Se afanaba por producir una gran impresión, y la vanidad le trastornaba el raciocinio
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Se afanaba por producir una gran impresión, y la vanidad le trastornaba el raciocinio
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Siempre que salía de la universidad, generalmente había de sucederle, puede que le ocurriera cien veces, quedarse parado precisamente en aquel mismo sitio, contemplando con toda atención aquel panorama, verdaderamente espléndido
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Sombras y fragmentos de algo como ideas cruzaban su mente; pero ni uno solo pudo aprehender, ni en uno siquiera pudo detenerse, aun haciendo un esfuerzo.
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Pero cierta abstracción? Algo asi como hasta ensimismamiento, empezó luego a apoderarse de él; a ratos parecía olvidarse de todo, o, mejor dicho, se llvidaba de lo principal, para fijarse solo en nimiedades.
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Más adelante recordaría aquel momento con toda exactitud: hasta tal punto se le quedó fielmente grabado en la memoria. No acababa de comprender cómo había podido desplegar entonces tanta astucia, siendo así que hubo momentos en que se le nubló el juicio y apenas si sentía su cuerpo
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Cuando la inteligencia falla, el diablo la sustituye
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¿No quedaría borrado un solo crimen, insignificante, con millares de buenas acciones? ... ¡Por una vida ..., mil vidas salvadas de la miseria y la ruina! Una muerte, y cien vidas, en cambio
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A algunos de sus condiscípulos parecía, en verdad, que los miraba cual si fuesen niños, por encima del hombro, como si a todos los sobrepasase, tanto por el talento como por el saber y las ideas, y considerase sus convicciones e intereses como algo inferior.
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Ni en las reuniones generales, ni en las discusiones, ni en los recreos, no en cosa alguna tomaba él parte. Estudiaba con ahínco, sin dolorse de sí mismo, y por esto lo respetaban, pero sin profesarle afecto. Era muy pobre, en extremo poseído de orgullo, y nada comunicativo; no parecía sino que ocultaba algún misterio.
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¡Oh, sí: llegado el caso, estrujamos hasta nuestro sentido moral, la libertad, la tranquilidad, hasta la conciencia, todo, todo el baratillo lo sacamos! ¡Adiós vida! ¡Con tal que esos nuestros seres queridos sean felices!
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Es un poema épico griego compuesto por 24 cantos, atribuido al poeta griego Homero. Narra la vuelta a casa, tras la guerra de Troya, del héroe griego Ulises