Nada

Cuando te enfrentas a la lectura de una obra que ha marcado un hito en la historia de la literatura española como es “Nada” de Carmen Laforet, lo haces con respeto. Llevaba mucho tiempo deseando ponerme con ella, pero por unas razones o por otras no me ponía nunca. Gracias a Masa Crítica de Babelio, que aceptó mi postulado para reseñarlo, me quedé sin excusas.

Andrea, a sus tiernos 18 años, llega a la Barcelona de los años de posguerra para estudiar Letras en la universidad. Viene del pueblo y aterriza en la ciudad, donde espera encontrar calles llenas de vida y una libertad de la que nunca ha gozado. Sin embargo, lo que se encuentra al instalarse en la casa de sus parientes con su abuela, su tía Angustias y sus tíos Román y Juan es muy diferente a lo que esperaba. Lejos de ser un hogar para ella, entre sus cuatro paredes conocerá lo que es que te corten las alas, pues su tía Angustias la ata en corto por miedo a que le pase algo en una Barcelona menos amigable e idílica de lo que tenía en mente. Por otro lado, las disputas entre Román y Juan, sumadas a sus rifirrafes con la mujer de Juan, Gloria, no harán sino convertir en un infierno el lugar que tenía que ser un refugio para ella. Una vez sale de la casa de la calle Aribau y llega a la universidad, Andrea se encuentra una realidad muy diferente. Sus compañeros, adinerados, llenos de juventud y dispuestos a comerse el mundo, la acercan a cumplir sus más preciados deseos en la ciudad. “Nada” se desenvuelve en ese contraste entre la precariedad de su familia y el esplendor de la clase alta e intelectual de la sociedad. Entremedias hallamos a una Andrea que va descubriendo poco a poco quién es.

Una vez leída la novela, entiendo perfectamente el por qué de su buena fama. La pluma de Laforet es ciertamente exquisita: sus descripciones te trasladan allí mismo y consiguen ponerte en la piel de Andrea sin esfuerzo alguno. Su prosa es bella a la vez que cruda; no escatima en detallar escenas duras de violencia, de decadencia, del descenso a los infiernos de algunos de sus personajes. Me sorprendió gratamente la falta de prejuicios: todos los personajes de la historia cometen errores (algunos gravísimos que denotan una falta de humanidad tremenda) pero en ningún momento sientes que la autora pretenda hacer del relato un ejercicio de moralidad (aunque en determinados pasajes se me llevaron los demonios por la injusticia de ciertas situaciones).

Cuando empecé a leer “Nada” esperaba encontrar una novela sobre los años de posguerra; sin embargo, me encontré con una novela sobre el paso a la edad adulta de una muchacha llena de sueños y que aún no había vivido en su propia piel lo dura que puede llegar a ser la vida. Me pareció fascinante el contraste entre las dos realidades de Andrea: la familiar y la universitaria, y la forma en la que se mueve con soltura entre ambas, adaptándose a cada una de ellas de la mejor forma que puede.

Los personajes me han parecido todos espléndidamente construidos. Andrea, por su dualidad camaleónica entre dos ámbitos tan diferentes; Román y Juan que, aunque despreciables ambos, son muy interesantes y un aliciente importante de la trama; Gloria, la representación de cómo se trataba injustamente a las mujeres que no se atenían a los convenios sociales de la época en la que les tocó vivir. Por otro lado, la abuela, que hacía oídos sordos a los defectos de sus hijos y les perdonaba todo, incluso lo imperdonable. Y la tía Angustias, otro personaje complejo que era el reflejo de la mentalidad conservadora de la época.

En definitiva, “Nada” ha cumplido ampliamente con mis expectativas. Aunque me imaginaba otro tipo de historia, lo que me he encontrado ha sido fascinante y entiendo perfectamente por qué la obra convirtió a Laforet en un referente de la literatura.

