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ANA MARÍA; DE LA FUENTE RODRÍGUEZ (Traductor)
ISBN : 8491051325
448 páginas
Editorial: PENGUIN CLÁSICOS (26/11/2015)

Calificación promedio : 4.43/5 (sobre 2045 calificaciones)
Resumen:
Es la obra maestra de Jane Austen y una de las obras maestras de la literatura inglesa de todos los tiempos. ¿Por qué leer en el siglo XXI un clásico como Orgullo y prejuicio? Porque Jane Austen nos habla, a través de la adorable Elizabeth Bennet, sobre la importancia de escuchar nuestro propio deseo. Han pasado más de doscientos años y seguimos hablando de lo mismo. Orgullo y prejuicio es la obra maestra de Jane Austen; en ella, la ironía, unos personajes paradigmá... >Voir plus
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Críticas, Reseñas y Opiniones (427) Ver más Añadir una crítica
marenpergamino
 15 August 2022
He leído este libro varias veces, visto la película otras tantas, he hablado de él y lo he defendido a capa y espada...y sí, he soñado con el señor Darcy. Pero nunca había hecho mi reseña. Así que, aquí voy."Orgullo y prejuicio" tiene uno de los romances más épicos y hermosos de la literatura clásica. Pero que dicho romance no oculte la gran verdad que desnuda Jane Austen en este libro: ser mujer siempre fue difícil (lo sigue siendo), pero en esa época una no existía si no era de la mano de un hombre. Una solo cobraba entidad verdadera cuando pasaba a ser la señora Darcy, la señora Bingley, la señora Wickham o la señora Collins. Si una no lograba tener un apellido masculino al lado del nombre, pues que era una carga para la familia, una tacha para la sociedad y una desgraciada sin futuro. CASARSE ERA CRUCIAL (ni siquiera podía una heredar las propiedades familiares sin estarlo) . Por eso habría que dejar de criticar un poco a la señora Bennet. Sí, esa mujer era insufrible. PERO, cualquiera de nosotros estaría desesperado tratando de enchufarle una hija al primero que se nos cruce (si tenía carruaje, criados y una renta cuantiosa mejor), ya que esa hija estaba destinada a la nada misma si no enganchaba un marido.Y para ello había que ser poco más que perfecta: ser bonita, educada, sumisa, leer, saber dibujar, tocar el pianoforte , pintar mesitas, tener una familia que a una no la dejara en ridículo y esconder alguna que otra hermana disoluta que pudiera manchar nuestra reputación. Lizzy tenía razón: sería aterrador encontrar a una mujer así por la simple razón de que es imposible."Orgullo y prejuicio" no es un libro romántico. Es un libro de protesta.Dicho todo esto, Señor Darcy, yo no soy orgullosa y no tengo prejuicio alguno contra los guapotes inteligentes, leales, valientes, un tanto antipáticos, con castillo y renta de vaya a saber una cuantas libras. Lleveme a Pemberley, regaleme un pianoforte y hágame 4 pares de mellizos. Yo con gusto seré la señora Darcy.
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Lyanna
 25 July 2022
Elizabeth Bennet es una personaje maravilloso: inteligente, amante de los libros, orgullosa incluso de su pobreza. A pesar de su gran personalidad va a darse cuenta que puede tener prejuicios, como todos, creo.
Por otro lado, el señor Darcy, ¡ay qué contarte del famoso caballero! Lo vas a odiar en toda la historia y luego a amar por el resto de tu vida. 
Vas a encontrar personajes profundos y desarrollados magistralmente y una narración exquisita.

A mi parecer una bella historia de amor, y ambos personajes hacen honor al titulo del libro. La ambientación de la época es buenísima, un estupendo trabajo de la autora.
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AlejoCeron
 28 July 2022
La narrativa es suelta y descomplicada, lo que provoca nunca abandonar la lectura del texto. Los personajes tienen características que van variando conforme más los vas conociendo. La historia de amor, a veces previsibles pero bien llevada, hace sonreír cuando concluye sobre la posibilidad de que pasen cosas buenas a las personas que bien actúan.

La protagonista de la historia es Lizzy, hija de Mr. & Miss Bennet, segunda hija de dicho matrimonio, mujer que estaba dotada de una cantidad de características que la hacían atractiva hacia los demás. Según se narra, más que su belleza física, era su actitud frente a la vida, su despreocupación, si buena voluntad, su inteligencia y la forma de expresarse lo que impregnaba a los caballeros que la conocían. Fueron precisamente esas características, las que volcaron los sentimientos de Mr. Darcy respecto de ella. El sabe cuáles fueron esas razones, más nunca supo desde cuándo.

