Me quedé en la Argentina. El mes de marzo avanzaba hacía el 24, Día de la Memoria, la Verdad y la Justicia, mientras me sumergía en la última publicación de Leila Guerriero, escritora de periodismo narrativo, sin duda una cronista con mayúsculas, que nos ofrece un retrato de Silvia Labayru, miembro de Montoneros en el área de inteligencia de la organización, un grupo guerrillero revolucionario de extracción peronista, que venía actuando ya en el periodo de democracia representativa de Isabelita Perón. Silvia Labayru, fue secuestrada en el 77 y conducida a la ESMA, la Escuela de Mecánicos de la Armada. Tenía 20 años y estaba embarazada de cinco meses. Allí, sería torturada y violada sistemáticamente. En el predio de la ESMA, convivían la vida y la muerte. Mientras en una zona del edificio se llevaban a cabo las labores de docencia habituales, en otra, más de cinco mil secuestrados fueron sometidos a tortura. La mayoría, asesinados en vuelos cortos sobre el mar o el Río de la Plata. Apenas sobrevivieron 200. ¿Por qué unos y no otros?. Sólo puede haber una respuesta clara: la arbitrariedad del poder omnímodo de una dictadura que ejerció de forma inclemente el terrorismo de estado. Silvia Labayru no parece encajar en el cánon de víctima que solemos manejar, si pudiésemos considerar ético ese ejercicio tan descarnado de categorizar a las víctimas. Contó con privilegios poco habituales, siempre bajo amenaza. Fue obligada a infiltrarse, junto a uno de sus captores, en la organización de las Madres de la Plaza de Mayo, que finalizó con más desapariciones. La contrapartida fue tan brutal que provoca, aún con contradicciones, muy pocas dudas. El testimonio resulta estremecedor. Cuando fue liberada creyó que había terminado un infierno... pero, ya exiliada en España, empezaba otro muy cruel. El de la revictimización, el del repudio... ¿Qué había hecho para sobrevivir?. En "La llamada", Silvia Labayru cuenta su historia, y Guerriero la perfila consciente de que habrá huecos imposibles de llenar. La expone a algunas inconsistencias, realizando casi cien entrevistas entre ella y su entorno. Conoce la autora las trampas inconscientes de la memoria, un terreno siempre lábil. Intenta ser la mosca en la pared, pasar desapercibida, no condicionar respuestas, guardarse alguna pregunta, no hacer juicios de valor en el texto, no caer en las cercanías afectivas ni en absurdas complacencias. Tampoco en sensiblerías. Creo que lo consigue, otorgándole consistencia al relato. Leila Guerriero, tiene dos armas de seducción masiva: la mirada y la palabra, que maneja con precisión de orfebrería. Investiga, reportea, comparte espacios íntimos, explora desde la anécdota hasta los hechos contumaces, observa y acumula un material que luego estructura, con ritmo narrativo, con precisos recursos estilísticos, para transformar el buen periodismo, la no ficción, en alta literatura. A veces huimos de la realidad a través de la ficción. Yo necesito salir de la ficción a golpes de realidad. Con enormes cronistas, aún con la mirada en focos tan diversos, como Guerriero, Carrère, Svetlana Alexievich, Grossman, Walsh, Capote, Elena Poniatowska, Juan Villoro, Martín Caparros, Gabriela Wiener o el propio Gabriel García Márquez, uno de sus precursores junto al autor de "Operación Masacre". Me seguiré encontrando con Guerriero y su mirada lúcida y profundísima, en sus columnas de "El país", inteligente en sus elucubraciones y brillante en su escritura, para llevarnos desde lo particular a lo universal, donde es imposible no reconocerse tantas veces. Seguimos leyendo... + Leer más |
21/3/2024. Presentación del libro Un lugar soleado para gente sombría de la escritora argentina Mariana Enriquez.
Sinopsis de Anagrama: Quien ose adentrarse en las páginas de este libro sentirá un escalofrío recorriéndole la espina dorsal, y algunas cosas más. Son doce cuentos de horror, doce relatos sobre el horror: sobre el mal que acecha y los monstruos que surgen de pronto en la realidad más cotidiana, en grandes urbes o pequeños pueblos recónditos.
El terror, en los cuentos de Mariana Enríquez, se desliza como un jadeo de agua negra sobre baldosas al sol. Como algo imposible que, sin embargo, podría suceder. Leila Guerriero
Mariana Enríquez es una escritora fascinante que exige ser leída. Su ficción nos impacta con la fuerza de un tren de mercancías. Dave Eggers
Mariana Enriquez (Buenos Aires, 1973) es periodista, subeditora del suplemento Radar del diario Página/12 y docente. Desde su incorporación al catálogo en el año 2016, Anagrama ha publicado las novelas Bajar es lo peor y Nuestra parte de noche (Premio Herralde de Novela y Premio de la Crítica 2019); las colecciones de cuentos Los peligros de fumar en la cama y Las cosas que perdimos en el fuego, publicada en veinte países y galardonada en 2017 con el Premi Ciutat de Barcelona en la categoría «Literatura en lengua castellana»; el perfil La hermana menor, acerca de la escritora Silvina Ocampo; las crónicas de Alguien camina sobre tu tumba y sus crónicas periodísticas reunidas en El otro lado. Retratos, fetichismos, confesiones (en edición de Leila Guerriero).
Bienvenida:
- Luis Prados, director de Programación de la Casa de América.
Participantes:
- Christina Rosenvinge, cantautora.
- Mariana Enriquez, autora del libro.
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