Andrea llega a Barcelona con mucha ilusión. Son los años de la posguerra y deja atrás el pueblo en el que vivía con su prima para mudarse a una buena calle de la ciudad condal pero lo que encuentra allí no es ni remotamente lo que se espera. Su abuela aguanta carros y carretas, sobre todo las discusiones que cada día llenan su casa ya sea por parte de uno de sus hijos, Juan o Román, que suelen tomarla con Gloria, la esposa del primero, o con la tía Angustias. A veces con Trueno, el perro, y otras con la propia Andrea.

En la universidad conoce a gente diferente, y se obsesiona con una chica de la que se hace amiga, Ena, quien le parece estupenda y que le abrirá los ojos, al igual que otros compañeros y personas que conoce, de otras cosas de la vida.

Carmen Laforet tenía 23 añitos cuando escribió su obra "Nada", ganadora del primer Premio Nadal otorgado en 1945, novela en la que refleja bastante bien la vida de una época pero que a mí se me ha hecho cuesta arriba porque está llena de penas y miserias. La verdad es que los personajes son bastante odiosos quitando a la protagonista y a unos pocos más, y se pasan las páginas discutiendo lo que resulta agotador.

Está muy bien escrita, eso es innegable, pero a mí me ha aburrido bastante. Adelantada a su época fue esta "Nada" y de ahí su valor.
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Adentrarse en “Nada” es meterse en la atmósfera opresiva y densa de la posguerra civil española. Si bien la guerra no está presente más que en referencias, su fantasma sobrevuela la narración y pinta el cuadro de una España que se desmorona y de una fuerte crisis generacional entre los jóvenes y los mayores.

La protagonista de la novela, Andrea, llega a Barcelona con una beca universitaria y la ilusión de una vida emocionante y liberadora. Sin embargo, nomás traspasar el umbral de la casa donde su abuela y sus tíos la hospedarán, percibe que nada será como lo imaginó. La familia de Andrea está compuesta de personajes al lado de quienes las creaciones de Almodóvar parecen corrientes. Una tía fanática de la religión y la moral; una tía política que se escapa a apostar para poder darle de comer a su hijo; una abuela anclada en el pasado e incapaz de imponerle su voluntad a sus hijos; y sobre todo dos figuras masculinas, Juan y Ramón, que tienen una relación de dependencia y rechazo que los lleva a vivir permanentemente en estado de violencia.

Laforet, en un logro artístico impresionante (tenía solo 23 años cuando escribió la novela), recrea en un microcosmos la situación de su país en la posguerra: la enemistad fratricida que trae sufrimiento a todos los miembros de la familia; la casa que se desmorona y el legado familiar que se pierde al tener que empeñar los tesoros familiares para poder comer; el abandono de la niñez, y la situación de una juventud absolutamente desorientada en un mundo sin modelos sólidos y con un futuro incierto.

Andrea recorrerá un camino descendente en la novela, en el cual se verá cada vez más aislada, más desencantada de Barcelona y de su entorno universitario (en general, jóvenes más acaudalados), azotada por las privaciones a las que la someten su modesta pensión combinada con sus caprichos extravagantes, y sobre todo se verá cada vez más succionada por un círculo familiar enfermizo y violento que amenazará con desintegrar por completo su subjetividad. Una de las grandes obras de la generación de la posguerra y de una voz femenina potente y originalísima.

Esta novela era uno de mis eternos pendientes. al fin le he dado salida, aunque creo que se quedará finalmente, pero en mí mente, por mucho tiempo.

Es la historia de Andrea, una joven de dieciocho años que quiere ir a la universidad y se muda a Barcelona, a vivir a casa de unos parientes. Aquí se encuentra con un panorama desdibujado, un entorno sucio y calzado de relaciones tóxicas, con una realidad que la abofetea por completo.

