Crimen y castigo de Fiódor Dostoyevski
Ni en las reuniones generales, ni en las discusiones, ni en los recreos, no en cosa alguna tomaba él parte. Estudiaba con ahínco, sin dolorse de sí mismo, y por esto lo respetaban, pero sin profesarle afecto. Era muy pobre, en extremo poseído de orgullo, y nada comunicativo; no parecía sino que ocultaba algún misterio.
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