El lobo estepario

Lo leí y lo disfruté en su día y lo leo y también lo disfruto hoy aunque de forma bien distinta y mucho más moderada, como aquel que todavía es capaz de alegrarse con la Navidad aun sabiendo que estos pocos días no son más que un mágico cuento para niños. Y traigo a colación la navidad pues su cercanía seguramente me ha condicionado para ver en «El lobo estepario» una versión adulta del famoso cuento de navidad de Dickens y en Harry Haller a un atormentado Sr. Scrooge, un misántropo elitista encerrado en su celda y dedicado a manosear sus monedas de oro, su soledad, su independencia, su amado Mozart y su admirado Goethe, esas raras individualidades con las que desea compartir la inmortalidad, pese al tormento y al renunciamiento que tal camino exige. Las visiones fantasmagóricas del pasado y del futuro del famoso cuento se tornan aquí en las posibilidades del presente que le mostrarán la enigmática Armanda, la deliciosa María y el lindo y musical Pablo.

“… era Armanda como la vida misma: siempre momento… Y lo mismo da que fuese todo ello alta sabiduría o sencillísima candidez. Quien sabía vivir de esta manera el momento, quien vivía de este modo tan actual y sabía estimar tan cuidadosa y amablemente toda flor pequeña del camino, todo minúsculo valor sin importancia del instante, éste estaba por encima de todo y no le importaba nada la vida…. se entregaba sencillamente al momento de tal suerte, que estaba abierta por entero, lo mismo que a toda ocurrencia placentera, también a todo fugitivo y negro horror de lejanas profundidades del alma y lo gustaba hasta el fin.”

La novela, de estilo directo y sencillo, es simbólica y filosófica, un recipiente dónde Hermann Hesse encarnado en Harry Heller vierte sus achaques morales y vitales para quemar a fuego lento sus contradicciones.

La primera de ellas y la más importante es su desatinada fe en el hombre para manejar su personalidad, esa en la que Harry Heller se siente encarcelado y cuya composición el autor simboliza en el manejo de unas figuras que representan los muchos yoes de Harry.

“Al que ha experimentado la descomposición de su yo le enseñamos que los trozos pueden acoplarse siempre en el orden que se quiera, y que con ellos se logra una ilimitada diversidad del juego de la vida.”

Porque una cosa tiene clara Hess, “sin amor de la propia persona es imposible el amor al prójimo”, y, por tanto, ese debe ser el objetivo, quererse a sí mismo, estar conforme con quién la fortuna ha dispuesto que seamos.

No obstante, esa fe en la plasticidad del alma humana no es más que un deseo cuya realidad el autor sabe, estoy seguro, improbable. Hermann Hesse…perdón, Harry Heller no se gusta, no le gusta su soberbia, su misantropía, su ensimismamiento, pero al mismo tiempo está orgulloso del lobo estepario que lleva dentro; se jacta de ser un hombre que ha pensado más que otros hombres y, sin embargo, asegura que “el que hace del pensar lo principal… ha confundido la tierra con el agua, y un día u otro se ahogará”; querría ser admirado como hombre distinguido e inteligente, pero no quiere dejar atrás lo espontáneo, lo salvaje, lo indómito, lo peligroso y violento; se debate entre la idea “de que acaso toda la vida humana no sea sino un tremendo error, un aborto violento y desgraciado de la madre universal”, por un lado, y la de que el hombre es “un hijo de los dioses y destinado a la inmortalidad”, por el otro; ama su soledad y su independencia, del mismo modo que las odia por ser su condenación; se siente llamado hacia lo absoluto y, sin embargo, no pueden vivir en él; pretende seguir el tortuoso y tormentoso camino de los inmortales, pero su espíritu burgués lo aleja del sufrimiento que ello conlleva; cree que el único camino a la felicidad es la “anulación de la dolorosa individualidad” y al mismo tiempo quiere ser alguien cuya muerte signifique algo para alguna persona; su inclinación a saber y comprender chocan con su ansia de “vida, decisión, sacudimiento e impulso”; se complace en el “olor de quietud, orden, limpieza, decencia y domesticidad” y sin embargo odia al burgués postrado al dios de la mediocridad; quiere la paz interior y la tranquilidad de espíritu pero reniega de la autosatisfacción, “el cuidado optimismo del burgués, ésta bien alimentada y próspera disciplina de todo lo mediocre, normal y corriente”.