No me esperaba este estilo narrativo tan intimista en primera persona. Me encanta porque siento que conozco bien al personaje. Sabía que en esta historia había drama y quería leer algo relacionado con la guerra civil, es un tema que no he tocado apenas y me interesa esta parte de la historia de España. Me sorprendió que la autora haya escrito esta novela con tan solo veintitrés años, según he leído, Andrea es el avatar de lo que ella misma vivió y experimentó. Lo cierto es que me ha envuelto tanto su narrativa, en apenas trescientas páginas, que me ha trasladado por completo a esa casa donde vive con su familia, he podido oler el vagío, saborear esas verduras casi echadas a perder y sentir la incomodidad de saberte una carga para los otros.

Me parece que efectivamente, es un clásico contemporáneo español, de lectura casi obligatoria, pues muestra la desazón y el peso de una sociedad marcada por la muerte y pérdida de valores, que experimenta la hambruna el abandono y la incertidumbre.

Es una lectura que no deja indiferente, pesa, como debió haber pesado todos esos años de incertidumbre, de pobreza y muerte.

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Un libro que leí hace meses pero que me apetecía escuchar en audiolibro (oírlo de boca de la actriz que lo narra ha sido asombroso).
Una historia donde la vida de una familia de la baja burguesía barcelonesa se muestra de manera tan cruda, tan intensa que es angustioso el ambiente que crea la autora. Sientes el frío en los huesos, ves la suciedad en los rincones, notas la tension que se ejerce entre los personajes, desfalleces de hambre con ellos...en definitiva, que es imposible salir indemne de la atmósfera creada en el libro por la escritora.
¿Recomendaría este libro? Sí, sin duda alguna. Me parece impresionante que una joven de poco más de veinte años fuera capaz de escribir así, de esta manera tan desgarrada.
Desde las primeras frases donde Andrea nos describe su llegada al piso, hasta el final del libro el lector no es capaz de escapar de esta cautivadora y descriptiva manera de narrar.

‘Nada' es una novela existencialista publicada en 1945. Escrita por Carmen Laforet cuando tenía 23 años es una de las obras más importantes de la literatura española del siglo XX.  
 
La narración (en primera persona) empieza cuando Andrea llega a Barcelona para instalarse en casa de sus parientes y estudiar en la universidad. Difícilmente se puede imaginar Andrea lo que va a encontrar en casa de su abuela. Suciedad, miseria, maldad, oscuridad y violencia llenan estas páginas donde se retrata la decadencia de la sociedad en la posguerra.  
 
No voy a entrar en la trama porque debe haber un montón de reseñas más interesantes que esta y voy a ir directa a mis impresiones. 
Este es uno de esos libros que quería que me gustase así que cuando leí el primer capítulo y vi que era una auténtica maravilla me ilusioné mucho con la lectura. Lamentablemente esa sensación no duró mucho porque con lo que quedaba de la Primera Parte mi interés fue reduciéndose hasta tener ganas de dejar el libro. Sí, está muy bien escrito. Sí, la ambientación y las descripciones son una pasada; pero ni la trama ni los personajes me decían NADA. No veía que la narración fuese a ninguna parte ni entendía la intención de los personajes o su aportación a la novela, no veía NADA. Si no hubiese sido porque se lee realmente ligero y porque lo estaba comentado con unas compis, lo hubiese abandonado seguro. Con la Segunda y Tercera fue como montar en una montaña rusa, momentos muy buenos con situaciones y descripciones increíbles, pero también muchos momentos de bajón. Cierra la novela un magnífico capítulo que aporta algo de sentido a todo lo demás.  

¿Habéis leído ‘Nada'? ¿Os gustó?

Una lectura transformadora.
A pesar de que en la obra despuntan tintes feministas, de reivindicación del papel de la mujer por ella misma, incluso sus relaciones, la autora no busca en ningún momento cuestionar ni exponer su punto de vista.
Carmen Laforet, simple y extraordinariamente expone en este libro, una realidad, la de la postguerra, sin pretensiones de crítica social. Narra su realidad sin la más mínima intención de hurgar en conciencias ajenas.

