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Críticas sobre La madre de Frankenstein (46)
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Beatriz_Villarino
 14 January 2022
En la calle Villalba, donde yo vivía cuando era una niña, había dos chicas a las que admiraba; estudiaban bachillerato y todos los días las veía ir al colegio y volver, hablando. Una era más bajita, rubia y pizpireta, siempre reía. La otra, más alta, morena, delgada y tímida, sonreía. Yo no sabía a quién quería parecerme de mayor aunque me decantaba por mi vecina la morena; era listísima. Se fue a estudiar a Madrid y volvía en vacaciones, muy moderna, con abrigos maxi y una mirada prometedora. La admiraba. Una Navidad no llegó a Cartagena, mi madre me dijo que la habían internado. Se había vuelto loca de estudiar tanto y lavarse la cabeza durante la menstruación. Cuando la volví a ver, yo era una adolescente y ella no era nada. Dejó de estudiar y sus ojos no miraban, su expresión era la de alguien sin voluntad, sin vida. Desde entonces he sentido una rabia tremenda por aquellos monstruos capaces de torturar a enfermos.

He leído La madre de Frankenstein con una herida que se me ha vuelto a abrir, pero agradezco a la autora la prosa sencilla, atractiva, con la que ha creado una bella historia en medio del terror que supuso estar en un manicomio durante el franquismo, aun en su última época.

Almudena Grandes explica al final de la novela, cómo se le ocurrió la idea, qué hay de cierto y qué de inventado. Por supuesto, la belleza surge de la mente de esta autora, con la que quiere compensar a tantas mujeres sacrificadas, tantos hombres mancillados y tantos niños arrancados del amor de sus familias para evitar que siguieran engrosando las filas de los parias de la tierra.

Almudena, de humanidad insuperable, agradece a los médicos, monjas, periodistas, escritores y cineastas que la ayudaron a investigar para escribir esta novela. Y los españoles agradecemos a Almudena que, una vez más, haya sacado la belleza de la miseria, denunciado, al dar a conocer hechos vergonzantes, a todos aquellos exaltados de derechas que se sintieron dueños de un país que nos les pertenecía e intentaron que fuera una cárcel para los que no pensaban como ellos, «no nos dejan salir de España, ni siquiera tres días, ni siquiera para ir a tu boda, no podemos. Mamá es la viuda de un rojo que se suicidó en la cárcel».

La madre de Frankenstein es una novela histórico-ficticia cuyo protagonista múltiple está formado por todos aquellos desgraciados que conformaron el bando perdedor de una guerra ganada y acaudillada por locos desalmados, que convirtieron a España en un manicomio del que era difícil escapar, «El manicomio de Ciempozuelos era […] una miniatura patológica de un país enfermo». Esta vergüenza forma parte de nuestra historia y en la historia de Almudena Grandes, la desolación de Germán es la que padecieron quienes debieron exiliarse a Europa en busca de un futuro, aunque no resultó sencillo evadirse de los perseguidores, «quiero que te salves tú […] porque si no subes a ese barco fracasaré después de fracasar, volveré a perder la guerra después de haberla perdido». Veinte años más tarde, el asombro de Germán al encontrarse con un país estancado en el analfabetismo y la represión como norma para los ciudadanos, «donde nadie era libre en absoluto, ni siquiera para enamorarse fuera del carril social al que estaba asignado desde su nacimiento», es comparable al temor y la lucha clandestina de los liberales que intentaron instaurar un orden lógico y científico.

El trauma de Ernesto no es sino el de quienes se vieron encerrados en un cuerpo que no les correspondía o en una mente que difería de la implantada por la iglesia: «Que tenían mucho éxito entre los jóvenes, porque estaban adoctrinados desde la infancia, y con los hombres mayores, a los que el cuerpo ya no les daba de sí para grandes tentaciones». Todos debieron ocultar su homosexualidad en matrimonios desgraciados, en el sacerdocio, supresor de cualquier sospecha sobre la soltería, o en un apasionamiento desmedido hacia su profesión, garantía de no pensar en otra cosa «Le dije a mi madre que estaba curado, que había perdido el apetito sexual, que había decidido practicar la castidad».

