Nada

Cuando leí este libro a los 16 años yo era un existencialista precoz (bueno, ya sabes...) y no sabía **nada** de lo que es llegar solo con una maletita a la gran ciudad. Ahora sigo sin saber lo que es vivir en la posguerra, lo que es pasar hambre ni ese "idioma de sangre, dolor y creación que empieza con la misma sustancia física cuando se es mujer.".

Un año en la vida de Andrea (de quien de modo muy extraño poco llegamos a saber de su pasado) en Barcelona, allá por 194ypocos, viviendo con su tronada familia en la espeluznante casa de la calle Aribau. Asistimos a su primer curso en la universidad, sus amigos, sus desconciertos y pesares. Con una sucesión de escenas repletas de congoja, contadas con un lenguaje sencillo y poderoso en el que el devenir de las estaciones, de la luz cambiante de las horas en la ciudad, reflejan el estremecimiento y aleteo feroz por ser libre de un alma que empieza a luchar por una vida propia.

Cuando se publicó este libro fue un bombazo; no es para menos: aprendemos los lectores de una manera muy nueva en aquel entonces lo que es la callada sensación de extravío en un mundo ajeno y hostil.