“Es verdad que este inteligente e interesante señor Haller había predicado buen sentido y fraternidad humana, había protestado contra la barbarie de la guerra, pero durante la guerra no se había dejado poner junto a una tapia y fusilar, como hubiera sido la consecuencia apropiada de su ideología, sino que había encontrado alguna clase de acomodo, un acomodo naturalmente muy digno y muy noble, pero de todas formas, un compromiso. Era, además, enemigo de todo poder y explotación, pero guardaba en el Banco varios valores de empresas industriales, cuyos intereses iba consumiendo sin remordimientos de conciencia. Y así pasaba con todo. Ciertamente que Harry Haller se había disfrazado en forma maravillosa de idealista y despreciador del mundo, de anacoreta lastimero y de iracundo profeta, pero en el fondo era un burgués…”

Reconciliar estos opuestos se presenta ante él como la solución a todos sus problemas existenciales. La solución que propone el mismo autor, vuelvo a estar seguro, no termina de creérsela, al fin y al cabo, además de que sigue sin estar exenta de contradicciones, no deja de ser un escapismo de igual calibre que el que promete la religión del burgués.

“Vivir en el mundo, como si no fuera el mundo, respetar la ley y al propio tiempo estar por encima de ella, poseer, «como si no se poseyera», renunciar, como si no se tratara de una renunciación”

Propone ser fiel a lo que se es, como lo son los animales, las flores las estrellas en el cielo, aunque no nos diga como lidiar con el ser que somos y que aborrecemos. Propone no abandonar la lucha aunque se sepa que esta es estéril. Propone creer firmemente en esa eternidad, ese “reino de lo puro”, “lo que está fuera del tiempo, el mundo del valor imperecedero, de la sustancia divina” al que se podrá acceder aunque no se llegue a la genialidad de un Mozart, basta con un noble actuar, con la pureza de sentimiento.

“Es el reino más allá del tiempo y de la apariencia. Allá pertenecemos nosotros, allí está nuestra patria, hacia ella tiende nuestro corazón, lobo estepario, y por eso anhelamos la muerte. Allí volverás a encontrar a tu Goethe y a tu Novalis y a Mozart… Hay muchos santos que en un principio fueron graves pecadores; también el pecado puede ser un camino para la santidad, el pecado y el vicio”

En fin, propone “acostumbrarse a la vida y aprender a reír”, “venerar el espíritu que lleva dentro y reírse de la demás murga”. Nada más fácil, ¿no creen?


P.S. Hay cosas que no recordaba, cosas bastante perturbadoras que no sé bien cómo interpretar:

“El burgués es consiguientemente por naturaleza una criatura de débil impulso vital, miedoso, temiendo la entrega de sí mismo, fácil de gobernar. Por eso ha sustituido el poder por el régimen de mayorías, la fuerza por la ley, la responsabilidad por el sistema de votación.”

“Obedecer es como comer y beber. El que se pasa mucho tiempo prescindiendo de ello, a ése ya no le importa nada.”

Lo que sí queda claro es que el autor era partidario de la ingesta de sustancias susceptibles de abrir la mente a otras dimensiones, como si para encontrar la verdad no hubiera otra forma que estar intoxicado o quizás soñar. Tan claro como la consideración en la que tenía a las mujeres: si para Harry el objetivo era ser un Mozart o un Goethe, para Armanda, hija del diablo como él, la mayor ambición sería “ser la mujer de un rey, la querida de un revolucionario, la hermana de un genio, la madre de un mártir”.

Lobo estepario de Herman Hesse.