La angustia de Pepe Sin Apellidos es la de todos los comunistas que hubieron de vivir sin expresar su opinión en público, con el temor de ser delatados por alguien que buscara congraciarse con el régimen, «y no dejó de hablar en un susurro, que no se entere tu abuelo, a tu madre la mataron los rojos, doña Aurora es una loca, no le hagas caso…».

La humillación de María es la de las mujeres engañadas, tratadas como animales para obedecer sin poder elegir, sin levantar la voz, sin quejarse, resignadas, aleccionadas para agradecer cualquier migaja de quien quisiera regalársela; niñas educadas en un régimen eclesiástico para no ser nada en la sociedad, peones de fácil repuesto que las propias mujeres apartarían si eran pilladas disponiendo libremente de su cuerpo o de su mente.

La tortura de Aurora es la de quienes tuvieron la desgracia de necesitar cuidados especiales. Si la mujer era un estorbo, la enferma era una fatalidad, no servía para nada, solo daba trabajo, por lo que era normal violarla, torturarla o negarle las atenciones básicas. El problema es que cuando un marido se cansaba de su mujer no tenía más que declararla enferma, «mujeres de hombres poderosos que consiguieron ingresarlas aquí para quitárselas de en medio, inhabilitarlas y vivir tranquilamente con sus queridas».

Una España de locos, un manicomio donde gritaban las desdichas sin ser escuchados. Esto es parte de nuestra historia, pero en La madre de Frankenstein también aparecen los homosexuales que llegaron a ocupar cargos importantes, acallando voces, los comunistas que fueron hadas madrinas de muchos desarraigados, ayudándolos a salir del país, las mujeres que, señaladas con el dedo del odio, consiguieron rehacer su vida en otro lugar, los médicos y eclesiásticos que ayudaron a hacer la vida y la muerte más agradable para los desahuciados. Porque, aunque todos enloquecieron de dolor, formaban parte de los inteligentes que supieron despistar a los que pretendían imponer su beneficio personal, «y me demostró que no solo era el hombre más simpático que había conocido en mi vida […] también era el más generoso. Agradéceselo a tu hermana, si acaso».

Almudena Grandes plantea en esta novela el problema de la identidad ¿Quiénes somos realmente? ¿Por qué vivieron de determinada manera en la posguerra? Porque los personajes son reales. Los ficticios deambulan tan armoniosamente que cuesta reconocerlos: actúan en hechos reales, pero tan duros y terroríficos que parecen ficticios. Los temas son un referente para quienes vivimos en los años 50, 60, incluso 70 en nuestro país, pero la novela se dirige a un público general. Está bien que los más jóvenes sean conscientes de a dónde lleva el fanatismo. Estamos ante una proyección realista de una época que no debemos olvidar, para agradecer el vivir en un estado democrático que hace uso de avances obtenidos por quienes lucharon por la paz y la igualdad. La novela contiene una gran carga crítica donde los personajes no exponen hechos individuales, son representantes de clases específicas. Da igual si son reales o no, lo que representan lo fue. La autora pone en duda, en el contenido, valores tradicionalmente admitidos. La forma también se aleja de lo tradicional, las voces narrativas se mezclan; aparece el narrador testigo en tercera persona, el narrador en primera persona con cambio de personaje, o incluso en primera persona en forma de monólogo interior o de diálogo con un personaje ausente.

Con todo, consigue el tono realista de una multiperspectiva coral, pues aporta el punto de vista de todos los que formaron el elenco de la España franquista. Todas las voces son relevantes para formar el puzle que sugiere la historia. al final, reconstruimos perfectamente la guerra, la posguerra y la vida dentro y fuera de España.

Las técnicas empleadas son variadas, la reflexión del monólogo interior sustituye a la narración del personaje y al dirigirse al lector hace que la reflexión pase a nosotros. Almudena Grandes siempre tiene presente al lector, que es capaz de conectar con cualquier personaje, entender cualquier situación. Incluso a veces expone la falta de realidad en la que vivían las mujeres de la clase media-alta, contrastando el día a día con un cambio de letra, con el que ironiza lo aconsejado en las revistas: «los señoritos son más listos que el hambre y no dejan una viva. Tú ya me entiendes. Ya no vivimos en la Edad Media, Chica insegura. La posición social es importante […] pero si él te quiere de verdad, no representará un obstáculo insalvable… ¡Ay, Rosarito!, no me digas esas cosas».

