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Críticas sobre Chicas muertas (19)
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March_25
 06 January 2024
Se me ha quedado el cuerpo cortado, sabía lo que iba a leer, pero es que son unos hechos tan espeluznantes que no los he terminado de asimilar, y eso que lo terminé anoche.
Escrito en primera persona desde la propia escritora, que escuchó sobre el asesinato de una chica de su ciudad cuando tenía 10 años, allá por los años 80 y ya de mayor decide informarse sobre ello y sobre alguno más que encuentra en su camino.
Es la historia de 3 asesinatos de mujeres en Argentina, e n la misma zona, y para los que no ha habido justicia, culpable ni pena. Podría decirse lo mismo de miles de feminicidios sin resolver, que ocurren cada día en cualquier ciudad del mundo. Es un problema global que no tiene fácil solución, pero ante el que tenemos que estar unidos todos los demás, mujeres, hombres, jueces y fuerzas de seguridad.
No puedo quitarme de la cabeza esa madre que dice a todos hasta la saciedad que esos huesos no son de su hija, y a la que, 20 años después, tras una prueba de ADN, se le da la razón.
Como amante del true crime me ha gustado esta crónica. No es una lectura cómoda y la manera en que está narrado no entra a profundizar en los fallos cometidos durante las investigaciones, pero sí muy atrapante, aunque lo más duro de leer para mí han sido los testimonios de los familiares de las víctimas.
Para que los nombre de María Luisa Quevedo, Andrea Danne y Sarita Mundín no caigan en el olvido, como han caído el de muchas otras. Como dato, en 2023, es España, fueron asesinas 52 mujeres por violencia de género, libros cómo este hacen que no nos olvidemos de ellas, os lo recomiendo.
Es lo primero que leo de esta autora, pero seguro que se volverá a cruzar en mi camino en más ocasiones.
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TavoEstomba
 31 December 2023
Cuando la derecha política o los conservadores te dicen el género es una ideología. Podemos convenir que la idea de género pero, agreguemos, es una ideología en defensa propia.

Convivimos a diario con las noticias de los feminicidios en una sociedad anestesiada por la violencia y la muerte. Mujeres asesinadas por el solo hecho de ser mujeres, sin más. Considerada un objeto para saciar el deseo de su poseedor. Como todo objeto es desechable cuando no satisface ese deseo. Asesinobque muchas veces es su familiar consanguíneo o su pareja. Es esa la parte de realidad que nos acerca Selva Almada, ponerle alma a tres feminicidios en la década del 80'. Que no queden en meras noticias de la crónica roja. Es un relato polifónico en que se suman decenas de otras mujeres cuyas muertes en circunstancias violentas se va encontrando en el camino.

No es un relato brillante ni su pluma es lo que posteriormente demostrará. Es la no ficción de un tema doloroso para nuestra uno de los “cánceres” de nuestra sociedad, el machismo. Es un libro que persigue la justicia social o la comprensión de lo difícil que es ser mujer y que todas son sobrevivientes de una sociedad violenta, violenta especialmente con las mujeres y los niños.

Van advertidos pero es un libro que atrapa y sensibiliza.

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Paloma
 24 October 2023
"No sabía que a una mujer podían matarla por el solo hecho de ser mujer."

Una crónica brutal y desgarradora de lo Que implica ser mujer en América Latina.

Desde niña, y habiendo crecido en el norte de México, me familiaricé con las mujeres asesinadas en Ciudad Juárez y el horror de tantos cuerpos que fueron apareciendo durante años, y que nunca recibieron justicia. Actualmente, los feminicidos están a la orden del día en todo el país: por violencia, por el crimen organizado, por celos, por misoginia.

Sin embargo, lo que me impactó de Chicas muertas es saber que esto no solo pasa en México: pasa en Argentina, y probablemente en Colombia, Venezuela, Perú, y casi toda Centroamérica y Latinoamerica, salvo alguna que otra excepción. En mi consciente, sé que la violencia contra la mujer es algo presente en todo el mundo, pero quizá tenía tan internalizado el tema por lo que vi en mi infancia, que pensaba que solo en México llegaba a ser tan brutal y tan impune.

