Somos el último verano

Con esta reseña, me despido de la maravillosa familia Cabana, al tratarse del último libro de los que son protagonistas. He de decir que me da mucha pena saber que no voy a tener más libros de ellos, pero todo principio tiene su final.
Este libro, sinceramente, ha sido el que menos me ha gustado de los libros principales de la serie, cosa que me ha dejado un poco descontenta, porque esperaba otra despedida de la historia.
Los protagonistas de este libro son Álex y Adrián. Álex, a la que diferenciamos del Alex del primer libro por la tilde en la A y porque es una chica, la vecina de los Cabana cuando eran más pequeños, que se marchó de buenas a primeras y nunca más volvieron a mencionarla. Uno de los problemas principales que he tenido con el libro ha sido ella, y es que no me ha gustado nada. Cuando empieza el libro, su manera de narrar de ella me recordaba bastante a Dylan, de hecho, eso se menciona al final del libro, y es algo que no veo demasiado creíble, porque si ya encontrar a una persona tan intensa y aturullada como Dylan es complicado, imaginaos dar con dos. Pero no ha sido eso lo que me ha molestado de nuestra protagonista femenina, sino no me gusta la gente que sale de tu vida sin ser echado, haciendo daño, para luego volver y pretender que todo está igual. Me puedes contar lo que quieras de que en aquel momento tenías 18 años, pero ahora tienes treinta y lo primero que haces es trepar por una ventana y exigir que te traten con cariño, como si no hubiera pasado nada. No puedes regresar después de años sin contacto con Adrián y exigir que todo sea lo mismo y que te acepte, que te deje entrar en su vida dando bandazos, las cosas no se hacen así. Y sus motivos tampoco me convencieron del todo, lo siento. Lo mismo con lo relativo a su sueño, en mi opinión, debería haberse dado cuenta bastante antes, ya que yo soy graduada en derecho y de eso me di cuenta en los primeros años de carrera, y esto es España, imaginaos en EEUU, donde el derecho es mucho más agresivo y las prácticas que se usan no es que sean muy limpias...
Por otro lado, me ha sorprendido lo mucho que he conectado con Adrián, porque en los libros anteriores no es que me cayera muy bien, la verdad es que era el que menos me gustaba de los Cabana con diferencia. Sin embargo, en esta novela he comprendido el porqué de sus capas y la razón de lo borde que es a veces, además, me siento identificada con su sensibilidad. Sinceramente, es un personaje que ha ganado puntos de manera notable. Me gusta cómo es con sus hermanos, cómo está pendiente de todo sin que los demás se den cuenta, y cómo se abre poco a poco con quién él considera merecedor de entrar en su vida. Además, gracias a él el libro está impregnado de amor hacia la pintura, se nota que le apasiona y que el arte es la forma de demostrarle a su alma que la escucha. Con Álex vemos esa pasión reflejada en la poesía, es una combinación que queda espléndida.
Por supuesto, me he reído mucho, cosa que los Cabana siempre consiguen, debido a sus momentos disparatados, sus juegos de preguntas y respuestas, conversaciones disparatadas de WhatsApp, etc. Me siento parte de la familia, me encantan sus momentos juntos, y es que ya sé identificar el tipo de humor de cada uno, o las reacciones que van a tener ante x cosas. No obstante, considero que algunas bromas se usan de manera tan reiterada que llegan a cansar, como el tema del queso. Desde el primer libro se nos menciona que los Cabana no son muy fans del queso, algún guiño sobre ello está bien, pero con este libro llegó un momento en el que me apetecía darles queso solo para ver si los dejaba fuera de combate un rato, que estaban muy pesados con eso una y otra vez.
Asimismo, es cierto que el libro va avanzando y llega a un punto en el que hay un cambio en el que parece que de repente hemos cambiado de libro sin darnos cuenta. La parte de acción final me ha sobrado, no pega nada en esta novela y está metida con bastante calzador, descoloca mucho y no tiene razón de ser. La historia va por un camino y genera un tipo de ambiente durante la mayoría de sus páginas, y de buenas a primeras se pasa a otro rollo completamente diferente de forma muy brusca y sacándote fuera de todo lo anterior.
Finalmente, el epílogo fue conmovedor, es perfecto para cerrar el ciclo Cabana, aunque sé que los voy a echar mucho de menos.

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Se cierra un ciclo. Estos dos años, desde el verano de 2020, allá cuando vivía sola, he conocido a cada hermano Cabana. He reído con ellos. Me he emocionado en sus partes más duras. He cantado, he soñado y me he enamorado. La historia de Adrián pone punto y final a los libros cuyos personajes, hoy más que nunca, siento reales.

La narración de este libro es coral, con Adri y Álex como protagonistas. Aunque a medida que se acerca el final también podemos conocer el punto de vista de otros miembros de la familia.