La narración fragmentada ayuda a visualizar la trama en diferentes historias, espacios y tiempos, con esto la autora consigue un ritmo ágil y favorece, con analepsis y vueltas al presente, que el lector mantenga la intriga. Asimismo las largas presentaciones de un personaje, sin decir en el momento de quién se trata, aumentan la curiosidad por seguir leyendo y despiertan la empatía.

Los enlaces causales anafóricos ofrecen las infinitas razones por las que se necesitaba la ciencia en la vida diaria «Porque la ciencia española […] en manos de los segundones. Porque los segundones […] fascistas. Porque […] familiarizado con la clorpromacina. Porque […] si volvía a España. Porque mi carrera… Porque […] estancia temporal. Porque […] en la Dirección General de Seguridad… Porque no iba a trabajar para Franco sino para varios cientos de mujeres abandonadas».

Asimismo las coordinadas enlazadas mediante anáforas refuerzan la oscuridad en la que se sumía el pensamiento de muchísimas familias «Que el doctor Robles […] miedo […] Que muchas mujeres se casaban sin conocer las ideas del novio […] Que por las mañanas […] no contar a sus amigos […] Que por las noches […] apagar la luz […] Que hablar, leer […] actividades sospechosas […] Que […] no te signifiques».

No hay burla en la narración de Grandes, solo franqueza. Únicamente se permite alguna ironía hacia la supremacía y el (falso) orgullo español «España es […] el país escogido por Dios, la más católica de las naciones, la hija predilecta del Espíritu Santo […] y por eso lo que está pensando todo el mundo es que estás loco por acostarte con María».

Es una pena que Almudena Grandes nos haya dejado ahora, tan pronto. Después de oír a la extrema derecha siento que el país se tambalea y puede caer hacia atrás. Hacen falta personas como esta madrileña capaces de hacer frente a la injusticia y poner al pueblo en su lugar.

Gracias, Almudena, porque no solo combatiste la injusticia, sino que has dejado testimonio de ella en tus libros.

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guanche
 16 December 2021
No recordaba cuando fue la última vez que había leído alguna novela de ella y decidí volver a encontrarme con ella, sus personajes y su forma de escribir.
Es una gran historia, en una España donde relata perfectamente la vida que llevaban en esa época con el franquismo. La iglesia tiene el poder, el papel casi nulo de las mujeres (la mujer totalmente anulada que le pertenecía a sus padres o al propio marido). Y aunque seguramente es una novela de ficción construida con hechos reales es súper creíble que pasó o que pudo pasar. Una España miedosa.
A través de varios narradores en capítulos diferentes Almudena va contando esta gran historia dentro de un manicomio de mujeres sin dejar contar por supuesto lo que pasa fuera de el;a nivel social, política y religiosa.
Sin duda Almudena Grandes no es una escritora de rellenar, cuenta con una gran argumentación. Ha hecho un gran trabajo
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Pichi
 17 March 2021
Este ha sido para mí uno de los libros del confinamiento. Lo leí enseguida y me gustó, pese a lo duro de la temática y de los personajes. Es una delicia cómo escribe la Almudena Grandes. Una vez te metes en la historia, te dejas llevar por la lectura. Lo recomiendo.
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Isanfer
 14 March 2021
Perteneciente a la colección de episodios de una guerra interminable, siendo la quinta entrega, la cual se puede leer de manera independiente, al igual que el resto de las novelas pertenecientes a la saga. Se repiten algunos personajes en ellas pero los nexos son casi irrelevantes, en este caso de manera muy superficial. Recomiendo cada una de las novelas de la colección.



En esta ocasión me he encontrado ante una novela de ficción construida sobre hechos inspirados en la vida y la muerte de Aurora Rodríguez Carballeira, una mujer culta, rica, con buen status social, que asesina a su hija, superdotada, feminista y con un futuro prometedor dentro de una sociedad machista, de cuatro disparos mientras dormía “reivindicando su derecho a acabar con ella igual que un escultor destroza su boceto que no les satisface con la intención de empezar de nuevo”. Es condenada por ello a prisión pero a los dos años en virtud de un dictamen psiquiátrico es recluida en un manicomio para mujeres en la localidad de Ciempozuelos, Madrid, hasta su muerte. La trama transcurre en mayor parte entre los años 1955 y 1957 habiendo eso si retazos a épocas pasadas de los tres narradores-protagonistas.

