Emma

El primer error y el más grave de todos lo había cometido ella. Era un disparate, una gran equivocación empeñarse en casar a dos personas. Era ir demasiado lejos, hacer algo que no le incumbía, convertir en frívolo algo que debería ser serio, en artificioso lo que debería ser natural. Estaba muy preocupada por todo aquello y sentía vergüenza de sí misma, y decidió no volver nunca más a hacer nada parecido.

- No soy un hombre de muchas palabras, Emma -- siguió diciendo en un tono tan sincero, tan decidido, tan afectuoso, que no podía sino convencer -Si la quisiera menos tal vez podría hablar más . Pero ya sabe cómo soy... De mí solo ha oído la verdad...

Unos pocos minutos bastaron para revelarle lo que había en su propio corazón. Una inteligencia como la suya una vez concebida una sospecha hacia rápidos progresos hacia su objeto. Emma suponía... admitía... reconocía toda la verdad.¿ Porque era mucho peor que Harriet estuviera enamorada del señor Knightley en vez de estarlo de Frank Churchill?

-Y ¿jamás usted ha conocido el triunfo y el placer de una afortunada intuición? Lo compadezco. Creía que era más inteligente. Porque de una cosa puede estar seguro: una intuición afortunada jamás es tan solo un asunto de suerte. En ello siempre hay algo de talento.

Existen personas que cuanto más se hace por ellas, menos hacen por sí mismas.

La casa era más grande que la de Hartfield y completamente diferente; ocupaba una ancha extensión de terreno de manera irregular, y poseía muchas habitaciones amplias y cómodas y una o dos verdaderamente maravillosas.

La mitad del mundo no puede comprender los placeres de la otra mitad.

“La mitad del mundo es incapaz de entender las diversiones de la otra mitad.”

"Una mujer no tiene que casarse con un hombre simplemente porque se lo pida, o porque él la quiera y sepa escribir una carta decente."

Las tonterías dejan de serlo cuando son realizadas de forma atrevida por gente con sensibilidad.