No sé cómo reseñar este libro…realmente no sé nunca cómo reseñar sin incluir ningún tipo de spoiler, pero en este caso no sé cómo reseñarlo debido a su complejidad disfrazada de una lectura relativamente sencilla de inicio. Es un libro que requiere de concentración, de un silencio sepulcral a tu alrededor, pero una vez dentro te deja con muchos interrogantes de tu propia vida y existencia. Aparentemente cuenta la historia de Harry Haller, persona que no le gusta los cambios de ningún tipo, que rechaza relacionarse en exceso, que vive en su propio mundo, que sabe que no encaja en ningún lado, pero que sin quererlo acaba entablando amistad con personajes singulares que le hacen replantearse sus propias creencias y vivir experiencias por primera vez.. Pero no habla solo de esto, va mucho más allá. Es una obra donde hay que rascar y lo que se encuentre depende de cada lector. Creo que se necesita más de una lectura para poder entender todo porque te da la sensación de que te quedas con una pequeña parte.

La novela gira en torno al análisis, el estudio y la articulación de Harry Haller, en particular, el estudio de su mente y su psiquis.

Tenemos diferentes puntos de vista sobre Harry:, la visión del editor, la presentación objetiva del "Tractat del lobo estepario", la que reflejan los poemas escritos por Harry, y finalmente, la del mismo Harry Haller.

La narración, el ritmo y el tono se rigen por la mente y el ánimo de Harry. También, en algunas partes, los límites de la ficción y la realidad, se vuelven borrosos, y siguen, más que a la lógica y al tiempo racional, a las trasgresiones de la imaginación, la metáfora, los símbolos y los sueños

Hermann Hesse al igual que en otros de sus libros narra la vida de un hombre que se pasa la vida mirando dentro de sí, lo que ahora se llama un "dentrodemi". Se trata de un erudito que se pasa la vida leyendo, escribiendo, divulgando sus ideas en escritos en prensa y libros. El protagonista es Harry Haller, que se puede decir que es el alter ego de Herman Hesse. La historia se desarrolla en alguna ciudad de Alemania en el período entre las guerras mundiales. Hay que notar el pesimismo del autor que piensa que va a producirse otra guerra. Teniendo en cuenta la fecha de publicación del libro 1927, se puede decir que Hesse era un buen analista de la situación política del momento. Harry Haller se hospeda en una pensión donde le tienen afecto. Pero su vida es aburrida y con pocos alicientes y alegrías, Esto ocurre hasta que conoce a una chica llamada Armanda que le hará salir de su cascarón, de su vida introspectiva, de sus disfrutes clásicos y en solitario y gozar de otros más mundanos, como el baile y la música de jazz. El cambio radical se produce cuando Harry va a la "fiesta" organizada en el "teatro mágico". Allí se suceden historias surrealistas que tratan de mostrar lo equivocado que está Harry En su vida. le hacen ver que hay que tener humor, que no se puede ser toda la vida un triste. Todo lo del teatro es fantástico y sirve para hacer ver a Harry lo equivocado que está en su forma de ser.

Este es un libro de los que dan que pensar.
El protagonista, Harry Haller, deja bien claro desde el primer momento que su alma de divide en dos: la de un tipo normal, estándar, con un nivel de sociabilidad tan aceptable como el de cualquier otro mortal, y por otro lado, la de un salvaje lobo estepario, reacio al contacto con sus semejantes.
Me sentí identificada en las veces que su lado lobo le dominaba, cuando le costaba horrores mostrarse como un tipo simpático y un buen conversador mientras deseaba esconderse en su madriguera.
Imprescindible libro, sobre todo, para los que sienten en su interior dos personalidades tan contradictorias.