Almada, a través de una crónica que sigue los casos de tres mujeres asesinadas en Argentina en la década de los ochenta, demuestra que el feminicidio, la violencia contra la mujer, no es, por desgracia, única a México. Está en todos lados, perpetuada por siglos de patriarcado y misoginia. Es un relato triste, desesperanzador, porque no hay justicia, porque solo los familiares siguen buscando una respuesta a un crimen sin sentido. Como lectora, acompañé cada uno de los casos y pude ver la desolación de los pueblos en donde estas mujeres fueron asesinadas, y el cansancio e impotencia de sus familias ante los crímenes, las pistas que, de haberse seguido a tiempo y con seriedad, quizá hubieran llevado a los asesinos.

"Entonces la muerte no era sólo cosa de viejos o de enfermos. Escuchaba decir que tal había muerto en la flor de la vida y me parecía una imagen hermosa."

Este libro no ofrece respuestas ni redención alguna; no hay esperanza. Pero invita a la reflexión sobre qué estamos haciendo mal como sociedad para que no hay interés en resolver asesinatos de mujeres y por qué se siguen cometiendo.
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BarbiMore
 28 June 2022

«Chicas muertas» es la voz sobre tres asesinatos de mujeres en Argentina: Andrea Danne que vivía en Entre Ríos, apuñalada en su propia cama y sus padres durmiendo en la habitación de al lado; María Luisa Quevedo de Chaco, quien salió un día a su trabajo y no volvió, su cuerpo encontrado más tarde; Sarita Mundín de Córdoba, trabajadora sexual y quien mantenía a su hijo, hermana y madre, desapareció un día que salía con su amante. Tres casos que fueron cerrados y sin llegar a nada, sin culpables tras las rejas, allá por los ochenta. Mezclado además, con otros casos de maltrato, violaciones, o situaciones terribles que fueron pasando a lo largo de los años en el país, hasta antes de que la autora publicara su libro.

Selva Almada, entre una investigación propia y casos olvidados, nos relata la violencia que vivieron estas mujeres tratando de marcar una realidad en la que para muchos no son más que un número y algo que olvidar.

Una obra enlazada al arte, la reinterpretación de un título, además del sentido literal, se vuelve mordaz e irónica para relatar los hechos, para marcar un punto, que doliera o simplemente expresarse por tales momentos en los que quedamos en una situación de impotencia… “cuando oscurece la culpa la tiene esa mujer que salió, dolida por una ruptura o la que ya tenía una vida sexual activa…”.

Pero además, como es normal en esta autora, vuelve a afianzar lo regional, es decir, a resaltar sus tierras, la zona del NEA, las provincias del norte argentino. Descripciones sobre el paisaje de esas tierras, llenándola de una esencia que hace que la obra pertenezca a ese lugar.

El tarot, los sueños oníricos, las verdades escondidas durante tantos años, solo por callarse porque así debía ser; Selva Almada como mujer e investigadora crea una historia con una escritura es preciosa pero con historias nada bonitas ni mucho menos fáciles, solo como un grito, uno más, a estilo de denuncia, buscar justicia por esas mujeres que fueron ignoradas por una sociedad, por la justicia, por los medios pero no por sus familias. Ella cumple el papel de periodista detallando por quienes tenían el deber y no lo hicieron.
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sonechka
 27 February 2022
«Yo tenía trece años y esa mañana, la noticia de la chica muerta, me llegó como una revelación. Mi casa, la casa de cualquier adolescente, no era el lugar más seguro del mundo. Adentro de tu casa podían matarte. El horror podía vivir bajo el mismo techo que vos.»

"Chicas muertas" comienza como podría hacerlo una novela de terror, de misterio, con la noticia del asesinato de Andrea en su propia casa, en su cama, de una puñalada en el corazón. Una muerte a la que seguirán desapariciones, torturas y más asesinatos. Pero también violencias más pequeñas, casi corrientes, de las que minan la autoestima y vuelven a una mujer diminuta y dependiente. Y lo terrible es que Selva Almada no está contando ningún cuento de terror. No son leyendas, son hechos reales que ocurrieron cuando ella era adolescente, pero que también pasaban antes y pasan ahora. En este libro la autora entrevista a parientes de las chicas muertas y relata lo que las mujeres padecían cuando la violencia de género se daba, pero no tenía nombre.