A través de esos 3 narradores, en capítulos bien diferenciados y en primera persona se va desarrollando la novela. La propia Aurora, y su proceso de declive mental y físico perfectamente detallado y documentado, el doctor Velázquez, un joven, hijo de una eminencia médica a nivel estatal, es exiliado a Suiza al final de la guerra civil española, allí se forma como psiquiatra y decide de manera poco incomprensible volver a un país derrotado y hundido sólo motivado por la implantación de un nuevo fármaco novedoso en los pacientes esquizofrénicos en un manicomio madrileño, sobre el cual había estudiado en Suiza. Y por último, María Castejón, una auxiliar de enfermería tierna y soñadora cuya infancia va ligada a ese manicomio y a las férreas garras de una sociedad ultracatolica y tradicional.

En torno a estos tres personajes nos narra la vida en un Madrid de entre los años 1955 y 1957, en un enclave muy peculiar como es el manicomio para mujeres de Ciempozuelos, sin dejar detalle de las particularidades sociales, políticas o religiosas de aquella época en la que la dictadura y la presión eclesiástica tenían una gran influencia en la vida de los españoles.

Así mismo, destacaría la manera de reflejar el rol de la mujer en aquella época, totalmente anulada que pasa de ser tutelada por los padres a hacerlo por sus maridos, esa mujer que difícilmente podía optar aún puesto decente de trabajo. Y sobretodo el reflejo de esa España atenazada, temerosa, miedosa, humillada y hundida.

Fiel al estilo de la autora, con mucha fuerza y dramatismo logra unir esas vivencias extremas de una época no tan lejana con otras experiencias más cotidianas rescatando del olvido muchas de las experiencias que el paso del tiempo no debe hacernos obviar.

Una gran novela histórica, cargada de sentimiento, de amor, de lucha de poder, intensa y dramática que nos facilita entender la situación de millones de españoles que quedaron a merced de la Iglesia y de las directrices de un dictador.

Sin querer detallar que tiene de realidad y de ficción me parece justo indicar que lo cuenta la propia autora en una extensa nota al final del libro, donde explica cómo surgió en ella la opción de escribir sobre Aurora y quien inspira él personaje del doctor Velázquez. Imprescindible lectura.



Un placer de lectura, de una autora que nunca falla.

Enlace: https://eltxokodeinaki.blogs..
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Vero_Torres96
 11 March 2021
¡Hola, amiguis! Hoy os traigo la reseña de "La madre de Frankenstein" de Almudena Grandes.

🌟ARGUMENTO🌟 En 1954, el joven psiquiatra Germán Velázquez vuelve a España para trabajar en el manicomio de mujeres de Ciempozuelos, al sur de Madrid. Allí, se reencontrará con Aurora Rodríguez Carballeira, una parricida paranoica, inteligentísima, que le fascinó a los trece años, y conoce a una auxiliar de enfermería, María Castejón, a la que doña Aurora enseñó a leer y escribir cuando era una niña. Germán y María aspiran a darse una oportunidad, pero viven en un país humillado, donde los pecados se convierten en delitos, y el puritanismo, la moral oficial, encubre todo tipo de abusos y atropellos.

Tuve el grandísimo honor de poder asistir a una conferencia de Almudena Grandes en la RAE unos meses antes de la publicación de este libro y, como ella misma contaba, a lo largo de los "Episodios de una guerra interminable" se puede ver la represión tratada desde diferentes puntos de vista: tanto en "Inés y la alegría" como en "El lector de Julio Verne" se ve el tema de la resistencia y la guerra armada; en la tercera novela, "Las tres bodas de Manolita", se habla de resistencia política; "Los pacientes del doctor García" habla de resistencia diplomática y esta última novela, "La madre de Frankenstein" se sitúa en un manicomio de mujeres, otro tipo de represión totalmente distinto.

