Noche fantástica de Stefan Zweig
También la pobreza le ataba las manos. Lo que recibía de casa en cantidad suficiente, le resultaba demasiado escaso. Lo mantenía justo por encima de los escollos de la necesidad, sólo le llegaba para esa vida cotidiana, tranquila y sencilla, nunca habría alcanzado para un derroche delirante, que, sin embargo, es la inclinación de la juventud.
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