Cuando te fumas un cigarrito de la risa puede pasar que compongas una canción como "Yellow Submarine" o que escribas un libro como es "El Lobo Estepario", y solo pueden ocurrir dos cosas, o que guste mucho o que no guste nada. Sin saber que aficiones tiene el autor de un libro, cuando escucho que es uno de los clásicos, un imprescindible, etc... Me echó a temblar... Y es que ya sé que efecto va a tener... o todo o nada.
Una vez escuché preguntar a un sommelier: ¿Cuál es el mejor vino del mundo?. No hubo respuesta. Supongo que los destinatarios de la pregunta deberían de saber tanto de vinos como yo. La respuesta no se hizo esperar por parte de la misma persona que realizó la pregunta: El mejor vino del mundo es el que a tí te gusta.
¿Qué quiero decir con esto último?... Realmente poco, me estoy animando a mí mismo por lo que pueda venir... Por la mala calificación que le he dado al libro y por afirmar que, por decirlo de alguna forma agradable, si dudas que libro leer... coge el otro.
El Lobo Estepario tiene una primera parte que me atrapó profundamente, por eso también me sorprendo a mí mismo haciendo esta reseña. Pero su parte final, donde se puede intuir las aficiones del escritor, por su febril fantasía, me descolocó de tal forma que aún estoy intentando montar las piezas en su sitio, demostrando así un dicho popular que dice: Las cosas no son como empiezan sino como acaban.
¿Lo recomiendo?... En este caso yo me quedo con el cigarrito de la risa.

PD.
No fumo.
Soy fan de The Beatles.

Muchas veces he leído libros que me han dejado sin palabras y he tenido que digerir un par de días antes de poder subir la reseña, otras veces he tenido la necesidad de hablar de ellos inmediatamente, pero es la primera vez, con “El lobo estepario”, de Herman Hesse, que me sucede que sigo rumiando la obra después de semanas de haberla terminado y sigo sin saber qué decir sobre ella.

Partiendo de la base de que para mí ha sido una lectura “iceberg” (siento que solo he captado un diez por ciento de lo que ofrece la obra), creo que nos encontramos ante una obra inmensa, imposible de catalogar en un género o definir con ningún adjetivo; filosofía, psicología, antropología, sociología, autobiografía, fantasía, ensayo, crítica social, espiritualidad… cualquier cosa que imaginéis está contenida en este texto.

Si bien para mí ha sido una obra que ha ido de más a menos, pues mi disfrute ha sido inversamente proporcional a la dificultad intrínseca del texto, que no a la forma de estar narrado o a la historia en sí, pues es completamente asequible, sino a todo lo que hay detrás de la historia de Harry Haller, todo lo que hay que desentrañar pues, supongo que dependiendo de cada lector, hay cosas que se pueden captar más fácilmente que otras.

Como digo, el inicio me sorprendió por su aparente sencillez, pues no voy a negar que es una obra que me daba (y aún me da) mucho respeto, pero conforme avanzaba mi incapacidad para captar la mayor parte de la esencia de la obra era tan patente como frustrante.

Tengo claro que será una obra a la que vuelva con frecuencia, pues tengo la sensación de que la madurez, no solo lectora, la experiencia, la evolución y la vida misma serán quienes me ayuden a ir entendiéndola y desentrañándola mejor. Sin duda ha sido todo un descubrimiento, y lo mejor es que podré seguir descubriendo algo nuevo con cada lectura.

Siempre me dio miedo, no por aquello del lobo, que no tiene una ya edad como para asustarse, sino por su densidad.
Recuerdo, en la adolescencia, a una amiga muy flipada con su lectura. Me lo pasó y no debí ir más allá de la página 20. Yo era una gran devoradora de novelas, pero no fui capaz de asimilar la profundidad de lo que tenía delante.
Ahora, cuando ya puedo afirmar que tengo cierto bagaje lector, una edad que va más allá de la mediana y tolerancia al ensayo y a novelas que trascienden el best seller, el lobo ha vuelto por mi, gracias a un grupo de lectura en el que seguimos la lista de los 1001 libros que hay que leer antes de morir.
No ha sido una lectura fácil, pero me he sentido cómoda y a ratos fascinada, tanto con la narración, como con el mensaje y las idas de olla de Herman Hesse/Harry Haller, si bien me quedo con la clara sensación de haber llegado a un tanto por ciento muy escaso de ese mensaje. Aun habiéndolo entendido en parte, creo que es una lectura que demanda mucha pausa y atención para asimilar todas sus intenciones. El análisis de la mente humana y el gran simbolismo de la obra, con su crítica social y la aceptación de uno para no tener que recurrir a "la navaja de afeitar", merece una y mil lecturas más, con lápiz y bloc de notas al lado.
Recomendable para épocas en las que tengáis la cabeza muy despierta y preparada para un importante desafío lector.

