Nada

Nada es un libro que se te queda dentro del alma, un libro que pasa a formar parte de ti una vez que comienzas a leerlo. La historia desgarradora del día a día de la familia de Andrea, la tristeza que inunda a la joven y el círculo que rodea su existencia y del cual no puede desprenderse, son elementos que van calando poco a poco en el lector, y es imposible permanecer inmóvil ante ellos. La sucesión de los hechos hace que se llegue a comprender el carácter de cada personaje, su psiquis más oscura, y se termina siendo un espectador más de los terribles sucesos de la casa de la calle de Aribau.

Nada hace una perfecta radiografía de los personajes y tipos sociales de la Barcelona de posguerra, y es una muestra extraordinaria de las relaciones entre iguales, pero también entre seres completamente diferentes socialmente hablando. A través de los ojos de Andrea, es imposible no sentir compasión por ella, y compartir la misma tristeza que acaba llenando la existencia de la protagonista durante el duro año que pasó en la ciudad condal. Es una novela cargada de emociones, de sentimientos, de pasiones oscuras; pero también de esperanza, de ilusiones y de aprendizaje.

‘Nada' es la primera obra que Carmen Laforet escribió, y está llena de miseria y abandono, sensaciones que vibraban en el aire tras la guerra civil española. Pero, tras estos muros tan tristes, Laforet tiene preparados algunos personajes que brillan y dan esperanza.

Las descripciones que aparecen en el libro son tan concretas y sugerentes que hacen que el lector se sumerja de lleno en la miseria que vivieron muchos españoles en la posguerra. Hambre, pobreza, frío, cárcel y muchas más penurias hicieron que en algunos de los personajes de Laforet aflorara lo peor de ellos mismos. Y es por ello que algunos incluso sucumben a la locura, mientras otros aceptan el golpe que la vida les ha dado y viven cada día del mismo modo.

Una situación que me ha chocado en extremo ha sido la relación entre los tíos de Andrea, Juan y Gloria. Son una pareja peculiar, de eso no cabe duda, pero cuando Juan comienza a pegar a Gloria, ésta comienza a pensar en marcharse de la casa, en salvar su vida. Aún así, continúa a su lado cada día, mostrándonos la situación de muchas mujeres desde hace siglos hasta la actualidad. Esa eterna pregunta que siempre nos hacemos, de por qué siguen al lado de una persona tan ruin, que le maltrata y maltrata a su hijo, puede verse contestada en este libro en el que se describen con mucha genialidad las personalidades de los personajes.

Por otro lado, las situaciones angustiosas por las que pasa Andrea hacen que te agobies con solo leerlas, ya que se describen muy bien, y hay momentos en los que necesitas seguir la lectura para que acabe de una vez por todas y puedas descansar con la protagonista.

Esta es una obra brillante, llena de visiones diferentes, a cada cual más extraña, que hace que el lector se meta en la piel de los que peor lo pasaron en la posguerra. Un libro curioso y desagradable a ratos, pero diferente de otros de su época.

A pesar de haber leído muchas críticas (buenas) sobre esta novela, las cuales la colocaban como referente de la literatura de posguerra y española en general, debo decir que me resultó decepcionante. Me ha parecido algo aburrida, en algunas partes parecía que iba a mejorar, pero no he conseguido deshacerme de esa sensación quizá hasta el último cuarto de novela, donde me atrapó un poco más.
Se trata de una historia dura y bastante negativa, lenta, con unos personajes atormentados y un ambiente sórdido en el que la protagonista vive sin rebelarse ante las aberraciones e injusticias que tienen lugar ante sus ojos; me pareció un personaje sin iniciativa con el que fui incapaz de empatizar.
A pesar de esto, la Barcelona de la época está muy bien descrita, los personajes están bien construidos y algunos consiguen que llegues a odiarlos, y hay diálogos realmente buenos.
La trama, en definitiva, me dejó algo fría, con la sensación de no haber llegado a ninguna parte, sin encontrar en toda la novela ningún suceso que marcara el ritmo, siendo sólo la narración del día a día de la protagonista.
Aún así creo que es una obra que hay que leer y conocer pero, lamentablemente, yo no he podido conectar con ella.
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Andrea es una chica de dieciocho años que llega a la Barcelona de la post guerra desde su pueblo para estudiar en la universidad con la maleta cargada de sueños y ansias de libertad. Pero sus esperanzas pronto se ven frustradas por el ambiente opresivo y violento que vivirá en casa de su abuela. El primer obstáculo con que se encuentra para obtener la ansiada libertad será su tía Angustias, autoritaria y de estricta moral, siempre vigilante para que su sobrina no se salga del buen camino. Junto a su tía viven sus hermanos, Román y Juan, y Gloria, la esposa de este último. Las peleas constantes entre los hermanos, las palizas de Juan a su esposa, la constante vigilancia de su tía y la escasez económica crearán en Andrea un sentimiento de hostilidad hacia su familia que hará que sólo se sienta libre lejos de ellos.