Resultó interesante adentrarse en el mundo que se vivía en el siglo XVIII, en donde la sociedad era aún machista, pues eran los hombres los únicos que podían heredar bienes; los encargados de propender por el bienestar de su núcleo familiar; y quienes decidían sobre los asuntos importantes de su hogar. Creo que en ello se demuestra también el éxito de la obra, toda vez que demuestra que, a pesar de lo anterior, las mujeres siempre se erigen como un soporte fundamental para los hombres, para la vida, para la existencia.

En el texto se explica en forma de narrativa en qué consiste el orgullo, sentimiento que puede ocasionar malas impresiones en las personas, pero que, si es llevado en la precisa proporción, ofrece una especie de mística para quien lo posee. Está claro, no es bueno ser orgulloso por el simple hecho de serlo, pero, en ocasiones, es posible irradiar un poco de ese sentimiento, cuando la ocasión así lo amerita.

Respecto de los prejuicios, nos enseña que la sociedad siempre se ha encontrada llena de estos. A las personas les encanta especular acerca de la esencia de las demás personas, a pesar de no conocerlas bien, o a pesar de conocerlas y no comprenderlas. El problema del prejuicio, considero, trasciende cuando la opinión se hace pública, pues puede derivar en perjuicios. En consecuencia, pueden existir prejuicios, pues todos los tenemos, pero debemos dar la oportunidad a las personas para que se muestren cómo verdaderamente son. Debemos dejarnos sorprender!
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Yani
 04 April 2018
Se hace difícil reseñar un clásico del cual ya está (casi) todo dicho, así que me voy a concentrar en mi opinión y no tanto en los elementos que describen al libro. Es, como la mayoría de los trabajos de Austen, una historia que se puede amar completamente por el desarrollo de los acontecimientos o vilipendiar porque los protagonistas carecen de sensualidad, cosa que lo hace aburrido para estos tiempos (o los lectores acostumbrados a estos tiempos). Sin embargo, creo que el problema pasa por la mala fama que le han hecho a Orgullo y prejuicio como un libro romántico en una época donde la definición del género está llena de contradicciones. Digo “mala fama” no porque un libro romántico sea de cuarta categoría (a pesar de que algunos lo son), sino porque me parece erróneo adjudicárselo a OyP con tanta soltura. Esta relectura abrió líneas de lectura que no había explorado y reafirmó que el objetivo principal de Austen era el de mostrar las ridiculeces que soportaba en esos años, usando como excusa la concertación de uno o varios matrimonios. Ese abanico que despliega en OyP lo vuelve más complicado, menos empalagoso y me sugiere por qué Austen nunca se casó, dejando a un lado que pueda confesarlo en alguna carta que todavía no leí. No la culpo.

Orgullo y prejuicio cuenta la historia de la familia Bennet, residentes de Longbourn, que está compuesta por padre, madre y cinco hijas mujeres (de mayor a menor): Jane, Elizabeth (Lizzy), Mary, Catherine y Lydia. Debido a que las mujeres no pueden heredar propiedades y a la muerte del señor Bennet la casa se legaría a un pariente varón, la madre de las muchachas no piensa en otra cosa que en acomodarlas mediante matrimonios ventajosos. Así que, cuando Charles Bingley, un hombre muy acaudalado, se muda cerca de los Bennet, la noticia de su soltería pone en alerta los instintos casamenteros de la señora de Longbourn. Ahí empieza la historia. Bingley tomará partido por Jane y, a la vez, este tiene un amigo medio gruñón que será importante en la trama: Fitzwilliam Darcy.

La novela transcurre entre bailes, visitas, cartas, chismes y comparaciones entre la ciudad y el campo. Eso está garantizado por Austen. Noté que en esta ocasión los sucesos se me hicieron más fluidos y, comparándolos con otros libros de la misma autora, hasta fueron más agradables. de acuerdo a mi punto de vista, OyP está trabajado lo justo y necesario y goza de más libertad narrativa que Emma, por ejemplo. Hasta los personajes se sienten menos encorsetados en sus papeles y resultan más simpáticos, incluso si no lo son (estoy mirando a Collins de reojo, aunque admito que aporta la dosis de humor). El inicio se mete de lleno con el conflicto principal, es decir, la llegada de Bingley y su amigo Darcy, así que no introduce con lentitud. Eso me provocó dudas porque me daba la sensación de estar ante un libro troceado (hay cuestiones, como la relación entre el señor y la señora Bennet o las personalidades de las hermanas, que se hacen esperar), de esos en donde la información aparece mágicamente cuando la trama lo requiere, pero a la vez no. En la balanza pesó más la idea de que OyP es una novela que se desenvuelve sin la obligación de retratar todo en diez largas páginas sólo para que el lector pueda recorrer el resto sin sobresaltos. Me gustó que se tome el tiempo.

