La casa de Bernarda Alba

Hace años, en el instituto, nos obligaron a leer esta pequeña obra teatral de García Lorca. Si bien me gustó, ahora la he disfrutado más.

Lorca nos muestra un escenario opresivo pero real. El mundo de la mujer giraba entorno al hombre, vivían bajo su yugo, se sometían a ellos y cuando morían el luto era una sombra alargada de su poder e influjo.

Lo único que importaba, sobre todo a las clases pudientes, era mantener su status social, mantener esas apariencias falsas cuando de puertas hacia dentro todo era caos, envidias y tragedias.

En esta nueva relectura he disfrutado de ese marco incomparable que supo crear García Lorca en el que nos sentimos asfixiados, sentimos la claustrofobia de esas chicas obligadas a vivir encerradas durante ocho años sin ninguna posibilidad de salir al exterior o de hacer una vida mínimamente normal acorde a sus edades. Ese encierro junto a la férrea disciplina de Bernarda harán de este drama rural una de las grandes tragedias del teatro español.

Un placer volver a disfrutar del maestro.
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Cierra la Trilogia rural. Para mí es algo inferior respecto a las otras dos entregas pero sigue manteniendo un nivel sobresaliente. Habla del luto, del machismo, de las apariencias. de las tres obras es la que mejor desarrollo de personajes tiene.

Me gusto muchísimo, recuerdo que lo leí en el instituto y que me sorprendió para bien. El drama y el marujeo que tiene te deja enganchada. Me descubrió en parte la novela teatral ya que creo que fue la primera obra de teatro que leí. Y sencillamente me encanto.

Después de leer Bodas de sangre y conocer al fin de primera mano a Lorca, no dudé en seguir con esta obra, ambientada también en el siglo XX y con un reparto completo de mujeres, ya que el principal hombre es mencionado pero nunca aparece como tal en escena.

La historia nos cuenta la vida de una familia compuesta por una recién enviudada (Bernarda) y sus hijas, todas solteras. La madre decide someterlas a un encierro involuntario por un luto de 8 años, y pronto vemos como es el carácter de esta mujer odiosa, dominante, clasista, puro veneno y cero bondad o compasión con sus hijas. Todo se va desbaratando cuando aparece Pepe el romano, quien va a casarse con la mayor de las hijas, pero es objeto de deseo de algunas más, despertando envidias, secretos, pasiones y traiciones entre ellas.

En pocas páginas, la escritura con frases contundentes del autor, y el ambiente que desprende de opresión y machismo, consigue trasladarnos a la época y entender por qué los personajes actúan así. Da para una reflexión y alivia ver cuánto hemos avanzado desde entonces. Me quedo por encima de todo con la pluma de Lorca, que trasmite potentes emociones y mensajes con pocas frases, siendo apasionada, dramática, inteligente, directa y fuerte.

Este libro de la casa de Bernarda Alba, narra sobre la vida de una familia en un pequeño pueblo español.
Es esta casa, doña Bernarda ha quedado viuda, por ello que lleva a sus hijas a hacer luto por ocho años; por otra parte, la hija mayor tiene un novio (Pepe el Romano lo llaman) con el que pretende contraer matrimonio, sin embargo no solo a Angustias (la mayor) le gusta Pepe, a Martirio y a Adela también, por lo que se desatan un tanto de caos en la casa, de tal manera que la cosa acaba mal, mal para una de las hijas.

El teatro no es de mis géneros preferidos, pero he de decir que la trama ha estado interesante, y ha estado entretenido, no solo ver cómo discutían, sino también por todo el chisme y las malas palabras que había en la casa. También porque el final no me lo esperaba.

El libro es fácil de leer y además es cortito, por tanto se puede leer enseguida, perfecta para distraerse un poco y/o cambiar de aires.

Por cierto, qué mal me cae Adelaida y qué pena me da la pobre Angustias.

Desde hace algunos años no me apetece mucho leer clásicos de ningún tipo, leí muchos en mi primera juventud y me encantaban pero poco a poco me fui orientando a novelas más actuales hasta hoy.