Con este libro tengo sentimientos encontrados. Por una parte me ha encantado la manera de irse por las ramas de la autora con descripciones aparentemente innecesarias, que en realidad te están transmitiendo poco a poco toda la sordidez del ambiente en que se encuentra la protagonista. El argumento me parece muy interesante y si hubiese logrado empatizar más con la protagonista me hubiese parecido descorazonador e impactante. Pero el personaje de Andrea me ha parecido muy plano. Apenas reaccionaba ante las situaciones y cuando lo hacía no me parecía creíble. El problema es que tenía grandes expectativas con este libro, ya que me lo habían recomendado mucho y había leído muy buenas opiniones. de hecho, es el libro favorito de una amiga. Así que quizás me hice una idea que no tiene nada que ver con la realidad y puede ser que por eso no haya terminado de gustarme.

Me ha gustado pero no me ha encantado y no sabéis el coraje que me da. Quizá haya sido por todo lo buenísimo que he leído de él que al final no he llegado a ese clímax al que tantos lectores consiguieron alcanzar. Aún así, lo repito, me ha gustado.
Una novela donde no pasa nada y pasa de todo. Lúgubre y oscura donde ni describiendo el mejor tiempo y la mejor playa, hace que se me vaya de la cabeza esa atmósfera tan parecida a Cumbres borrascosas que consigue además, que no soporte a ninguno de los protagonistas de lo tediosos que son como ya me pasara con la obra de Emily Brontë y que tanto admiro.

Nuestra protagonista llega a Barcelona para labrarse un futuro estudiando en la Universidad y ser alguien en la vida, pero tendrá que convivir con sus dos tíos, la pareja de uno de ellos, su tía y su abuela en un hogar totalmente desestructurado donde el quererse y respetarse brilla por su ausencia. La única vía de escape que tiene es con su amiga de clase a la admira y quiere a partes iguales.
Situaciones de la vida diaria, de lo cotidiano en una Barcelona recién azotada por la guerra y donde hay que aprender a vivir con lo que hay y con las experiencias que se han vivido antes. Empezar a crecer en territorio hostil e intentar salir adelante.
Todo esto escrito de una manera perfecta, porque si algo hay que recalcar en esta novela es la forma de escribir de Laforet. Magistral.

Siento enormemente no haber sentido más por este clásico de las letras españolas, pero aún así, considero que todo el mundo debería leerlo aunque sea una vez en la vida.

Nada de Carmen Laforet es un clásico que no ha envejecido. Andrea es una joven que, al acabar la Guerra Civil, decide mudarse a la casa de su abuela en la gran capital de Barcelona, pero los recuerdos y sueños que tiene no coincide con la realidad con la que se topa: su familia le va a hacer lo imposible para que no sea feliz. Entre tantos problemas familiares, aparece Ena, una amiga de la universidad, que ayudará a Andrea a desconectar de la realidad.

Tengo que admitir que el libro se me hizo muy cuesta arriba porque no era mi mejor momento en cuanto a lecturas y creo que lo hubiera disfrutado mucho en otro momento. No descarto leerlo en un futuro lejano. Es una historia que se centra en Andrea y me he sentido muy representada por ser mujer y tener mi misma edad, eso le da puntazos al libro.

La ambientación del libro también es algo que me ha gustado, por lo cercano que pilla a muchas familias españolas. Aunque si tengo que dar un motivo por el que leer Nada es por la protagonista principal y la fortaleza que demuestra tener en todo momento.
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Maravillosa esta novela de principio a fin.
Una historia perfecta contada por una chica de 23 años cuya maestría sorprende y enamora.

Que forma tan fresca y directa de contar una vida de pena y hambre, de familias rotas y miserables.

Andrea, nuestra protagonista y narradora nos relata el momento de su llegada a Barcelona, una ciudad rota, triste y gris en plena posguerra.
Pero no es lo único roto que se encuentra esta joven, que ve como la ilusión de un comienzo nuevo, lejos del pueblo y en una ciudad moderna con futuros esperanzadores, queda totalmente arruinada confirme vive y respira esa casa.