Pensaba que el hecho de seguir escuchando casos similares hoy en día de alguna forma embrutecería y anestesiaría, pero no es del todo así. Leer a Selva Almada duele. Y no se recrea, aunque no esconda nada, pero descubrir estas historias te sacude y te llena de rabia. Por eso hay que leerla, por Andrea, por Sarita y María Luisa, por montones de mujeres y niñas. Pero leedla sabiendo que será una lectura triste y llena de imágenes duras.

Tal vez haya sido un comienzo peculiar conocer a Selva con este libro, pero voy a seguir leyéndola porque hay algo en su forma de escribir que me ha resultado cercano. Las recomendaciones son súper bienvenidas.
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Inmagarddn
 08 January 2022
A través de la historia de tres chicas asesinadas, Almada denuncia la violencia silenciosa que han sufrido y sufren tantas mujeres por el simple hecho de serlo. Con algunos toques místicos, como la historia de "La Huesera", y una buena prosa, rápida, me ha parecido un gran libro de denuncia. Un libro necesario.
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annaf
 22 November 2021
En «Chicas muertas», Almada consigue dar forma a tres sucesos marcados históricamente por vacíos y silencios. Casi treinta años más tarde, la argentina recupera las memorias y los recuerdos de tres feminicidios y escribe una crónica que pone de relieve la aleatoriedad por la que unas mujeres están vivas y a otras las matan.

Leer reseña completa en https://revistacontrapunto.com/cronica-de-tres-feminicidios-chicas-muertas-de-selva-almada/
Enlace: https://revistacontrapunto.c..
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michislibris
 22 September 2021
Qué doloroso es ver que las mujeres seguimos sin estar a salvo. Leer sobre feminicidios en los años 80 y sentir que podrían ser noticias del telediario de hoy. de esto habla Selva Almada en su ‘Chicas muertas', de la violencia de ayer, que es al mismo tiempo la violencia de hoy. Solo que ahora somos capaces de nombrarla.

Esta no-ficción está narrada a modo de crónica, al estilo de Truman Capote y su ‘A sangre fría', y se centra en tres feminicidios ocurridos en la Argentina de los años 80. Los ases*natos de Andrea Danne, María Luisa Quevedo y Sara Mundín son los ejes principales sobre los que se mueve la autora. Tres ases*natos sin culpable, ejecutados solo por el hecho de ser mujeres. Pero no es esta la única v*olencia que narra Selva en el libro, porque tampoco es esta el único tipo de v*olencia que vivimos las mujeres: que te v.olen entre cinco amigos, prostituirte para sacar adelante a tu familia o que te acosen en la cola del servicio.

Es un libro duro, sobre todo si eres mujer, porque sabes que Andrea, María Luisa o Sara podrías ser tú misma. Es esencial seguir visibilizando la violencia machista. Sin embargo, y esto es una reflexión que hemos hecho las chicas del club de lecturas rosas y yo, ¿de qué sirve que seamos siempre nosotras las que leamos voces como las de Selva Almada? ¿Acaso no afrontamos suficiente v*olencia o acoso en nuestra vida como para consumir más? ¿No tendrían que ser ellos los que, por un momento, sintiesen qué vivimos por el hecho de ser mujeres? Lo que está claro es que es fundamental que sigamos visibilizando la violencia machista y que sigamos tomando conciencia del problema tan grave que supone.
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Lou
 21 September 2021
Llevo tiempo pensando que, por encima de todo, lo que tienen en común los relatos, los testimonios, los escritos de las mujeres, es la violencia cotidiana, ya sea vivida en carne propia, o vivida de manera muy cercana, en otras mujeres de alrededor.

En este libro, Selva Almada nos hace conscientes de la omnipresencia de la violencia hacia las mujeres desde la primera página, y mediante la repetición constante, consigue que se nos revele como algo tan común y tan descarnado que se nos vuelve insoportable.