Una chica, abandona su pueblo, para estudiar en Barcelona con su familia paterna.
Descubrirá desde el primer momento que la época de bonanza económica y sentimental, de la que gozaba esta parte de su familia en su infancia, no pasa por sus mejores momentos.
Además de su abuela, compartirá dichas y desventuras con otros miembros de su familia, que a lo largo de la novela desvelarán sutilmente el resultado de una guerra que ha pasado por encima de ellos.
Al mismo tiempo, comenzará a vivir una vida social relacionada con la universidad que la hará experimentar y desarrollar su independencia.
Si la obra en sí es una fantástica representación de la realidad de la época, aún más extraordinaria es la juventud con la que Carmen Laforet, apresuradamente e impulsada por su pareja, decide presentar su novela al certamen del premio nadal.
El resto es historia.
Biografía altamente recomendable si la novela resulta al lector algo más que una novela.

Maravillosa esta novela de principio a fin.
Una historia perfecta contada por una chica de 23 años cuya maestría sorprende y enamora.

Que forma tan fresca y directa de contar una vida de pena y hambre, de familias rotas y miserables.

Andrea, nuestra protagonista y narradora nos relata el momento de su llegada a Barcelona, una ciudad rota, triste y gris en plena posguerra.
Pero no es lo único roto que se encuentra esta joven, que ve como la ilusión de un comienzo nuevo, lejos del pueblo y en una ciudad moderna con futuros esperanzadores, queda totalmente arruinada confirme vive y respira esa casa.

Nos presenta temas controvertidos como la ruina de una sociedad, la miseria y el hambre, la frágil convivencia entre unos hermanos enfrentados (como la sociedad misma) que se odian y se quieren, el sufrimiento de una madre que debe ver cada día esto, el maltrato hacia la mujer, los prejuicios y el odio manifiesto, el amor de la amistad, la diferencia entre clases sociales.

Una novela corta que como bien dice el título, no dice NADA, pero esa nada lo es todo.

Un relato desgarrador, sincero, realista que llega hasta el alma, consiguiendo hacerte sufrir, empatizar y vivir esa tristeza y esa soledad que siente Andrea.

Nada pasa a la estantería de libros que yo defino como “Ok, sin más”. Es un libro que refleja muy bien la época de posguerra en la ciudad de Barcelona y como ésta influyó de manera negativa en la vida de las personas. La hambruna y la irascibilidad inunda las calles de Barcelona y en esta novela lo vemos más concretamente en la familia de Andrea. La casa está rodeada de un clima violento, con muchos reproches y rencores entre los familiares y en el que predomina el maltrato psicológico y físico por parte de los hombres, lo que viene siendo violencia machista en todo su esplendor, vamos. Ninguna relación me parece lo suficientemente sana, no solo entre familiares sino también entre amistades. En general es una novela muy dramática con un ambiente muy lúgubre, pero ¿qué podemos esperar de los años posteriores a una guerra?

El problema de esta novela para mí ha sido precisamente lo que le da nombre al título, y es que no he conectado NADA con su protagonista ni con los personajes, así que el final con respecto a todos me dejó indiferente. La autora se recrea en ese pesimismo y angustia constantes y al final acabé pensando “pues qué pena”. Y ¡ojo! Esto está también bien porque no todo en la vida es felicidad y no siempre todo sale bien, pero yo esperaba que ocurriera algo más y no pasa NADA. A pesar de esto, creo que es un clásico contemporáneo que merece ser leído porque la pluma de Carmen es muy delicada y representa toda esa sociedad desoladora de una forma inigualable.

La verdad es que me esperaba más.
No me ha terminado de llegar.

Novela costumbrista que nos relata la época de posguerra y nos muestra los demonios y las miserias en las que muchos se ven avocados a vivir. Triste, agobiante y asfixiante. Así es la atmósfera del libro. Pero un poco lento y con unas emociones que no terminan de traspasar el papel.