Pioneros

Amor a primera vista, así se podría definir mi relación con Willa Cather. Relación que no ha hecho mas que empezar con la lectura de Pioneros, una novela sencilla y preciosa.

Pioneros es la historia de aquellas primeras familias que procedentes de Europa llegaron a Divide (Nebraska). Una tierra salvaje y dura en la que muchos de ellos pusieron sus esperanzas de prosperidad, pero en la que no todos corrieron la misma suerte. Una tierra a la que Willa Cather dota de mucho poder hasta convertirla en un personaje mas.

La tierra es, de hecho, el único personaje que puede hacer sombra a Alexandra, la protagonista. Una joven que hereda la forma inteligente de entenderla de su Padre. Un padre que, en su lecho de muerte, delega en ella las decisiones sobre las tierras que poseen en detrimento de sus hermanos. Algo que puede sorprender incluso en la actualidad y que en la época en la que está escrita la novela debía considerarse poco mas que una locura. Una mujer tomando las decisiones. Una mujer prosperando como no lo hace nadie alrededor gracias a su inteligencia. Eso, como no podría ser de otra manera, hiere el orgullo de muchos y genera rechazo.

Pero Alexandra es la heroína de esta novela. Y una heroína hace lo que quiere o casi lo que quiere. No, ella tampoco es perfecta, ni consigue todo lo que quiere, ni es capaz darse cuenta de todo lo que pasa a su alrededor. Alexandra es una mujer inteligente, determinante y segura de si misma; pero también una mujer con debilidades, con miedos y con oscuros. Así llamo yo a los pensamientos que en la quinta parte tanto me han sorprendido de Alexandra. ¿Pensar que conocía a la perfección a este personaje ha jugado en mi contra? Posiblemente.

La quinta parte es también la última, esa en la que Alexandra tiene su final feliz. Un final que quería para ella pero que, al mismo tiempo, esperaba que fuera distinto. Un final en el que se subraya una vez mas esa pertenencia de Alexandra a esas tierras que tan bien entiendo.

Muy placentera, así ha sido mi primera experiencia, pero no la última, con Willa Cather.

-"PIONEROS" de Willa Cather-
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Este libro ha sido como un abrazo reconfortante, como un dulce pastelito que te tomas en un día frío con el café bien caliente, como el aroma a trigo recien cortado, como un rayo de sol luminoso en un día lluvioso y nublado. Y es que aunque ya había oído maravillas de Willa Cather, mi primera toma de contacto con ella las ha incluso superado, de verdad, que delicia de lectura otoñal.
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"Pioneros" se sitúa en una pequeña localidad de Nebraska, a finales del siglo XIX, y la historia sigue a los Bergson, una familia sueca inmigrante, que se ha establecido en la zona, y también a otros miembros de su comunidad. Cuando el padre John Bergson fallece, la hija soltera de la familia, Alexandra, toma las riendas de la situación, y con gran valentía, trabajo, y visión, consigue sacar adelante esas tierras salvajes, desafiando como mujer las convenciones sociales.
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Me ha parecido muy interesante, conocer ese momento histórico concreto, y ver como era la vida de esos primeros colonos europeos, que tuvieron que adaptarse a tierras ajenas, a unas tierras duras e inhóspitas, que en muchos casos los llevaban a situaciones muy duras, pasando incluso penurias.
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Ha sido una lectura preciosa, bellamente escrita, y llena de momentos melancólicos y evocadores. Una de esas historias cotidianas donde simplemente pasa la vida, y que al igual que la tierra y el trigo, cambia y evoluciona, pero que a las personas que la aprecian, es a las que pertenece. Yo espero que tras conocer a Willa, ella se quede conmigo por mucho tiempo.

La protagonista indiscutible de esta obra es la Tierra, y es que absolutamente todo gira en torno a ella y sus cuidados. Las descripciones realizadas por la autora de todo aquel paraje son maravillosas, ya que no resultan pesadas y logran que el lector imagine a la perfección el lugar donde sucede toda la historia.

A lo largo de la novela vemos cómo evoluciona Alexandra y su vida en los parajes de Nebraska, ya que al comienzo de la historia es una niña y al término de la misma es una mujer fuerte, segura de si misma pero a la vez frágil ante algunas circunstancias. Somos testigos de cómo evoluciona la tierra y de las decisiones que cada familia toma cuando surgen ciertas dificultades. La narración es muy ágil y no se hace nada pesado el lenguaje ni la trama que se narra a lo largo de sus paginas.

En la narración hay un salto temporal de 16 años que, a mi particularmente, me dejó la sensación de que me faltaba conocer algo más en cuanto a la trama se refiere, y es que me hubiera encantado ser testigo de alguno de esos años.
En ese salto temporal somos conscientes de cómo les ha cambiado la vida a los habitantes de aquellas praderas y de cómo les ha afectado ciertas circunstancias que han ocurrido durante esos 16 años.

En cuanto a los personajes, la única que me ha gustado, que me ha hecho sentir algo y con la que he empatizado, ha sido Alexandra. Su cabezonería para lograr llevar a cabo lo que ella cree firmemente me ha parecido asombrosa, pero tengo que reconocer que hacia el final del libro su actitud cambia radicalmente y dejé de empatizar con ella al instante, y es que lo que ocurre hacia el final quizá sea un pensamiento habitual de la época pero con mi mentalidad del siglo XXI, me es imposible estar de acuerdo con ella e incluso me cabreó bastante su actitud.
El resto de personajes no me cayeron nada bien, no logré empatizar con ellos y es que me descolocaban bastante sus caracteres.

Pese a ser un clásico, no cuesta nada leer la novela pero, el hecho de no empatizar a penas con los personajes, el tener la sensación de que faltaba algo y que encima no ha sido lo que yo me esperaba, ya que, creí encontrarme con una novela que ahondara más en la figura de los pioneros Americanos y aunque no ha estado mal la obra, me ha dejado bastante fría.

Es la historia de los Bergson, una familia de inmigrantes suecos que se instalan en una localidad de Nebraska a finales del SXIX.
Seguimos los pasos de la hija de la familia, Alexandra, que tras fallecer su padre éste le confía a ella y no a sus hermanos varones, el cuidado de la granja.
La autora describe como era el día a día de esos colonos europeos que se instalaron en América y tuvieron que enfrentarse a unas tierras inhóspitas, con climas extremos y una naturaleza salvaje.
Destaca el papel de mujeres como Alexandra que con tesón hacen frente a las convenciones sociales de la época acerca del papel de éstas; mujeres que se niegan a abandonar esas tierras salvajes, las transforman en fructíferas y finalmente encuentran la felicidad.

Un libro más del que no esperaba mucho y me ha dado todo lo contrario. Esta novela es hermosa ya que nos enseña que a veces si uno tiene la paciencia necesaria y tal vez de, la vida nos recompensará esa espera. Me encantó imaginar cómo gente que llega a un país extranjero, llegando sin nada puede encontrar nuevas experiencias, amistades y fuerzas para continuar. Definitivamente, esta ha sido una lectura hermosa.