No me suelen gustar los libros que intercalan pasado y presente, pero en este caso es diferente. al volver a los veranos de 1900 y principios de los 2000 no solo conocemos la infancia de Adrián, sino que volvemos a recordar todo lo que vivieron River, Marcos, Hugo y Priscila, ahora ya sabiendo cómo acabaron sus historias. Me ha mantenido con una sonrisa en la cara todo el tiempo.

El último libro Cabana cuenta con dos tramas: la romántica y la policial. Esta segunda ya la esperaba por el epílogo de “El último minuto de nuestras vidas” y el prólogo de este mismo libro, pero a pesar de saberlo, me ha sorprendido y me ha mantenido enganchada.
La romántica, en cambio, no me ha terminado de convencer. No he conectado con Adrián y con Álex, con su historia. al menos no en el presente. Me ha parecido que tiene tintes tanto del libro de Pris y Alex como del de Hugo y Dylan.

Lo mejor, sin duda, los momentos “hermanos Cabana”, como los llamo yo. Sus escenas son bonitas, son divertidas, son cercanas y naturales. Ellos se quieren muchísimo y su amor traspasa las páginas.

Como en el resto de libros de la serie, las risas van incluidas en el pack. Me he reído muchísimo con algunas escenas y diálogos.

No sé si lo he comentado ya en la reseña de los otros libros, pero si hay algo que me fascina de Susanna es cómo ha sabido darles voz a los personajes. Ninguno habla como los demás, tienen su tono, su nota, como diría Dylan. Es algo de lo que me di cuenta en el primer libro y que me ha sorprendido más y más según avanzaba.

El final es muy emotivo y, en mi opinión, muy grande. No largo, no. Grande. Me hubiera gustado algún capítulo extra a modo de primer epílogo para centrarme y saber quién es quién.

Esta serie me ha acompañado durante mucho tiempo y siempre voy a estar agradecida de hacerle dado una oportunidad aún cuando no me terminaba de llamar la atención. Los Cabana son reales. Los veo en el verano y los escucho en la música. Siempre van a tener un hueco enorme en mi corazón.

¡Sí! Vamos con el último de los hermanos Cabana, con Adrián, el artista, aunque como veremos en esta novela romántica, en este caso con toques también de ¿thriller?, el protagonista, o mejor dicho, la voz cantante no será él, sino su pareja narrativa y, como os imaginaréis, amorosa.

Álex Portabella ha vuelto a su pueblo de Alicante, el que le vio crecer, enamorarse y luchar por la justicia. Después de haber estado en Estados Unidos durante doce años, no tiene claro cuál es su siguiente paso a seguir. de este modo, la novela nos guía por ese camino que vuelve a recorrer Álex, para encontrarse a sí misma y, de paso, a su vecino, el amor de su vida, Adrián Cabana.

Comenzaron los peros

Diga lo que diga en la reseña, tengo mucho cariño al libro, no por ser el último sino por lo que se nos cuenta en él. Y es que no solo se nos contará la historia de Álex, ni solo la historia de de Álex con Adri, sino que también tendremos el final de la historia de los Cabana, que es verdad que parece que no tiene mucha cabida, pero que la autora sabe introducir poco a poco.

Sin embargo, a pesar del cariño, el comienzo es algo así como monótono. No voy a dar detalles porque sería destapar parte de la gracia, supongo, pero el comienzo nos recuerda mucho al inicio de otro de los libros de la serie. En este caso es cierto que comenzamos desde otro punto de vista y desde luego con un personaje menos idiota que el de la otra vez.

Este personaje, como os imaginaréis es Adrián Cabana que, a pesar de sus excentricidades en otras novelas, y las inherentes al personaje, en esta se muestra razonable, entendible y coherente, aunque sea en el enfado y la cabezonería, sin perder un ápice de personalidad.

Sin embargo, su compañera de trama, Álex, es un poco… intempestiva, con cierta incoherencia y con una idea de derecho que sinceramente no me termino de cuajar.

Lo que retomamos

Sin embargo, continúas con la narración porque bueno, a lo mejor querrías alguien mejor para Adrián, pero esto es lo que hay; y encontramos esa narración partida en presente-pasado que nos va contando la historia de estos dos. En este sentido, esos recuerdos me han gustado porque no son solo románticos, la historia de Álex y Adrián es la historia de dos personas que están creciendo y descubriéndose con sus particularidades. No hay idealización del otro por ninguna parte y eso hace que la relación sea entre iguales y, en mi caso, la haya disfrutado más.

A parte de esta forma de narrar que ya la conocemos, seguiremos encontrando esos chats maravillosos entre los hermanos, a lo que ahora se unen los de sus parejas. Todos ellos aparecerán en mayor o menor grado en la historia y se agradece que, a pesar de que ya no volveremos a ellos, los tengamos una última vez.

