Mendel el de los libros de Stefan Zweig
El mágico telescopio que le permitía contemplar el mundo del espíritu se rompió en mil pedazos
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Mendel el de los libros de Stefan Zweig
El mágico telescopio que le permitía contemplar el mundo del espíritu se rompió en mil pedazos
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Mendel el de los libros de Stefan Zweig
Jakob Mendel miraba a través de sus gafas y desde aquella mesa cuadrada ese otro universo de los libros, que asimismo gira eternamente y renace transformado
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Carta de una desconocida de Stefan Zweig
Sintió a la muerte y sintió un amor inmortall: algo le atravesó el alma y pensó en aquella mujer invisible, etérea uy apasionada como el recuerdo de una lejana melodia.
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El candelabro enterrado de Stefan Zweig
Ebrias de pompa y a la vez enardecidas de su propio entusiasmo, gritaban, alborotaban, silbaban y aclamaban en cien lenguas estos miles de voces hasta hacer temblar con su eco los muros de piedra: era toda una ciudad, un mundo entero, que recibía vibrante al hijo de campesinos de Macedonia y a la bella mujer que en otro tiempo -los viejos todavía se acordaban- había exhibido su cuerpo desnudo en ese mismo lugar como bailarina y de noche lo vendía a cualquiera. Pero también esto se había olvidado, igual que se olvida toda ignominia después de la victoria y todo desafuero después del triunfo.
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Noche fantástica de Stefan Zweig
También la pobreza le ataba las manos. Lo que recibía de casa en cantidad suficiente, le resultaba demasiado escaso. Lo mantenía justo por encima de los escollos de la necesidad, sólo le llegaba para esa vida cotidiana, tranquila y sencilla, nunca habría alcanzado para un derroche delirante, que, sin embargo, es la inclinación de la juventud.
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Carta de una desconocida de Stefan Zweig
"...Y creo que si me llamaras cuando estuviera reposando en mi lecho de muerte, tendría la fuerza suficiente cómo para levantarme e ir hacia tí."
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Miedo de Stefan Zweig
Observó con un ligero estremecimiento que , en ocasiones, su marido se acercaba a ella y parecía ofrecerle una salida, ponía en sus manos las palabras que podía liberarla, trataba de facilitarle y hacerle atractiva la confesión, el reconocimiento de la culpa.
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Miedo de Stefan Zweig
De repente, se dio cuenta de que le gustaba mirarle y que al hacerlo sentía placer y orgullo. Despertó de aquel ensueño con una dolorosa sensación en el pecho, como si algo de hubiera rasgado, un sentimiento sordo, el lamento por algo perdido , una tensión casi sensual que no recordaba haber sentido jamás con tanta fuerza ante el físico de su marido.
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Novela de ajedrez de Stefan Zweig
Acostumbrado a abrirse paso en la vida sin contemplaciones y halagado por el éxito de sus empresas, este self-made-man estaba tan firmemente persuadido de su superioridad que cualquier resistencia le irritaba como si fuera una insubordinación improcedente y hasta casi un insulto.
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Ardiente secreto de Stefan Zweig
Se encontraba en esa edad decisiva en la que una mujer empieza a lamentar el hecho de haberse mantenido fiel a un marido al que al fin y al cabo nunca ha querido, y en la que el purpúreo crepúsculo de su belleza le concede una última y apremiante elección entre lo maternal y lo femenino. La vida, a la que hace tiempo parece que se le han dado ya todas las respuestas, se convierte una vez más en pregunta, por última vez tiembla la magica aguja del deseo, oscilando entre la esperanza de una experiencia erótica y la resignación definitiva.
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Ardiente secreto de Stefan Zweig
El poder de un amor siempre se medirá de manera equivocada, si sólo se valora en función de lo que lo ha provocado y no por la expectación que lo precede, ese espacio oscuro y hueco de desengaño y soledad que se abre ante todos los grandes acontecimientos del corazón.
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Mendel el de los libros de Stefan Zweig
Debía saber que los libros sólo se escriben para, por encima del propio aliento, unir a los seres humanos, y así defendernos frente al inexorable reverso de toda existencia: la fugacidad y el olvido.
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Mendel el de los libros de Stefan Zweig
Cuando se ha pasado uno así treinta y seis años sentado cada día a una mesa, entonces esa mesa es como su hogar.
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Mendel el de los libros de Stefan Zweig
El atroz cometa de sangre, en su loca carrera, debió de golpear también, retumbando, la apartada y pacífica estrella alciónica de su mundo de los libros.
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Mendel el de los libros de Stefan Zweig
En su mundo superior de los libros no había guerras, ni malentendidos, tan sólo el eterno saber y querer saber aún más números y palabras, títulos y nombres.
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Mendel el de los libros de Stefan Zweig
Dios mío, pobre hombre, fuera de sus libros nada le alegraba ni le preocupaba.
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¿Cuál es la profesión del narrador que encuentra el Principito en el desierto?