La propia autora lo cuenta así en el libro: "no recuerdo ninguna charla puntual sobre la violencia de género ni que mi madre me haya advertido alguna vez específicamente sobre el tema. Pero el tema siempre estaba presente. Cuando hablábamos de Marta, la vecina golpeada por su marido. (...) Cuando hablábamos de Bety. (...) Todo el barrio decía que el marido le pegaba. (...) Nadie lo denunció nunca. (...) Cuando hablábamos de la esposa del carnicero López. (...) Ella lo denunció por violación. Hacía tiempo que, además de golpearla, la abusaba sexualmente."

"Mi madre hablaba de estas historias en voz alta y con indignación y siempre era la compañera de chisme de turno la que le hacía señas para que hablara más bajo (...) como si hablar de eso fuera mala palabra o, peor, les diera un pudor inmanejable."

De nuevo, las llamadas de auxilio de las mujeres catalogadas de chisme, de cotilleos sin importancia. de cosas que se cuentan, que se cuchichean en el barrio, que se sabe a ciencia cierta que son verdad, pero que, sin embargo, a ojos de la comunidad se les da el estatus de habladurías.

Selva Almada hace desfilar de manera continua ante nuestros ojos historias de violencia con nombre de mujer. Feminicidios que quedaron impunes, uno tras otro. Relata esos feminicidios de manera clínica, para que nos demos cuenta de lo normalizados que los tenemos. de lo comunes que son. de lo reales que son.

Sin embargo, Almada no nos da ningún respiro, ninguna posibilidad de acción, ninguna vía de escape, y creo que ahí es donde para mí el libro falla un poco. al hacer una concatenación de violencias sin una explicación profunda de sus causas, de sus consecuencias, incluso de posibles cursos de acción, hace que a veces parezca inevitable, que parezca simplemente un hecho cotidiano sin causas sistémicas, casi sin culpables.

Soy consciente de que este libro se escribió hace ya varios años y de que en su día fue muy importante, porque aún estábamos empezando a poner nombre a ciertas cosas, aún estábamos aprendiendo a usar palabras como feminicidio. Pero para hoy se me queda un poco corto, y me resulta muy poco esperanzador. Y creo que, tal y como estamos, la esperanza es importante, porque sin un horizonte hacia el que luchar, no hay nada por lo que merezca la pena pelear. Aún así, reconozco la importancia de este libro y me ha gustado la forma de escribir de Almada, a la que, sin duda, quiero seguir leyendo.
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lauli
 18 September 2021
Este libro lo compré hace bastante y estaba esperando su momento. El viaje al litoral pareció un escenario propicio y lo fue. En esta obra difícil de catalogar, Selva Almada toma tres casos de adolescentes asesinadas en la década del 80 en ciudades del interior de Argentina como disparador para procesar sus propias experiencias con la violencia machista, pero también para hacer una radiografía dolorosa pero necesaria de las costumbres e instituciones que han sido caldo de cultivo para la violencia contra las mujeres, legitimando su vulneración.

A lo largo del relato, Almada va mechando la investigación en torno a los tres crímenes (fragmentos de expedientes e informes forenses, entrevistas a los parientes, visitas a los lugares donde ocurrieron los hechos) con narraciones autobiográficas que dan cuenta de sus recuerdos de la cobertura de los casos en la época que ocurrieron, los casos de violencia machista que recuerda en su familia y en su pueblo, su obsesión con comunicarse con las chicas muertas aún recurriendo a la superstición, y los momentos en que ella sintió que podría haberse sumado a la larga lista de víctimas de femicidio.

Lo más interesante para mí son las hipótesis que se van esbozando a lo largo del libro: la vulneración de las jóvenes de bajos recursos que muchas veces deben someterse sexualmente para poder sobrevivir, los prejuicios sociales que legitiman la violencia, los mitos del “sátiro” que obviaban que la abrumadora mayoría de los casos de violencia sexual son intrafamiliares, la descripción de la tradición repulsiva de los jóvenes pudientes de los pueblos de “hacer un becerro” con las jóvenes humildes... Es una lectura muy dura pero muy necesaria para profundizar la conversación sobre las cuestiones de género y la justicia. Lo recomiendo enfáticamente como todo lo que escribe Selva Almada!
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