Eso sí, no penséis que el pobre Adrián se queda con una historia a medio gas. Para nada. La historia de Adrián se nos presenta con todo lo favorable y lo complejo que encontramos en la historia de los otros Cabana. ¿Qué es lo que la hace especial? Pues simplemente Adrián, cuya sensibilidad artística la vemos extrapolada a otros términos que nos encogen el corazoncito

Con las manos atadas

Y lo expreso así porque, aunque Adri tiene su historia bien, la segunda parte de la historia nos acerca a una dimensión diferente en esta familia. No cuento nada, pero en mi caso ha hecho que me plantee quiénes eran realmente los protagonistas de todos estos hermanos y qué me han ido contando de ellos de manera soterrada en el resto de novelas. Enamorada y emocionada he quedado con ese final de obra. No digo más.

A nivel de estilo, de nuevo Susanna utiliza un estilo sencillo directo, con las bromas internas que entendemos los lectores de la serie y con esos toques de aquellos años 90 aproximadamente que siempre enriquecen los diálogos y la ambientación.

Fin de una era

La verdad es que creía que me iba a dar menos pena dejar a los Cabana, pero el final, para mí ha sido muy emotivo. Redescubrir personajes y disfrutar una vez más de esas riñas familiares ha sido muy bonito, así que no puedo dejar de recomendaros la obra.

Si no habéis leído la serie os la recomiendo porque es una lectura ligera que engancha mucho y que tiene personajes con mucha personalidad. Además, el estilo de la autora y el humor que imprime a sus páginas ayuda mucho.

Sin ya habéis empezado y estáis cerca de este, disfrutad mucho de Mencía y Juls, pero no dejéis de ver a esta Álex con tilde y disfrutad de la despedida de los hermanos. Espero que en cualquiera de los dos casos, os animéis con ella.
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Estoy tan triste de tener que hacer esta reseña... Porque eso significa que ya no volveré a leer un libro de ellos, de la familia Cabana que tantos momentos me ha dado y a los que he cogido tanto cariño que los siento parte de mi.
En este libro vamos a conocer la historia de Adrián Cabana, el hermano más misterioso de todos, porque aunque salga en los libros anteriores, él era el más "discreto" de todos, el hermano que, a ojos del lector pasa más desapercibido.
Vamos a conocerla a ella, a su ella. Y no me ha podido gustar más su personalidad y la manera que tienen de comportarse Adri y ella cuando están juntos.
En este libro lo he pasado realmente bien y realmente mal, por no decir que he llorado como una niña a la que se escapa un globo entre las manos.
En esta historia pasan cosas, cosas que al comenzar con el primer libro de los hermanos, no te haces una idea del nivel de tensión al que te pueden hacer llegar...
Creo que es un cierre de saga muy bonito, creo que la autora ha sabido hilar todo muy bien para que al final se te quede un buen sabor de boca, ha ido alternando pasado y presente para que entendamos muchas cosas.
El epílogo es bonito no, lo siguiente. El epílogo que este libro merece. A parte del epílogo hay un contenido extra que a mí me flipó.
Sin más que decir por posibles spoilers... si habéis leído mis reseñas anteriores, sabréis que los Cabana son muchas cosas, son amor, familia, amistad, locuras, risas, playa, mediterráneo, fiestas, desfases, lealtad, música, acción, alegrías, tristezas, retos, despedidas, reencuentros, arrepentimiento, perdón, ternura... los Cabana son todo esto y mucho más.

Final perfecto.
Me ha gustado mucho este libro que es el último de la serie y la historia de Adrian, el menor de los hermanos chico Cabana. Ha sido divertida, emotiva, llena de magia, sentimientos y muy muy familiar.
Me ha recordado mucho al primero de todos los libros, esa forma de contarlo alternando entre la actualidad y el pasado, con la vuelta de Pristy la ardilla y todos los hermanos alrededor. Esta contada en primera persona por los protagonistas y algún que otro capitulo por los hermanos. Los del pasado están en tercera persona. Llena de dialogos chispeantes, sentido del humor, conversaciones de watsapp y canciones. Una lectura que huele a verano por todas partes y que he disfrutado de principio a fin.
No quiero desvelar demasiado, pero la chica de esta historia es perfecta para Adrian, tienen mucha conexión y química, es puro arte y poesía, aunque no hemos oído hablar de ella antes (o por lo menos yo no la recuerdo) tienen mucho en común y mucho que contarnos.
Tenemos de todo un poco, ternura, romance, recuerdos, miedos, dudas, acción, peligro y un final de infarto que no me esperaba.
Adrian es uno de mis favoritos desde el principio, esa sensibilidad que tiene y ese instinto protector me conquistaron desde el primer momento. La complicidad con sus hermanos, sobre todo con Pris y su fuerte personalidad.
Los epílogos y extras me han encantado y espero saber más de ellos juntos o por separado, como extras o lo que sea, ya que van a ser difíciles de olvidar.
Lo recomiendo mucho este y los anteriores.