"La madre de Frankenstein" se ha convertido en mi libro favorito de esta saga. Siempre me han llamado la atención los libros narrados desde el punto de vista de un paciente psiquiátrico por el hecho de que nunca sabes qué ocurre de verdad y qué no. En este caso, aunque el narrador principal sea Germán, nos encontramos con capítulos en los que asistimos al flujo de conciencia de Aurora Rodríguez Carballeira y es alucinante el verte metido en la cabeza de alguien que fue capaz de matar a su propia hija, Hildegart, por el simple hecho de que no logró "moldearla" como a ella le habría gustado.

¿Cuál es vuestro favorito de los "Episodios de una guerra interminable"?
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Tamichi
 16 January 2021

Excelente. Un libro como hace mucho que no leía.
Está vez Almudena Grandes nos trae temas como las enfermedades mentales y su tratamiento.
La quinta novela de la serie /Episodios de una guerra interminable/ son libros independientes y basados en hechos reales.

Ambientado en la Españas de los 50 donde nos cuenta el peligro de quedarse en el país o la opción de migrar a otros países con el riesgo que conllevaba. Todo ello enlazado con la historia de la paciente Aurora Rodríguez Carballeira y el médico que decide volver al país años después de haberse marchado.

Ha sido bastante interesante saber como era la vida en el psiquiátrico de mujeres en Ciempozuelos. Como dependiendo del estatus social eran pacientes de primera o tercera. Como vivían y las trataban dependiendo el dinero que tuvieran. También las cosas que hacían los médicos para investigar las enfermedades mentales.

Brutal. Lo más impresionante que todo ello ha sucedido en realidad y me da mucha lástima.

Lo recomiendo 100% un libro lleno de sentimiento y no os dejará indiferente.
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petrograd
 15 January 2021
un buen libro que te engancha desde la primera página y se lee muy bien. A través de sus páginas he sentido esa España casposa, dura y llena de miedos en la que yo también vive y en la cual la censura moral y las buenas formas eran usadas para maniatar y reprimir a la gente.
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varyvol
 14 January 2021
De Almudena Grandes solo había leído previamente “Las edades de Lulú”, que me gustó mucho, de manera que me sumergí en estos “Episodios de una Guerra Interminable” con muchas ganas y, sobre todo, con mucha curiosidad.

Lo digo ya y así adelantamos: LEEDLOS. Me parecen un ejercicio impresionante de memoria histórica, de entender lo que pasó en España durante la dictadura no desde un punto de vista teórico o académico sino desde el punto de vista de la vida de la gente llana. La mezcla de episodios y personajes históricos con personajes ficcionados funciona muy bien, y estos últimos tienen una fuerza, una voz, una amalgama de matices que, a veces, llegas a creer que te hablan de una persona a la que conoces de toda la vida.

Destacables los maravillosos personajes femeninos de toda la serie: Inés, Manolita, María. Mujeres de carácter, personalidad y tremendamente luchadoras a la par que sensibles, justas y pasionales, así como la capacidad de Almudena Grandes para expresar emociones y sensaciones con las palabras justas y necesarias. A veces un párrafo contiene la vida entera.

En resumen: una forma maravillosa de enseñar (y aclarar) la Historia entreteniendo y divirtiendo. He elegido “La madre de Frankenstein” por ser el último libro de la saga hasta el momento, pero cualquiera es recomendable y yo personalmente opino que “Inés y la alegría” es el mejor.
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Leemon
 28 November 2020
Sin duda alguna, Almudena Grandes es una de las mejores escritoras españolas de nuestra era. Su vocabulario rico y descriptivo dotan a su prosa de una identidad única. La madre de Frankenstein es una historia dura e intensa, como suele ser habitual en sus libros. Si no pongo cinco estrellas, no es porque no lo valga, sino porque no ha sido una de esas lecturas que no puedes soltar, tal vez por ser demasiado densa.
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Lecturista
 08 October 2020
El desarrollo es más bien lento, pocos diálogos y capítulos muy largo, pero logra mantener la atención, hasta que te das cuenta que vas por la mitad y ya no lo quieres soltar, que esa apariencia de no saber que camino va a tomar la historia, de repente te obliga a leer más rápido para conocer el desenlace de los personajes.

Escucha la reseña completa aquí:
Enlace: https://spoti.fi/36GVUqB
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