Si no mencioné antes a Lizzy fue porque ella merecía su párrafo aparte. Es la verdadera protagonista de la historia ya que la mayoría de la narración se concentra en sus pensamientos y en su perspectiva. Lizzy odiará a Darcy por su porte reservado y orgulloso, sin olvidar que dice algo antipático sobre ella cuando la conoce. Y Darcy, por su parte, se mantiene distante de esa muchacha tan vivaz y contestadora. Me atrevo a decir que ella es una heroína bastante rara para la época. O, tal vez, yo me haya topado con pocas mujeres en la literatura de principios del siglo XIX que razonen tanto y tengan la capacidad de decidir qué hacer con sus vidas… a pesar de que las madres sean manojos de nervios andantes que las exponen como adornos en subasta. al leer las salvajadas que exclama la señora Bennet (porque no habla, grita), toma sentido. de vuelta a Lizzy, me parece que le hace honor al pedestal de personajes literarios en donde está ubicada. Se avergüenza de la familia, se pasa de prejuiciosa, le cuesta pensar bien de la gente y está lejos de ser una sabelotodo. Austen nunca la presenta como un modelo a seguir, si no como un ser humano con errores y aciertos que busca desesperadamente la normalidad en un entorno que dedica horas y horas a hablar del matrimonio, la renta anual de X, vestidos y la vida de los vecinos, incluso en los momentos más delicados. Lizzy podría ser tranquilamente una mujer de este siglo atrapada en costumbres que hasta ella misma acepta, como el hecho de que una persona de rango inferior no pueda hablarle primero a una de rango superior y deba ser al revés.

Me sorprendió encontrar (evidentemente, lo había olvidado) una descripción detallada de la indiferencia del señor Bennet hacia su esposa. En sus intercambios de opiniones se nota que a Bennet le importa un comino lo que le suceda a la señora, pero no había esperado que Austen le dedicara tiempo a ese matrimonio y que Lizzy fuera la que da la puntada final, en donde muestra su desilusión. Son párrafos agridulces y profundizan el comportamiento de Bennet en la novela. El “patriarca” de la casa pasa horas en la biblioteca e interviene para decidir… hasta que su voz se apaga. Los bocadillos que mete el señor Bennet se cuentan con los dedos y, a pesar de su hilaridad, transmiten la sensación de que él preferiría estar en cualquier otro lugar menos en esa casa llena de mujeres. En la primera lectura del libro lo vi con ojos más inocentes, pero ahora cambió un poco mi perspectiva. Con respecto a su esposa, sobrepasa los límites de mi paciencia si ignoro que se casó con el hombre equivocado. Me enoja que sólo piense en ganar esa carrera absurda que disputa con sus vecinas: “a ver quién establece a las mujeres primero”.

No puedo omitir el tema de la relación amorosa entre los protagonistas, más allá de que sea muy común hablar de ello. Me encanta la forma paulatina en la que estos dos tercos van cambiando los sentimientos desdeñosos por unos más positivos. En mis escenas favoritas siempre están ellos dos porque sus diálogos son chispeantes, incluso cuando pelean. Darcy trae polémica a la hora de opinar sobre él por las actitudes en las primeras páginas, pero creo que compensa las faltas en el carácter con lo que hace por Lizzy. Es más humano que sea imperfecto y no un depósito de cualidades que en la vida real brillan por su ausencia.

