Intentaré ser breve con mi opinión porque no quiero dedicarle muchas líneas a un libro que me dejó poco para hablar ¿Es un libro malo? No, no lo es. Pero apenas araña el “bueno” y para mí ni siquiera son 3 estrellas redondas, si no 2.5. No diré nada en contra de la autora porque es la primera novela que leo de ella y estoy segura de que esta no es la mejor, así que le daré otra oportunidad. Mi crítica principal hacia este libro es que se trata de una novela de personajes, un poco a contracorriente de algunas reseñas que encontré en la web. Siento que eso le impidió profundizar, mediante la narración, en la resistencia de ese barrio de Madrid. La historia se centra en un extenso grupo de personas ligadas por la familia, la amistad o el simple “te vi en otra parte”, que día a día intenta soportar los embates de la crisis económica. El miedo a perder el trabajo, la reducción de salarios, el hambre, la competitividad de los comercios y otras cuestiones se ven reflejadas en estas páginas a través de las vivencias de un “elenco” variado. La desolación y la preocupación por el rumbo de una crisis que no da tregua se palpita y está bien transmitida. O tal vez se deba a que provengo un país cuya economía y paz social siempre está revuelta. Me angustió el eterno estado de espera, ese tiempo que transcurre entre una mala noticia y la otra y uno intenta hacer su vida normal, con pequeños cambios, sí, pero sin que se note. Uno de los personajes que persiste es Begoña, que gasta dinero como si no sucediera nada a su alrededor. Las crisis sacan lo mejor y lo peor de las personas y, lamentablemente, reavivan y traen otros problemas. También está Sofía, que aprovecha una manifestación y una desgracia para cortejar (la palabra es demasiado seria para esa relación… “levantarse” sería precisa) a un hombre. Agradezco que la narración después se enfoque en su trabajo, que me pareció mucho más interesante de leer. Y luego está Jaime, que no sé para qué está en el libro, salvo para ver si encuentra una chica bonita que le dé la hora y hacer una crítica a aquellas que buscan dinero. Me costó encontrar un hilo en esta novela. Muchos dirán “es la crisis, ¿no lo ves?”, pero no se trata de eso. Se trata de dilucidar cuál es el objetivo de presentar tantas caras de los problemas económicos, sociales y laborales encarnadas en personajes que no siempre son útiles en la trama. Diana, Pascual y Amalia sí me parecieron pertinentes (e incluyo también a sus respectivas familias), pero algunos sobraban. Hay otros que representan la ideología de Grandes (ojo, no estoy agrupándolos a “algunos sobraban”) y no faltan los que están en la vereda opuesta. Me hubiera gustado conectar con un personaje que se introduce a los tumbos hacia la mitad de la novela (¿o era hacia el final?) y agrega un plus a la crisis (tomándola en otro sentido), pero no pude. Se sintió tirado de los pelos, al igual que las dosis de humor y de optimismo. El estilo de la autora es bueno pero no destacable. A algunos les molestarán los españolismos pero a mí no: me parecen necesarios, si no sería irreconocible. La autora estaría siendo infiel con lo que quiere contar, sobre todo porque la acción sucede en España, no en Estados Unidos. Lo que señalo parece una obviedad, pero creo que está bien que lo haga frente a tanta “neutralización” que se usa actualmente. Si tengo que criticar algo de la escritura, es el uso excesivo de los puntos suspensivos. Tal vez sea algo que me moleste sólo a mí y lo asumo. La narración está en tercera persona y recurre al estilo indirecto libre y, sin embargo, hay poca diferenciación en las voces de los personajes. Tiene importancia porque ellos, al carecer de una profundización (de hecho, me parecieron muy planos y todos eran iguales), necesitaban algo que los caracterizara y sacara fuera del papel. Necesitaba compenetrarme. No ocurrió. Para terminar, una nimiedad: sentí que estaba viendo una película, no leyendo un texto. Es una pena que Los besos en el pan no me haya fanatizado, ya que me atraía el tema y su sinopsis sonaba bien. Igual me alegra haber descubierto una autora nueva y sé que el próximo libro que tome de ella me dejará otra sensación (escucho sugerencias en los comentarios). Lo recomiendo si buscan una lectura rápida y sin golpes bajos. + Leer más |
Cuando Luis García Montero escribió Un año y tres meses («Una conmovedora lección de duelo» Luis Bagué Quílez, El País; «Una tabla de salvación ante el naufragio» Josep Cuní, El Periódico) para contar la convalecencia y la despedida de su mujer, la escritora Almudena Grandes, en realidad había compuesto el capítulo final de una larga historia de amor que se inició muchos años antes y que había ido contando, como en un hilo rojo, en composiciones dedicadas a ella en sus sucesivos libros de poesía.
Almudena reúne los poemas de amor que el autor le fue dedicando a su mujer entre 1994 y 2021, y puede leerse como una historia completa que va del enamoramiento en Completamente viernes, hasta la vida en pareja de la intimidad de la serpiente, los afectos de madurez de Vista cansada, los compromisos compartidos de Un invierno propio, la complicidad de A puerta cerrada, y la resistencia en común de No puedes ser así. Breve historia del mundo.