Nos presenta temas controvertidos como la ruina de una sociedad, la miseria y el hambre, la frágil convivencia entre unos hermanos enfrentados (como la sociedad misma) que se odian y se quieren, el sufrimiento de una madre que debe ver cada día esto, el maltrato hacia la mujer, los prejuicios y el odio manifiesto, el amor de la amistad, la diferencia entre clases sociales.

Una novela corta que como bien dice el título, no dice NADA, pero esa nada lo es todo.

Un relato desgarrador, sincero, realista que llega hasta el alma, consiguiendo hacerte sufrir, empatizar y vivir esa tristeza y esa soledad que siente Andrea.

Algunos libros son mágicos, no por lo que cuentan, sino por lo que cuenta. Carmen Laforet podría haber estado hablando de cómo fabricar una caja de zapatos y habría estado leyendo con la boca abierta. Aún así, el hecho de haber narrado un historia con todos sus detalles y matices hasta el punto de sentirte parte de la vida de Andrea también ha logrado que dejase de leer con una agradable sensación, la misma que se queda cuando cierras un gran libro.

Nada se sitúa en Barcelona durante la posguerra. Andrea, nuestra protagonista, se ve obligada a dejarlo todo tras la muerte de sus padres en la Guerra Civil y marcharse con su abuela y tíos maternos. La vida en el campo, durante el poco tiempo que estuvo con la prima de su padre, no había sido para ella y el recuerdo que tenía del hogar en el que había disfrutado con sus abuelos, le hacía pensar que la experiencia en la ciudad y la Universidad sería diferente.

Leer a Carmen Laforet ha sido sumergirme en la España de la posguerra con la nostalgia de tiempos mejores, la melancolía que surgió tras tanto tiempo de lucha y la lucha constante por mantener la esperanza de aquellos que participaron. Logra hacer tal descripción de las costumbres, calles y personas de la época que no solo eres capaz de visualizarlo, sino también de sentirlo. Son pocos los autores capaces de lograr tanto con tan pocas palabras.

Ante el miedo que generan los llamados clásicos, Nada es una obra bastante ligera en cuanto a la narrativa. La escritura hace que la trama pase con rapidez, sin sentir que necesitas una pausa o que el libro debía tener menos páginas. A pesar de eso, es capaz de narrar todos los detalles necesarios para comprender lo que era aquella época y ser una mujer joven en una ciudad como Barcelona. Las historias propias de cada personaje quedan bien hiladas, aunque sea a través de un solo punto de vista, y no sientes que te ha faltado saber más de ellos. Además, es capaz de crear cierto suspenso al ir mostrando muy poco a poco los secretos que esconden los miembros de su familia y sus amigos.

En cuanto a los personajes, Carmen Laforet parece haber pensado en todos y cada uno de ellos. Sabemos cada detalle necesario de sus historias, incluso los más secundarios o aquellos que pasan más desapercibidos son capaces de captar tu atención. Sin embargo, lo que más me ha gustado de ellos, además de haber podido empatizar de cierta forma con Andrea, fue el deterioro que sufren a sus ojos. Es mucho más sencillo hacer una evolución positiva, pero degenerar a los personajes dándoles tanta profundidad es una tarea que no todo el mundo es capaz de lograr.

En conclusión, considero que es una lectura que debemos leer mínimo una vez en nuestra vida. No solo se acaba cautivado por la forma de narrar y mostrar los sentimientos de Carmen Laforet, sino que se aprende sobre la época de la posguerra, de las costumbres que aún se seguían arrastrando y de cómo logró que las personas cambiasen drásticamente.
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Vaya chasco me he llevado con este libro.

Lo empecé con una idea de lo que trataba la historia y de lo que me iba a encontrar, y no sé si ha sido el leer una historia con personajes tan oscuros o violentos o qué, pero en ningún momento he conseguido conectar con el libro.

Si soy objetiva sí, valoro mucho que la autora fuera tan joven y mujer cuando lo publicó, que tratara temas tan tabú en ese momento, el tratamiento que da a esa "locura" dejó la posguerra en España... Pero es que ha sido una historia que ha pasado con más pena que gloria...

Para mí Nada de Carmen Laforet es uno de los libro que hay que leerse en esta vida obligatoriamente. Disfruté mucho con su lectura y lo suelo recomendar mucho. Se empatiza enseguida con la protagonista y está muy bien escrito. Es una delicia. de lo mejor de la novela española.