Sostengo (no reseñé la primera lectura pero recuerdo qué me había faltado para las cinco estrellas) que el desenlace de la historia me pareció apresurado. En las últimas veinte páginas convergen todos los conflictos y se resuelven para que después Austen explique, en escasos párrafos, el destino de cada personaje. He observado este problema en otros libros de la autora y el más reciente fue Emma. Particularmente, me hubiera encantado saber más de Mary, un personaje que se mueve como una sombra y es censurada cuando aparece. Una cuestión nueva que advertí fue que Bingley tiene poca participación y me dejó con ganas de conocerlo más. Aparece bastante al inicio y después la narración se limita a proporcionar información sobre su accionar, sin ahondar en el momento clave que le corresponde. Creo que se lo pinta mejor a Collins con las cartas larguísimas que escribe y su charlatanería pomposa. Estas cosas que señalo no desmitifican a Austen (para mí sigue siendo prácticamente indiscutible), sino que, a mis ojos, permiten considerar cuál de sus obras se acerca a la perfección, si eso existe. El hecho de que pueda aburrir o no pertenece al campo de la percepción del lector. Este libro me pareció muy dinámico aunque eso no justifique el final a las corridas, claro está.

Orgullo y prejuicio vale la pena el esfuerzo. No es un libro para todos (no existe el libro “para todos”, según mi criterio), pero al menos se puede utilizar para probar si Jane Austen se convierte en una escritora favorita o en una que conviene ignorar, pensando en una generación de lectores que probablemente la conozca más por las adaptaciones cinematográficas que por las novelas en sí.
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Lalectora
 08 February 2018
Jane la escribió con tan sólo veinte añitos e inicialmente la llamó First impressions (Primeras impresiones). Se publicó por primera vez de forma anónima. Pero pronto se convirtió en un éxito editorial lo que llevó a que Jane Austen se convirtiera en una escritora famosa.

Más allá de ser una novela romántica, Orgullo y prejuicio es una crítica a las convenciones sociales de la época y a la diferencia de clases y Elizabeth Bennet podría considerarse una heroína moderna. No es una joven al uso de la época. Es una mujer con opiniones propias, una lengua afilada y decidida a casarse por amor sin miedo a enfrentarse a la soltería en caso de no conseguirlo.

Me he reído mucho con el señor Bennet y su sarcasmo en esta relectura. Y es que esta obra está llena de ironía ya desde la primera frase que da comienzo a la novela: "Es una verdad universalmente aceptada que todo soltero en posesión de una gran fortuna necesita una esposa."
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Citas y frases (250) Ver más Añadir cita
Laura_moraLaura_mora19 March 2024
Siempre se aprecia mucho el poder de hacer cualquier cosa con rapidez, y no se presta atención a la imperfección con la que se hace.
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lucydelotal00lucydelotal0010 March 2024
Cuanto más se del mundo, menos me gusta; y cada dia estoy más convencida de la inconstancia del carácter humano, y de lo poco fiable que es la apariencia de valía o de buen juicio.
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BelReMoBelReMo09 March 2024
No has de cambiar, por consideración a una persona, el significado de los principios y de la integridad, ni tratar de convencerte, o convencerme a mí, de que el egoísmo es prudencia y la insensibilidad ante el peligro certidumbre de felicidad.
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BelReMoBelReMo09 March 2024
La arrogancia y el orgullo son cosas muy distintas, aunque a menudo se toman como sinónimos.
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lucydelotal00lucydelotal0010 March 2024
No cambies, por consideración a una persona, el valor de los principios y de la integridad, no trates de convencerte o de convencerme de que el egoísmo es prudencia, no de que el hecho de no ser consciente del peligro al asegura la felicidad.
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Videos de Jane Austen (9) Ver másAñadir vídeo
Vidéo de Jane Austen
La escritora mexicana Ángeles Mastretta y la encantadora actriz Naian González Norvind nos deleitan con una entretenida charla que gira alrededor de tres obras clásicas de la literatura universal escritas por mujeres.
Además, comparten un fragmento de "Arráncame la vida", obra emblemática de nuestra invitada. Para finalizar, Mastretta nos conmueve con una interesante anécdota sobre su contacto con los escritos originales de una de sus autoras favoritas.
Libros leídos: “Anna Karénina” de Lev Tolstói “Madame Bovary” de Gustave Flaubert “Orgullo y prejuicio” de Jane Austen “Arráncame la vida” de Ángeles Mastretta
Autores mencionados: Gustavo Sainz Émile Zola Guy de Maupassant Charles Dickens Gabriel García Márquez Octavio Paz Carlos Fuentes
Libros mencionados: Las flores del mal de Charles Baudelaire Lejos de Cassandra de Jane Austen La cabeza de mi padre de Alma Delia Murillo Pedro Páramo de Juan Rulfo Leonora de Elena Poniatowska La guerra de Galio de Héctor Aguilar Camín
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Jane Austen (16 de diciembre de 1775-18 de julio de 1817) fue una novelista británica que vivió durante la

época eduardiana
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