Este libro ha sido un acercamiento por un lado a esos clásicos que tengo abandonados y por otro a un género que no suelo leer porque no conecto con él : El teatro. El teatro me encanta; pero verlo, no leerlo. Por lo tanto al elegir leer La casa de Bernarda Alba salía de mi zona de confort 100%

Una vez te pones en escena , en esa matriarcado lúgubre de luto por un padre al que se debe venerar por ser el hombre, cinco hijas encerradas en una estricta negrura por una madre férrea seguidora fiel de las costumbres y veladora del estatus de su familia.

Mujeres que viven a la sombra de los hombres y las tradiciones, sin voz más allá de sus cuatro paredes y su estrecho círculo femenino. Estatus sociales marcados y remarcados, lucha por el protagonismo que ninguna puede tener.

Una interesante crítica social que hace Lorca a través de esta peculiar familia poblada de señoras. Me encantaría verla escenificada la verdad.

Reconozco que el plus de esta lectura ha sido comentarlo en grupo ya que muchos de los comentarios me han hecho percibir cosas que no había notado.

La casa de Bernarda Alba
Federico García Lorca

Esta obra teatral despierta el interes por la historia que viven sus personajes. A pesar de ser escrita en 1936, hoy todavia muchas de sus situaciones estan vigentes.

Bernarda es una mujer de sesenta años , muy dura y difícil en su misma casa nadie la soporta.

Decide guardar un luto de seis años por la muerte de su segundo esposo y asi condena a sus hijas casaderas a una soledad sin limites en un encierro forzoso para ellas.

Una obra donde el fanatismo religioso, lleva a que la mujer ocupe un segundo lugar en un mundo machista y donde la ignorancia hacia las relaciones intimas es tanta que no se les permiten , solo el hombre las disfruta.

El personaje de Poncia una criada que lleva muchos años con ella me encanta pues es su mayor critica y defensora de sus hijas.


El lenguaje es poetico y refranero también costumbrista haciendolo realismo poetico, la narración se centra en la casa y el sentir de su habitantes.

Es una obra maravillosa donde en un solo espacio se muestra la vida y el sentir de seres que por las imposiciones sociales son mutilados en sus deseos y por asi decirlo tristemente fracasados.

Si a cualquier profano de la literatura hubiera que acercarle a Lorca, se le podría presentar como el gran fotógrafo de atmósferas de principios de siglo XX, tal y como en su día, en las artes plásticas, también lo fue Velázquez.

Su talento único derramado en la configuración tan certera de cada personaje hacen incomparables sus obras con las representaciones teatrales de ahora. Tanto es así que parecen expresiones artísticas distintas, es otro nivel.

En teatro no hay voz omniscente ni tampoco otros recursos afines que al escribiente le permitan a su antojo contar más que en los propios diálogos. de las tablas al espectador pende un hilo muy fino. al personaje sólo le acompañan las luces y sombras de la escenografía y la historia. de ahí la dificultad del actor que bien sabe que todo recae en su credibilidad y, a la vez, la simpleza casi obvia desde el punto de vista del que escribe cuya ocupación se circunscribe a definir a cada personaje con las frases que declama.

Estamos tan saturados de efectismo que, a veces, con gran satisfacción, es en la sencillez donde se revela la originalidad que inspira tanto como para integrarla en las frases y versos que tarareamos, decimos o pensamos. Y esto es lo más difícil para cualquier creador que, en Lorca, es costumbre. Por esto su obra aún perdura.

“El teatro es una escuela de llanto y de risa y una tribuna libre donde los hombres pueden poner en evidencia morales viejas o equívocas y explicar con ejemplos vivos normas eternas del corazón y del sentimiento del hombre.” (del discurso leído por FGL a los actores madrileños en febrero de 1935)

¡Qué intensidad! ¡Qué grandeza! ¡Qué historia! Como para no volverse medio loca:

“En ocho años que dure el luto no ha de entrar en esta casa el viento de la calle. Hacemos cuenta que hemos tapiado con ladrillos puertas y ventanas. Así pasó en casa de mi padre y en casa de mi abuelo.”

El mismo escenario opresivo que en Bodas de sangre y Yerma, una calor sofocante, un pueblo pequeño en el que es imposible que secreto alguno dure mucho tiempo y en el que la maledicencia es el centro de la vida social.

