en ese momento así como el ambiente tétrico de la casa.

LA NOVELA

Nada es la historia de Andrea, una chica independiente y solitaria que llega a Barcelona a casa de su abuela para cursar estudios de letras, una Barcelona presentada como una cicatriz de una guerra reciente y el hambre de cada día como una realidad. Es huérfana y sabremos poco de ella y de su vida anterior. Sólo que llega de un pueblo donde vivía con una prima que no entendía su afán por estudiar.

Llega a Barcelona con 18 años y unas ilusiones tremendas de vivir, de tener una vida diferente. Pero llega a la casa de parientes venidos a menos, empobrecidos y casi todos trastornados y mal adaptados en la posguerra. En ese marco Andrea es casi un estorbo más, pero ella se adapta al mismo tiempo que sufre y comienza a madurar. Carmen Laforet habla poco de la guerra, lo hace de manera sutil y mesurada para no caer en manos de la censura franquista.

Los personajes de su familia son casi todos monstruosos, anormales, aquejados de frustraciones diversas y la familia es muy anómala. Comenzando por la abuelita, muy cariñosa, pero hoy en día un espectro demente que siempre favoreció a sus hijos hombres antes que a las mujeres, tópico que le echa en cara la hija solterona que vive con ella, la tía Angustias .
Viven también dos tíos que han quedado trastornados después de la guerra, Juan y Román, que pueden ser de una rara violencia física y verbal; Juan está casado con Gloria y la pareja tiene un hijo pequeño, Juan es un pintor fracasado, un desecho humano que da palizas a su mujer con arrebatos casi de locura; Gloria es el arquetipo del deseo sexual en la novela porque la mayoría ve en ella solo su apariencia, sin asimilar el esfuerzo que ella pone para darle de comer a la familia. En cuanto a Román, tiene aires de normalidad, pero es el más perverso, mentiroso, capaz de tráficos turbios y compromisos sucios. Y la criada Antonia, horrible mujer que los espía a todos y tiene relaciones extrañas con todos. Hasta los animales de la casa son monstruosos desde el perro, hasta el gato tiñoso y el loro malhablado.

Un infierno esta casa. Una pesadilla. Lo que queda de la vivienda, puesto que han vendido la mitad para sobrevivir, es horrible, sucia, atiborrada de muebles inútiles, oscura, maloliente, llena de telarañas, especialmente el baño que casi no se ocupa. Todo esto confiere un toque gótico importante a la narración. Este retrato sombrío de la casa y de los habitantes de la calle Aribau, refleja el horror de la España desfigurada por los 4 años de una guerra fratricida.

Haciendo un balance con este ambiente, la escritora presenta el mundo de la única amiga que Andrea se hará en la universidad, Ena, una chica adinerada que vive en un barrio señorial, en una casa magnífica. Aquí no ha pasado la guerra, son dos mundos antitéticos. La familia de Andrea representa el pasado y la familia de Ena, el futuro. Porque algunos no sufrieron con la guerra, hasta se enriquecieron con la guerra. La novela trata también de la importancia de la amistad, casi más que de la familia porque será gracias a la amistad entre Andrea y Ena que nuestra protagonista podrá abordar un futuro con cierta serenidad.

La narradora Andrea da sus impresiones y describe, nunca juzga, aunque ella es una chica rebelde, sola, y defiende la idea de su libertad, de su libre albedrío también. En el discurso de Andrea hay cierta desaprensión para juzgar ciertos hechos y algunos personajes. Ella quiere ser solo espectadora, un testigo no implicado. de esta manera Andrea se protege porque esta chica sola y sin medios, no tiene ninguna otra opción en su vida que de sacar el mejor provecho de la situación.


Enlace: https://pasiondelalectura.wo..
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