Me siento completamente pequeño al afrontar esta reseña, y es que intentaré expresar lo que me ha parecido pero soy consciente de que será un análisis bastante pobre. El lobo estepario, escrito por Herman Hesse en 1927, es un libro con muchas caras y muchas interpretaciones, dónde Hesse, a través de disertaciones filosóficas y de las contradicciones humanas de nuestro protagonista, nos construye un relato que te invita a la reflexión, ya no solo a sus contemporáneos si no también a sociedad actual, y es que trata temas que a pesar del tiempo no cambian.

A mi, Hesse, me ha hecho reflexionar principalmente sobre el concepto de individualidad del ser humano. Harry Haller es un hombre que está desencantado con la sociedad, que la ve como un rebaño al cual no quiere pertenecer, y se cree capaz de rebelarse contra la premisa de que "el ser humano es un ser social por naturaleza". En la novela veremos que por mucho que lo intenté, no lo consigue.

Otro de los puntos que me ha llamado la atención es el conflicto generacional. Nuestro protagonista le cuesta aceptar los cambios. No entiende los nuevos gustos y las nuevas corrientes que llegan a Europa. Y en una conversación que mantiene, la otra parte le relata que esto es universal, que lo que en la Edad Media era normal ahora se considera raro. Extrapolándolo a la actualidad, creo que esto se refleja perfectamente cuando intentamos exigir al pasado consideraciones que de aquella ni se habían planteado. de hecho, en una especie de sueño, Harry vive una guerra contra las máquinas, algo que me ha llamado bastante la atención. El ser humano forja su personalidad en su adolescencia y todos los cambios que lleguen a partir de ahí los recibe con cautela e incluso rechazo.

Para finalizar, otros temas que toca son: la salud mental, el cual por mi parte no he logrado captar su postura sobre este punto; las múltiples personalidades del ser humana, dónde reconoce que hace una simplificación muy burda al hablar de parte humana y parte lobuna; y diría que el miedo a la guerra se ve en algunos puntos, y es que Harry vive en el periodo entre guerras donde expresa varias veces la seguridad de que otra guerra va a llegar.

Esta lectura me ha llevado más días de la cuenta, he tenido que dosificarla para disfrutar de todo su potencial sin perderme nada, aunque no descarto volver a leerla dentro de un tiempo para sacarle todo el provecho.

Hesse, en un relato filosófico y reflexivo, hace una disección muy cuidada del alma humana, de la personalidad del lobo estepario, un personaje contradictorio que no encaja en el mundo que le ha tocado vivir, que se cuestiona su misma existencia y acaricia la idea del suicidio, pero a lo largo del relato va descubriendo que no tiene solo dos personalidades diferenciadas, como creía hasta entonces, sino múltiples y que todas ellas conforman un todo.

La primera parte del relato me costó más leerla, necesitaba estar muy concentrada en la lectura y avanzar despacio. Cuando el protagonista conoció a Armanda la lectura se hizo mucho más interesante y me creó adicción. Harry se adentró en un mundo más desinhibido y fue apreciando y experimentando los matices de una manera de vivir que antes había despreciado por materialista y vulgar.

Quizá es una de las reseñas que me ha costado más escribir y no me quedo satisfecha pues no he encontrado las palabras adecuadas para expresar lo que he experimentado al leerlo. La considero una lectura muy interesante para reflexionar sobre la propia vida y sobre las relaciones sociales. Esa es mi personal opinión después de leer el libro y haber reflexionado unos días.

Reseña escrita en octubre de 2021