“- No tendrás queja ninguna. Ha venido todo el pueblo.
- Sí; para llenar mi casa con el sudor de sus refajos y el veneno de sus lenguas.
- ¡Madre, no hable usted así!
- Es así como se tiene que hablar en este maldito pueblo sin río, pueblo de pozos, donde siempre se bebe el agua con el miedo de que esté envenenada.”

Las mujeres, prácticamente anuladas por los hombres, se vigilan unas a otras en busca de cualquier motivo que pueda ponerlas en boca de todos. Es tal su sometimiento que solo les queda la honra (y el estatus social. La obra escenifica, además de la injusticia contra la mujer, la hipocresía social o la moral conservadora, un obsceno clasismo patente en la relación que mantiene Bernarda con sus sirvientas). Y para que la honra resplandezca no solo es necesario mantener la propia impoluta, sino que conviene mancillar la de las demás y juzgarlas con el máximo rigor.

“- Sí, que vengan todos con varas de olivo y mangos de azadones, que vengan todos para matarla.
- No, no. Para matarla, no.
- Sí, y vamos a salir también nosotras.
- Y que pague la que pisotea la decencia.”

En tan delimitado espacio como un pueblo pequeño no existe control social más férreo que las habladurías, los chismes, los rumores. Tanto es así, que las madres no flaquean a la hora de imponer a sus hijas las torturas que a ellas mismas les impusieron las suyas, y en amparar, con mayor fanatismo que el hombre si cabe, el dominio que sobre ellas tendrán primero el padre y después el marido.

“No le debes preguntar. Y cuando te cases, menos. Habla si él habla y míralo cuando te mire. Así no tendrás disgustos.”

Algo curioso y valiente en el teatro de Lorca es que se invierte uno de los papeles que tradicionalmente se adjudica a la mujer, ser el causante de la perdición del hombre. Aquí tal papel lo juega Pepe el Romano, prometido de una de las hijas de Bernarda, en trato con la más pequeña y objeto de deseo de una tercera.

“¡Qué les importa a ellos la fealdad! A ellos les importa la tierra, las yuntas, y una perra sumisa que les dé de comer.”

Pepe el Romano encenderá la pasión de las hijas, será el motivo de la lucha callada que entre ellas se establece y, al fin, el desencadenante de la tragedia.

“- ¡Es que son malas!
- Son mujeres sin hombre, nada más.”

“La casa de Bernarda Alba” es, sin duda, la obra con más fuerza de las tres que componen la trilogía rural, lo cual no es decir poco. Coincide con ellas en el lenguaje sencillo pero poético, sin grandes parlamentos, diálogos vivaces, concisos, sobrios, durísimos, nombres y elementos cargados de simbolismo, y un crescendo final que culmina en un acto trágico y sorprendente. Estremecedor el final con ese…

“¡Silencio, silencio he dicho! ¡Silencio!”

Esto si. Me quedé con la espinita clavada desde hace varias semanas y cuando lo vi en la biblioteca del @institutocervantesfrankfurt tuve que cogerlo.

La casa de Bernarda Alba es un clásico de la literatura española, pero no tan conocido para mi. Creo que jamás había leído nada por voluntad propia de Federico García Lorca. Es una figura, la cual conozco las obras y su historia pero no me había enamorado como lo está haciendo ya de adulta. Lo estoy redescubrimiento y disfrutando.

La casa de Bernarda Alba se resume en que Bernarda, tras del funeral de su marido, obliga a sus cinco hijas a permanecer en un luto estricto sin salir de casa. Los personajes, el lenguaje, la escenografía me encanta. Tampoco voy a explicar mucho ni a ni a indagar mucho porque sería interminable esta reseña.

Es la primera vez que leo teatro, y me ha encantado la experiencia. Seguramente cuando vuelva el mes que viene tomaré prestado otra obra de Federico , porque me está encantando.

Si no lo habéis leído, pues la verdad es que se lee en una tarde y es súper entretenido y si lo habéis leído pues comentadme abajo en los comentarios que es lo que más os gustó :)